martes, 31 de julio de 2012

Murió Héctor Tizón


Sólo hay que nombrar a Héctor Tizón para pensar en la aridez y en la soledad de la Puna. Entre cerros y quebradas transcurren casi todos sus libros. El paisaje y las historias, en la obra de Tizón, son la misma cosa. Haberse convertido en un símbolo tan potente de una región ancestral es el mayor logro de su literatura, mucho más prestigioso que los numerosos premios y honores que amasó en Argentina y en el exterior. No son muchos los que puedan jactarse de plasmar tantos kilómetros de extensión, la idiosincracia que se aloja en ellos y, a la vez, personajes universales.
Nació en Rosario de la Frontera, Salta, pero se crió en la yunga verde de Yala, adonde su padre había llegado para dirigir la estación ferroviaria. Durante décadas fue el único lugar donde podía escribir, donde aprendió a hacerlo. Se murió ayer por la mañana, internado por una afección cardíaca en un sanatorio de San Salvador de Jujuy, a 12 kilómetros del pueblo al que llamaba “el centro del universo”. Lo velaron en la legislatura provincial y hoy lo entierran, por supuesto, en el cementerio de Yala. Tenía 82 años.
Paradójicamente publicó su primer libro A un costado de los rieles en 1960 cuando vivía en México y se ganaba la vida como agregado cultural. Otros relatos habían aparecido en diarios de Salta, el primer destino por el que dejó su pago. Le seguirían La Plata, donde se graduó como abogado, México, Italia –como cónsul– y España, durante el exilio al que lo obligó la última dictadura militar. Muchos años más tarde sería ministro de la Suprema Corte de Jujuy.
En 1969 apareció la primera de sus novelas. En Fuego en Casabindo Tizón relata la derrota de los coyas, pobladores originarios de su Puna. El libro se convirtió en un éxito y la desolación y melancolía del paisaje y su potencia mesiánica ya no se irían más de su obra.
Tres años después el autor escribe en su diario: “Hoy me he levantado a las 5 de la madrugada: comencé a releer la última novela que se titula Cantar del profeta y el bandido. Cincuenta páginas de un tirón”. Para su segundo libro, Tizón ya escribía con disciplina, por las mañanas, en el jardín, y casi siempre los fines de semana, porque el resto de la semana lo ocupaban sus tareas profesionales como abogado, juez de paz o, después, como convencional Constituyente por la Unión Cívica Radical. Pero nunca dejó de escribir, ni de tomarse el tiempo que consideraba necesario. A María Esther Vázquez le confió : “Escribir debe ser una función armónica. Es lo mismo que hacer el amor de prisa, una barbaridad”.
En 1976, a los 48 años, Tizón abandonó la dirección del diario “Proclama” y se refugió en España. Semanas después de establecerse en Madrid escribió: “El regreso no existe. Es la verdad que duele y entristece, como todo naufragio”.
El exilio forzoso cambió para siempre su escritura. El desarraigo se convirtió en obsesión, aunque nunca dejó de narrar la Puna. De la imposibilidad de regresar y de crear en tierras extrañas tratan varios cuentos y su novela La casa y el viento, escrita en España.
A su regreso insistió con novelas, cuentos e incursionó en el ensayo. En los últimos años publicó sus memorias y este mes acaba de editarse sus relatos de Memorial de la Puna. En ambos hay un tono de despedida. En el primero Tizón revela para quién escribía: “Escribo para los muertos, para los que vivieron en aquellos años por los cuales sentimos nostalgia”. Ahora, sabemos: escribía para sí mismo.

romi

sábado, 21 de julio de 2012

Hablame de amor

 
Hablame de amor
como lo hacías antes
cuando contábamos mariposas sobre flores de colores,
cuando tu caminabas descalza
y nos sentábamos en el balcón sumando primaveras.
Entonces tus labios alimentaban de promesas los míos
mientras yo te servia el desayuno con jugos de estrellas
 Hablame de amor
como lo hacías antes.
Hoy lo necesito
porque aquí estoy huérfano de ternura y de caricias
exhalando el aroma de aquellos días
extrañando tu piel erizada bajo mis manos.
 Hablame de amor, amor mio
aunque tu mirada este vacía
habitada por formas cotidianas
y palabras sin sentidos
 Hablame de amor
antes que cierre la puerta detrás mio
y en nuestro mundo quede un camino sin huellas ni regreso.
 Juan Carlos Alarcon

Breve Biografía
 Juan Carlos Alarcón, poeta, escritor y dramaturgo argentino, nació en Córdoba en el año 1948. Desde muy joven se dedicó a la literatura, al periodismo, radicado en Francia desde donde continua su vocación literaria escribiendo y publicando libros de novelas, cuentos, poesías, obras de teatro.  Entre lo más destacado se puede citar: las novelas “El ladrón de campanas” y “Los pájaros vuelan en libertad” y los libros de poemas “Ambición de Existir” y “País Chucaro”y demás
  /PD 
Leí que la inspiracion en la composición artística se asocia a un brote de creatividad irracional e inconsciente.
Por suerte charlé con Juan Carlos en varias oportunidades porqué me interesaba saber en que se inspira  un gran poeta  para escribir tan bellos poemas.
Leyendo un repotaje que le hiciera la señora Clementina Rossini  a Juan Carlos Alarcón, allí el explica muy bien como maneja su inspiración.
Clementina le preguntó:
De tus poemas ¿cuál deja traslucir el amor más intenso que hayas sentido por una mujer?
En todos, porque los poemas nacen de sensaciones anímicas y corporales que cada mujer puede transmitirme, pero no sólo son las mujeres que me sacuden el espíritu y me llevan a construir un poema, también puede ser cualquier cosa de la vida cotidiana, excepcional o no. El poema “Santa Rosa” no tiene nada que ver con una mujer y todos los poemas que escribí sobre el exilio tampoco nacieron desde una mujer

romi

martes, 3 de julio de 2012

José Bartolomé Pedroni

 
Escritor y poeta , nació en Gálvez, provincia de Santa Fe, el 21 de septiembre de 1899. Era hijo de Gaspar Pedroni y de Felisa Fantino, ambos inmigrantes italianos, de Lombardía y Piamonte respectivamente. El escritor creció disfrutando de la paz del campo y rodeado de los nobles instrumentos de trabajo. Pero la infancia de Pedroni fue también sufrida, ya que a la par de la escuela tuvo que trabajar con su padre como ayudante de albañil. Muchas de las imágenes que Pedroni fue registrando durante su niñez, serían el barro que luego utilizaría para construir sus versos.
En 1912 se radica en Rosario. Estudia en la Escuela Superior de Comercio y aprende inglés y francés. Por entonces comienza a publicar sus primeros trabajos en un diario de Gálvez. Los años mozos de Pedroni transcurren en una Rosario convulsionada por movimientos obreros socialistas y anarquistas. En 1912 se produce el Grito de Alcorta, la primera huelga agraria del país. Años después cae asesinado el abogado Francisco Netri. Ese clima de virulencia social también influyó en la formación del poeta.
En 1916, José Pedroni obtiene el título de Bachiller y comienza a trabajar como tenedor de libros, dos años más tarde y por razones laborales, se traslada a San Carlos Norte y luego a Sa Pereira. Allí comienza a conocer la historia de los primeros colonos, historia que reproducirá en sus versos.
Trabajando como contador en la Casa de Ramos Generales de Alejo Chautemps, José Pedroni conoce a la que sería su esposa y compañera fiel: Elena Chautemps, con quien contrajo enlace el 26 de marzo de 1920. Un año después, el 17 de marzo de 1921, nace su primer hijo, Omar Tulio. Ese mismo año, luego de recibir la baja como conscripto militar, Pedroni se traslada a Esperanza, donde se emplea en la Fábrica Nicolás Schneider, en la cual trabajó como contador durante 35 años.
En 1923 aparece su primer libro: La gota de agua . El debut fue impactante: Pedroni empezaba a mostrar una poesía distinta, por su sencillez y belleza, donde el protagonista principal es el hombre, el obrero, la mujer amada, los hijos y la tierra. Dos años después, en 1925, sale a la calle Gracia Plena . La llegada del segundo hijo, José María, hizo que Pedroni le regalara a la posteridad varios de sus poemas más hermosos y recordados. Fue un éxito literario. El 13 de junio de 1926 se produce un hecho que será fundamental para Pedroni: en una nota aparecida en el diario La Nación , Leopoldo Lugones exalta la obra del poeta santafesino, a quien bautiza como “el hermano luminoso”. En 1928 nace el tercer hijo de José Pedroni: Juan Carlos, y en 1930, llega al mundo la única hija del poeta: Ana María, quién se radicó en Guatemala.
Los conceptos elogiosos de Lugones hacia el poeta, terminaron convirtiéndose en una pesada carga, a punto tal que debieron pasar diez años para que aparezca el libro sucesor de “Gracia Plena”: Poemas y palabras . En los años siguientes José Pedroni publica Diez mujeres (1937), El pan nuestro (1941), Nueve cantos (1944). Hasta que en 1956, luego de varios años de espera, aparece la que para muchos fue su obra cumbre: Monsieur Jaquín . Este libro es un homenaje a los primeros inmigrantes que trabajaron la tierra, especialmente a los fundadores de la Primera Colonia Agrícola Organizada del país: Esperanza.
En 1959, el escritor funda en Esperanza el Teatro de Títeres Pedro Pedrito, con la colaboración de otro gran artista: Ricardo Borla. En mayo de 1960 se publica Cantos del hombre . En ese trabajo, Pedroni recuerda a unas islas a las que Yupanqui llamaría después “la hermanita perdida”. En diciembre del mismo año aparece Canto a Cuba . Estos versos, en los que Pedroni refleja admiración por aquellos barbudos que intentaban parir un mundo nuevo, hicieron que muchos intentaran encasillarlo ideológicamente. En 1961 le sigue La hoja voladora y luego en 1963, el que sería su último libro: El nivel y su lágrima .
Pedroni siguió escribiendo hasta sus últimos días. En ocasión de inaugurarse el Velódromo Municipal de Esperanza, se le pidió un poema alusivo. Así nace La bicicleta con alas . Fue casi una despedida. El 4 de febrero de 1968, José Pedroni voló hacia otros mundos en Mar del Plata, lejos de Esperanza, su tierra amada.
Una vez le preguntaron a Pedroni para quién escribía, si para todos o para sí mismo. Él contestó imperativo que el que escribe para todos no escribe para nadie, y el que escribe para sí ha elegido el peor interlocutor, ya que a la gente no le interesan las tribulaciones personales de un poeta. La poesía de Pedroni apunta, como a él le gustaba decir, “al corazón del hombre” . Quizás eso explique la vigencia de su obra.
 Obra poética Sus primeros poemas los publica en 1920 y entre su fecunda obra poética corresponde destacar "La gota de agua" (1923), "Gracia plena" (1925), "Poemas y palabras" (1935), "Diez Mujeres" (1937), "El pan nuestro" (1941), "Nueve cantos" (1944), "Monsieur Jaquín" (1956), "Cantos del hombre" y "Canto a Cuba" (1960),"La hoja voladora" (1961) y "El nivel y su lágrima" (1963).

romi