martes, 10 de junio de 2014

Olga Orozco


(Toay, La Pampa, 17 de marzo de 1920 – Buenos Aires, 15 de agosto de 1999). Su nombre completo era Olga Noemí Gugliotta Orozco. Poeta, narradora y periodista. Una de las voces mayores de la lírica en lengua castellana. Se relaciona con la generación del cuarenta (a la que pertenece) y con el surrealismo (aunque ella aclaraba que nunca había hecho asociación libre ni escritura automática, según cita Manuel Ruano).
Algunas distinciones: Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes, Premio Esteban Echeverría de Poesía, Primer Premio Nacional de Poesía, Gran Premio de Honor de la SADE, Láurea de Poesía de la Universidad de Turín, Premio Gabriela Mistral, otorgado por la OEA, Premio Juan Rulfo.
Poemas suyos han sido traducidos al francés, ingles, italiano, alemán, rumano, hindú, portugués y japonés.
  Olga Orozco decía que la obra literaria que más apreciaba era En busca del tiempo perdido porque Marcel Proust "en una gota de agua encontraba un laberinto". Lo mismo puede aplicarse a la poesía de la propia Olga. Desde su primer libro (1946), la poeta opta por versos larguísimos, sin metro regular ni rima, por frases con subordinadas, donde cada palabra abre un haz de asociaciones que se despliegan en una nueva frase que maravilla. Pero, al mismo tiempo, recorrer sus versos y seguirlos en toda su riqueza supone un entrenamiento para el lector. Por otra parte, éste repara en que la imagen sorprendente está lejos del juego (aunque sabemos que en ocasiones hacía cadáveres exquisitos). La nutrida literatura que ha pasado por los ojos de Olga Orozco, incluso de filósofos y epistemólogos, lejos de entorpecer, constituyen una apertura en la obra de esta escritora que también es una escucha atenta del mundo de lo oculto. "Creo más en lo que no veo que en lo que veo", nos decía. Sin embargo, en esta época posmoderna en que el mundo de lo esotérico es algo tan socorrido, estos elementos no son en sus textos lugar común, sino otra forma de llevar los interrogantes a una profundidad mayor.
  El tiempo, la infancia, la evocación de un paraíso perdido, de una época de unión mística persiste a lo largo de su obra con elementos de una religiosidad abierta. También la literatura forma parte de la temática, como en su libro Las muertes, en el que personajes literarios escriben su propio epitafio. Dice en el poema que da nombre al volumen Con esta boca, en este mundo: "He dicho ya lo amado y lo perdido, / trabé con cada sílaba los bienes y los males que más temí perder. / Nuestro largo combate fue también un combate con la muerte, poesía. / Hemos ganado. Hemos perdido".  
Olga Orozco hablaba de su forma de escribir un poema. Dice que pasa por momentos de felicidad y de angustia. Que  conoce algo del principio y del final pero no de lo que va en el medio, camino salvaje, desconocido, donde el poeta "es como un cazador que va en persecución de la imagen, de la palabra justa", que tiene que elegir a cada paso y duda de "haber acertado con el centro al que apuntaba el poema". Distingue dos momentos: uno "en que tal vez haya como un gesto de estar esperando la voz, esa voz con otra dimensión, pero luego empieza el trabajo". Componía los poemas con lentitud, en varios días.
Elegimos tres poemas no tan extensos ni de versos tan desmesurados como los que la caracterizan, que tratan el tema de la separación en distintas circunstancias. Es uno de los más recurrentes, con el del tiempo (otra forma de distancia), el recuerdo y la tentación, el error (“el laberinto del error”).
En No hay puertas, poema extenso, entre sus logros casi constantes, aparece una imagen que nos recuerda la pintura surrealista. El yo poético, tras el abandono, dice que ha visto a la soledad: “desplegar en medio de una sala/ esa lluvia que cae/ junto al mar/ lejos, en otra parte.” Este es un ejemplo de esa descontextualización entre un interior y un exterior, que se dan en la plástica. No hay en la poeta rupturas sintácticas y las agramaticalidades se resuelven por la lectura poética y el análisis.
En el poema 13 del libro Cantos de Berenice, escrito luego de la muerte de la gata negra con la que vivió más de quince años, el homenaje a Edgar Allan Poe –que viene desde el nombre– es otro caso en que lo intertextual y lo mítico del felino a lo largo de la historia se entretejen con la relación cotidiana y personal entre el yo poético y la gata.
En Mujer en su ventana, después de la muerte de su pareja, Olga realiza otra
equilibrada e intensa expresión de la mayor cantidad de instancias que puede contemplar una situación semejante.
Olga Orozco cuenta con dos libros de relatos en prosa realizados con un material que escribió en el consultorio de su psicoanalista, acerca de los recuerdos de infancia: La oscuridad es otro sol y La luz es un abismo
OBRA POÉTICA
Desde lejos (Buenos Aires, Losada,1946)
Las muertes (Buenos Aires, Losada, 1951).
Los juegos peligrosos (Buenos Aires, Losada, 1962).
Museo salvaje (Buenos Aires, Losada, 1974).
Cantos a Berenice (Buenos Aires, Sudamericana, 1977).
Mutaciones de la realidad (Buenos Aires, Sudamericana, 1979).
La noche a la deriva (Buenos Aires, Sudamericana,1984 ).
En el revés del cielo (Buenos Aires, Sudamericana, 1987).
Con esta boca, en este mundo (Buenos Aires, Sudamericana, 1994).
Relámpagos de lo invisible (Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,1997).
OBRA NARRATIVA (Relatos)
La oscuridad es otro sol (Buenos Aires, Sudamericana,1967)

También la luz es un abismo (Buenos Aires, Emecé, 1995).

romi

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Romi, gracias por publicar a Olga Orozco, la admiro mucho,como estás tanto tiempo? espero estés más seguido por acá niña, se te extraña-

Besos

Maria Constantini

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Ro, amo a Orozco, tenía una ternura especial para escribir, gracias por esta publicación.

Besos


Juan Ortega

Juan Carlos Alarcon dijo...

Fue una gran poeta y sus textos a menudo me conmovieron
besos linda
jc

aamanecerdeluniverso dijo...

Maravillosa la obra poetica de la gran escritora argentina Olga Orozco.
Gracias Romi por compartirnos tus inquietudes literarias.
Un abrazo
mara

romi dijo...

Hola María Constantini gracias por tu visita, tambien los extraño mucho, ahí ando con problemas de salud con mi abuelito

Besos

romi dijo...

Juan me alegro que yte haya gustado, gracias por tu visita.


Cariños

romi dijo...

Hola Juan, si, aparte de ser pampeana amaba alos gatos como yo, gracias por tu visita.

Besos

romi dijo...

Mara que alegría leerte, admiro Olga Orozco, ya visitaré tu blog.

Cariños

romi dijo...

Mara que alegría leerte, admiro Olga Orozco, ya visitaré tu blog.

Cariños