jueves, 18 de noviembre de 2010

BUENOS AIRES 2050 (cuento)




Agostino aparcó su automóvil en el décimo nivel del estacionamiento comunitario, del sector de la ciudad en que funcionaba la tradicional milonga, y mientras viajaba hacia la superficie, en el coqueto ascensor de cristal, sonó la alarma de su reloj-celular, avisándole que había recibido un mega mensaje de texto. Casi automáticamente pulsó un comando, y el pequeño adminículo proyectó un fino rayo láser.

Satisfecho vio como frente a él se materializaba un holograma en el que apareció, nítida, la portada de la edición 539 de la revista Argentango. Extendió su índice derecho hasta “tocar” la segunda opción del sumario, y se desplegó una ventana, en la que pudo visualizar el contenido completo de un artículo sobre el auge del Tango en Nueva Zelanda, ilustrado con bellísimas imágenes animadas de sus bailongos y zonas turísticas, mientras una suave música tanguera, que parecía surgir de la nada, ponía marco a su lectura.

A punto de cumplir cuarenta y seis años, Agostino era un consumado bailarín, y conocía al dedillo todas las posibilidades del circuito milonguero de la Metrópolis, que recorría desde hacía casi tres décadas, cuando el abuelo Mario, con sus relatos y nostalgiosos recuerdos, terminó por contagiarle su pasión por el Tango. “Pobre viejo querido –pensó- si llega a conocer alguna de estas milongas modernas, se vuelve a morir”.

Es que, naturalmente, desde principios de siglo, hasta el año dos mil cincuenta, el mundo había sufrido transformaciones y, por supuesto, el cambio había llegado a los bailongos, que habían sacrificado pintoresquismo, códigos y algo de su propia naturaleza, en pro de la eficiencia.
¿La razón? Un cambio en las mentalidades, que fue recogido por los organizadores. El tiempo pasó a tener otro grado en la escala de valores de las gentes, a partir de la famosa frase de Bill Gates, creador de la vieja y aún eficaz Internet: “El tiempo es un recurso humano no renovable”. No cabía duda de que en los bailes de la mítica “década de oro del tango” y aún del dos mil veinte, la administración del tiempo en la milonga no había sido, desde el punto de vista práctico, muy eficiente.

Y teniendo en cuenta las críticas a algunos aspectos del ritual milonguero, los regenteadores de reuniones bailables pusieron manos a la obra, con el propósito de aumentar el tiempo neto dedicado al baile propiamente dicho.

Total, ya casi no había quienes alzaran la voz en contrario, atento a que todos aquellos que conocieron las antiguas milongas de mil novecientos cincuenta, ya no estaban, y algunos de los escasos sobrevivientes de las de fines del siglo pasado, junto a un mínimo número de discípulos, se habían atrincherado en unos pocos reductos de mala fama, casi clandestinos, en barrios periféricos, donde languidecían practicando los antiguos ritos milongueros, de carácter casi arqueológico.

Y las soluciones se fueron imaginando. Y los cambios se fueron instrumentando.

Por ejemplo, ese asunto del cabeceo, que daba lugar a dudas por una parte, e incertidumbres por la otra. Ahora cada mesa contaba con una pantalla de plasma por persona, en la que cada parroquiano podía visualizar una especie de croquis, en que figuraban el resto de las mesas y quiénes estaban sentados a cada una de ellas. De esta manera, con un sencillo toque de lápiz óptico sobre el visor, uno podía seleccionar la fémina a la cual invitaba a bailar, en cuya pantalla se abría una ventana con un detalle de los caballeros interesados. Con el mismo mecanismo la dama podía comunicar su elección, y trato hecho.

Otro inconveniente a considerar, era el de tener que esperar a la tanda de la orquesta preferida para bailar a gusto. Esta dificultad se salvó con el alquiler, opcional, de un dispositivo compuesto de receptor, selector y auriculares, mediante el cual cada pareja podía escoger, de un menú predeterminado, la orquesta a cuyo compás danzar esa tanda en particular, de tal suerte que se daba el caso de que en la misma pista podían coincidir parejas que estuvieran bailando con diferentes orquestas, sin molestarse mutuamente.

Para los que no querían incurrir en mayores gastos, el musicalizador de turno tenía frente a sí una computadora, que le proporcionaba un mapa de las preferencias de la concurrencia, conforme a una serie de parámetros, como cantidad de público que salía a bailar en cada tanda, encuestas diarias entre los asistentes, y experiencias pasadas, para poder armar un programa que se adecuara, satisfactoriamente, al “pulso” o clima de cada reunión.
Incluso había un recurso para las damas o caballeros a quienes ese día les había tocado “planchar”... Para ellos había un sector donde, al estilo de los juegos de realidad virtual, los interesados podían obtener un kit que incluía casco, botas y guantes, para vivir la ilusión de bailar, en una recreación casi perfecta, con los bailarines más famosos de la actualidad, y aún del pasado, como Copes, Gavito o los hermanos Zotto, si se trataba de una dama; o Milena Plebs, María Nieves o Mora Godoy, si se trataba de un caballero.

Llegado frente al mostrador, la recepcionista pasó su tarjeta de identificación por el correspondiente dispositivo, dándole vía libre para ingresar a la milonga, al tiempo que debitaba el importe de la entrada de su cuenta bancaria. Cumplido el trámite, Agostino se detuvo un instante frente al acceso principal y, contemplando el panorama, aún dedico un pensamiento para el abuelo ausente, recordando su frase preferida y su gesto pícaro al decirla:

“Cosas vederes, Sancho, que non crederes”.
Hecho lo cual entró al salón.


 Ángel Mario Herreros
“Los cuentos de Ángel Mario Herreros están ubicados en una realidad porteña que gira alrededor de las milongas y su gente, pero a su vez son una pintura del argentino, tanto actual como de aquel que vive de la nostalgia, refugiado e aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Incluso avanza un poco más, y encara una milonga del futuro con un realismo de visionario

http://www.angelmarioherreros.blogspot.com/

romi








13 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo texto y te felicito del esfuerzo que llevas por buscar textos y autores que merezcan ser promocionados o mas leidos. Es un trabajo de investigacion admirable. Sigue asi Romi

Un abrazo
jca

Anónimo dijo...

Romi que buen cuento..me hiciste imaginar un 2050 con el tango, te felicito.


Cariños

Omar Suarez

Anónimo dijo...

Impecable, que buen texto...gracias por traerlo Romi, como siempre de diez tu blog.


Besos

Marcia Ramirez

Angel Mario dijo...

Amiga Romi:

Muchas gracias por publicar mi cuento que, como te dije, forma parte de mi primer libro de cuentos: "Al petiso le gustaba Tanturi"... espero que podamos seguir compartiendo sobre literatura y sobre tango, tanto en tu bonito blog, como en el mío: www.angelmarioherreros.blogspot.com

allí podrás obtener información sobre los cursos, charlas y seminarios que dicto sobre la tanguedad, y algún que otro cuento de los que, a veces, se me ocurren...

Nuevamente, Romi, muchas gracias y felicitaciones.
Mario Herreros

romi dijo...

Gracias Juan y estoy felíz porque gracias a eso estoy conociendo escritores increibles en este caso a Mario Herreros.

Cariños

romi

romi dijo...

Mario es un honor para mí publicar tus escritos, como te comenté pasé horas hasta la madrugada leyendo el foro cuando lo descubrí, me encantó.. ya visite tú blog y es muy interesante, ya iré leyendo de a poco, me interesan las charlas y los cursos y cuando necesites publicar algo estoy a tú disposición, igualmente iré publicando más escritos tuyos si em lo permitís.

Saludos


romi

Anónimo dijo...

Romi como siempre trayendo escritores muy buenos, y te felicito porque como dice JC, te esforzas en buscar autores pocos conocidos, sería tan fácil que publiques a los más promocionados, felicito al Sr Mario Herreros esta buenisimo el cuento.

Cariños


Juan Soler

Angel Mario dijo...

Muchas gracias, tanto a vos, Romi, como al resto de los blogeros... Por supuesto que puedes publicar mis cuentos que te gusten y te parezca que vale la pena compartir... Sobre mis charlas y seminarios... ¿Sabes? LLegó una instancia, en mi, vida, que me quedé sin banderas que levantar, y el Tango pasó a ser mi bandera... por esto trato de difundir, a través de la literatura, los cursos, los recitales que doy (soy músico y cantor, los valores de la tanguedad.
Te mando un cordial saludo, y siempre a tu disposición.
el Mario.

romi dijo...

Mario que bueno eso, que hayas encontrado esta salida, me pasó este año algo que me dolió con respecto a esto que me encanta..que es la literatura..participé de foros y no encontré lo que buscaba ya que pienso que soy especial en mis gustos para elegir lo que publico y decidí con mucho esfuerzo armar este blog...y estoy felíz porque encontré gente hermosa y muy talentosa que me dejan compartir sus sueños, sus escritos y cada día que pasa descubro nuevos blogeros...(como decís.)
Ya veré que otro cuento o anécdota puedo sacar de tú página, desde ya estoy muy agradecida.

Saludos

romi
Acá dejo mi hotmail. por si te querés comunicar conmigo es el que uso para el blog

romi-marti@hotmail.com

Anónimo dijo...

Romi, precioso el cuento pintoresco del Sr. Mario Herreros, con sus bailongos, milongas y demás fantasía que como aficcionado me apasiona, además de su historia, su letra y su música.
El tango nunca morirá, ni en el 2050, ni después, porque nació en un suburbio y hoy es ya un altar, no solo en su cuna, Argentina, sino también por todo el mundo. Si además de eso, sigue habiendo creadores que le dan vida con sus relatos, como este escritor, autor del mismo y tú romi, que lo llevas a la luz, -mejor que mejor-.
La fotografía de este cuento, me ha recordado curiosamente por lo bohemio y antiguo, aquella ilustración de Villoldo y su famoso y primer tango "El Choclo" o a Carriego inmortalizado en los versos del gran poeta Manzi, "El último organito".
La literatura con sus letras, la música y el baile del tango, siempre coexistirán en tripartito, porque son liga y complemento .
Mis felicitaciones Romi, por los contenidos de tu blog y al autor Sr. Mario Herreros por su escrito, Buenos Aires 2050.

Un Cordial saludo Romi, Juan

Anónimo dijo...

Que buen cuento, felicito al Sr Herrero, y a vos Romi gracias por traerlo.

Cariños


Maria Cáceres

romi dijo...

Si Juan, hermoso tema y un relato relinda escrito por el Sr Herreros, sabía que te iba agustar, ya que me dijiste ser un apasionado del tango, en cuanto a la fotografía...uhh vos sabrás no es fácil elegirla cuando se pone publica

texto..al menos a mi me pasa, me gusta que la figura represente lo que quiso decir el autor y la que puse esta buena..representa al tango bien bohemio como vos decis.

Gracias Juan


Cariños

romi

romi dijo...

Si Juan, hermoso tema y un relato relindo escrito por el Sr Herreros, sabía que te iba agustar, ya que me dijiste ser un apasionado del tango, en cuanto a la fotografía...uhh vos sabrás no es fácil elegirla cuando se publica un texto..al menos a mi me pasa, me gusta que la figura represente lo que quiso decir el autor y es una gran responsabilidad y la que puse esta buena..representa al tango bien bohemio como vos decis.

Gracias Juan


Cariños

romi


La otra respuesta me salio mal...disculpennnnn