domingo, 12 de junio de 2011

Recorrido literario por Buenos Aires

Arranquemos en la Plaza de Mayo, cerca de la Pirámide –figura icónica de Julio Cortázar en El examen–. Cruzando Rivadavia, frente al Banco Nación, un edificio de oficinas oculta que un siglo atrás supo ser el Hotel Argentino, y que albergó, entre otros, a José Hernández. El Centro está lleno de marcas literarias, cualquier camino que sigamos desde la Plaza nos conecta con alguna.

Podemos, por ejemplo, bajar hasta Paseo Colón, caminar por la recova donde Fabricio, aprovechando la confusión general tras el bombardeo del ’55, mató a Elisa en el cuento “Desagravio” de Ricardo Piglia. Si continuáramos hasta Parque Lezama seguramente nos encontraríamos con Martín, protagonista de Sobre Héroes y Tumbas, de Ernesto Sábato, que suele pasar allí las tardes.
No hace falta alejarnos tanto. Podríamos tomar un café en la esquina de Yrigoyen y Bolivar, en el Gran Victoria, donde también el detective Etchenike se permite un breve descanso antes de seguir con las aventuras de Manual de Perdedores, de Juan Sasturain. A menos de 50 metros, siguiendo por Bolívar, se levanta el City Hotel, habitual destino de Leandro Graeff cada vez que llega desde Ciervo Dorado en El Mandato, de José Pablo Feinmann. Dos cuadras más allá, las paredes del Colegio Nacional Buenos Aires actúan como telón de Juvenilia de Miguel Cané y de Ciencias Morales, novela por la que Martín Kohan obtuvo el Premio Herralde.
Un tranquilo paseo por Avenida de Mayo nos permite reparar en el Café London, primer escenario de Los Premios de Cortázar, el Café Tortoni inmortalizado en un hermoso soneto de Baldomero Fernández Moreno, el Hotel Majestic de La ciudad ausente de Piglia.
Nos quedó un poco atrás, pero cómo no regresar para visitar la Galería Güemes por la que, según Cortázar en “El otro cielo”, es posible llegar a la París del siglo XIX. Si no alcanzáramos Francia deberíamos conformarnos con Florida, pero escuchemos el consejo de los protagonistas de El pornógrafo de Juan Terranova: que se la queden “las viejas que compran ropa”, y tal como ellos, remontemos Lavalle, que es la calle del entretenimiento.

II
Tanto caminar, tanto caminar, ¿tomamos un colectivo? Busquemos la parada del 10. (No la de Maipú y Diagonal, ese va para Avellaneda. Además es una esquina peligrosa: allí murió el Rufián Melancólico en Los Lanzallamas de Roberto Arlt).
En menos de quince minutos llegamos a Vicente López y Callao, donde vivió Beatriz Guido. Si bajáramos, podríamos correr hasta Callao y Corrientes para presenciar el rencuentro entre Rodolfo y Samantha, en Flores Robadas en los Jardines de Quilmes, de Jorge Asís. O podríamos buscar el Hotel Keops: con un guiño de la suerte veríamos salir a Sabrina Love –Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal–.
Pero mejor, sigamos a bordo del 10. Cuando tome Las Heras –una avenida tan literaria que hasta es custodiada por la Biblioteca Nacional– habrá que estar atentos: en uno de esos cientos de edificios Rodolfo Fogwill escuchó la historia de Los Pichiciegos.
Adolfo Bioy Casares y Alan Pauls comparten la Plaza Alférez Sobral, hermana menor del Parque Las Heras. Separa los bares de Diario de la Guerra del Cerdo (Las Heras y Salguero, hoy una pinturería) y de El pasado (en Scalabrini Ortiz y Cabello, hoy demolido, a la espera de una torre).
A tres cuadras, en Lafinur y Las Heras, otra vez Feinmann pero ahora en Los Últimos Días de la Víctima, nos invita al cabaret de mala muerte donde trabaja Cecilia. Pero para continuar con esa novela tendríamos que llegar hasta Belgrano –bajarnos del 10 y combinar con el 59–, hasta Zapiola y Echeverría, donde vive Külpe, “la víctima” de Mendizábal. Mejor sigamos en el colectivo un poco más.
Bajemos en Plaza Italia. Allí comienza El Eternauta de Héctor Oesterheld. Caminemos hasta Palermo, pero no tanto como para encontranos con Juan Diego Incardona vendiendo Objetos Maravillosos, sino hasta la mágica manzana de la “Fundación Mítica de Buenos Aires” de Jorge Luis Borges: “Una manzana entera pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga”.

III
Finalicemos el recorrido aquí, la vuelta ha sido un poco larga, ya todos debemos estar un poco cansados. Espero que se hayan divertido como yo. Saludémonos aquí, y cada uno a su casa. Yo me vuelvo acompañado de los Veinte poemas para leer en el tranvía, de Oliverio Girondo.
Reconozco que el camino caprichoso dejó huecos imperdonables: el Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal, el Conventillo de la Paloma, Alejandro Dolina y sus Crónicas del Ángel Gris, el Bar Ramos, Las Violetas, el Barolo. Pero ¿cómo reflejar toda la riqueza literaria de la ciudad en un solo viaje?


Por Patricio Zunini
 
romi

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Romi, que buen recorrido literario por Buenos Aires, esta muy interesanrte, gracias por compartirlo.

Besos niña

Marcela Constantini

Jorge Maseda dijo...

Ojalá pudiera recorrer tan bellos lugares, sus calles y plazas, has echo un circuito literario fantástico, por una ciudad histórica, de letras, de tangos, de luces vagas y poesía, destino obligatorio al menos una vez en la vida, espero caminarlos alguna tarde con alguien.
Espero ir.

Un abrazo! buen aporte.

Anónimo dijo...

Bueno Romi, has sido hoy un poco la mecenas de mi visita y de mi estancia en Buenos Aires, también buena guía para la literatura y la cultura de las letras.
Además, me llevas por un recorrido de cafés, todos repletos de libros, letras de historia y de tango.
Ya veo que no hacen faltan taxis, solo hay que saber coger el colectivo adecuado para el caso.
Siempre se aprende algo contigo de esos lugares y rincones escondidos de tu ciudad porteña.
Un beso amiga.

Anónimo dijo...

Romi,que recorrido, nombraste grandes autores y lugares típicos de Buenos Aires que fueron visitados por grandes escritores, te felicito muy buen trabajo.

Besitos

Marcia de Lucas

Anónimo dijo...

Genial Romi.

Abrazos

Omar Suarez

PÍNTEGA dijo...

Como me gustaría poder realizar en persona ese viaje que tan bien has retratado, y tomarnos ese café...
Biquiños y buena semana Romi.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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romi dijo...

Gracias Marcia, te mando muchos besos y buena semana.

romi dijo...

Galeote me alegro que hayas recorrido Buenos Aires por medio de este texto, podés recorrer en colectivo por toda la ciudad tiene su encanto hacerlo, el colectivo 10 lo tomo asiduamente por eso me emocioné al nombrarlo.
Esta ciudad es realmente hermosa tiene sus misterios, muchisima historia y tambien muchisima movida cultural.

Abrazos Juan y buena semana

romi dijo...

Jorge y si siempre decimos que nos gustaría recorrer esos lugares, pero a veces por falta de tiempo no lo hacemos, pero es relindo recorrer los lugares nombrados en el texto.

Abrazos

romi dijo...

Marcia, si es muy interesante este recorrido literario.

Besitos y buena semana

romi dijo...

Omar gracias.

Besos y buen comienzo de semana

romi dijo...

Sidrina un gusto leerte, si sería bueno tomar un cafecito en algún de este itinerario con tanta historia.

Besos y buena semana

romi dijo...

Maria del Carmen gracias por tus poemas son realmente hermosos y es bueno que traigas ilusiones, a veces hacen falta.

Besitos y muchisimas gracias.

romi dijo...

Omar muchismas gracias.

Besos

Anónimo dijo...

lindo viaje musical
jc