viernes, 30 de septiembre de 2011

Hoy no envidio a nadie


Hoy no envidio a nadie,
ni a los políticos que llenan los estadios con sus arengas
ni a los filósofos que escrutan el universo desde sus dudas
ni a los músicos que satinan la iglesias con sus órganos
tampoco a los mesías con sus verdades enarboladas
ni a los poetas que dibujan glorias en la historia
hoy no envidio a nadie!...
Bueno, sí
hoy, envidio el color de tus ojos que se fueron sobre otros jardines
envidio tu sombra que te sigue silenciosa
envidio el oxigeno en tus pulmones que laten desde adentro
y a tus palabras que ya no mencionan mi nombre.
Hoy envidio todo ese amor que no supe darte y por lo cual te perdí.
Juan Carlos Alarcón 

Breve biografía
Juan Carlos Alarcón, poeta, escritor y dramaturgo argentino, nació en Córdoba en el año 1948. Desde muy joven se dedicó a la literatura, al periodismo . Radicado en Francia desde donde continuó su vocación literaria escribiendo y publicando libros de novelas, cuentos, poesías, obras de teatro es un escritor que está produciendo constantemente. Entre lo más destacado se puede citar: las novelas “El ladrón de campanas” y “Los pájaros vuelan en libertad” y los libros de poemas “Ambición de Existir” y “País Chucaro”



http://www.cara-o-cruz.com/


romi

lunes, 26 de septiembre de 2011

Un misterioso viaje de papel Mapa literario de Buenos Aires


Hay frases que leemos y olvidamos, pero que quedan en un rincón de nuestra memoria como una flecha invisible que nos orienta. Partiendo de la Plaza de Mayo, donde inicié mi travesía una mañana bien temprano, subí por la avenida de Mayo y luego por Rivadavia hasta Flores (línea de la inteligencia). De allí pasé a Villa del Parque y Chacarita, y fui bajando por Corrientes hasta el Bajo (línea del corazón). Atravesé transversalmente la mano (y la ciudad) siguiendo Florida como lo hace la línea del destino, desde la muñeca hacia el nacimiento de los dedos. Ese trayecto, que corta los dos anteriores, me llevó a la Plaza San Martín e, internándome por Retiro, el Barrio Norte, la Recoleta, Palermo, los distintos Belgranos y Núñez, llegué hasta la punta norte de la ciudad (montes de Saturno, Júpiter y la Luna).
Desde Mataderos, descendí nuevamente, reproduciendo en la ciudad la línea de la vida, que en la mano bordea el monte de Venus, y en la ciudad, atraviesa, rumbo al sur, Boedo, Parque Patricios, Pompeya, Constitución, Barracas, la Boca, pasando por Catedral al Sur. Así regresé al punto de partida, la Plaza de Mayo a la que llegué, con las suelas gastadas, la cabeza febril y el corazón exaltado por las experiencias vividas, ya noche cerrada.
Cuando terminé el libro (que me llevó algunos meses escribir pero toda mi vida concebir) recordé una frase leída años atrás y olvidada. Es de Italo Calvino y dice: "La ciudad no dice su pasado pero lo contiene como las líneas de una mano." Todos los libros que he escrito tienen algo o mucho que ver con esta ciudad, y el antecedente de Al pie de la letra está en El cuarteto de Buenos Aires (1997) donde en calles, bares y domicilios, Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Witold Gombrowicz y Roberto Arlt se cruzan, se acechan, se ignoran, se miran a distancia durante un día de 1942. Los cuatro reaparecen en Al pie de la letra, aunque el cuarteto se multiplicó quizás por cien. Creía saberlo todo sobre Buenos Aires y sin embargo escribir este libro me procuró muchas sorpresas: una ciudad es un complicado bosque de signos que suele ocultar más que delatar.
Roberto Arlt, por ejemplo, leído acuciosamente por viejos y nuevos lectores, ¿en qué lugar de Buenos Aires puede ser encontrado? No hay tumba (sus restos fueron cremados y las cenizas esparcidas en el Tigre), y el lugar en que murió, una pensión de la calle Olazábal, ya no existe. Resta en pie la casita de Méndez de Andés que albergó sus sueños de chico, tan pobretona hoy como lo sería a principios de siglo pero ahora mucho más desvalida porque hoy sabemos la memoria que esas paredes albergan y su desamparo nos conmueve.
Por lo menos, continúa poblada de gritos infantiles la vieja escuela General Urquiza, sobre la calle Yerbal, en una de las esquinas de la Plaza Flores, como cuando la frecuentaba -y la maldecía- cada mañana el alumno Roberto Arlt.
Hace un tiempo la memoria arltiana de la ciudad sufrió un nuevo golpe ante la indiferencia general. había la librería Cafure, en Sarmiento 1685, que nada tenía que ver con la literatura de Arlt pero que era una réplica de la astrosa librería de Don Gaetano (a quien Silvio Astier llamaba Dio Fetente). Arlt había localizado el antro en la calle Lavalle; allí el protagonista de El juguete rabioso tuvo su primer trabajo. Eduardo Grossman advirtió que la librería Cafure era una réplica del lugar de la ficción, y en su reciente exposición fotográfica Grisespecesviscosos, en la que recreó escenas arltianas, situó en ese inenarrable depósito de viejos papeles su rememoración de El juguete.
Resta el Teatro del Pueblo, que cuando Roberto Arlt lo frecuentó no estaba en la Diagonal Norte sino en Corrientes al 1500, pero cuyo espíritu de resistencia se aviene con el hecho de morar en un sótano. Un lugar arltiano, a pesar de todos los cambios, es la esquina de Diagonal Norte y Suipacha donde el Rufián Melancólico, en Los lanzallamas, es abatido por unos pistoleros, en una de las escenas más duras y electrizantes de la literatura argentina. La esquina recupera en la noche su desolación urbana, ese perfil geométrico y helado que apresaron para siempre, hace más de sesenta años, las fotos de Horacio Coppola.
Hay escritores que viven en sus textos pero a los que la ciudad borra, y escritores que pueden palparse en lugares que la ciudad ha respetado: por ejemplo, Baldomero Fernández Moreno, cuya casa de Flores Sur se mantiene gallarda, aunque su situación municipal-inmobiliaria es dudosa. La Avenida de Mayo está llena de evocaciones de Baldomero: allí está uno de sus domicilios infantiles, Avenida de Mayo 1130, y sobre todo el Tortoni, al que dedicó un poema que puede leerse en la entrada del viejo café.
Para no hablar del célebre edificio de Pueyrredón y Corrientes, que el pueblo ha consagrado (vox populi, vox dei) como el motivo de "Sesenta balcones y ninguna flor", aunque los testimonios indiquen que ese poema fue en realidad inspirado por un edificio del Paseo Colón.
El viaje literario que narro en Al pie de la letra me permitió explorar algunas de las muchas ciudades superpuestas que conviven en la gran ciudad. Una de ellas es la ciudad de la sangre derramada.
Contra los muros de la antigua Penitenciaría Nacional, en la avenida Las Heras, fue fusilado Severino Di Giovanni en 1931: lo contó el cronista de El Mundo, Roberto Arlt. En el mismo lugar, en 1956, fue fusilado sin juicio Juan José Valle y esta vez fue el padre Hernán Benitez quien testimonió el crimen.
Otra herida de la ciudad de la sangre derramada se abre donde estaban los talleres Vasena, en la calle Barcalá, donde se inició la Semana Trágica (1919), visitada por la literatura de Arturo Cancela y David Viñas. El tercer ángulo de este triángulo rojo está en la esquina de Tucumán y Larrea, donde la policía mató a Emilio Jáuregui en 1969, crimen narrado y glosado en un cuento de Andrés Rivera y en un poema de Juan Gelman.
"Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y miedos", recuerda Italo Calvino. Y como en los sueños, donde la cronología es avasallada, las épocas se mezclan en las muchas ciudades que son Buenos Aires: así por ejemplo, descubrí una ruta de insania y misterio en la pacífica avenida Montes de Oca, donde, en un decrépito departamento del N 280, el descuartizador Burgos reprodujo en el cuerpo de su amante los desgarramientos de la historia: crimen pasional que inspiró varias novelas.
Otra pasión homicida la evoca, en la Plaza Colombia, el templo de Santa Felicitas; allí Enrique Ocampo mató a su amada Felicitas Guerrero y fue otra Ocampo, Victoria, quien, mucho tiempo después, desenterró esa historia sofocada por la memoria familiar y ciudadana; lo hizo tironeada entre su sangre y su feminismo.
Al 700 de Montes de Oca, escondido tras la fachada de un edificio de departamento, está el chalet secreto de J. R. Wilcock, ese misterioso escritor tan argentino que terminó trasplantado en Italia, donde Pier Paolo Pasolini lo convirtió en Caifás (en la película El Evangelio según San Mateo) y donde comparte el panteón de las plumas del siglo con Alberto Moravia y Elsa Morante. en el extremo de esa Barracas insana, entre los muros del antiguo Hospicio de las Mercedes (hoy Borda) dialogan el gran poeta Jacobo Fijman, ocupante durante veintisiete años de la cama N 13, con su doble en la ficción, Samuel Tesler, quien vive en las páginas del Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal; o se intercambian soliloquios el Ergueta de Arlt (uno de sus siete locos), aquel que hablaba con Dios en el loquero, y el poeta uruguayo Montagne, un paciente que le descubrió a su joven médico, el doctor Enrique Pichon-Rivière, la epopeya poética de otro loco sublime, Isidore Ducasse, conde de Lautréamont.
En el Parque Lezama, donde dicen que empezó esta aventura llamada Buenos Aires, danzan un tango literario Néstor Perlongher, el poeta neobarroco y gay, quien justamente tituló uno de sus libros Parque Lezama, aunque en realidad quería homenajear al Lezama de Cuba, con Oliverio Girondo, que setenta años antes que Perlongher, había descubierto allí "viejos árboles pederastas, florecidos en rosa té".
Según Calvino, una ciudad es una suma de deseos, "un todo en el que ningún deseo se pierde", y sus habitantes perseguimos toda la vida esos deseos. Y así la Galería Güemes, en el comienzo de la calle Florida, era un territorio del deseo (en sus sótanos se abría un codiciado teatro de revistas) para el larguirucho adolescente Julio Florencio Cortázar quien, a comienzos de la década del treinta, se cruzaba sin saberlo con el hosco aviador Antoine de Saint-Exupéry, inquilino de un departamento del sexto piso (hoy lo ocupa un gimnasio brasileño).
Saint-Ex, como lo llamaban sus compañeros, los ases de la Compañía Aeropostal, odiaba todas las ciudades (aunque gustaba de sus cielos y de las ciudades vistas desde el cielo) y especialmente detestaba Buenos Aires, donde estaba muy deprimido, quizás porque su única compañía era un cachorro de foca que ocupaba la bañadera. sin embargo, Saint-Ex, cuando partió de Buenos Aires luego de su año porteño, se llevó dos dones: una mujer amada (Consuelo Suncín, que aquí conoció) y un gran libro, ese Vuelo nocturno que escribió en la Galería de sus desconsuelos, y que iba a consagrarlo. Cortázar, muchos años después, en su cuento "El otro cielo", prolongó la Güemes en la parisina Galería Vivienne, para que en ambas circulara el mismo aire, el aire de la fantasía que respiran las dos ciudades de su vida.
Estos son algunos de los caminos ocultos, de los deseos anhelantes y secretos que Buenos Aires encierra y que yo he perseguido Al pie de la letra, por sus calles, parques, cafés, redacciones, templos, laberintos, estadios, hoteles, bóvedas, cloacas, y por los papeles viejos y nuevos que guardan esas memorias-
Alvaro Abos

romi

jueves, 22 de septiembre de 2011

Don quijote de la Mancha-Miguel Cervantes Saavedra

El Renacimiento es una época de importantes transformaciones en todos los aspectos caracterizada por el empleo de la razón como fuente del conocimiento frente a los textos sagrados y la tradición medieval. Biografía del autor:
Cervantes nace y se forma en pleno auge del Renacimiento y, por otra parte, vive con intensidad los primeros del siglo XVII, en los que el humanismo universal del Clasicismo da paso a la problematización y exhuberancia del Barroco"
La obra es una de las mejores que haya escrito Miguel Cervantes, ha sido y será el ejemplo universal mas profundo de obras que ha nacido en España, siendo muy importante hoy en día para nuestra literatura universal.

Vemos las aventuras de dicho personaje que influyo mucho el leer libros de caballeros y que lo indujo a buscar aventuras por su tierra llamada mancha, y nos hace ver los molinos de viento que solo existe en ese lugar.
Creo que el personaje no tuvo porque dejarse llevar por las aventuras de sus libros, la obra me parece muy divertido ya que nos hace ver algo inusual que podría pasar hoy en día ya que nadie se ha vuelto loco por solo leer muchos libros y que mas bien el leer nos vuelve mas sabios y nos eleva la cultura.


 ARGUMENTO: DON QUIJOTE DE LA MANCHA Cervantes, que redactaba en aquellas fechas el capitulo LIX de la II parte, contestó serenamente y rechazó con dignidad las injurias y ofensas, enorgulleciéndose de haber estado en la batalla de Lepanto, donde recibió heridas que "las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, son que guían a los demás al cielo de la honra". Pero veamos el asunto "falo" Quijote. Vuelto el hidalgo a su casa, vivía devotamente leyendo la Guía de Pecadores, asistido por un ama (su sobrina Magdalena y el alma anterior habían muerto), hasta que Sancho fue habiéndole del libro de caballerías Don Florisando de Cantaría, que don Quijote desea obtener. Llegan a Argamásala, de paso hacia Zaragoza, para asistir a una justas, varios señores, uno de los cuales, don Alvaro Tarfe, se aloja en casa don Quijote. Durante la cena se habla de los amores de Dulcinea. Por la noche, el caballero manchego decide volver a sus aventuras y a la mañana, luego de despedir a su huésped, se prepara para concurrir también a las justas. Sale otra vez con el nombre del Caballero desamorado. En la venta del Ahorcado se acerca a la cama de don Quijote una gallega que le cuenta su historias él la toma por una infanta y jura vengarla del capitán que la abandonó, mandando darle doce ducados (que Sancho reduce prudentemente a cuatro). Camino de Ateca, toma a un guardia de un melonar por Roldan y le acomete; pero el guardia y otros le roban sus caballerías, que Mosén Valentín, clérigo caritativo, rescata, recomendándole que vuelva a cuidar de su sobrinito (del cual no habló Cervantes). En Zaragoza, por meterse a librar a un ladrón, don Quijote es encarcelado; gracias a la intervención de don Alvaro, sale de la prisión. Si caballero desamorado acude a la calle del Coso (se describe el lujo con que estaba adornada) y gana el premio de las justas, cuyo juez, le presenta un gigantón de los de las procesiones, dentro del cual hay oculto un escribano, que con voz- de trueno, los desafía. Don Quijote acepta y al día siguiente, el escribano, disfrazado de etiope, le invita a ir a la corte de su dueño Bramidan de Tajayunque. Salen de Zaragoza, y en el camino se topan con un soldado, Antonio de Bracamonte (que alude al sitio de Ostende, como aquel al Buscón) y con un ermitaño. El soldado narra el cueto de El rico desesperado, historia de adulterio, suicidios y muertes; el ermitaño, la fábula de los felices amantes (leyenda de Margarita la tornera). Sancho, para no ser menos, refiere un cuento semejante al de las cabras que pasaban por un rió (aquí son gansos). Oyen voces de auxilio: quien las pro feria era una mujer atada a un árbol: Bárbara la acuchillada según el soldado; la reina Cenobia, para don Quijote/ la cual dice que un estudiante fue el autor del desaguisado. En alcalá unos escolares golpean al caballero manchegoi, que los reta. En el prado de Madrid, desafía a un Marqués, a quien toma por el rey de Persia: un criado del marqués acepta el reto, y después de varias escenas insulsas, aparece el escribano de Zaragoza disfrazado de mujer, diciendo que es la hija del rey de Toledo, y pidiendo ayuda a don Quijote, Sancho se queda en la corte como criado del Marqués.
 Género literario: Narrativo

Corriente literaria: Novela
El Quijote de la Mancha, nombre de un personaje ficticio creado por Miguel Cervantes Saavedra.
Breve biografía
No sabemos mucho de la vida de Miguel de Cervantes, el autor del Quijote. Tampoco sabemos la fecha exacta de su nacimiento; nació en un pequeño pueblo cerca de Madrid, Alcalá de Henares. Fue bautizado en la iglesia de Santa María el nueve de octubre 1547. Era el segundo hijo varón y el cuarto de siete de Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Su padre fue farmacéutico y pertenecía a una familia noble del norte de España que se vino a la ruina. Cervantes aprendió a vivir como un gentilhombre, casi sin dinero. Es posible que estudiara en la escuela en Valladolid y en la Compañía de Jesús en Sevilla.


romi

lunes, 19 de septiembre de 2011

La escritura de Frida Kahlo:La vida en una palabra

"Su obra es ácida y tierna dura como el acero Y fina como el ala de una mariposa amable como una sonrisa y cruel como la amargura de la Vida… Verán yo no creo que ninguna mujer haya plasmado jamás tan angustiosa poesía en un lienzo"
DIEGO RIVERA

Su pequeño gran universo es medianamente conocido por unos cuantos privilegiados, no los que vieron la película y vieron en internet unos cuantos cuadros de su obra o los que quizá ojearon su diario alguna vez, no, esos no. Sino aquellos que han decidido escudriñar en cada pincelada, en cada palabra, incluso en cada herida de la rota Frida, su esencia, su alma, su pasión, su desintegración.
Esta increíble pintora mexicana, creó una fabulosa leyenda sobre sí misma. Su permanencia física en la tierra, llena de dolor, de pasión, de quiebres, de un inmenso amor por su amante Diego Rivera –su elefante- fue traducida por sus manos en el lienzo a través de autorretratos, y en su diario íntimo a través de las palabras y las cartas que lo nutren. Unos tantos se han concentrado en la traducción del lienzo. Quiero explorar a la Frida que escribe, que habla, que se desnuda en las páginas de un diario tan roto como ella. “El diario es equivalente en la escritura, al autorretrato en la pintura, ambos son el reflejo, la huella de la vida”

Abrazo de amor al universo
Sin duda es la escritura la que conforma a la Frida invisible, la Frida felíz que regresa, sustituyendo a la desgraciada.
El diario es su desnudez en pleno. Es ella, la real. La que se explora por dentro y por fuera, la que se busca y encuentra que “lo horrible y lo doloroso propician el conocimiento de sí misma”. Descubre la interacción con la niña-frida, con la fantasía de los sueños de infancia, descubre el recuerdo de lo que ni sabía que era, pero que siempre fue, plasmando en cada línea lo que salía inexorable del subconsciente. Se dibujó y desdibujó con cada palabrita rasgada. La Frida del diario es más sensata. Allí se lee y pereciera que se le tocara, que se le viviera, pareciera que se le está palpando en su alegría: “Nada vale más que la risa. Es fuerza reír. Y abandonarse. Ser cruel y ligero”; y su tristeza: “Yo soy la desintegración”.
Unas cuantas palabras de Frida que la evidencian:
“Ya llega. Mi mano. Mi roja visión. Más grande. Más suya. Martirio del vidrio. La gran sinrazón. Columnas y valles. Los dedos del viento. Los niños sangrantes. La mica micrón. No sé lo que piensa mi sueño burlón. La tinta, la mancha. La forma. El color. Soy ave. Soy todo. Sin más turbación. Todas las campanas. Las reglas. Las tierras. La grande arboleda. La mayor ternura. La inmensa marea. Basura. Tinajas. Cartas de cartón. Dados dedos dúos débil esperanza de hacer construcción. Las telas. Los reyes. Tan tontos. Mis uñas. El hilo y el pelo. El nervio zumbón Ya me voy conmigo. Un minuto ausente. Te tengo robado y me voy llorando. Es un vacilón”
Sus palabras develan el surrealismo que caracterizó su obra. Fragmentos sin sentido aparente, con cierta función poética. “la letanía carece de sentido literal, pero resulta enormemente sugerente en un plano subliminal”
El párrafo anterior me permite nombrar algunas características en la vida de la artista: su imposibilidad de tener hijos: los abortos - Los niños sangrantes-. Sus preferencias políticas, el comunismo - Mi roja visión-. Diego, el amor de su vida, como lo expresó alguna vez, su otro gran accidente además del tranvía. La gran sinrazón. La eterna oscilación del blanco al negro y del negro al blanco - La mayor ternura. La inmensa marea. Basura. Tinajas. Cartas de cartón-.
“¿Quién diría que las manchas viven y ayudan a vivir? Tinta, sangre, olor. No sé qué tinta usaría que quiere dejar su huella en tal forma. Respeto su instancia y haré cuanto pueda por huir de mi mundo mundos entintados – tierra libre y mía. Soles lejanos que me llaman por que formo parte de su núcleo. Tonterías. ¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?”
La pregunta inicial del párrafo anterior afirma la funcionalidad de las palabras (manchas) como instrumento de sobrevivencia, de apoyo, sobre todo en los últimos años de su vida. “Su escritura es la mancha que llena el vacío, que rellena los huecos de su cuerpo mutilado y le permite recuperar una forma especial de equilibrio”. Por otro lado da la impresión de que pretende seguir una orden y volverse racional y sobria, pero inmediatamente se retracta y concluye con una frase que devela lo fantasioso y locuaz y además que se plantea constantemente en la vida y obra de la artista: ¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?
No son sólo las palabras las que componen el diario. Van acompañadas de imágenes que no tiene un valor meramente ilustrativo, sino que conforman un collage en el que ambos lenguajes se complementan, sin que exista entre ellos una jerarquía. El color es otro elemento importante en la estructura del diario. Posee un carácter simbólico en la escritura. Hay una correspondencia entre el color de las letras y el significado de las palabras. A veces se trata de una correspondencia lógica, mecánica; pero otras veces adquiere un valor intuitivo. “el simbolismo poético del color rojo con el que escribe muchas páginas de este diario corrobora la idea de que la escritura es un acto de vida, pues es una auténtica escritura ensangrentada, como su mismo cuerpo, herida que mancha y surtidor de verdad lacerada”
La escritura de Frida, posee, como todo lo artístico, un doble significado: es un gesto y además es un signo que comunica con otra realidad, con la que está detrás de cada aletear de las alas de la Frida rota, como ella lo expresó, de la Frida desintegrada.
Como en un acto de despedida, poco antes de su muerte, escribe las últimas palabras en el diario: “Espero alegre la salida – y espero no volver jamás – FRIDA”. Es un desprenderse del cuerpo quebrantado que “enjaula” su “alma de ave”, es decirle al mundo que se marcha de la realidad que la hizo feliz y desgraciada, pero que no se arrepiente de nada. Es derramar unas cuantas lágrimas de satisfacción por la partida, pero no importa porque ya fue suficiente. La Frida se despide y ama su partida.
Con esta artista queda siempre un sinsabor. Es como si quedara pendiente algo. Una constante incertidumbre que hace que me pregunte si en verdad lo que escribo es lo que ella quiso decir. Es como un tesoro escondido, un misterio que arroja pistas y más pistas, pero que nunca dará una verdad absoluta, ¡pero qué insensato pedir de Frida una verdad absoluta! Si ella es “absurda y fugaz”, mágica, invisible, casi irreal.
Biografía
 1907-1954 -
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nace el 6 de julio de 1907 en la Ciudad de México. A los seis años de edad contrae poliomielitis, la cortedad de su pierna derecha no impide que realize sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria. A los dieciocho años sufre un accidente cuando un trolebús se impacta contra el camión donde ella viajaba. Frida se lesiona la espina dorsal. Debido a la inmovilidad a la que se ve sometida, durante los primeros meses de recuperación Frida comienza a pintar. Asi conoce a Diego Rivera, con quien se casa en 1929. Las infidelidades de Diego provocan el divorcio en 1939, pero un año despues Frida y el muralista contraen nupcias nuevamente. Como fiel activista de izquierda, Frida es miembro del Partido Comunista Mexicano

romi
PD/ Siempre me ha fascinado esta mujer, su pintura tiene un colorido y una fuerza inusitada. Parece que en este cuadro se ve el tipo de relación que tenía con su marido Diego Rivera, de protección. Me gusta la secuencia una diosa de piedra la protege a ella y detrás de otra otra más de aire o nubes en este oleo "El Abrazo de Amor del Universo", así se titula esta obra de la gran Frida Kahlo. La variación sobre un tema me encanta. En este caso en dicha obra aparece, la propia Frida Khalo (como siempre en su obra), Diego Rivera (el gran amor de su vida) y el Sr. Xolotl, un óleo sobre masonite realizado en 1949.
Las tres figuras, se encuentran unas obre otras, mientas que las mismas se encuentran entre las manos protectoras del universo. Las formas surrealistas se apoderan del pincel para presentar un mundo imaginario donde vemos hasta cactus.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Roberto Arlt: el lunfardo en sus textos

Es notable, en los textos de Roberto Arlt, su estilo muy personal. Destacamos como una de las peculiaridades positivas de sus escritos la riqueza de su léxico. Casi todos en argentina comprenden lo que él escribe en sus cuentos, novelas, aguafuertes o piezas de teatro. Un ejemplo es un fragamento de Los siete locos. El farmacéutico responde con el lenguaje vivo de la calle ante el pedido desesperado del endeudado Erdosian y produce este legendario pasaje:

"-Pero, decime, ¿vos no podés prestarme esos seiscientos pesos?
El otro movió lentamente la cabeza:
-¿Te pensás que porque leo la Biblia soy un otario?
Erdosian lo miró desesperado:
-Te juro que los debo.
De pronto ocurrió algo inesperado.
El farmacéutico se levantó, extendió el brazo y haciendo chasquear la yema de los dedos, exclamó ante el mozo del café que miraba asombrado la escena:
Rajá, turrito, rajá."

Parafraseando al propio Arlt podemos decir que el "Rajá, turrito, rajá" es mucho más elocuente que si se dijiera "Retírese, tonto, retírese".
El tono y la actitud del farmaceutico no son propios de un delicuente habituado a hablar en un lenguaje profesional. Él es un buen porteño y como tal se muestra "piola", esta expectante y de vuelta de todo para que nada lo sorprenda, ni el "manguero" Erdosian. El farmacéutico muestra que ha aprendido la picardía de una ciudad como Buenos Aires lleno de malandras en donde ser inocente representa una desventaja.
El lunfardo, como el argot francés, la giria brasileña, la coa chilena y la replana de los peruanos, terminó por trascender del círculo estricto de los chorros, punguistas, y demás componentes del hampa para llegar al conocimiento público a través de la transmisión oral, de los sainetes, de las letras de tango y, también del periodismo popular y de los escritores costumbristas. "Si palabras del lenguaje ...'lunfardo' en la Argentina han penetrado en el léxico popular significa que han perdido su función más importante de clave y, por lo tanto, ya no son utilizables en su campo de origen."
El lunfardo de Buenos Aires se nutrió de muchas palabras de la inmigración, hay en él un "proceso de asimilación, que nadie dirige o influye con su intervención personal, se registra un claro fenómeno selectivo, obediente a las causas que originan las modalidades dialectales del pueblo, vinculados con los requisitos de la eufonía y de las exigencias conceptuales. De ahí que la masa anónima adopte ciertas voces y las difunda, incorporándolas, en definitiva, a su conversación corriente, mientras rechaza a las otras de firme después del período que les concedió a título de prueba".
Los estudios de léxico del habla popular porteña han llevado a Gobello a construir una definición más o menos adecuada: "El lunfardo es, a mi entender un repertorio de términos traídos por la inmigración, durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta el estallido de la primera gran guerra, y asumidos por el pueblo bajo de Buenos Aires, en cuyo discurso se mezclaban con otros de origen campesino, y quechuismos y lusismos que corrían ya en el habla popular, conformando un léxico que circula ahora en todos los niveles sociales de las 'repúblicas del Plata'."
Volviendo al fragmento de Los siete locos, de él destacamos las voces "rajá" y "turrito". Como generalmente, las flexiónes verbales no aparecen en la mayoría de las obras lexicográficas, y los diccionarios de Gobello y Coluccio no escapan de esa característica, para no buscar en vano el vocablo "rajá", vamos, en su lugar, a la búsqueda del infinitivo "rajar". En el de Gobello ese vocablo nos remite a "najar". A continuación transcribimos las entradas encontradas en los diccionarios mencionados:
"Najar. Lunf. Irse, marcharse ("Najé a una fonda cercana... ". Iriarte, Batifondo...). // Huir; correr, andar velozmente. // Despedir, obligar a alguien a retirarse. Del caló najar: correr, escapar, huir, por cruce con junar dio najusar, najushiar: ver mirar ("-Najusá, che, Carola, estoy muy chivo... ". Manco, El arrabal..., 3); irse, marcharse ("...después en un descuido de ella, se najushiaba nuevamente". Villamayor, La muerte..., 11). Por confusión acústica con el esp. rajar: hender, romper, apareció, en la primera década del siglo XIX , rajar, con los mismos significados de najar ("... y rajó hasta el cotorro de la percanta...". Fernández, Versos..., 85). Circula la forma protética enajar. Enajamiento, najamiento, najusamiento, najushiamiento: partida, huida; expulsión. Enaje, raje: partida, juida; expulsión. Rajar de corbata: huir cambiando constantemente de dirección para despistar a los perseguidores (por el cast. corbata: en el juego de billar, paso de la bola del que juega entre las que se proponía herir y dos bandas que forman ángulo)."
Como vemos, el Nuevo diccionario lunfardo nos permite saber más sobre el significado del vocablo "najar", el cual tiene su origen en el gitano llamado "caló", igual significado y uso tiene de "rajar" (se formó por confusión acústica con el español rajar). Es decir que para nuestro caso, la definición: "obligar a alguien a retirarse", nos ayuda a comprender, en parte, "el raja, turrito, raja". Para que el contenido de la definición resulte claro, Gobello nos proporciona abundantes ejemplos extraídos de las más variadas obras literarias. Esto viene a confirmar una de las características del lunfardo, "no hay término lunfardo que no sea a la vez literario y coloquial."
"Rajar. En l.v. huir, escapar velozmente, despedir con cierta falta o muy poca urbanidad a alguien. Decir algo groseramente, etc. (Un par de maniobras y me deslizaba por el túnel hacia la libertad de la calle. Al asomar el paragolpes en la vereda me rajaron un insulto. Frené, sorprendido. El semáforo me protegía y la chicharra sonaba como un taladro. M.A.)".
Por su parte, el Diccionario de voces y expresiones argentinas trae tres acepciones del vocablo "rajar" y sólo da un ejemplo, el que corresponde al significado 'decir algo groseramente'. Allí nos enteramos que esa abreviatura corresponde a Marcos Aguini, pero como el autor retacea información, no llegamos a saber en esa página cual es la obra de la que se extrajo el ejemplo citado. Para develar la incognita vamos a la página referente a bibliografía, en ella nos enteramos que la obra es Profanación del amor. Buenos Aires, 1982. No consta la editora y con respecto al autor de la obra hay una contradicción, pues en un lugar se lo cita como Aguini y en otro como Aguinis. Nos quedamos con esa duda.
El otro vocablo seleccionado es el diminutivo "turrito". Vamos, entonces, a la búsqueda de "turro".
"Turro. Pop. Incapaz, inepto, necio ("Che..., supe, que a ese por turro / Como ratón pa la cueva, / Lo portaron pa' la Nueva / Porque hizo chillar el burro". Iriarte, Batifondo...). // Ruin, vil, de sentimientos innobles ("Cuando tipos bien vestidos buscan darnos conversación, tenemos que cuidarnos. O son tiras o son turros". Kordon, La vuelta..., 74). El femenino turra se aplica a la mujer que se entrega con facilidad, por vicio o por interés. La primera acepción puede ser deformación del esp. tuno: bribón; la segunda y el femenino acusan un visible cruce con atorrante. Turrear: holgazanear ("...Las hermanas en la puerta y el hermano contemplando la media docena de vagos que turrean en la esquina". Arlt, Aguafuertes..., 1933, 71). Turrero: rufián que explota prostitutas de ínfima condición."
El lexicógrafo Gobello parece ser más atinado, tanto en la elección de los autores como también de las obras. También destacamos la abundancia de ejemplos, pues ellos resultan indispensables para el público al cual está dirigido la obra, esencialmente estudiantes que desean esclarecer dudas o traducir textos literarios, u otros lectores que quieren ampliar conocimientos del léxico lunfardo.
"Turra. En l.v., dícese de la mujer que comercia con su cuerpo. // Además se emplea, tanto como el masculino, para aludir sin intención de ofender a alguien que hace buenos negocios, que tiene suerte en el amor, etc. Es usar un vocablo poco elegante para ponderar. // A veces se emplea con sentido despectivo, pero no guarda relación con la primera acepción que aquí damos. (Una de las turras, la Nélida, la de enfrente, la que hubiera sido capaz de entregarse hasta a Don José, era una turbia amiga de Doña Luisa Azul, de Pocha Huevo, J.A .)".
El diccionario de Félix Coluccio no trae "turro" sino "turra". Es muy parco en sus explicaciones, sólo trae la definición del vocablo y un ejemplo. Las otras explicaciones en nada ayudan a un lector no porteño a descifrar "el turrito" proferido por el farmacéutico en el fragmento expuesto de Los siete locos. En suma, el diccionario de Gobello nos satisface más, pues tiene mejores explicaciones y más ejemplos de uso que el de Coluccio que tiende a la escasez de informaciones
"Ester Primavera" es un cuento que fue publicado por primera vez en el diario La Nación, en julio de 1928. Elegí este texto porque la acción se desarrolla en un ambiente de maleantes y canallas. Notamos, en algunos trechos, la utilización de voces populares y lunfardas, pues a sus personajes ("chorros" y "rateros") los recuerdos los trasladan al arrabal porteño, de fines de la década del 20. En otras palabras, Arlt se vale del lunfardo por una necesidad literaria, para darle más veracidad a sus relatos.
En "Ester Primavera" se aborda el tema de las argucias del hombre para alcanzar un auténtico conocimiento de la mujer, la presencia idealizada de la mujer a quien amó sin lealtad constituye el mundo privado del enfermo. El narrador es un canalla que pasa los últimos días de su vida recluído en un sanatorio para tuberculosos. Setecientos días han pasado desde que cometió una cruel infamia contra Ester Primavera, una mujer honesta y pura. En un primer momento, la muchacha lo atrajo, luego surgió la desconfianza, posteriormente, le comete un daño irreparable porque quería que ella lo odiase para siempre. El objetivo era ser entrañable por el daño. Ahora, carga con el remordimiento y junto con otros cuatro canallas se reunen todas las noches a tomar mate para charlar, recordar de las "chambonadas" y jugar a cual es el más canalla de todos. En los fragmentos seleccionados a continuación resaltamos las voces lunfardas:
"El primero que llega es Sacco, cabeza de cebolla y tórax de pugilista, más pálido que un cirio, y que en Buenos Aires fue 'lancero'. Tiene el prontuario más largo que una tesis". (...)
"A mí me sorprendió el terrible dolor pulmonar una mañana de verano, a Paya le subió la sangre en surtidor a los labios una noche en un 'escolaso' en que se jugaba dos mil pesos... " (...)
"... y luego las partidas de naipes interminables, la emoción de los encuentros, los paseos en el carro celular al `juzgado', las historias de estafas, el prolegómeno de la cárcel de encausados, la carta que se escribe para engatusar a un 'gil' con el cuento de la quiebra fraudulenta..."
En este cuento el lunfardo y el lenguaje vulgar se limita a las conversaciones que tienen los cinco canallas. El narrador emplea dos tonos distintos según la situación narrada, si se refiere a sus compañeros de enfermedad aparece el lunfardo ("lancero, escolaso, gil"), cuando piensa en Ester Primavera su tono es otro y no se detecta la presencia de voces lunfardas o utilización de lenguaje vulgar. Del vocabulario apuntado, seleccionamos "gil".
Muchos vocablos como el mencionado, con el pasar del tiempo, han perdido sus connotaciones lunfardas. Clemente dice que perdieron su misión clave y ya no tienen el significado peyorativo, "mina" es un ejemplo: "En su comienzo fue voz delictuosa que indicaba a la mujer que producia renta con su propia cuerpo (...),"mina" adquirió una aceptación cercana a la novia".
El Nuevo diccionario lunfardo de Gobello define al "gil" como individuo tonto y añade:
"Gil. Lunf. Tonto ("En la estafa, el gil [sinónimo de otario} ve los objetos con que va a ser robado... ". Lugones, Los caballeros...). Del cast. gilí: tonto -y este del caló jil: cándido-, por cruce con el nombre propio Gil. Admite los aumentativos gilón y gilún -éste último con interferencia genovesa-, los despectivos agenovesados gilastro, gilastrón y gilastrún y las deformaciones giliberto -por influencia del nombre propio Gilberto-, gilimursi y gilurdo -por influencia del cast. palurdo). Corre el fem. gila ("Si vieras la cara de gila de la jovata". Kordon, Hacéle ..., 11). Gilada: colectividad de los giles ("... una pieza donde atiende a la gilada...". Bavio Esquiú, Juan..., 28). Gilería: acción propia de giles ("... es una gilería embarcarse sin tener el viaje de vuelta seguro... ". Saldías, La muchacha ..., Cuadro 2º). Gilear: perder el tiempo tontamente ("Gileaba unos minutos tomando mate...". Reason, A rienda..., 87). Gil a cuadros. V. Cuadro. Forma vésrica: logi ("... ni hacer bolsa algún logi batidor..." . Gandolfi, Nocáu..., 57)."
José Gobello ha recogido y ordenado información sobre el lunfardo. Ha tenido el cuidado por la etimología y la procedencia de los vocablos. Como vimos en "rajar" y ahora en "gil", el origen proviene de otros lenguajes marginales lejanos en el tiempo, como el caló gitano o la germanía española. También se ha ocupado en colocar los derivados y ha seleccionado ejemplos utilizando innúmeras autoridades como Jorge Luis Borges, Enrique Cadícamo, Bioy Casares, Julio Cortázar, Manuel Puig y el propio Arlt sólo para citar algunas. La recurrencia a las autoridades señala el esfuerzo del autor para sacar las pesquisas de lunfardología del estado primitivo en que solían presentarse, como meros repertorios de términos del hampa, u otras veces como especulaciones sin fundamento. Gobello simpatiza con el lunfardo y su acercamiento afectuoso le hace ver que el lunfardo es sobre todo una forma lúdica y festiva del habla popular porteña. Además del origen, indaga la composición y la difusión de los vocablos. Notamos que "Gil a cuadros, gilastrún, gilberto, logi, gilimursi y gilurdo" llevan en su uso un sentido despectivo e impone un tono de afirmación condenatoria cuando se califica a alguien.
En el Diccionario de voces y expresiones argentinas:
"Gil. En 1 v. dícese de la persona fácil de engañar, casi tonta. (En su juicio, el hombre que es benévolo sin malicia está próximo a ser un "gil". Prefiere ser un canalla o parecerlo: pero si las circunstancias le ratifican una absoluta impunidad, se abandona a una benigna participación en los destinos ajenos. El hombre que está solo y espera de Raúl Scalabrini.Ortiz.). (...) -Es una ironía, gil -me retrucó Alberto. -Puede ser -admití un poco molesto por lo de "gil"-. (...) David Home, La nación, 27 junio, 1982)."
Según la definición de Coluccio, el hombre porteño coloca al "gil" en el último lugar de la escala que clasifica a los ingenuos. Su matiz conceptual se diferencia del "chambón" o del "boludo", y de cuantas sinonimias jergales traducen la candidez o la falta de perspicacia en un asunto determinado. A diferencia del de Gobello, este diccionario no se ocupa de la etimología de las palabras.
Arlt se interesa por el origen de algunas voces lunfardas, en la aguafuerte llamada "Ahí viene la cana", presenta su peculiar versión del origen de la palabra "cana". Cuenta, con cierta ironía, que había un comisario de apellido Racana, que fue muy conocido por sus razias contra los pequeños malandras. Tanto los pibes utilizaron ahí viene Racana que terminó por desgastarse y la R y la A se fusionaron en "la" formando "la cana".
romi
PD/ El lunfardo es el dialecto utilizado en la mayoría de los tangos para referirse a diferentes cosas en términos especiales. El Lunfardo puede ser considerado como el idioma del tango argentino.

www.elportaldeltango.com.ar/dicciona.htm


viernes, 9 de septiembre de 2011

Festival Internacional de Literatura en el Malba


La literatura es una parte fundamental de la vida cotidiana de Buenos Aires. Todos los días vemos personas con un libro bajo el brazo, y nos sentimos cómodos de afirmar que en Buenos Aires se lee mucho. Por eso, es necesario, como con todas las actividades que definen a la Ciudad, que se lleve a cabo un festival para celebrar la actividad de la lectura. El Festival Internacional de Literatura (FILBA) comenzará el próximo 9 de Septiembre en diferentes sedes.

Se tratará de la tercera edición del Festival en llevarse a cabo en la Ciudad, y contará con algunas actividades interesantes que nos acercarán a los personajes detrás de los libros: sus autores. Habrá secciones dedicadas a temáticas puntuales, propias de la época, pero además contará con actividades accesibles al público que no está acostumbrado al ambiente de las letras.
En esta oportunidad, el Festival contará con diferentes sedes. Habrá actividades en el Museo de Arte Lationamericano de Buenos Aires, o Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415, Palermo), el CCEBA Paraná (Paraná 1159, Barrio Norte), Eterna Cadencia (Honduras 5582, Palermo), el Centro Cultural Ricardo Rojas (Corrientes 2038, Balvanera), la librería Clásica y Moderna (Av. Callao 892, Recoleta), y el Centro Metropolitano de Diseño (Villariño 2498, Barracas), entre otros.
Una de las secciones del FILBA más interesantes es “Bloco Brasil”, que se encarga de repasar las últimas novedades de la literatura brasileña. Se hará un recorrido de las obras de Machado de Assis, Guimarâes Rosa y Clarice Lispector, con paneles de autores que además discutirán sobre el estado actual de las letras de Brasil.
Además, la sección “En Primera Persona” busca poner en contacto a los artistas con sus lectores. Será a través de entrevistas, performances y lecturas, entre otras cosas. Así como la literatura tuvo su origen en lo oral, esta sección busca devolvernos a esa etapa primera para disfrutar de la lectura de otra forma.
Algunos de los invitados más importantes son Florencia Abbate (Argentina), Vilma Arêas (Brasil), Andrés Barba (España), y Nicole Brossard (Canadá), entre otros. Estos autores se encargarán de varias charlas y actividades, para llevarnos un paso más cerca de la lectura.
El festival se extenderá hasta el 18 de Septiembre y es totalmente gratuito. Los invitamos a acercarse un poco más al espíritu literato porteño a través de algunas de sus actividades.

Para mas información entrar a http://www.filba.org.ar/
 
romi

El día que me quieras

Seguramente ustedes, al igual que yo, han lanzado al viento más de un “el día que me quieras tendrá más luz que junio”, ¿verdad? Y es que en ese deseo cabe un montón de sensaciones, pues representa la plenitud, el sosiego de nuestro aforo de añoranzas: si antes el tiempo corría veloz y falazmente, a la llegada de el día todo a nuestro alrededor se detiene, es la cima, la cúspide del placer. Y es Amado Nervo quien escribe y describe el día anhelado con soberbio -y claro está, dulzón, empalagoso y quizá exagerado- romanticismo, a pesar de que su poesía se adscribió mayormente a la estética modernista.


El día que me quieras
El día que me quieras tendrá más luz que junio...
El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.
Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.
El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.
Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!
Al reventar el alba del día que me quiera
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.
El día que me quieras será cada celaje
a la maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.
El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios
Amado Nervo

Reseña biográfica
Poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit en 1870.
En su juventud quiso ser clérigo, pero muy pronto se vio atraído por los variados estímulos de la vida, los viajes, los amores y la misma poesía. Su iniciación estética fue marcada por el influjo de Gutiérrez Nájera y de los grupos que se congregaban alrededor de «La revista azul» y «Revista moderna», en cuyas páginas se desbordaba todo el ímpetu del modernismo americano.
Entre el conjunto de su creación, se destacan sus libros «Serenidad» «Elevación», «Plenitud» y «La amada inmóvil».
Falleció en Montevideo, Uruguay en 1919. ©

romi



domingo, 4 de septiembre de 2011

Leopoldo Marechal

"Aún por encima de Darío y de Lugones, Marechal es el poeta: el primer poeta de América. El poeta justo, el poeta libre y ajustado. Sin corset, pero encorsetado de musculatura poética. Con sístole y diástole. No un ventrílocuo, sino un juglar que baila en puntas de pie sobre los finísimos reflejos de los vitrales de una catedral en honor de Nuestra Señor. Un poeta a quien Ella le comprometió para siempre con el sobrenombre de hijo. Alguien en quien la gracia cruje a luz".

Ignacio B. Anzoátegui
La obra de Leopoldo Marechal puede observarse como una totalidad, como una Poética que incluye la poesía y el teatro, el ensayo y la novela. Más allá del mayor o menor mérito que corresponde a cada uno de los trabajos, lo que importa señalar como detalle significativo es la coherencia de la obra, su elaboración a partir de ideas y sentimientos que conforman una concepción del mundo. En esta concepción confluyen diversos intereses estéticos, filosóficos y religiosos que se integran en la madurez vital y creativa del poeta

El universo platónico, la interpretación de la Biblia a partir de sus significados proféticos, la visión del hombre como criatura trascendente, son invariantes de la obra de Marechal, y constituyen el basamento e ideología de su poética. De allí surgen otras ideas temporales e inmediatas relacionadas con el arte, la literatura, la historia o la política. Pero las mismas siempre responden a esa concepción unitaria del mundo y de la vida. Así, cuando intuye el carácter cíclico del arte, cuatro estaciones -clasicismo, academismo, romanticismo, neoclasicismo- "por las cuales el arte vive, se corrompe y vuelve a resucitar en el orden del tiempo, como las estaciones del ciclo anual", o cuando a través de los protagonistas de sus novelas repite el viaje del hombre amenazado por su propia finitud o por las fuerzas que mediatizan o destruyen sus posibilidades, o cuando, finalmente, lo argentino asoma como constante en sus poemas o su teatro pero en una proyección que trasciende la mera referencia geográfica e histórica. Sus ideas políticas, a la vez, se inscriben también en este universo y el carácter profético con que señala una Nueva Argentina demuestra que más allá de su adhesión al nacionalismo católico primero y más tarde al peronismo, hay en él una voluntad de coherencia y de armonía que se impone sobre lo episódico. Todos estos elementos que hacen a su personalidad se reflejan naturalmente en su obra. La misma, en sus aspectos especificamente literarios, muestra una gran riqueza, una línea ascendente, el cumplimiento riguroso de su propio planteo estético. En 1922 publica su primer libro: Los Aguiluchos. En él se advierten diferentes influencias, resonancias de un cercano pasado modernista, pero su propia voz se percibe en cierta entonación vital, en el reconocimiento gozoso de la Naturaleza, en la exaltación pastoral que le permite revivir "el perfume salvaje de la tierra", y nombrar, con pasión, los seres y las cosas. Esta dirección de su poesía, esta fuerza que en Los Aguiluchos no termina de encauzar el canto, se define, por fin, en 1926, en su libro Días como flechas. La experiencia del ultraismo (véase), la utilización de la metáfora en su más alto valor expresivo, la traducción, por medio de la imagen, de la realidad observada con una óptica subjetiva, son algunos elementos que encuadran al libro dentro del movimiento renovador de su generación. A la vez, Días como flechas afirma la singularidad del poeta que, con esos elementos, define lo que había quedado como intención en su primer libro. También aquí aparece la exaltación de la Naturaleza, también aquí lo pastoral, pero en un plano de mayor rigor formal. También aquí la pasión pero esta vez gobernada. Uno de sus poemas: "Largo día de cólera", puede ejemplificar esta actitud: "Lo esencial es romper el silencio, y el agua / de los grandes mutismos / Y el silencio es un buey que se arrodilla, / fustigado de voces. El reconocimiento de su propia voz, de su identidad poética, es, al mismo tiempo, motivo de canto: "Todo está bien, ya soy un poco dios / en esta soledad / con este orgullo que ha tendido a las horas / una ballesta de palabras". De allí en adelante, Leopoldo Marechal, consciente de su instrumento expresivo, organiza su Poética, buscando cada vez más el equilibrio, una serena contemplación de lo vivido, que ha de traducirse, de acuerdo con las premisas de su universo platónico, en un orden, una armonía-peso, medida, número-que de algún modo alude a la Creación tanto como a lo curativo de sus versos. Así, en Odas para el hombre y la mujer ( 1929) reaparece lo pastoral, pero esta vez como sentimiento evocado desde la ciudad del poeta, más como esencia de lo poético que como realidad inmediata. En su poema '¡De la rosa bermeja", dice: "Porque la rosa roja se aprieta, y es un nudo que guarda su secreto"... " ¡Pero no descubramos lo que la rosa es fuera de nosotros!" Hasta en la mención de lo geográfico y lo histórico, se manifiesta esta actitud trascendente, por ejemplo, cuando dice en su oda "De la Patria Joven": "La Patria es un dolor que nuestros ojos no aprenden a llorar". El que invoca, el que la nombra, siempre está lejos y cerca, en la misma ambigüedad de espacio y tiempo del poema:

Extranjero soy: llevo mi soledad cogida de la mano
y oigo cantar el tiempo bajo los rotos puentes.
.. .. ..... .... .... .. .......... ...
Hablé con los marinos que levantan el alba en sus anzuelos
Extranjero soy en un país grato al mar:
el nuevo día llora, recién nacido y pobre.
... ... ... ... ... ... .
Cantada en una lejanía)
"Mi canción, ya perdida ya en bienaventuranza / será un idioma puesto sobre justa balanza", expresa Marechal en el primer poema de Laberinto de amor (1936) Ese idioma, deliberadamente sobrio, parece indicar un nuevo período que se continúa en Poemas Australes (1937) en los Sonetos a Sophia (1940) en El Centauro (1940) y en El Viaje de la Primavera (1945). En medio del orden, del peso, la medida la balanza del justo, surge entonces una nueva serie de canciones de amor que indican una nueva dirección -afectiva y expresiva- del poeta. Son las Canciones elbitences, dedicadas a Elbia (o Elbiamor como quiere el poeta), canciones que se incluyen en la Antología Poética, publicada en 1950. En Heptamerón (1966) reaparece el tema de Elbiamor:
... ... ... ... ... ... ... ... .
Elbiamor, tu memoria se parece
a un dichoso año que resucita
Elbiamor, cuando piensas, tu Razón
... ... ... ... ... ... ... ... .
Elbiamor, cuando sueñas,
la construcción del mundo
es una risa de albañiles.
En Heptamerón, Marechal reúne algunos trabajos publicados anteriormente: La poética (1959); La Patria (1960) y La alegropeya (1962). Ese mismo año se publican Poemas de Marechal y El poema del Robot. Es el tiempo también en que su obra narrativa sale del olvido, en que se redescubre Adán Buenosayres suscitando el interés de los jóvenes por Marechal novelista. En 1965, Leopoldo Marechal publica su segunda novela: El banquete de Severo Arcángelo. Mientras Adán Buenosayres (1948) significa la mayor experiencia formal realizada en la novela argentina hasta entonces, El banquete de Severo Arcángelo se expresa en un idioma sereno, sin sobresaltos, con cierta sobriedad clásica que no excluye el humor o la ironía. Adán Buenosayres significaría, en lo narrativo, lo que Días como flechas significó en lo poético, en tanto El banquete de Severo Arcángelo sería la transcripción, en prosa, del segundo período poético de Marechal. Esta relación no es antojadiza sino que surge del equilibrio y correspondencia entre las partes de una Poética totalizadora, donde confluyen alternativamente, la pasión y el orden. Esto es válido tanto para la comprensión de su poesía, como para su narrativa, sus ensayos y su teatro. La premisa romántica de reelaborar mitos a través de personajes y episodios nacionales y cierta voluntad clásica coinciden en el teatro de Leopoldo Marechal. Otra característica es el sentido épico-trágico que aparece como consecuencia de esa actitud, el carácter mítico del héroe que cumple su destino, impulsado no tanto por las circunstancias sino por la fuerza oscura e irreversible de su sino. Esto se evidencia en Antígona Vélez, obra estrenada en 1951. Un oratorio: El canto de San Martín (1950) y Las tres caras de Venus, publicada en 1966, completan la labor de este autor que tiene inéditas once obras de teatro. Pero "lo teatral" más allá de su técnica y expresión específica, puede encontrarse también como un elemento complementario de los recursos narrativos de Marechal. Son "teatrales" los nombres y apariciones simbólicas y fugaces como ciertas actitudes de numerosos personajes de Adán Buenosayres, como es "teatral" el planteo y presentación de El banquete de Severo Arcángelo, en la acepción de "teatro del mundo", representación de lo real y lo ilusorio. La relación novela-teatro debe unirse a la relación novela-ensayo, ya que en la obra de Marechal el planteo cuenta tanto como el medio expresivo. Sus dos novelas, al fin, ejemplifican muchas de las ideas del ensayista, a la vez que éste se vale de imágenes propias de la narrativa o la poesía para expresar su pensamiento. En Cuadernos de navegación (1966) Marechal vuelve sobre sus temas, reitera antiguas obsesiones. Su sentido religioso, esa "problemática viva" que se instala como centro de su pensamiento a partir de Descenso y ascenso del alma por la belleza (1939) se une a la contemplación estética, propia de su poesía a la revelación de ciertas claves de su novelística, a sus juicios sobre el arte ("Las cuatro estaciones del arte", "La autopsia de Creso"). De alguna manera esta ;«navegación" recoge las experiencias del poeta, del narrador, del ensayista, del actor y contemplador de su propia obra, y es un viaje paralelo a la travesía vital de su autor, un examen y ordenamiento de lo pensado y lo vivido.
Pedro Orgambide


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