martes, 21 de agosto de 2012

El gran inquisidor

 En “El gran inquisidor”, Dostoievski relata a través de la voz de Iván, el hermano escéptico de los Karamazov, una historia fantástica en la cual, a partir de la promesa que realizó Jesucristo de volver a la Tierra (Juan 14: 1- 3, Apocalipsis 1: 7) realiza un encuentro bastante peculiar entre Cristo y una de las cabezas de la Iglesia católica del siglo XVI, más concretamente el cardenal inquisidor de Sevilla.
Esta elección debe ser subrayada, y es que hay que tener en cuenta el poder e influencia que dentro de la Iglesia Católica del S. XVI tendría el cardenal de Sevilla, por tratarse esta ciudad en uno de los centros comerciales y por tanto políticos del Occidente cristiano de aquella época al ser entrada de la mayor parte de las mercancías que procedían del continente americano y por ser el imperio al que pertenecía la ciudad (España) la potencia política, económica y militar preponderante en aquella época.
Por lo tanto, podemos vislumbrar que posiblemente Dostoievski pretendió, a través de la elección de una alta jerarquía de la iglesia, reflejar que la postura que queda plasmada en la figura del inquisidor no es una postura marginal, o aislada, sino auspiciada desde el alto clero, y es que, a través del monólogo que realiza el nonagenario inquisidor ante la presencia de Cristo, Dostoievski vierte sus ideas posiblemente anticlericales que se cebaban especialmente contra la Iglesia católica, y es que en algunos círculos ésta se erigía como representante de un sistema inmovilista, conservador e incluso tal vez feudal.
Esta visión de una Iglesia católica feudal, no debería ser poco frecuente en el entorno en el que se desarrolló Dostoievski, y es que, en la Rusia del S. XIX numerosos círculos alentaban esta postura: por una parte la iglesia ortodoxa, religión mayoritaria en Rusia, y por otra parte de ciertos movimientos revolucionarios socialistas que aparecieron en la Rusia del S. XIX, y que después “evolucionarían” hasta el comunismo, movimientos revolucionarios a los cuales Fiodor Dostoievski no permaneció ajeno participando en el círculo clandestino de Petrashevski, donde estudia las ideas del socialismo utópico y por cuya simpatía y afiliación será arrestado y encerrado.
Bajo mi punto de vista, el relato constituye una férrea crítica anticlerical, concretándose contra el clero de la Iglesia católica, en tanto en cuanto el inquisidor es católico y el autor arremete contra una orden católica (La compañía de Jesús) en varias ocasiones. El relato esboza a un cardenal como representante del clero católico, o si se prefiere, del alto clero, que se presenta con bastantes similitudes con el Superhombre de Nietzsche, un cardenal dispuesto a inmolar en holocausto a Cristo, el cual ha vuelto a la tierra para “visitar a sus hijos por un momento”.
Un cardenal que sabe con certeza que se trata de Cristo, pues presencia una “demostración” (un milagro) al ver como ese Cristo resucita a una niña de apenas siete años, hija de un ilustre ciudadano y cuyo cuerpo estaba siendo transportado en un féretro para ser enterrado. También queda reflejada la certeza de que no se trata de una demencia del anciano cardenal en la respuesta de “sé demasiado lo que dirías” a la pregunta efectuada por él mismo de “¿Eres tú?”. Así mismo se puede interpretar como un guiño a que efectivamente se trata de Cristo en el hecho de que, a tenor de que el reo permanece callado, Iván (el personaje de los hermanos Karamazov que relata el cuento) dice que calla “como debe ser en todos los casos”. En este punto, se puede establecer un paralelismo con la otra vez que Cristo fue juzgado ante Herodes y los representantes políticos del pueblo judío y en la cual también permanece callado, tal y como se puede constatar en Lucas 23, 9.
Este cardenal Señor con ciertas trazas del Superhombre de Nietzsche, que llega a compararse con la deidad misma al afirmar que él, al igual que hicieron Cristo cuando fue tentado por el diablo y los profetas, estuvo en el desierto nutriéndose de langostas y raíces. Se presenta como un cardenal que ha dejado de creer en la conveniencia de lo que predicó Cristo para la mayoría de los hombres de a pie, ya que según él, esa doctrina no puede ser asumida por seres tan débiles como son los seres humanos, o por lo menos la mayoría de ellos.
El inquisidor sostiene que el hombre, ante todo, busca un ser ante el que inclinarse, un ser ante el que confiar su conciencia y la manera en que todos se unan, y esas aspiraciones son incompatibles con las tres tentaciones que rechazó Cristo cuando fue inducido por el diablo: el transformar las piedras en panes para que la humanidad se postrase ante él, el tirarse para demostrarse a sí mismo que era el hijo de Dios y por último el aceptar los reinos de la tierra para así obtener el poder político, poder político que proporcionaría a la humanidad la tan ansiada unidad.
Posiblemente en esta cuestión, la contraposición entre por aquello por lo que aboga Cristo, y lo que aboga la Iglesia representado por el cardenal inquisidor radique la principal reivindicación del autor, y es que, realiza una afrenta a la Iglesia y en absoluto a Cristo o a su mensaje.
Tal vez la tesis principal de Dostoievski sea la de un retorno al evangelio, tal como ya habían propugnado los cátaros extramuros de la Iglesia o Francisco de Asís intramuros, a lo que, en definitiva, constituye realmente la raíz del cristianismo más allá del poder político que la Iglesia pueda ejercer a través de la ciudad del Vaticano, el Estado de la Iglesia en la tierra. Esa es una de las principales reivindicaciones de Dostoievski en el cuento, la destrucción del señorío eclesiástico y la vuelta a lo que predicó Jesús.
El otro punto principal del discurso que Dostoievski hace a través de todo el cuento que relata Iván, que ya he ido comentando de forma algo dispersa a lo largo de mi ensayo y que ahora quiero condensar, es el de la existencia de dos bloques diferenciados: por un lado el de los señores, representado por el clero y por el otro el de los esclavos, la gente débil, en definitiva la del rebaño a pastorear y al cual, por su debilidad hay que edulcorarles la realidad para que de ese modo puedan llegar a ser felices.
Esa edulcoración conlleva que los elegidos, esos mártires torturados por un noble sufrimiento y lleno de amor a la humanidad, carguen con la mentira que supone hacerles ver a los hombres que ellos (el clero y la iglesia) obedecen a Cristo y les dominan en nombre de Cristo, cuando en realidad es falso. De este modo, Dostoievski continúa con la crítica a los estamentos de la iglesia al decir que no actúan de acuerdo a lo que Jesús predicó, sino que además actúan de acuerdo al anticristo desde el momento que aceptaron el poder político que conllevaba la constitución del estado Vaticano.
Queda patente también en esta postura tomada por el inquisidor la falta de fe que tiene en la humanidad, o en su grueso, la cual sería incapaz de sobrevivir y ser feliz con libertad, pues según el inquisidor, el pan material, esto es, el bienestar material es incompatible con la libertad. Llega a rebajar la dignidad del ser humano hasta el punto de compararlos con niños amotinados en una clase, y en contraposición al mensaje de Cristo, el cual por un lado reflejaba su gran fe por la humanidad y sus aptitudes, y por el otro, tenía un carácter universal, en el sentido de que iba dirigido a toda la humanidad, independientemente de sus condiciones y aptitudes, independientemente de que sea débiles o no.
En este sentido el inquisidor establece de antemano que el mensaje no puede ser asumido por los hombres por su debilidad, no son dignos de él, no los considera lo suficientemente capaces para asumirlo.
En definitiva, podemos concluir que Dostoievski critica a una Iglesia que no cree verdaderamente en el mensaje de Cristo, que dice defenderlo de una manera hipócrita para procurar una felicidad superflua y mundana en el individuo de a pie, y todo esto, debido a una falta de fe en las aptitudes de los hombres en general y más concretamente en la capacidad de las personas de poder ser felices con una total libertad de conciencia para creer de acuerdo al libre albedrío de cada uno, donde realmente radica el valor de la creencia y la fe, tal y como predicó Jesús.
Presenta una Iglesia que, aunque se le puede encontrar cierto punto de piedad y amor por la humanidad, es contraria a aquello a lo que dice defender: el mensaje de Cristo. Es hasta tal punto las pretensiones de la Iglesia antagónicas al mensaje de Cristo, que consideran la presencia de él, no solo un estorbo, sino un peligro.
romi

domingo, 12 de agosto de 2012

Volver a ser niño

Cuando vuelva a ser niña, actuaré según lo que pienso y tomaré la inocencia para vestirme de ella cada mañana al despertar.
Me pararé frente a mi espejo de caracolas y le enseñaré a mis labios a pintarse de sonrisas.
Abrazaré sin vergüenza por la calle a esa persona que tanto me alegra, sin conocer el rencor, ni la maldad; y le diré a la alegría que baile a mi alrededor.
Cuando nuevamente vuelva a

ser niña, descoseré la nostalgia y le dibujaré mariposas a la soledad.
Diré “te quieros”, envueltos en las flores que he pegado en mi pelo, para que cuando se despeguen, se esparzan sin castigar a mi mente.
Tan igual como cuando suelte mis palabras , sólo digan la verdad.
No suplicaré por cosas que no entiendo y llenaré de besos al abuelito de la esquina aunque me lo acaben de presentar.
Me dejaré entender que no mostrar afecto en cada momento no es ser antipática y actuar naturalmente según lo que sienta.
Diré “no” si algo no me gusta, sin el temor a ofender a los demás.
Tomaré la ternura y haré una ronda con ella; escucharé un insulto y responderé con una flor.
Cuando vuelva a ser niña, haré un sin fin de travesuras.
Pintaré en cada ventana un arco iris y en las noches más oscuras, cuando ya casi no brillen las estrellas, traeré a todas mis muñecas para sacarle una sonrisa a la luna.
Tal vez cuando mi infancia me llame, me haré mil preguntas para entender la tristeza de la gente, la muerte de los animales, y la desaparición de los bosques.
Porque ser niña, es mucho más que ser un adulto, porque es vivir y disfrutar de todo lo bello, sin malos pensamientos y de cuidar mi mundo, como a mi más preciado peluche.
Sólo espero que algún día todos podamos volver a ser niños, brincando y gritando felices por ser nuestra Tierra, un hogar lleno de juegos, buenas intenciones y libertad.
Ese día será el momento en que consiga aprender a ser adulta, sin olvidarme que la verdad es lo más puro y la inocencia misma , que una sonrisa mueve a las personas y que un beso hace nacer un alma.

Solamente desde ese día ...volveré a ser niña.

romi

PD/ Hoy se celebra el día del niño en Argentina y quise recordar mi niñez..

martes, 31 de julio de 2012

Murió Héctor Tizón


Sólo hay que nombrar a Héctor Tizón para pensar en la aridez y en la soledad de la Puna. Entre cerros y quebradas transcurren casi todos sus libros. El paisaje y las historias, en la obra de Tizón, son la misma cosa. Haberse convertido en un símbolo tan potente de una región ancestral es el mayor logro de su literatura, mucho más prestigioso que los numerosos premios y honores que amasó en Argentina y en el exterior. No son muchos los que puedan jactarse de plasmar tantos kilómetros de extensión, la idiosincracia que se aloja en ellos y, a la vez, personajes universales.
Nació en Rosario de la Frontera, Salta, pero se crió en la yunga verde de Yala, adonde su padre había llegado para dirigir la estación ferroviaria. Durante décadas fue el único lugar donde podía escribir, donde aprendió a hacerlo. Se murió ayer por la mañana, internado por una afección cardíaca en un sanatorio de San Salvador de Jujuy, a 12 kilómetros del pueblo al que llamaba “el centro del universo”. Lo velaron en la legislatura provincial y hoy lo entierran, por supuesto, en el cementerio de Yala. Tenía 82 años.
Paradójicamente publicó su primer libro A un costado de los rieles en 1960 cuando vivía en México y se ganaba la vida como agregado cultural. Otros relatos habían aparecido en diarios de Salta, el primer destino por el que dejó su pago. Le seguirían La Plata, donde se graduó como abogado, México, Italia –como cónsul– y España, durante el exilio al que lo obligó la última dictadura militar. Muchos años más tarde sería ministro de la Suprema Corte de Jujuy.
En 1969 apareció la primera de sus novelas. En Fuego en Casabindo Tizón relata la derrota de los coyas, pobladores originarios de su Puna. El libro se convirtió en un éxito y la desolación y melancolía del paisaje y su potencia mesiánica ya no se irían más de su obra.
Tres años después el autor escribe en su diario: “Hoy me he levantado a las 5 de la madrugada: comencé a releer la última novela que se titula Cantar del profeta y el bandido. Cincuenta páginas de un tirón”. Para su segundo libro, Tizón ya escribía con disciplina, por las mañanas, en el jardín, y casi siempre los fines de semana, porque el resto de la semana lo ocupaban sus tareas profesionales como abogado, juez de paz o, después, como convencional Constituyente por la Unión Cívica Radical. Pero nunca dejó de escribir, ni de tomarse el tiempo que consideraba necesario. A María Esther Vázquez le confió : “Escribir debe ser una función armónica. Es lo mismo que hacer el amor de prisa, una barbaridad”.
En 1976, a los 48 años, Tizón abandonó la dirección del diario “Proclama” y se refugió en España. Semanas después de establecerse en Madrid escribió: “El regreso no existe. Es la verdad que duele y entristece, como todo naufragio”.
El exilio forzoso cambió para siempre su escritura. El desarraigo se convirtió en obsesión, aunque nunca dejó de narrar la Puna. De la imposibilidad de regresar y de crear en tierras extrañas tratan varios cuentos y su novela La casa y el viento, escrita en España.
A su regreso insistió con novelas, cuentos e incursionó en el ensayo. En los últimos años publicó sus memorias y este mes acaba de editarse sus relatos de Memorial de la Puna. En ambos hay un tono de despedida. En el primero Tizón revela para quién escribía: “Escribo para los muertos, para los que vivieron en aquellos años por los cuales sentimos nostalgia”. Ahora, sabemos: escribía para sí mismo.

romi

sábado, 21 de julio de 2012

Hablame de amor

 
Hablame de amor
como lo hacías antes
cuando contábamos mariposas sobre flores de colores,
cuando tu caminabas descalza
y nos sentábamos en el balcón sumando primaveras.
Entonces tus labios alimentaban de promesas los míos
mientras yo te servia el desayuno con jugos de estrellas
 Hablame de amor
como lo hacías antes.
Hoy lo necesito
porque aquí estoy huérfano de ternura y de caricias
exhalando el aroma de aquellos días
extrañando tu piel erizada bajo mis manos.
 Hablame de amor, amor mio
aunque tu mirada este vacía
habitada por formas cotidianas
y palabras sin sentidos
 Hablame de amor
antes que cierre la puerta detrás mio
y en nuestro mundo quede un camino sin huellas ni regreso.
 Juan Carlos Alarcon

Breve Biografía
 Juan Carlos Alarcón, poeta, escritor y dramaturgo argentino, nació en Córdoba en el año 1948. Desde muy joven se dedicó a la literatura, al periodismo, radicado en Francia desde donde continua su vocación literaria escribiendo y publicando libros de novelas, cuentos, poesías, obras de teatro.  Entre lo más destacado se puede citar: las novelas “El ladrón de campanas” y “Los pájaros vuelan en libertad” y los libros de poemas “Ambición de Existir” y “País Chucaro”y demás
  /PD 
Leí que la inspiracion en la composición artística se asocia a un brote de creatividad irracional e inconsciente.
Por suerte charlé con Juan Carlos en varias oportunidades porqué me interesaba saber en que se inspira  un gran poeta  para escribir tan bellos poemas.
Leyendo un repotaje que le hiciera la señora Clementina Rossini  a Juan Carlos Alarcón, allí el explica muy bien como maneja su inspiración.
Clementina le preguntó:
De tus poemas ¿cuál deja traslucir el amor más intenso que hayas sentido por una mujer?
En todos, porque los poemas nacen de sensaciones anímicas y corporales que cada mujer puede transmitirme, pero no sólo son las mujeres que me sacuden el espíritu y me llevan a construir un poema, también puede ser cualquier cosa de la vida cotidiana, excepcional o no. El poema “Santa Rosa” no tiene nada que ver con una mujer y todos los poemas que escribí sobre el exilio tampoco nacieron desde una mujer

romi

martes, 3 de julio de 2012

José Bartolomé Pedroni

 
Escritor y poeta , nació en Gálvez, provincia de Santa Fe, el 21 de septiembre de 1899. Era hijo de Gaspar Pedroni y de Felisa Fantino, ambos inmigrantes italianos, de Lombardía y Piamonte respectivamente. El escritor creció disfrutando de la paz del campo y rodeado de los nobles instrumentos de trabajo. Pero la infancia de Pedroni fue también sufrida, ya que a la par de la escuela tuvo que trabajar con su padre como ayudante de albañil. Muchas de las imágenes que Pedroni fue registrando durante su niñez, serían el barro que luego utilizaría para construir sus versos.
En 1912 se radica en Rosario. Estudia en la Escuela Superior de Comercio y aprende inglés y francés. Por entonces comienza a publicar sus primeros trabajos en un diario de Gálvez. Los años mozos de Pedroni transcurren en una Rosario convulsionada por movimientos obreros socialistas y anarquistas. En 1912 se produce el Grito de Alcorta, la primera huelga agraria del país. Años después cae asesinado el abogado Francisco Netri. Ese clima de virulencia social también influyó en la formación del poeta.
En 1916, José Pedroni obtiene el título de Bachiller y comienza a trabajar como tenedor de libros, dos años más tarde y por razones laborales, se traslada a San Carlos Norte y luego a Sa Pereira. Allí comienza a conocer la historia de los primeros colonos, historia que reproducirá en sus versos.
Trabajando como contador en la Casa de Ramos Generales de Alejo Chautemps, José Pedroni conoce a la que sería su esposa y compañera fiel: Elena Chautemps, con quien contrajo enlace el 26 de marzo de 1920. Un año después, el 17 de marzo de 1921, nace su primer hijo, Omar Tulio. Ese mismo año, luego de recibir la baja como conscripto militar, Pedroni se traslada a Esperanza, donde se emplea en la Fábrica Nicolás Schneider, en la cual trabajó como contador durante 35 años.
En 1923 aparece su primer libro: La gota de agua . El debut fue impactante: Pedroni empezaba a mostrar una poesía distinta, por su sencillez y belleza, donde el protagonista principal es el hombre, el obrero, la mujer amada, los hijos y la tierra. Dos años después, en 1925, sale a la calle Gracia Plena . La llegada del segundo hijo, José María, hizo que Pedroni le regalara a la posteridad varios de sus poemas más hermosos y recordados. Fue un éxito literario. El 13 de junio de 1926 se produce un hecho que será fundamental para Pedroni: en una nota aparecida en el diario La Nación , Leopoldo Lugones exalta la obra del poeta santafesino, a quien bautiza como “el hermano luminoso”. En 1928 nace el tercer hijo de José Pedroni: Juan Carlos, y en 1930, llega al mundo la única hija del poeta: Ana María, quién se radicó en Guatemala.
Los conceptos elogiosos de Lugones hacia el poeta, terminaron convirtiéndose en una pesada carga, a punto tal que debieron pasar diez años para que aparezca el libro sucesor de “Gracia Plena”: Poemas y palabras . En los años siguientes José Pedroni publica Diez mujeres (1937), El pan nuestro (1941), Nueve cantos (1944). Hasta que en 1956, luego de varios años de espera, aparece la que para muchos fue su obra cumbre: Monsieur Jaquín . Este libro es un homenaje a los primeros inmigrantes que trabajaron la tierra, especialmente a los fundadores de la Primera Colonia Agrícola Organizada del país: Esperanza.
En 1959, el escritor funda en Esperanza el Teatro de Títeres Pedro Pedrito, con la colaboración de otro gran artista: Ricardo Borla. En mayo de 1960 se publica Cantos del hombre . En ese trabajo, Pedroni recuerda a unas islas a las que Yupanqui llamaría después “la hermanita perdida”. En diciembre del mismo año aparece Canto a Cuba . Estos versos, en los que Pedroni refleja admiración por aquellos barbudos que intentaban parir un mundo nuevo, hicieron que muchos intentaran encasillarlo ideológicamente. En 1961 le sigue La hoja voladora y luego en 1963, el que sería su último libro: El nivel y su lágrima .
Pedroni siguió escribiendo hasta sus últimos días. En ocasión de inaugurarse el Velódromo Municipal de Esperanza, se le pidió un poema alusivo. Así nace La bicicleta con alas . Fue casi una despedida. El 4 de febrero de 1968, José Pedroni voló hacia otros mundos en Mar del Plata, lejos de Esperanza, su tierra amada.
Una vez le preguntaron a Pedroni para quién escribía, si para todos o para sí mismo. Él contestó imperativo que el que escribe para todos no escribe para nadie, y el que escribe para sí ha elegido el peor interlocutor, ya que a la gente no le interesan las tribulaciones personales de un poeta. La poesía de Pedroni apunta, como a él le gustaba decir, “al corazón del hombre” . Quizás eso explique la vigencia de su obra.
 Obra poética Sus primeros poemas los publica en 1920 y entre su fecunda obra poética corresponde destacar "La gota de agua" (1923), "Gracia plena" (1925), "Poemas y palabras" (1935), "Diez Mujeres" (1937), "El pan nuestro" (1941), "Nueve cantos" (1944), "Monsieur Jaquín" (1956), "Cantos del hombre" y "Canto a Cuba" (1960),"La hoja voladora" (1961) y "El nivel y su lágrima" (1963).

romi
 

sábado, 30 de junio de 2012

PREMIO PARA TODOS MOS POETAS Y ESCRITORES


A ver la imposibilidad de que ustedes se puedan llevar mi PREMIO DE ORO POETAS Y ESCRITORES Y LA FRASE QUE LES REGALO. LES RUEGO; SE LO LLEVEN DESDE AQUÍ.                                            
GRACIAS  Y LES DEJO MI TERNURA.
SOR.CECILIA.  

Gracias Sor Cecilia...besitos

miércoles, 13 de junio de 2012

Día del Escritor.

 !!!!!Felíz Día del Escritor!!!!!!
Cada 13 de junio se conmemora el Día del Escritor. La fecha no es casual y encuentra su explicación en que un 13 de junio, pero de 1874, nació Leopoldo Lugones en Villa María del Río Seco, en el corazón de la provincia mediterránea de Córdoba. Entre muchas de las acciones y obras que emprendió, Lugones fundó la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) que, luego del suicidio del poeta, estableció el día de su natalicio como el Día del Escritor. Lugones no fue olvidado pero su tumultuoso y resonante paso terrenal es aún materia de controversia y polémica.
 Fue el último intelectual total o, mejor dicho, el último en intentar ser ideólogo y protagonista, a la vez, de un proyecto político. Esa saga se inicia con Mariano Moreno y culmina con él. Se sintió el heredero de Domingo Faustino Sarmiento y buscó asemejarse hasta en sus propias y específicas frustraciones. En el ensayo Lugones, entre la aventura y la cruzada, la socióloga María Pía López comenta: “En su Historia de Sarmiento es clara la elección de un modelo y un precursor. Defiende la causa defendiendo al modelo del intelectual heroico. Construye un linaje, del cual es la continuación. Quiso ser Sarmiento: escritor y presidente. Y quedó atrapado en la tensión de ver sin ser visto.”
Esta suerte de “incomprensión”, atizada por el vate cordobés, de parte de los sectores populares hacia su tarea como pensador público, lo llevó a pensarse en clave jerárquica, ornamentado por el bronce de creerse un hombre superior. En ese núcleo trágicamente equívoco, puede pensarse su postrera conversión: la que lo llevó a decretar en 1924, en ocasión del aniversario de la Batalla de Ayacucho, “La hora de la espada”, y que cristalizó con su intención raudamente frustrada de erigirse como el intelectual de la dictadura iniciada el 6 de septiembre de 1930 y que inició la serie golpista con la que el Partido Militar mantuvo en vilo a la democracia en la décadas subsiguientes. 
Pese a los intentos posteriores de algunos de sus discípulos y seguidores que buscaron escindir al intelectual político del hombre de letras, la fuerza vital que lo guió tuvo siempre, para bien o para mal, un fondo ético y moral que él mismo se encargó de expresar. En el prólogo a una Antología Poética de Lugones, Jorge Luis Borges asegura: “Vencedora la revolución militar de 1930, Uriburu le ofreció la dirección de la Biblioteca Nacional, cargo que él habría honrado. Lugones lo rehusó, alegando que el amor de la patria lo había llevado a participar en la revolución y que, por consiguiente, no podía aceptar de su triunfo un beneficio personal.” 
En estas breves líneas, lo que se busca es recordar al autor de Las Fuerzas extrañas en toda su complejidad, sin caer en las simplificadoras y vacías etiquetas que suelen brindar las canonizaciones.
Lugones pasó sus primeros años en el campo. Sus vivencias y correrías infantiles allí dejarían una marca permanente en su vida adulta. A los 12 años es enviado al tradicional colegio Nacional de Monserrat de la capital cordobesa. Por ese entonces, traza sus primeros versos y crece su afición por la lectura. A los 16 años, inicia su carrera periodística en el periódico La Libertad. Por ese entonces, simpatizaba con las ideas anarquistas y, al poco tiempo, publica sus primeras composiciones con el pseudónimo de Gil Paz. A los 20, se traslada a la Buenos Aires e ingresa en la redacción de El Tiempo. Allí traba amistad con Rubén Darío, el poeta nicaragüense y máximo representante del modernismo latinoamericano. Lugones pasaría a la historia como el gran poeta modernista del Río de la Plata. En 1909, le dedicaría a Darío su Lunario Sentimental. Afiliado al Partido Socialista, junto con José Ingenieros, fue la pluma irreverente en el periódico partidario, La Montaña. En 1987, cuando publicó su primer libro de versos. En ese mismo año, nace su único hijo, Leopoldo, futuro creador de la picana eléctrica y jefe de la policía durante la década infame. Su nieta, Pirí Lugones, fue integrante de Montoneros, y es una de los 30 mil desaparecidos por la última dictadura genocida. Pirí solía presentarse como “nieta del poeta, hija del torturador”. En la saga de los Lugones, se reflejan el drama, los desencuentros y la violencia que atravesaron a la propia clase dominante argentina desde 1930. Desencantado con la política argentina, insatisfecho por su tarea en una biografía de Roca en la que no podía avanzar y sacudido por una infidelidad, Leopoldo Lugones decide terminar con su vida en una isla del Delta, en 1938.<
romi

martes, 12 de junio de 2012

Murió el escritor argentino Héctor Bianciotti


El escritor argentino Héctor Bianciotti falleció ayer en un hospital de la ciudad de París - lugar donde se radicó en 1961- víctima de una larga enfermedad casi solo y en la miseria, según las primeras noticias recibidas a través de un allegado a la familia.
"Mi tío Héctor se fue de viaje", dijo por Facebook Alicia Bianciotti, sin agregar ningún comentario.
Nacido en Córdoba e hijo de una familia de piamonteses, arraigados en la pampa argentina, el escritor ingresó al seminario a los 12 años.
Pocos años después comenzó con el estudio del francés, idioma que afianzó ya en París -luego de un periplo por Italia y España, cuando trabajó en la editorial Gallimard, como periodista cultural en Le Nouvel Observateur y crítico literario en Le Monde.
Por esa época escribía en español pero a partir de 1982 que recibió la ciudadanía francesa decidió hacerlo en francés.
Al año siguiente recibió en Francia el premio al mejor libro extranjero; el título de oficial de la Legión de Honor y de la Orden del Mérito. Ya había sido galardonado con el Premio Medicis en 1977, concedido a autores poco conocidos. En 1985 recibió el Premio Femina y en 1993 el Príncipe Pierre de Monaco.
En 1968 se dio a conocer con la novela "Los desiertos dorados" y luego publicó "Detrás del rostro que nos mira" (1971), "Ritual" (1973), "Los otros, una noche de verano" (1974), "La busca del jardín" (1977), "El amor no es amado" (1983), "Sin la misericordia de Cristo" (1985), "Lo que la noche le cuenta al día" (1992), "El paso tan lento del amor" (1995) y "Como la huella del pájaro en el aire" (1999)..

romi

martes, 29 de mayo de 2012

Alfonsina Storni, aniversario de su nacimiento

Nace el 29 de mayo de 1892 en Suiza… Ella… Alfonsina Storni, una mujer “dispuesta a todo” tal cual el significado de su nombre.
La poeta estudió la carrera de maestra rural en Coronda, y allí recibió su título profesional. Adquirió un lugar sobresaliente en la comunidad escolar, consiguió un puesto de maestra y se vinculó a dos revistas literarias, “Mundo Rosarino” y “Monos y Monadas”. Allí aparecieron sus poemas durante todo ese año, y si bien no hay testimonio de ellos, sí se sabe de otros publicados al año siguiente en “Mundo Argentino”, y que tienen resonancias hispánicas.
Poeta en Buenos Aires
Al terminar el año de 1911, decidió trasladarse a Buenos Aires. «En su maleta traía pobre y escasa ropa, unos libros de Darío y sus versos». Así, con nostalgia, evocó su hijo Alejandro la llegada. Pobre equipaje para enfrentarse con una ciudad que estaba abierta al mundo, con las expectativas puestas en esa inmigración que traería nuevas manos para producir y nuevas formas de convivencia. El nacimiento de su hijo Alejandro, el 21 de abril de 1912, definió en su vida una actitud de mujer que se enfrenta sola a sus decisiones. Trabajó como cajera en la tienda «A la ciudad de México», en Florida y Sarmiento. También en la revista Caras y Caretas.
Su primer libro, La inquietud del rosal, publicado con grandes dificultades económicas, apareció en 1916. En un homenaje al novelista Manuel Gálvez, por primera vez en Buenos Aires, en esta clase de reuniones, aparece Alfonsina recitando con aplomo sus propios versos. En junio de 1916, aparece en Mundo Argentino un poema titulado «Versos otoñales». Aunque los versos fueron apenas aceptables, sorprendió su capacidad de mirarse por dentro, que por entonces no era común en los poetas de su generación.
“Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas
He sentido el otoño; sus achaques de viejo
Me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
Que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas”.
Hoy, en un nuevo aniversario por su nacimiento, comparto un poema de Alfonsina
La caricia perdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos… En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará… rodará…
Si en el viento te llaman esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?
romi
 


domingo, 20 de mayo de 2012

Detrás de Aquella Puerta


En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
—cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo—
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.
Olga Orozco
Breve comentário
Pienso que Olga Orozco ha descrito en este poema,todas las incógnitas, miedos, y deseos que escondemos, ante lo desconocido, la duda, la necesidad o el deseo de  abrir una puerta..
Tambien señala que detrás de la puerta hallaremos todas las puertas que elegimos en el pasado...Estámos paralizados, entre puertas, pues veremos las malas elecciones anteriores, y entonces la próxima se convierte en plomo, nos llena de miedo, de terror, revelará las mentiras que hemos dicho..

romi.

lunes, 14 de mayo de 2012

Odiseo

  
Odiseo (del griego Ὀδυσσεὺς), también conocido como Ulises (del latín Ulysses), es uno de los personajes más famosos de la historia de la literatura, protagonista del poema épico de Homero que toma su nombre, La Odisea, compuesto según se cree entre 760 y 740 a.C. (aunque otras fuentes lo sitúan en el siglo IX a.C.). En este post me centraré en su figura como personaje literario: el primer héroe “moderno” de la literatura clásica.

Odiseo aparece por primera vez en La Ilíada, el otro poema épico que Homero escribió (o compiló, que de esto mucho se discute todavía) durante la misma época y que suele nombrarse como primero puesto que cuenta sucesos anteriores a su obra hermana. En él, el rapsoda ciego nos narra la invasión y destrucción de Troya por parte de las fuerzas aqueas. En este primer poema épico Odiseo es uno de los reyes griegos más sobresalientes: él mismo comanda la flota de su reino, Ítaca, y, ya en territorio troyano, destaca en el campo de batalla, donde vence a todos sus contrincantes. Pero sobre todo, sobresale por su intelecto, por su incomparable habilidad para urdir argucias con las que salir de un embrollo o tomar ventaja de cualquier situación.
Él es quien convence a
Aquiles para que se una a las fuerzas aqueas y durante toda la invasión se mantiene como el general más taimado y clarividente. Finalmente, tras diez años de asedio y con las huestes griegas totalmente desmoralizadas, es Odiseo quien desarrolla el plan que les dará la victoria final: la estratagema del Caballo de Troya.
‘La Odisea’ es un poema que relata el nostos (regreso a casa) de Odiseo a Ítaca. En él Homero nos canta las peripecias sufridas por nuestro héroe durante los diez años que tarda en poder volver a casa. Durante la invasión de la ciudad también conocida como Ilión (de ahí el nombre del poema), Odiseo le falta al respeto a Poseidón, dios de los mares. Éste, como represalia provoca que los doce barcos de Odiseo pierdan el rumbo de vuelta a Ítaca, viaje que sólo debería llevarles unas pocas jornadas. Tras varias etapas y aventuras (saqueo a los cícones y deriva hasta el país de los lotófagos) acaban en la isla de los cíclopes. Allí, él y doce de sus hombre son recluídos por uno de esos gigantes de un solo ojo, Polifemo. Odiseo maquina otro astuto plan y logran dejar ciego al cíclope y escapar de su gruta. Al emprender la huida en barco, Odiseo ve a Polifemo en lo alto de un acantilado de la isla, lamentando su ceguera y bramando amenazas. El rey de Ítaca lo reta a que le lance rocas gigantes y se mofa agriamente de él. Ésta será su hamartía, su error trágico, pues el cíclope Polifemo resulta ser hijo de Poseidón y el dios del mar no perdonará tal ofensa.
Odiseo tardará diez años en llegar a casa. Primero sufriendo un sinfín de adversidades junto a sus compañeros de viaje y, tras la muerte de éstos, lidiándoselas él solo para mantenerse con vida. Aunque, a decir verdad, nunca estará solo del todo. En el Olimpo, Atenea siempre velará por él y el mismo Zeus resolverá mandar un par de veces a Hermes en su ayuda. En la tierra, su esposa Penélope y su hijo Telémaco conservarán vivo su recuerdo como escudo frente a las pretensiones de los príncipes que se quieren hacer con el derecho a desposar a la (supuestamente) reina viuda y, sobre todo, con el trono de la rica Ítaca.
En este poema Odiseo es el protagonista absoluto, el héroe que resiste todo infortunio, y que sufre indecibles dramas que, unidos, suponen la mayor tragedia que ha padecido hombre alguno. Y es que Odiseo es un héroe cuya naturaleza es nueva en el campo de los mitos griegos: es sólo un ser humano. Hasta entonces todos los protagonistas de los poemas épicos habían sido dioses o semidioses: Perseo era hijo de Dánae y Zeus; Heracles era bisnieto del primero por parte de su madre Alcmena e hijo del mismo Zeus; incluso su coetáneo Aquiles nació de la unión de Tetis, deidad del mar, y Peleo, rey de Tesalia.
Odiseo, sin embargo, es el primer héroe “simplemente” humano, hijo de los reyes de Ítaca, Laertes y Anticlea. Para salir victorioso de las múltiples pruebas a las que es sometido no puede echar mano de una fuerza sobrehumana ni posee ningún arma mágica, como sus antecesores. Es un guerrero hábil (como prueba en ‘La Ilíada’) pero en ‘La Odisea’ no le servirá de nada dicha facultad y sólo su extraordinaria astucia y su inquebrantable determinación de volver a casa harán posible que salga victorioso.
En muchas ocasiones se muestra como un líder especialmente prudente y sabio, aceptando los consejos y preveniéndose ante las advertencias. Cuando sus hombres comen la flor de loto y pierden la memoria, él no comete el mismo error, se resiste, y logra atar a todos y llevarlos de vuelta al barco; cuando recibe un saco con vientos del rey Eolo lo guarda con prudencia pero sus camaradas, pensando que el saco contiene un tesoro y movidos por la avaricia, lo abren, desatando una tempestad que los arrastrará hasta la isla de los lestrigones, donde morirán las tripulaciones de once de las doce naves; finalmente, es el único precavido que soporta el hambre y no come carne de las vacas sagradas de la isla de Helios, ofensa castigada por Zeus con la muerte de todos los guerreros itacenses excepto nuestro héroe.
Pero Odiseo, he aquí lo que lo convierte en un protagonista extraordinario, en el primer héroe “moderno”, es un personaje con defectos, con sombras; mucho más complejo que los fácilmente calificables Heracles o Aquiles.

romi

miércoles, 25 de abril de 2012

Mario Benedetti

Pedirle al río que vuelva atrás o al tiempo que detenga su marcha su marcha inexorable, es totalmente imposible. Así de concreto y simple es el asunto, sobretodo en lo referido al tiempo, pues nos damos cuenta, casi al descuido, que ha pasado casi  tres años de la muerte de Mario Benedetti, el gran autor Uruguayo, y es por ese motivo que quiero traer a la memoria algunas reflexiones suyas, para gustarlas, meditarlas y, si es posible, aplicarlas. Estas son algunas:

“Te dejo con tu vida, con tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres. Sembrando tu con fianza, te dejo junto al mundo, derrotando imposibles, segura sin seguro.(…) Pero tampoco creas a pie juntillas todo. No creas, nunca creas este falso abandono. Estaré donde menos lo esperes. Por ejemplo, en un árbol añoso de oscuros cabeceos. Estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y no sombra “(…)
Así se despedía Mario Benedetti en “CHAU NUMERO TRES”. El uruguayo meditaba sobre la relatividad de la ausencia. También ahora es relativa. Como legado deja sus palabras y su forma de entender la vida.
LA INFANCIA
“La infancia es un privilegio de la vejez. No sé porque la recuerdo actualmente con mas claridad que nunca. Es a veces un paraíso perdido, pero otras, un infierno de mierda.”
EL APRENDIZAJE
“Mi primer trabajo fue en una empresa de repuestos de automóviles, luego 15 años en una inmobiliaria y después el periódico” (el primer puesto que ocupó fue el de redactor del semanario Marcha) “y al poco tiempo taquígrafo, porque con un solo empleo no se podía sobrevivir. He trabajado de ocho a diez horas diarias en cosas que no tenían nada que ver con la literatura, empecé a ganarme la vida con ella en el exilio”.
EL AMOR
“Yo siempre digo que soy fiel, pero no fanático en el amor”. En 1946 contrae matrimonio con LUZ LOPEZ ALEGRE, su compañera hasta que falleció en 2006. “Si el corazón se aburre de querer, para qué sirve”. “Ya eres mía, porque no eres mía, porque ya te miro y muero. Peor que muero, si no t e miro amo r, si no t e miro”. Son versos de “Corazón coraza”. “Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible. Mi táctica es quedarme en tu recuerdo. No sé como ni sé con que pretexto, pero quedarme en vos. Mi táctica es ser franco, saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros, para que entre los dos no haya telón ni abismos. Mi estrategia es en cambio mas profunda y mas simple…es que un día cualquiera, no sé como ni sé con que pretexto, por fin me necesites”. (de “Táctica y Estrategia).
LA POLITICA
“Nunca fui comunista, nunca milité en partidos. Estuve algún tiempo en el Frente Amplio, pero como independiente. N o sirvo para dirigente. Para un intelectual es duro, muy duro. Me encontré hablando ante 60.000 personas haciendo planteamientos en los que no creía. Me dejaban un malestar de conciencia espantoso. Creo que puedo hacer mas políticamente con lo que escribo que desde una tribuna”.
EL EXILIO
“Me echaban y me amenazaban de muerte. De Uruguay tuve que irme porque estaban a punto de meterme preso y torturarme. De Buenos Aires, porque una asociación pro-fascista me puso en una lista de condenados a muerte y me dieron 48 horas para que me fuera. Me marché a Perú y me metieron preso sin que yo hubiera hecho absolutamente nada político. Me deportaron a Argentina, donde estaba amenazado de muerte. Me ofrecieron asilo en Cuba donde dirigí un departamento de literatura en la Casa de las Américas. Por primera vez me gané la vida literalmente. Y de La Habana a Madrid”.
LA POESIA
“La poesía es el género en el que el escritor interviene mas con su propia vida. Los otros géneros son de ficción, la poesía no”. Benedetti ha publicado más de 80 libros, traducidos a una veintena de idiomas, que abarcan todos los géneros literarios. “Un poema lo puedo escribir en un avión ,en un fin de semana o mientras espero al destino”. “Mis maestros fueron Vallejo, Neruda, Pessoa y Borges, a quien se lo admira por sus cuentos, per ose le quiere mas por sus poemas, por que se muestra como era: un ser desvalido y frágil”.
EL DESEXILIO
“El exilio es el aprendizaje de la vergüenza. El desexilio, una provincia de la melancolía”
Benedetti consiguió regresar a Uruguay en 1985. “El país había cambiado después de 10 años de dictadura, pero yo también después de 12 años domiciliado en cuatro países tan distintos. De los gobiernos no se aprende nada, pero de la gente de la calle yo aprendí mucho y entonces volví diferente, mas maduro, otra persona, aunque siempre con el arraigo de mi ciudad”.
LA RELIGIÓN
“Debo ser una de las personas menos religiosas del mundo. La única religión válida para mí es la conciencia, y la poesía tiene mucha vinculación con la conciencia”.“Yo no sé si dios existe, pero si existe no le va a molestar mi duda”.
LA UTOPÍA
“La utopía es una cosa que debemos mantener. Por definición es algo que nunca se realiza por completo, una cosa que parece imposible y después resulta que se realiza. Siempre digo que los tres grandes utópicos que ha dado este mundo son Jesús, Freud y Marx. Gracias a ellos la humanidad a dado pasos positivos. Aunque de cada utopía se realice un 10%, gracias a ese 10% la humanidad ha mejorado un poco. Yo soy un optimista incorregible”.
LA CONCIENCIA
“Las causas en las que he creído y creo han sido derrotadas, pero yo no me siento derrotado en cuanto a mis creencias, en cuanto a mis posiciones ideológicas y seguiré luchado por ellas. Sin éxito, eso sí. Mientras pueda dormir tranquilo, no me consideraré un derrotado total”.
EL SOCIALISMO
“Con sus defectos, la utopía socialista es la que puede traer bienestar a la humanidad. Pese al fracaso del socialismo democrático de los países del Este, porque no fueron fieles y desvirtuaron la esencia, yo no me he borrado de las ideologías”.
EEUU
“No es por falta de motivos que no me haya rendido del pesimismo. La Humanidad va hacia el suicidio. Cuando los poderes estaban repartidos, la contradicción permitía, a veces, ciertas mejoras sociales, pero ahora la única posibilidad de cambio es que se dé dentro de Estados Unidos: que los norteamericanos se machaquen entre ellos”.
EL TIEMPO
“Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”. “Preciso tiempo, necesito ese tiempo que otros dejan abandonado porque les sobra, ya que no saben que hacer con él. Tiempo en blanco, en rojo, en verde, hasta en castaño oscuro. No me importa el color. Cándido tiempo que no puedo abrir y cerrar como una puerta”. Versos del poema “Tiempo sin Tiempo”.
LA MUERTE
“Es tarde. Sin embargo yo daría todos los juramentos y las lluvias, las paredes con insultos y mimos, las ventanas de invierno, el mar a veces, por no tener t corazón en mí, tu corazón inevitable y doloroso en mí que estoy enteramente solo, sobreviviéndote”. Versos de “Ausencia de Dios”.“Hay que vivir como si fuésemos inmortales”. “Cuando me entierren, por favor no se olviden de mi bolígrafo”, sentenció en “El rincón de Haikus”
Simplemente como una curiosidad diré que su verdadero nombre fué el de Mario Orlando Hardi Hamlet Breno Benedetti Farrugia. Murió el 17 de mayo de 2009, a los 88 años



romi