martes, 4 de marzo de 2014

El papel de la mujer en la literatura


La mujer ha logrado abrirse camino en las artes y las letras. No ha sido fácil para ellas. Sin embargo, en el momento tienen un puesto importante en este campo. Tanto, que han sido galardonadas en grandes concursos literarios.
Debido al gran empeño que muchas mujeres literatas han puesto en mostrarle al mundo lo que crean, ahora se puede decir que la mujer en la literatura camina hombro a hombro, junto a los grandes escritores. Para ellas no ha sido un camino fácil el que decidieron seguir. Se trató de una senda llena de obstáculos, entre los que estaba centralmente ser mujer.
En el siglo XIX, gran parte de las mujeres escritoras tenían que publicar con un seudónimo de hombre para ser tomadas en serio. Émily Brontë y sus hermanas fueron muestra manifiesta de ello. Cumbres borrascosas fue publicada bajo el seudónimo de “Ellis Bell”. De lo contrario, ningún editor se atrevía a publicar, pues consideraban que ellas solamente escribían novelas de corte romántico. Cumbres borrascosas pudo escapar a esto, al ser publicada bajo el seudónimo de hombre, porque lo relatado en el libro estaba inmerso en una historia de amor. Era verdad lo que se creía en ese tiempo sobre lo que escribía la mayoría de las mujeres, pero la obra de Émily Brontë estaba muy bien esquematizada. Caso similar ocurrió con sus dos hermanas, quienes también utilizaron seudónimos masculinos. 
Para comienzos del siglo XX, las cosas habían cambiado drásticamente. Fue así como la escritora londinense Virginia Woolf comienza en 1905 a escribir para el suplemento literario del Times, y 10 años después publica su primera novela. Aunque algunos críticos la consideran de difícil comprensión, por tener una fuerte tendencia hacia el racionalismo doctrinario, lo cierto fue que dejó un gran legado literario.
De igual manera, Marguerite Yourcenar, consagrada escritora belga, comienza su carrera literaria en la tercera década de este mismo siglo. Entre sus obras se puede destacar Memorias de Adriano. En este libro, para el que estuvo trabajando por una década, relata la vida y la muerte del emperador romano Adriano a la manera de una extensa carta del emperador a Marco Aurelio, su hijo adoptivo, quien lo sucede en el trono. Además de esta magistral obra, se destaca Opus nigrum, novela ambientada en la Europa del siglo XVI. En ella deja claros los principios religiosos, los dogmas y las supersticiones del mundo en el que está enfrentada la Edad Media con el Renacimiento. Su protagonista tiene un final trágico, y esto hace pensar que no se trata de una escritora sino de un escritor. Por eso se puede ver que las mujeres no escriben solamente novelas de corte amoroso. Muestra de eso tenemos en otra de las grandes obras de la literatura: Frankenstein.

Primera obra de ciencia ficción

Es una mujer quien, en 1818, nos regala esta magistral obra, que, casi dos siglos después, no deja de asombrar. La escritora Mary Wollstonecraft Shelley publica la que está considerada como primera obra de ciencia ficción de la historia de las letras: Frankenstein o el moderno Prometeo. En esta novela, la escritora londinense explora temas como la moral científica, la creación y la destrucción de la vida, y el afán del hombre por ser como Dios: creador y destructor del hombre. En la historia, su protagonista, el estudiante de medicina Víctor Frankenstein, obsesionado por saber más sobre los secretos de la vida y la muerte, crea un ser nuevo al unir partes de cadáveres. Del experimento aparece lleno de vida el “ser demoníaco” que, como el hombre, está dotado de voluntad propia.


romi

miércoles, 26 de febrero de 2014

Mujeres Escritoras

Sor Juana
La huella que han dejado las mujeres en la escena literaria es indiscutible, a pesar de que hasta tiempos recientes no han gozado de la misma visibilidad que los hombres. En orden cronológico, éstas son las que mayor impacto han tenido.
 Sor Juana Inés de la Cruz :
(México, 1648/51-1695) Es una de las figuras más importantes del Siglo de Oro y además una de las primeras escritoras femeninas que llegó a la fama. Esta poeta y dramaturga fue dama de compañía de la virreina, antes de entrar al convento. El poema "Redondillas" y la carta "Respuesta a Sor Filotea" son dos de sus obras más conocidas.
 Rosalía de Castro:
(España, 1837-1885) Esta poeta y novelista, que escribío tanto en gallego como en castellano, es una de las poetas más importantes del siglo XIX. Junto a Gustavo Adolfo Bécquer, es una figura emblemática del posromanticismo.
Gabriela Mistral :
(Chile, 1889-1957) En 1945, esta poeta se convirtió en el primer escritor latinoamericano en recibir el premio Nobel. Su obra se sitúa entre el modernismo y la vanguardia con un estilo alejado de la afectación esteticista del modernismo y más próximo al lenguaje coloquial. Además de poeta, fue cónsul de Chile en varias ciudades del mundo.
Alfonsina Storni :
(Argentina, 1892-1938) Poeta feminista cuyos primeros poemas se caracterizan por la influencia del modernismo, mientras que su obra posterior tiende a la vanguardia. Se quitó la vida poco después del suicidio de Horacio Quiroga, escritor uruguayo con quien mantuvo una estrecha amistad.
 María Luisa Bombal:
 (Chile, 1910-1980) A pesar de ser breve en extensión, la obra de esta novelista y cuentista fue muy influyente y vanguardista. Su estilo narrativo, que oscila entre la realidad y la fantasía, fue un precusor al realismo mágico.
Carmen Laforet :
(España, 1921-2004) Su novela Nada es un clásico de la narrativa contemporánea española. Pese a su éxito tanto crítico como comercial (Nada sigue vendiendo miles de ejemplares en la actualidad), a Laforet nunca le sentó bien la fama y evitaba los círculos literarios. Allanó el camino para escritoras del medio siglo, como Carmen Martín Gaite yAna María Matute.
Rosario Castellanos :
(México, 1925-1974) Cultivó todos los géneros, pero es más conocida por su poesía, la cual hace hincapié en temas culurales y feministas. Además de escritora, sirvió de embajadora de México en Israel.
Carmen Martín Gaite :
 (España, 1925-2000) Esta escritora de la generación del medio siglo ha sido galardonada con los premios Nadal, Nacional de Literatura, y Príncipe de Asturias, entre otros. Se dedicó a la narrativa y al ensayo, con un enfoque en la memoria dialogada, la metaliteratura, y el juego entre la realidad y el sueño.
Ana María Matute :
(España, 1926) La galardonada novelista es una de las voces más prominentes de la posguerra española. Su narrativa es realista y marcada por la tragedia, con niños o adolescentes protagonizando muchas de sus historias. Es la tercera mujer escritora en ingresar en la Real Academia Española. En 2010, a los 85 años, recibió el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras en lengua española.
10. Isabel Allende :
(Chile, 1942) Esta escritora de best sellers es una de las más conocidas en el mundo, pese a las críticas. Desde la edición de su primera novela La casa de los espíritus , que la lanzó a la fama, sus libros han vendido más de 56 millones de ejemplares

romi

miércoles, 12 de febrero de 2014

JULIO CORTÁZAR A 30 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN


Julio Cortázar nació en Ixelles, Bruselas el 26 de agosto de 1914 y falleció en París el 12 de febrero de 1984). Fue un escritor, traductor e intelectual argentino. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra la Junta Militar que gobernaba la Argentina.
Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo.
Vivió casi toda su vida en Argentina y buena parte en Europa. Residió en Italia, España, Suiza y París, ciudad donde se estableció en 1951 y en la que ambientó algunas de sus obras.
Además de escribir obras propias, fue considerado un reconocido traductor, habiendo trabajado en este oficio para la Unesco.
Apasionado del jazz reflejó en su obra "El perseguidor" la vida de un saxofonista papel que encarnó Sergio Renán.
Como a Osvaldo Soriano, y otros grandes escritores argentinos a Cortázar también lo extrañamos. Dejaron obras cumbres de la literatura pero la muerte les privó de dejar un testimonio más completo todavía.


romi

jueves, 6 de febrero de 2014

Juan Carlos Alarcón




JUan Carlos Alarcón nos tiene acostumbrados a hermosas   historias .Este  video es parte de la promo de su libro  ANY LORAC que saldrá a la venta  en unos dias
quería compartirlo con uds  se lo recomiendo. 

Juan Carlos Alarcón es argentino. Vive en Francia, y ha publicado los libros “País Chúcaro” (poemas, Recovecos, 2006); “Cuando los pájaros vuelan en libertad” (novela, Espartaco, 2006); “El ladrón de campanas” (novela, Espartaco, 2004); entre otros. Es autor y director de teatro, y en su haber se cuentan las obras “La chica de la sonrisa de oro”, “La mujer del fin de semana”, La leyenda de Huanca Iris”, “¿Ya 200 años?...¡Oh mierda!” y “El puerto del infierno”. Como periodista dirige la revista bilingüe “Café Latino” de Francia.

http://www.youtube.com/watch?v=oPenc4ZZqtA&feature=youtu.be

romi

lunes, 27 de enero de 2014

Miguel Cané


Nace el 27 de enero de 1851. Hijo de Miguel Cané y Eufemia Casares, es el segundo hijo del matrimonio. Hereda de su padre la admiración por Europa
y la vocación por escribir. En 1863 muere su padre y a los tres meses ingresa al recién fundado Colegio Nacional. Dos presencias que lo entusiasman moldean su personalidad, El profesor y luego rector del Colegio, Amadeo Jacques y los folletines. Jacques le descubre las modernas corrientes del pensamiento, especialmente el positivismo y en los segundos da los primeros pasos de lector incansable y acucioso. Más tarde descubre su pasión por la música, el ateísmo y la vocación periodística.
El periodismo dará sencillez y espontaneidad a su prosa y fomentará su curiosidad abierta a todo. Y como a otros escritores de su época lo preparará para convertirse en el cronista de su generación, de su país y de sí mismo.
A los 17 años comienza su carrera de abogado y pasa a ser redactor de La Tribuna lo que le posibilita en febrero de 1870, acompañar a su admirado presidente Sarmiento a Entre Ríos para entrevistarse con Urquiza.
Poco después va a conocer Europa " el centro cultural soñado, mezcla de club, museo y sala de música".
En 1873 dirige El Nacional que apoya a la candidatura de Avellaneda. Con el triunfo de éste inicia su segundo viaje a Europa, a su regreso se casa con Sara Beláustegui y es diputado provincial. En 1876 ocupa una banca en el Congreso Nacional.
En 1876 edita sus Ensayos; en ese mismo año vio nacer su primer hijo y obtiene por fin su título de abogado. Asumió luego la representación diplomática ante los gobiernos de Colombia y Venezuela cargo en el que permaneció por dos años. Como resultado de esa salida del país surgió su libro En Viaje.
Ocupó luego otros cargos públicos como la Intendencia de Buenos Aires, el Ministerio de Relaciones Exteriores y ministro argentino en París. Falleció en Buenos Aires en 1905.
Fue considerado por algunos historiadores de la literatura como el escritor más representativo de la generación del 80.
 OBRAS
Aún no cumplidos los 20 años, Cané publica en La Tribuna una sección que titula Párrafos. Páginas breves, fragmentos casi. Esta denominación inicial incluye toda la prosa de Cané. Casi todas sus obras son colección de artículos periodísticos nacidos en el hecho mismo que los provocó. Cuando acusan tal origen -En viaje, Juvenilia- el mismo autor se complace en llamarlos apuntes, "charlas descosidas" nacidas sin plan previo "de una sucesión de cuadros tomados en el momento de reflejarse en mi espíritu por la impresión".
Sus páginas surgidas espontáneamente, "sin plan y sin medida", sin reelaboración, deben entenderse como una charla amable entre el escritor y el lector.
Aunque Cané no escribe para las muchedumbres como sus admirados Dickens y Shakespeare, no restringe su auditorio sino que lo amplia e incluye al lector culto porteño.
Juvenilia: es un relato en primera persona donde el relator da unidad a los primeros episodios que surgen como recuerdos deshilvanados, sin desarrollo lineal.. Hay un melancólico contrapunto entre la adolescencia despreocupada de ayer y el hombre maduro de hoy. El ámbito de la obra es el perímetro del colegio, ampliado durante el período de vacaciones en la Chacarita de los Colegiales. Sin embargo, a él confluyen los ecos ciudadanos y los conflictos nacionales, el mundo de afuera aparece como réplica del mundo de adentro.
Argumento
Poco después de la muerte de su padre, Cané ingresa como pupilo al Colegio Nacional de Buenos Aires. El niño sufre entonces un duro proceso de adaptación ya que se ve sometido a una severa disciplina: levantarse al alba, comer alimentos poco agradables, etc. Los capítulos posteriores relatan las travesuras y rencillas que se suscitan a diario entre los estudiantes. Una figura surge nítidamente como guía rectora: la de su querido profesor Amadeo Jacques. Después de varios años Cané regresa al Colegio ahora como docente- y los recuerdos juveniles impregnan su corazón de suave melancolía.

romi



martes, 14 de enero de 2014

Murió Juan Gelman


Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1930. Murió hoy 14 de enero 2014
Hijo de inmigrantes rusos, se inició en la poesía desde muy pequeño, orientado por su hermano Boris quien fue
un lector compulsivo. Abandonó su carrera de Química para dedicarse por completo al destino de las letras.
Salió de Argentina en 1976 durante la dictadura militar y vivió en el exilio en México, donde decidió fijar la residencia
en forma definitiva.

 Participó de la creación del grupo El pan duro, el cual reunía a jóvenes militantes comunistas en busca de una poesía más fiel a sus raíces y de fácil lectura; además, conseguían sus propios medios para realizar las publicaciones y la difusión de las mismas
Como periodista, colaboró con diarios y revistas tales como La Opinión, Panorama, Crisis y Noticias, ocupando cargos que iban desde director hasta jefe de redacción.
Sin duda, debió enfrentar una de las peores desgracias imaginables: su hija, su hijo y su esposa fueron secuestrados durante la dictadura militar argentina. A pesar de no haber recuperado a su familia, continuó escribiendo enfocado en sus versos, aunque en su poesía se nota la inquietud de quien necesita seguir adelante, no detenerse.
De su obra poética se destacan las siguientes publicaciones:«Violín y otras cuestiones» en 1956, «En el juego en que andamos»
en 1959,   «Gotán» en 1962, «Los poemas de Sidney West» en 1969,  «Fábulas» en 1970, «Salarios del impío» en 1993,
«Sombra de vuelta y de ida» en 1997, «Incompletamente» en 1997  y «Salarios del impío y otros poemas» en 1998.
En 1997 obtuvo el Premio Nacional de Poesía en Argentina, el premio Juan Rulfo en el año 2000,  en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, en 2005 los premiosIberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía, y en el año 2007 el Premio Cervantes.


Fábricas del amor
Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

romi

martes, 7 de enero de 2014

Osvaldo Soriano

Un escritor al que no le interesaba la literatura -como solía decir-, que aprendió de su vida nómade siguiendo a su padre electrotécnico por las distintas ciudades del interior. Fue él, que nació un día de Reyes de 1943 en la calle Alem de Mar del Plata, mientras Borges y Bioy Casares imaginaban las historias de Isidro Parodi, que nunca terminó el secundario, que no cumplió el sueño de sus padres de ser ingeniero ni el suyo de ser futbolista. Soriano, el escritor, el periodista, el cinéfilo, el fanático, “El Gordo”, que creció entre los paisajes y amistades que podían ofrecerle Mar del Plata, luego Tandil, San Luis, Río Cuarto, Río Negro, jugando a las barajas, refugiándose en el cine y el fútbol. Se hizo de San Lorenzo, sin importar lo que eso significaba en una provincia, sin nunca pensar en otra camiseta. Quizás ya entonces se gestaban los gérmenes de esa intensa provocación que caracterizaría siempre a Osvaldo Soriano.Ya pasaron 17años. Soriano no está. Pero no deja de estar presente. Ni él, ni el periodista de Triste, solitario y final, ni su Andrés Galván y Tony Rocha, ni su Julio Carré, ni sus artistas, locos y criminales, ni sus rebeldes, soñadores y fugitivos, ni sus piratas, fantasmas y dinosaurios. No deja de estar, pese a los críticos y académicos que desdeñaron sus historias y su estilo.Le gustaban los libros. Amaba a Arlt, a Cortázar y a Chandler. También a Simenon y a Greene, cuyas muertes, dijo, “lloró como un chico”. Su iniciación a la lectura fue con Soy leyenda, de Richard Matheson, en 1961. Y luego siguió: los clásicos del siglo XIX, los rioplatenses, los americanos, los clásicos de nuevo, implantando una lectura de orden caótico que lo seguiría toda su vida.Así como empezó a leer, también empezó a escribir, en la oficinita de una metalúrgica de Tandil, mientras trabajaba de sereno. Se sentaba en la máquina y tipeaba hasta el amanecer sus “primeros cuentitos, muy cortazarianos”. Y nunca más pudo escribir de día. Ya en Tandil, entre reuniones de café de intelectuales socialistas, dejó de pensar en fútbol y decidió ser escritor. Ahí consiguió su primer trabajo como periodista en El Eco de Tandil. Y arrancó: llegó a Buenos Aires en 1969 detrás de una nota sobre Semana Santa encargada por Osiris Troiani, para después seguir con sus crónicas en Panorama y La Opinión, luego durante su exilio en medios europeos como Il Manifiesto y Le Canard Echainé, y en su retorno al país, en Página/12. Las vueltas de la vida: ya como periodista, volvió a recorrer las ciudades y pueblos del interior que había recorrido durante su infancia.Fue en 1973 cuando irrumpió en la literatura con Triste, solitario y final. Apenas ocurrido el golpe de estado de 1976 se fue a Bélgica y de ahí a París, donde vivió hasta 1983, cuando regresó al país. “Las únicas dos veces que elegí realmente dónde vivir fueron la primera vez que llegué a Buenos Aires y cuando volví del exilio”, dijo alguna vez. Cuando salió de Buenos Aires nadie lo perseguía. Pero “era mejor estar equivocado con la dictadura que tener razón obedeciéndola”. Viajó y se quedó defendiendo a los exiliados y denunciando la desaparición de personas, que siguió acá, orgulloso, hasta sus últimos días, como cuandoescribió para la conmemoración de los veinte años de la dictadura: “Fui, con las Madres de Plaza de Mayo, con Cortázar, Osvaldo Bayer, David Viñas, con miles de otros mejores que yo, uno más de lo que los militares llamaban ‘campaña antiargentina’”. Y por esa época conoció a Osvaldo Bayer, personalmente. En realidad lo había conocido antes, ya que “como siempre con las muy buenas amistades, empezó con una pelea”, cuenta Bayer, a sus 84 años, mientras explora por primera vez las posibilidades del Skype en una entrevista con Ñ Digital desde Linz Am Rhein.  Él investigaba sobre Severino Di Giovanni -el anarquista fusilado por la dictadura de Uriburu-, cuando salió una nota firmada por Osvaldo Soriano sobre el mismo anarquista que decía exactamente lo contrario. Entonces, claro, Bayer llamó furioso a la revista, y habló, por primera vez, con ese tal Soriano. “Soriano, mucho gusto”, se presentó. “¿Sabe lo que quiero decirle a usted? Usted es poco hombre”. Eso entre otros improperios. Y pasaron varios años, a Bayer le tocó ir al exilio, y en la Feria del Libro de Frankfurt se encontró nuevamente con Soriano, que estaba con el editor Daniel Divinsky. Pero a esa altura, lo de Di Giovanni estaba olvidado para Bayer. “¿Lo conocés a Osvaldo Soriano?”, dice Divinsky. “Sí, mucho gusto, ahora lo conozco personalmente”, contesta Bayer, “Su libro es magnífico, es un gran escritor”. Entonces Soriano lo mira y le dice: “Sí, pero yo soy poco hombre”. Tras cuestiones aclaradas, a partir de ese momento fueron los mejores amigos.Fue también por esos años cuando se conoció en el país No habrá más penas ni olvido-llevada al cine por Héctor Olivera- y se publicó Cuarteles de invierno, que venía de ser considerada mejor novela extranjera en Italia y fue adaptada al cine dos veces. Pero fue en Argentina, tras su imposibilidad de escribir desde el exilio, cuando lanzó A sus plantas rendido un león, Una sombra ya pronto serás -llevada al cine en 1994 otra vez por Olivera-, El ojo de la patriaLa hora sin sombra y su libro para chicos, El negro de París. Y también los cuatro volúmenes con sus mejores crónicas periodísticas: Artistas, locos y criminales (1984), Rebeldes, soñadores y fugitivos (1988), Cuentos de los años felices (1993) y Piratas, fantasmas y dinosaurios (1996).La fascinación que ejercía sobre los lectores se tradujo en enormes ventas y en traducciones a distintos idiomas en el extranjero. “Sus libros demuestran una gran profundidad de todo tipo, una sabiduría popular escrita en un idioma absolutamente popular. Y eso es lo que lo hizo triunfar tanto”, afirma Bayer. “Lo que más valor tiene es que el lector común tiene a su escritor querido, porque Soriano se metía bien en las venas de los barrios porteños, en las venas de lo que es el argentino. Nadie como él ha descrito al porteño con esa profundidad”. Fue ese particular pacto con los lectores lo que lo convirtió en el autor argentino vivo más leído de su época. Con su literatura enfrentó a los argentinos con su identidad. Como dijo Bioy Casares, un argentino que escribía como un argentino. Un novelista atípico. “En el fondo, mis libros plantean por infinitésima vez en la literatura argentina el problema de la identidad. Por eso mis personajes son contradictorios y se parecen tanto a los comunes mortales”, diría alguna vez. Conciencia civil, democrática y política, un intuitivo que montó un mundo de perdedores sentimentales, una suerte deflâneurs tragicómicos que vagan por los pueblos en busca de sí mismos.Soriano, con Bayer, David Viñas, León Rozitchner y Tito Cossa, conformó un grupo de escritores que se reunía los jueves en “el Tugurio” -como Soriano apodó a la casa de Bayer. Era un provocador. “Siempre llegaba más tarde a las reuniones y largaba un tema para que se agarraran en la discusión Viñas y Rozitchner. Y siempre se agarraban tremendamente, a los gritos. Entonces Soriano levantaba la copa y brindaba sonriente, porque otra vez había triunfado”, recuerda Bayer. “Lo que hubiera hecho, lo que hubiera escrito si hubiera vivido”.Como Soriano escribió alguna vez: “Un escritor está siempre igual de solo que un corredor de maratón. De esa soledad debe sacarlo todo: música celeste y ruido de tripas. Y también la peregrina ilusión de que un día, alguien decida abrir su libro para ver si vale la pena robarle horas al sueño con algo tan absurdo y pretencioso como una página llena de palabras”.
Y no hay duda de que vale la pena.
romi

jueves, 2 de enero de 2014

La ciudad y los perros


Introducción
En 1962, hace aproximadamente 50 años, el escritor peruano Mario Vargas Llosa hizo pública la novela que, en un principio recibió el nombre de Los impostores, y que terminó llamándose La ciudad y los perros. Siempre los libros llegan a los ojos del lector en el momento justo, y sin sospecharlo ni planearlo. “No se lee de la misma manera La ciudad y los perros en 1962  o en 2012, cincuenta años después, cuando la celebramos. Cualquier joven que tenga en sus manos el libro sabe de antemano que se trata de la obra de un autor consagrado que ha merecido el Premio Nobel, que en cierto sentido es un libro clásico, que la lectura que emprenda ha sido precedida por la lectura de miles y miles de aficionados”. Desde un principio el escritor peruano aclara que no habría podido escribir esta novela de no haber sido porque en algún momento fue o actuó como algunos de sus personajes: Cava, Alberto, el Jaguar: “Para inventar su historia, debí primero ser de niño, algo de Alberto o del Jaguar, del Serrano Cava y del Esclavo, cadete del colegio militar Leoncio Prado, miraflorino del Barrio Alegre vecino de la Perla”. Podría yo afirmar lo mismo, pero desde el lugar del lector, porque al momento de imaginar cada escena, cada acción, cada lágrima, experimenté las sensaciones humanas, tan pertinentes, de todos los personajes que componen la obra prima de Vargas Llosa. 
La ciudad y los perros
La novela está dividida en dos partes y en un epílogo. Cada una de las partes se compone de ocho capítulos y van antecedidas por epígrafes en francés. El epílogo, por su parte, va antecedido por un epígrafe en español. Todos, como es normal, hacen alusión a las acciones humanas que se llevan a cabo en cada uno de los apartados. El narrador varía de primera persona a omnisciente, se presentan varios diálogos de los personajes y la trama no es plana. Marcos Martos rescata la importancia de esta obra en el Perú: “(…) abrió un camino de perfección, tanto en la obra del autor como en las letras hispanoamericanas, enriquecidas, a partir de ese momento de un modo inédito, nunca visto, significó una revolución para las letras del Perú que alcanzaba una mayoría de edad literaria y el lanzamiento de un joven autor a la liza editorial del mundo, el comienzo de una merecida fama aumentada cada año con nuevos logros”.
Por otra parte y para dar un esbozo de la novela, exponemos lo siguiente: El Círculo fue una organización comandada por el Jaguar, cuyo propósito era hacer respetar al grupo de inferiores que eran maltratados por los cadetes de títulos mayores. Los perros son entendidos como aquellos nuevos cadetes, novatos, sin experiencia, que entran al colegio militar por mandato de sus padres que tienen el temor de que en otra institución se dañen socialmente. Generalmente eran humillados por grupos de cadetes con más experiencia. El Círculo fue la solución a esta situación. Y de donde resultaron todas las acciones de la novela. Por azar, Cava, uno de los cadetes del círculo, tiene que robar un examen para beneficio de todos; incluso para venderlo a algunos que dan una buena suma por conocer las preguntas. Sin embargo, y aunque lo hurta, rompe un vidrio de una ventana, que pone en evidencia la falta. No obstante, nadie se entera, ni sopla (hago uso de un término muy recurrente en la novela) quién fue el culpable de tal hecho. Mientras se desarrollan estas acciones, el novelista mantiene una historia paralela que solo hasta el final dará sus luces. Presenta a dos niños: uno ladrón, el Jaguar, que se queda sin padres, que cae en el más bajo mundo y que al fin es enviado por su padrino al colegio militar. El Jaguar tuvo una enamorada, Teresa, una chica un poco fea, que al fin de cuentas le fue infiel con otro, con el que Jaguar tuvo problemas de groserías y de golpes. El otro niño es Alberto, con el que usa la primera persona para narrar sus acciones, que fue enviado al colegio militar porque su padre temía que le saliera marica. Y es en Alberto, sobre todo, en quien giran la mayoría de las acciones de La ciudad y los perros.
Tengamos en cuenta también al Esclavo, un cadete que desde el principio fue humillado por los demás, que nunca tuvo amigos, que consideraba a Alberto como su único compañero y que fue asesinado un día por el Jaguar. Ya veremos cómo. Sepamos que Gamboa era uno de los jefes de cuadra y que apoyó hasta donde pudo la denuncia hecha por Alberto del asesinato de su amigo. Por supuesto que hay más personajes, pero conformémonos con estos, mientras tanto. Y ahora sí expliquemos. Después de que se descubre que fue roto el vidrio para robar el examen de Química, los militares de alto rango prohíben la salida los fines de semana a todos los cadetes hasta que se sepa quién fue el culpable. El Esclavo, que andaba enamorado de Teresa, no resistió más su encierro y decidió informar sobre el culpable del hurto. A Cava lo expulsaron y, a partir de ahí, se desencadenaron los demás hechos de la novela. La acción transformadora vino con la muerte del Esclavo, mientras hacían un simulacro de guerra en una especie de selva. Al principio se afirmó que había sido el mismo Esclavo el que había disparado su fusil y que se había causado a sí mismo la muerte. Alberto negó tal hipótesis porque el tiro se lo dieron en la nuca, acto que imposibilitaba el suicidio involuntario. Alberto acusó al Jaguar y se desató entre los militares mayores un conflicto social y político: Gamboa apoyó la idea de Alberto y la defendió ante los de más alto rango militar. El coronel y los demás rebatían tales acusaciones por los problemas que se le vendrían a la institución si llegase a entrar en investigaciones de tal índole. Cambiaron los hechos, de tal forma que se indicara científicamente y legalmente que el Esclavo había muerto por un accidente.
La insistencia de Gamboa hizo que fuera trasladado a otra sede con menos posibilidades de ascenso y en condiciones mucho más precarias. El Jaguar confesó al fin su acto, pero no fue culpado por las cuestiones políticas ya explicadas.
La experiencia de estar en el suelo
En 50 años son muchas las propuestas que se han planteado en torno a los personajes, el contexto militar o histórico, el poder y los súbditos. Y aunque se ha estudiado el tema a fondo, no sobraría reflexionar nuevamente sobre la cuestión del poder y del sentimiento del Jaguar cuando estuvo en los zapatos del esclavo, en la ocasión en que sus compañeros, los que siempre le habían brindado respeto y pleitesía, lo culparon de que había sido él, el Jaguar, y no otro, el que había “soplado” la información de que todos los cadetes tenían en los cajones alcohol y cigarrillos. El Jaguar, y todos los que pertenecían a la misma cuadra, habían supeditado todo el tiempo al Esclavo, lo habían humillado, y cuando el Jaguar se sintió en el piso, tal cual el Esclavo, tomó la decisión de confesar su crimen, después de haberlo encubierto por tanto tiempo: “(…) ahora comprendo mejor al Esclavo. Para él no éramos sus compañeros, sino sus enemigos. ¿No le digo que no sabía lo que era vivir aplastado? Todos los batíamos es la pura verdad, hasta cansarnos, yo más que los otros. No puedo olvidarme de su cara, mi teniente.  Le juro que en el fondo no sé cómo lo hice. Yo había pensado pegarle, darle un susto. Pero esa mañana lo vi ahí al frente, con la cabeza levantada y le apunté”. Y con esto llegamos a uno de los puntos más sobresalientes de la obra: la conveniencia del colegio militar en no delatar al asesino por su propio bien. Y tal vez, en nuestros países latinoamericanos, continúe haciéndose lo mismo.
Así las cosas, La ciudad y los perros, en poco más de 50 años de vida, es considerada una de las obras más importantes de la literatura universal. Sobresalen temas como el racismo, el abuso del poder, el contexto del colegio militar (al que también perteneció el autor), la subvaloración de las personas, dentro de un marco en el cual tales comportamientos hacen más hombre al joven cadete. Nadie, según la experiencia del Jaguar, comprendería a los súbditos si no viven como ellos.
romi

martes, 17 de diciembre de 2013

Felices Fiestas!!!!!!!!!!


En esta Navidad a mis amigos les quiero regalar, todo mi cariño
Y un abrazo en la distancia, además de un sincero deseo,
Que la pasen bien con los suyos.
Olviden el rencor, vivan felices y luchen por el amor.
La vida es maravillosa y nosotros tenemos la llave
Y decidamos el camino a tomar.
Quisiera nombrarlos a todos los que por aquí pasan dejando sus huellas.  Se que olvidare algunos y les pido perdón. Feliz Navidad a cada uno de ustedes. 




Romi

Bertolt Brecht, Parábola de Buda sobre la casa en llamas



Gautama, el Buda, enseñaba la doctrina de la Rueda de los Deseos,
a la que estamos sujetos, y nos aconsejaba
liberarnos de todos los deseos para así,
ya sin pasiones, hundirnos en la Nada, a la que llamaba Nirvana.
Un día sus discípulos le preguntaron:
«¿Cómo es esa Nada, Maestro? Todos quisiéramos
liberarnos de nuestros apetitos, según aconsejas, pero explícanos
si esa Nada en la que entraremos
es algo semejante a esa fusión con todo lo creado
que se siente cuando, al mediodía, yace el cuerpo en el agua,
casi sin pensamientos, indolentemente; o si es como cuando,
apenas ya sin conciencia para cubrirnos con la manta,
nos hundimos de pronto en el sueño; dinos, pues, si se trata
de una Nada buena y alegre o si esa Nada tuya
no es sino una Nada fría, vacía, sin sentido.»
Buda calló largo rato. Luego dijo con indiferencia:
«Ninguna respuesta hay para vuestra pregunta.»
Pero a la noche, cuando se hubieron ido,
Buda, sentado todavía bajo el árbol del pan, a los que no le
habían preguntado
les narró la siguiente parábola:
«No hace mucho vi una casa que ardía. Su techo
era ya pasto de las llamas. Al acercarme advertí
que aún había gente en su interior. Fui a la puerta y les grité
que el techo estaba ardiendo, incitándoles
a que salieran rápidamente.
Pero aquella gente no parecía tener prisa. Uno me preguntó,
mientras el fuego le chamuscaba las cejas,
qué tiempo hacía fuera, si llovía,
si no hacía viento, si existía otra casa,
y otras cosas parecidas. Sin responder,
volví a salir. Esta gente, pensé,
tiene que arder antes que acabe con sus preguntas.
Verdaderamente, amigos,
a quien el suelo no le queme en los pies hasta el punto de
desear gustosamente
cambiarse de sitio, nada tengo que decirle.» 

Así hablaba Gautama, el Buda.
Pero también nosotros, que ya no cultivamos el arte de la paciencia
sino, más bien, el arte de la impaciencia;
nosotros, que con consejos de carácter bien terreno
incitamos al hombre a sacudirse sus tormentos; nosotros
pensamos, asimismo, que a quienes,
viendo acercarse ya las escuadrillas de bombarderos del capitalismo,
aún siguen preguntando cómo solucionaremos tal o cual cosa
y qué será de sus huchas y de sus pantalones domingueros
después de una revolución,
a ésos poco tenemos que decirles.

Bertolt Brecht (Augsburgo, 1898 – Berlín, 1956), Historias de al­manaque, 1939

lunes, 28 de octubre de 2013

Casa tomada de Julio Cortázar



La narración nace de la presencia de una fuerza extraña que domina la vida de los protagonistas.
Dos hermanos solteros, Irene -”... nacida para no molestar a nadie"- y el na­rrador, viven en una vieja casa de Buenos Aires, llena de recuerdos familiares’. La cuidan con verdadero esmero. Se levantan muy temprano y hacen la limpieza. Después del almuerzo, ya todo está en orden. Entonces, Irene continúa tejiendo -" No sé por qué tejía tanto... "-. Esa actividad es, en su vida, casi una obsesión.Un día, a las ocho de la noche, su hermano escucha un ruido "impreciso y sordo" en el comedor o en la biblioteca, y, luego, en el fondo del pasillo. Cierra inmediatamente la puerta con llave y se dirige a la cocina para calentar la pava del mate. Luego, le comunica el hecho a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
 

La nueva situación los entristece, porque en "la parte tomada" de la casa han dejado cosas que quieren mucho. A pesar de ello, poco a poco se resignan y tratan de gozar de las nuevas ventajas:
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco per­dido a causa de los libros, pero por no afligir a. mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá (...). Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar. 
Una noche, el narrador siente sed y se dirige a la cocina para beber agua. De pronto, oye un nuevo ruido, pero no puede precisar de dónde procede. Irene también lo oye.
Los ruidos se oían más fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada. 
La mujer reconoce que han tomado también esa parte de la casa. Suelta el tejido sin mirarlo. Están con lo puesto. Son las once de la noche. Salen a la calle.
Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo' se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. 
"Casa tomada" está narrado en primera persona por uno de los protagonistas: el hermano de Irene. Éste rememora, desde su presente, todo lo sucedido en un tiempo que desconocemos:
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living.Sólo explicita algunas referencias temporales -" ... eran las ocho de la noche"; " ... a las nueve y media ... "; "Desde 1939 ... "; " ... eran las once de la noche"- que ubican vagamente los hechos·.
Los personajes viven en el pasado. De ahí que sean tan significativas estas palabras: " ... y eso me sirvió para matar el tiempo".El narrador nos dice: " ... es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia".La casa aparece casi personificada. Los protagonistas no ven en ella algo material; representa, en realidad, a todos sus antepasados, cuyo recuerdo continúa gobernán­dolos:
Los dos hermanos, alejados del mundo exterior, viven otro tiempo. Su única y gran preocupación es la casa, especie de refugio o de celda·, y, al mismo tiempo, símbolo de su subjetividad.
Irene (que en griego significa paz) se complace serenamente en hacer la rutinaria limpieza y en tejer -" ... se pasaba el resto del día tejiendo ... "-;
Esta actividad manual, silenciosa -sólo se oye el "roce metálico" de las agujas- es un "leit-motiv" (motivo recurrente) en el cuento. Tejer es crear formas nuevas -lo único que cambia en esa casa, donde el tiempo parece deteni­do--, es sentir que se vive. La actitud de esta mujer -Penélope sin Ulises -_ revela un profundo y, tal vez, inconsciente sufrimiento interior: "sus graves ojos cansados" .
. . . tejía cosas siempre necesarias ... A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas.El narrador se pregunta "qué hubiera hecho Irene sin el tejido". En verdad, es lo único que le pertenece. De ahí la cantidad de pañoletas que apila vanamente en el cajón de la cómoda:
No necesitábamos ganamos la vida, todos los meses llegaba la plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido ...
Su actitud, al final del cuento, es muy significativa: suelta el tejido sin mirarlo, porque 'Ya no lo necesita. Ahora es libre.El narrador asume con calmosa naturalidad su destino: "persistir" en esa casa, junto a su hermana.
Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa ...
Como admira la "destreza maravillosa" que tiene Irene para tejer -" ... a mí se me iban las horas viéndole las manos ... "-, sale de la casa para comprarle lana. Ella siempre se queda.
Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Ar­gentina. 
Él es el primero en oír dos veces el extraño sonido·, símbolo, tal vez, de un mandato interior: el de liberarse de ese lugar que le ha impedido elegir su camino en la vida; símbolo, también, de su insatisfacción ante las cosas dadas:
A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos [ ... j. No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvemos hacia atrás. 
Irene participa de la decisión de su hermano de dejarlo todo, de salir al mundo. La "puerta cancel" adquiere aquí también un valor simbólico: es la frontera entre lo co­nocido -la casa- y lo desconocido; el paso de la muerte a la liberación. El temor a lo ignoto hace llorar a Irene. “Cerré de un golpe la cancel ... “ Ese golpe propicia un "nacimiento":
Estábamos con lo puesto [ ... ) y salimos a la calle.
La actitud final del narrador implica una resolución irreversible, aunque llena de nostalgia: no regresar más. Los hermanos demuelen espiritualmente la casa. La clave está al comienzo del cuento:
... o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese de­masiado tarde. 
Los hechos transcurren en una casa "profunda" y "silenciosa", "espaciosa" y "an­tigua", especie de laberinto, donde pueden vivir "ocho personas sin estorbarse" .
. . . avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. 
La extraña "presencia" de los ruidos, siempre sordos, crea el obligado desplazamien­to de los personajes a un lado de la casa; luego, hacia la puerta cancel, hacia el zaguán y, finalmente, hacia la calle.
El tácito miedo a la muerte les impide volver "al otro lado de la casa", a la "parte tomada".
La tensión de la que habla Cortázar se intensifica cuando se insiste en que todo está callado, excepto la cocina: "Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos más despacio para no molestarnos.La ruptura de ese silencio, de la vida ordenada y rutinaria de los habitantes de la casa, por es a fuerza misteriosa, origina la intriga.
Dijo Julio Cortázar: El cuento surge como un asalto, como algo que se posesiona del escritor y lo con­vierte en "una masa informe sin palabras ni caras ni principio ni fin pero ya un cuento". Entonces, debe escribirlo inmediatamente e ignorar todo lo que lo rodea. No hay pen­samientos previos, sino un "bloque informe" que adquiere su ser a la luz de la escritura, de una escritura exaltante, desesperada: "es ahora o nunca".
Finalmente, la comunicación con el lector se da desde el cuento y no mediante él, pues ya es una criatura autónoma.
"Casa tomada" • es el primer cuento que publica Julio Cortázar . Según él, todos los cuentos, en especial los fantásticos, "son productos neuróticos, pesadillas o aluci­naciones neutralizadas mediante la objetivación y el traslado a un medio exterior al terreno neurótico; de todas maneras, en cualquier cuento breve memorable se percibe esa polarización, como si el autor hubiera querido desprenderse lo antes posible y de la manera más absoluta de su criatura, exorcizándola en la única forma en que le e a dado hacerla: escribiéndola".
"Casa tomada" es un cuento fantástico que nace de una pesadilla de su autor:
"Yo soñé "Casa tomada". La única diferencia entre lo soñado y el cuento es que en la pesadilla yo estaba solo. Yo estaba en una casa que es exactamente la casa que se describe en el cuento, se veía con muchos detalles, y en un momento dado escuché los ruido por el lado de la cocina y cerré la puerta y retrocedí. Es decir, asumí la misma actitud de los hermanos. Hasta un momento totalmente insoportable en que [ ... ] en ese sonido estaba el espanto total. Yo me defendía como podía, es decir, cerrando las puertas y yendo hacia atrás. Hasta que me desperté de puro espanto.Al despertar, Cortázar escribe su cuento de un tirón: "El cuento empieza hablando de la casa [ ... ] porque la tenía delante de los ojos. Pero de golpe ahí entró el escritor en el juego". Entonces, decide "vestir un poco" la narración, agregarle datos que no estaban en su pesadilla. Lo fantástico· proviene, pues, de un sueño.

PD/ Este libro es el primero que leí de chica

romi

viernes, 25 de octubre de 2013

Alfonsina Storni

Nacimiento29 de mayo de 1892 Sala Capriasca, Suiza Defunción 25 de octubre de 1938 (46 años) Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina Nacionalidad Argentina PeríodoSiglo XX GéneroPoeta, escritora MovimientosPosmodernismo Firma
Alfonsina Storni Martignoni (Sala Capriasca, Suiza, 22 o 29 de mayo de 18921 2 3 4 – Mar del Plata, Argentina, 25 de octubre de 1938) fue unapoeta y escritora argentina del modernismo.
Sus padres, dueños de una cervecería en San Juan, regresaron a Suiza en 1891. Y en 1896 volvieron a Argentina junto con Alfonsina, quien había nacido durante la estadía de la pareja en el país europeo. En San Juan concurrió al jardín de infantes y desarrolló la primera parte de su infancia. A principios del siglo XX la familia se mudó a Rosario, donde su madre fundó una escuela domiciliaria y su padre instaló un café cerca de la estación de ferrocarril Rosario Central. Alfonsina se desempeñó como mesera en el negocio familiar, pero dado que este trabajo no le gustaba se independizó y consiguió empleo como actriz. Más tarde recorrería varias provincias en una gira teatral.
Storni ejerció como maestra en diferentes establecimientos educativos y escribió sus poesías y algunas obras de teatro durante este período. Su prosa es feminista, ya que busca en ella la igualdad entre el hombre y la mujer, y según la crítica, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica. Otros dividen su obra en dos partes: una de corte romántico, que trata el tema desde el punto de vista erótico y sensual y muestra resentimiento hacia la figura del hombre, y una segunda etapa en la que deja de lado el erotismo y muestra el tema desde un punto de vista más abstracto y reflexivo. La crítica literaria, por su parte, clasifica en tardorrománticos a los textos editados entre los años 1916 y1925 y a partir de Ocre encuentra rasgos de vanguardismo y recursos como el antisoneto. Sus composiciones reflejan, además, la enfermedad que padeció durante gran parte de su vida y muestran la espera del punto final de su vida, expresándolo mediante el dolor, el miedo y otros sentimientos.
Fue diagnosticada con cáncer de mama, del cual fue operada. A pedido de un medio periodístico se realizó un estudio de quirología, cuyo diagnóstico no fue acertado. Esto la deprimió, provocándole un cambio radical en su carácter y llevándola a descartar los tratamientos médicos para combatirla.
Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el mar. Su cuerpo fue velado inicialmente en esa ciudad balnearia y finalmente en Buenos Aires
La caricia pérdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa, 
se me va de los dedos... En el viento, al pasar, 
la caricia que vaga sin destino ni objeto, 
la caricia perdida ¿quién la recogerá? 
Pude amar esta noche con piedad infinita, 
pude amar al primero que acertara a llegar. 
Nadie llega. Están solos los floridos senderos. 
La caricia perdida, rodará... rodará... 
Si en los ojos te besan esta noche, viajero, 
si estremece las ramas un dulce suspirar, 
si te oprime los dedos una mano pequeña 
que te toma y te deja, que te logra y se va. 
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, 
si es el aire quien teje la ilusión de besar, 
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, 
en el viento fundida, ¿me reconocerás?





romi

sábado, 24 de agosto de 2013

113 años del nacimiento de Jorge Luis Borges

Hoy se cumplen 113 años del nacimiento de Jorge Luis Borges y su obra sigue desconcertando al mundo
Jorge Luis Borges es en la actualidad un tópico gigante de conversación entre los amantes de las letras. Considerado el mejor escritor del siglo XX, se quedó sin el Premio Nobel por no creer en la democracia y considerarla “un abuso de la estadística”.
Nació el 24 de agosto de 1899 en Ginebra, pero fue tan argentino como cualquiera de sus compatriotas: un poeta tremebundo cuyos cuentos desconcertaron a la humanidad y colocaron a Latinoamérica en el mapa de la lengua castellana.
A 113 años de su nacimiento y 26 de su muerte, Borges es admirado con carcajada por quienes han leído cualquier pedacito de su obra. ¡Es imposible que supiera tanto! Exclaman los que hoy en día el mundo valora como eruditos.
A los siete años de edad escribió un cuento titulado “La visera fatal” a partir de El Quijote. Bilingüe desde niño, a la misma edad desarrolló en inglés un resumen de la mitología griega. Fue creciendo y aumentando su genio: a los ochenta años le preguntaban si era cierto que hablaba finlandés y él respondía: “Bueno, chico, el finlandés que habla todo el mundo en la calle”.
Sabía tantas cosas que a veces se aburría y mentía. Crió fama y nunca se acostó a dormir: cuando decía la verdad la gente alababa sus conocimientos, y cuando le descubrían alguna mentira en sus textos: “¡Oh, maestro, es usted un genio de la ficción!“.
Dicen que el Premio Nobel perdió seriedad al no tener a Borges
Dicen que el Premio Nobel perdió seriedad al no tener a Borges, porque ese premio lo deciden los suecos y porque todo el mundo sabía que desde Shakespeare muy pocos pudieron lograr con el lenguaje lo que Borges.
Se quedó sin el premio por su apoyo a la dictadura chilena y por aquella entrevista en la que dijo que Argentina podría tener una democracia como en 200 ó 300 años, con lo que dio a entender que un pueblo ignorante siempre escogerá malos gobernantes.
En todo caso, asumió como suya toda la literatura universal, y un rol paternalista sobre cuanto se escribió durante el siglo XX. Haber escrito “carcajada” cinco párrafos más arriba no es una burla, porque sólo a través de la risa pueden soportar los letrados de hoy en día el carácter tal vez inalcanzable de sus sentencias.
En un encuentro entre Borges y Mick Jagger fusionó para siempre al rock and roll con las letras serias. El vocalista de los Rolling Stones se encontró al argentino almorzando en un hotel de Madrid y se arrodillo a sus pies: “Maestro, yo lo admiro”.
La sorpresa de Jagger fue que Borges sabía quién era él y hasta conocía las letras algunas de sus canciones. Es que Borges también era rockero: su esposa, María Kodama, develó en 1996 que al cuentista no le gustaba que le cantaran el tradicional cumpleaños, él prefería que sus amistades lo complacieran entonando alrededor de una torta la canción más emblemática de Pink Floyd: Another brick in the wall.
A Borges hay que leerlo todo. A mí me gustaría que usted leyera al menos sus poemas y libros como “El Aleph”, “Ficciones”, “El informe brodie” y “El libro de arena”. También algún ensayo: “Historia de la eternidad”, “El tamaño de mi esperanza”…