viernes, 10 de diciembre de 2010

Carlos Gardel, La Voz del Tango

Nació un 11 de diciembre de 1890 y ya de joven se convirtió en cantor habitual de reuniones y cafés. Con casi 21 años, conoció a José Razzano, apodado "El Oriental" por ser uruguayo, con quien formó un dúo de canciones criollas. Al binomio se lo conoció como "El Morocho y el Oriental". En 1912 grabó quince canciones para el sello Columbia Records (luego CBS y, más tarde, Variety), acompañándose él mismo con su guitarra. El primero de los temas, "Sos mi tirador plateao", lo volvería a grabar más tarde con el título de "El tirador plateado".
El repertorio aún se componía de canciones criollas. En 1917 fue el primer cantor oficial de tangos, al estrenar el tango-canción "Mi noche triste" (de Samuel Castriota y Pascual Contursi), ya que, hasta entonces, el tango era sólo música sin letra. Ese mismo año filmó y estrenó su primera película, "Flor de durazno", e inició su etapa discográfica junto a José Razzano con el sello Disco Nacional (luego Odeón, hoy EMI) y el tema de Ángel Villoldo, "Cantar eterno".
En los años '20 llevó el tango por Europa, haciéndolo conocer en España y Francia. En 1925 se separó amistosamente de "El Oriental", José Razzano. Desde su regreso a Argentina en 1926 se dedicó casi exclusivamente a la fonografía.
En los años '30 ya era una figura célebre en Argentina, Uruguay y en varios países europeos, motivo por el cual la empresa cinematográfica Paramount Pictures Corporation lo convocó para protagonizar cuatro películas, rodadas en Joinville, Francia. Entre 1934 y 1935 conquistó el mercado de Estados Unidos, donde grabó discos, cantó en radio y filmó películas muy exitosas que extendieron su fama a toda América, todas ellas dentro del género musical y destinadas a su lucimiento como cantante. Luego llegó la gira por Centroamérica en 1935: Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curaçao y Colombia.
 El lunes 24 de junio de 1935 el avión en el que viajaba cayó cerca de Medellín (Colombia) y terminó con su vida en el esplendor de su fama

  'Día Nacional del Tango', que se festeja en todo el mundo cada 11 de diciembre, en conmemoración a las fechas de nacimiento de los creadores de dos vertientes del tango: "La Voz" (Carlos Gardel, el zorzal criollo, ídolo y figura representativa del tango, nacido el 11 de diciembre de 1890) y "La Música" (Julio De Caro, gran director de orquesta y renovador del género, nacido el 11 de diciembre de 1899).


El primer tango cantado
No era aún el tiempo del tango cantado. Transcurría 1910 y Gardel era una de las voces de lo criollo. "El Morocho", como se lo conocía, recorría comités políticos y un trasnochado almacén vecino al Mercado del Abasto entonando estrofas camperas.
Así, entre la Candelaria, Balvanera, y el Socorro (comités de viejas parroquias) ganó murmullos de admiración entre payadores de larga fama como Ezeiza, Bettinotti, Vieytes y Cazón; eso sin contar el aprecio de los caudillos Aparicio, Rabboni, Ganghi y Traverso que, palmeándole el hombro cariñosamente y con un guiño, le decían: "Lo que precisés, muchacho... No tenés más que pedirlo".
 También a las mujeres del barrio había conquistado a fuerza de pinta y quiebro de llanto en la voz, y ellas, gustosas, abrían las ventanas para dejar pasar su serenata.

El Abasto había cumplido su primera década, la inauguración oficial se celebró en 1893, y ya reunía a varias figuras talentosas de la música de sus alrededores.
Aunque sin duda Gardel se contaba entre los preferidos de la zona, no era el único.
También estaban los adeptos a “El Oriental”, otro cantor mentado. Y por esas rivalidades que a veces hace crecer la fama, los admiradores de uno y otro se pusieron un buen día de acuerdo para organizar una topada. Contra todas las temerarias predicciones, el encuentro terminó en paz.
Y más que eso, dejó su legado glorificador: a la primera cuadra de la calle Guardia Vieja – escenario del “enfrentamiento” - se le dio el nombre de Carlos Gardel. Lejos de la enemistad, los contrincantes salieron compañeros e inmortalizados en los seudónimos de "el zorzal del Abasto" y "el jilguero de Balvanera Sur".
Juntos concretaron definitivamente, en 1913, el dúo Gardel - Razzano y se consagraron nuevamente entre el público, pero esta vez en los teatros de la céntrica calle Corrientes.
Cuatro años después Contursi escribió sus versos sobre la música del tango "Lita", que como todos los tangos hasta el momento, era instrumental. Aunque el autor no mantenía una amistad con el dúo, los sabía colegas.
Y al amparo de ese trato cordial, dejó en sus manos la composición.
Gardel y Razzano no se animaron a presentar el tango con letra de buenas a primeras, en parte por el riesgo de la innovación, y también porque esas estrofas tenían poco que ver con las de su acostumbrado repertorio.
Pero a Gardel el tango le gustaba, y el tema también.
Lo cantaba repetidamente en reuniones de allegados y conocidos. Fueron periodistas y hombres de teatro quienes más se entusiasmaron oyéndolo.
Esta primera aceptación lo decidió, y la pieza se estrenó para 1917, rebautizada como "Mi noche triste", en una actuación feliz que los cantores realizaron en el teatro Esmeralda (el Maipo de la actualidad).
A partir de entonces el tango fue cantado. Y los que saben, dicen que el mérito es de Gardel.


romi

jueves, 9 de diciembre de 2010

Laura Elizalde

"Soy escritora. Comencé con la poesía como casi todos los escritores, intentando amalgamar el lenguaje poético con la historia, la mitología y la filosofía. He publicado dos novelas de narrativa histórica"


Biografía
Argentina (Buenos Aires, 1971).
Redactora
Poesía
Relato breve
Teatro
Ha publicado, en coautoría con Dalmiro Sáenz, los libros
El depredador,
Ptolomeo II de Egipto
El profanador,
Herodes el Grande, ambos en Editorial Grijalbo
Publicó la novela Pericles de Atenas que se lo editó el Fondo Nacional de las Artes por otorgarle el primer premio a la novela
Socióloga, productora y directora de audiovisuales,
Tiene dos libros publicados con Ed Grijalbo Random HOuse Mondadori



UN DÍA FUÉ NADIE
Cuento
El alrededor instalado sobre sí mismo. El sonido de las olas, el viento del sudeste, la lisura de la playa temprana. Inmóvil como un segmento de olvido, una bicicleta negra con manubrio plateado sostenida en el alambre tejido, la desgastada figura de Venus rodeada de macetas con matas de pastos y malvones coral, una carencia de clavos o tornillos en los marcos de las ventanas altas.
El hombre abrió los ojos con cierta codicia, lentamente, una línea de resplandor se propagó sobre la línea de la pupila visible y la oscuridad interior fue cediendo a la rutinaria irrupción de la luz. Retiró las mantas y permaneció un rato sentado en el borde de la cama con los pies colgando.
La pila de libros y una hoja de diario doblada en cuatro sobre la mesa de luz, diez mosaicos más allá de la cama las luces horizontales de los postigos. Tomó el diario, caminó sobre el piso frío y dejó el papel sobre la mesa de la cocina. Por el pasillo en penumbras se dirigió hacia el cuarto de baño. El vigoroso cuerpo desnudo del hombre tenía un andar lento y torpe, era alto aunque no tanto, robusto, como esas figuras que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina para ser observadas desde abajo, el pelo tupido, desordenado como sus cejas espesas. El agua caliente se deslizó sobre sus músculos tibios, apenas entreabrió un momento sus labios finos, elevó su mano izquierda y las gotas de agua cayeron en las yemas suaves, rodaron por entre sus dedos sin anillos, bajaron por su muñeca hasta perderse algunas en su codo, otras sobre el muslo en que se dibujaba una vieja cicatriz. No pensaba en nada a esa hora temprana o sí, ejercía el pensamiento como un rumiante estruja el pasto entre la lengua y el paladar y los dientes.
La gran taza de café humeaba, untó unas rodajas de pan con paté, apoyó los brazos en la mesa de cedro y se arremangó la camisa azul, sacó un papel de la caja de metal, volcó un montoncito de tabaco y con sumo cuidado formó entre sus dedos el cigarro de la mañana, no reparó en la azucarera que estaba volcada sobre la mesa. Fumó con cierta impaciencia, develada por el movimiento de sus labios algo resecos, por las venas azuladas bajo la piel de las muñecas y por el tamborileo de sus dedos sobre la doblada hoja de diario. Bebió el café en dos tragos, retiró un gabán azul del perchero, metió la bolsita de tabaco, la caja plateada, el trozo de diario en los bolsillos, miró el reloj de metal de la pared de la cocina. Al salir omitió ponerle llave a la puerta.
Tenía bastante tiempo, aun cuando debía llegar al otro lado de la ciudad, cruzar el puente y recorrer unos pasos más, justo al lado del Café “El Viejo Blake”, en el inicio del boulevard de la séptima avenida. Dejó atrás el griterío enérgico de unos chicos que jugaban a la pelota sobre el andén de la vieja estación de trenes, el pasto crecido sobre las vías muertas, el olor a herrumbre de las altas y húmedas fábricas de cristales rotos con cielorrasos de madera donde anidan los pájaros y los murciélagos, las grandes chimeneas negras, impávidas, frías, amontonadas en esa incierta utilidad del pasado. Cruzó en diagonal, caminó lentamente, a veces mirando las veredas rotas, a veces con los ojos en el horizonte cercano, sus pasos tendían hacia el mar.
—¿Sócrates o Platón, el hombre o Dios? —pensó. Buscaban al segundo actor para una pieza de teatro que sería un diálogo entre el Hombre y Dios—. ¿Cuál será el segundo actor para el director? —masculló.
El resabio de oscuridad de la noche era cada vez menor y la niebla se separó lentamente de la luz del día detrás de los pasos del hombre. Su andar firme y repetitivo bordeó el murallón que da al mar hasta la pequeña plaza de Los Cardinales, miró el gran reloj cerca del monumento a la paz y se sentó en un banco de cemento. Hacía ya demasiado tiempo de su actuación de Judas Iscariote, en aquel teatro abierto en las orillas de Jerusalén. Sacó un papel de la caja de lata y tiró un montoncito de tabaco, el viento soplaba fuerte del sur, así que ejecutó el movimiento de armado del cigarro rápidamente, acomodó la espalda sobre la madera rugosa y dejó sus ojos oscuros primero en el contorno de una mujer que caminaba a orillas del mar y luego en los barcos lejanos que eran como líneas clavadas en el mar, otros más lejanos aun le semejaron puntos sobre el vaivén del agua. ¿A quién interpretaría el segundo actor que buscaban en el aviso del diario? Respiró hondo y el aire inhóspito del mar entró en sus pulmones junto con el placer de la nicotina.
Cuando caminó hacia el puente, divisó a la distancia las puertas abiertas del pequeño teatro, realizó un ejercicio con la voz mientras avanzaba, el sudor, la ansiedad en el estómago, el temor alojado en la garganta recorrió su cuerpo como en cada momento previo a una audición, marchó más rápido con las manos en los bolsillos del gabán, apretando el recorte de diario, la estructura de acero del puente rechinó bajo la suela de sus botas, sintió intensos deseos de fumar, el viento embistió fuerte contra su cuerpo, tenía mucho tiempo todavía para llegar, sin embargo apuró el paso a pesar del peso del viento. Tenía mucho tiempo, lo constató mirando hacia atrás, buscando el reloj colgado en la Plaza de los Cardinales.
Estaba en la mitad del recorrido del puente, el viento amainó, la ansiedad comenzó a sosegarse, la saliva excesiva se apaciguó, su mano izquierda, tiesa y apretada contra el trozo de diario, se distendió dentro del bolsillo, olvidó su deseo de fumar, ese deseo se extinguió bajo una leve sensación de plenitud que también muy pronto dejó de ser importante o adquirió el peso de las mil posibilidades. Ya estaba en los últimos metros del puente cuando miró hacia atrás nuevamente, como un gato, como cualquier otro animal, como la naturaleza misma perdió la medida del tiempo, tardó un poco más, ¿cuánto más? en perder la sensación del tiempo, hasta que finalmente le quedó una tenue, insignificante, idea del tiempo entre otras infinitas ideas alojadas en su mente como en una prolija y ordenada biblioteca llena de letras muertas, eternas. Sus pasos precisos llegaron al final del puente, cuando entró al pequeño teatro un actor lo miró azorado y gritó furiosamente con el rostro enrojecido: ¡Impostor, es un maldito impostor! Ni siquiera lo oyó, ni al grito, ni al silencio, tampoco reparó en la penumbra cóncava, escasa, sobre el borde gastado de las butacas de cuero marrón. Cuando subió al escenario del pequeño teatro, se dio cuenta de que estaba en el centro de algo que era él mismo, había llegado a la transparencia, miró y volvió a mirar, finalmente, cuando la luz del escenario lo cubrió con un halo amarillo, alcanzó la completa indiferencia, fue Dios.


http://escribiendoideas.wordpress.com

romi

sábado, 4 de diciembre de 2010

Sobre literatura....los años 60

Dentro del campo de la literatura latinoamericana, la década del sesenta configura el marco de una intensa renovación narrativa que, desde el punto de vista editorial y de público, da origen al denominado boom de la literatura latinoamericana.



En la Argentina, este proceso tiene como centro de divulgación al Instituto Di Tella, centro de experimentación estético y científico, que promueve la investigación en ciencias sociales y la modernización artística y audiovisual (teatro, happenings, cine, literatura, plástica).
A lo largo de la década, se produce un proceso de modernización de las prácticas y las estéticas literarias por la crisis y transformación de las poéticas realistas y la incorporación de técnicas narrativas diferentes, que implican rupturas de orden lineal de la historia, multiplicidad de puntos de vista en el relato, e incorporación de discursos provenientes del psicoanálisis, la sociología, la historieta y el periodismo.
La aparición de Rayuela, de Julio Cortázar , en 1963, funciona como una verdadera "divisoria de aguas", dado que es un punto de viraje no sólo en el interior de su propia literatura sino centralmente en la historia de la narrativa argentina. Cortázar ya había publicado Bestiario (1951), Final del juego (1956), Las armas secretas (1959), Los premios (1960) e Historia de cronopios y de famas (1962), más ligados a la estética del grupo Sur. Rayuela, además de su éxito inmediato en la crítica literaria y entre el público, incorpora grandes modificaciones en la construcción poética y en la construcción del relato: la desconfianza sobre la función cognoscitiva del lenguaje, la explicitación del texto como artificio, la tensión entre lo fragmentario y la forma larga, la introducción del surrealismo y la patafísica como técnicas narrativas, el metadiscurso, la autorreferencialidad, la proliferación de citas, la intertextualidad exasperada.
Estas técnicas narrativas alcanzan nuevas formulaciones en sus textos posteriores, en los cuales se combinan varios géneros discursivos (novela, cuento, ensayo): Todos los fuegos el fuego (1966), La vuelta al día en ochenta mundos (1967), 62 Modelo para armar (1968), Ultimo round (1969), Libro de Manuel (1973), Octaedro (1974), Alguien anda por ahí (1977), Un tal Lucas (1979), Queremos tanto a Glenda (1980), Deshoras (1983).
En el boom del sesenta se inscribe también la obra literaria de Manuel Puig (1932-1990) que, con La traición de Rita Hayworth (1968), inaugura dentro de la narrativa argentina la compleja interrelación entre literatura y medios masivos de comunicación como el cine, el folletín, las intrigas policiales, los boleros y los tangos. En sus novelas —Boquitas pintadas (1969), The Buenos Aires affair (1973), El beso de la mujer araña (1976), Pubis angelical (1979), Maldición eterna a quien lea estas páginas (1980), Sangre de amor no correspondido (1982), Cae la noche tropical (1988)—, Puig experimenta con procedimientos provenientes de la serie literaria y materiales de la cultura popular y los medios masivos, junto con un uso desviado de los géneros y el montaje de diversas matrices y géneros discursivos (psicoanálisis, política, informes judiciales, cartas, diarios íntimos).
Asimismo, Puig trabaja con la decodificación de distintos registros lingüísticos a través de la parodia, la pluralidad y la confrontación de discursos, el enfrentamiento de ideologías, para desenmascarar con una mirada crítica los mecanismos de la pequeña burguesía pueblerina.
Un grupo importantes de escritores que incorporan en sus textos la renovación formal de los años sesenta proviene del interior del país y promueve una literatura alejada de todo regionalismo o pintoresquismo: Antonio Di Benedetto, Daniel Moyano (1930), Héctor Tizón (1929) y Juan José Hernández (1940) se encuadran dentro de un sistema narrativo que si bien responde a cánones de filiación realista, registran desvíos y nuevas formulaciones. Mientras que la producción de Di Benedetto (Mundo animal, 1953; Zama, 1956; El cariño de los tontos, 1961; El silenciero, 1964; Los suicidas, 1969) sostiene una perspectiva urbana sobre una temática y un ambiente regional, la literatura de Moyano (Artista de variedades, 1960; La lombriz, 1964; Una luz muy lejana, 1966; El fuego interrumpido, 1967; El oscuro, 1968; El trino del diablo, 1974) y Hernández (Negada permanencia, 1952; Claridad vencida, 1957; El inocente, 1965; La ciudad de los sueños, 1971) desarticula la relación interior-Buenos Aires a través del fenómeno de migración interna masiva a la capital.
En la narrativa de Tizón (Fuego en Casabindo, 1969; El cantar del profeta y el bandido, 1972; Sota de bastos, caballo de espadas, 1975) lo urbano queda excluido como escenario y en sus relatos se concentra la temática regional abordada desde una experimentación formal que reelabora los mitos y las costumbres regionales.
Di Benedetto y Tizón comparten una intensa preocupación formal y estilística, y una cuidadosa reflexión sobre el lenguaje, mientras que en la literatura de Moyano se retoman algunos procedimientos típicos del realismo mágico latinoamericano.
Alejada del boom y ubicada en un espacio marginal a Buenos Aires, se inscribe la literatura de Juan José Saer (1937), uno de los mayores escritores de la actual literatura argentina. Su literatura se mantiene al margen del boom de la narrativa latinoamericana dado que en su poética no ingresan ni lo real maravilloso de García Márquez, ni la postulación neo-realista de Vargas Llosa.
Saer discute con sus postulados centrales al considerar que los escritores latinoamericanos deben escribir como escritores y no como lo que los europeos buscan en la escritores latinoamericanos (vitalismo, espontaneidad, irracionalismo, estrecha vinculación con la naturaleza), dado que "su especificidad proviene, no del accidente geográfico de su nacimiento, sino de su trabajo de escritor".
 En su primer libro, En la zona (1960), se comienza a perfilar uno de los rasgos centrales de su poética: el rechazo por toda forma de regionalismo, que encuentra su resolución en la construcción de un espacio ficcional —la zona— que, partiendo de un referente real (la ciudad de Santa Fe, su costa y las islas) se convierte en espacio imaginario y paisaje estético. La zona es una célula narrativa básica que se expande en un sistema de personajes, el encuentro de amigos, una inflexión de la lengua. La obra de Saer —Responso (1964), Palo y huesos (1965), La vuelta completa (1966), Unidad de lugar (1967), Cicatrices (1969), El limonero real (1974), La mayor (1976), Nadie Nada Nunca (1980), El entenado (1983), Glosa (1986), La ocasión (1988), Lo imborrable (1993), La pesquisa (1995), Las nubes (1997)— está recorrida por un proyecto unitario que se traduce en la persistencia de un espacio geográfico, un mismo sistema de personajes, la tematización recurrente de un núcleo problemático fijo, y la permanente búsqueda de un discurso que se haga cargo de la complejidad de la representación, que se traduce en el uso de una descripción obsesiva (que acerca su literatura al nouveau roman) como procedimiento constructivo predominante.

romi

jueves, 2 de diciembre de 2010

Cuando todo existe

Húmeda y negra la tierra espera por el pié cansado, se hunde apenas y el barro es suave entre los dedos. La mirada arrastra tan lejos cómo empuja el viento y el agua es viva.



El cielo es remanso de la tierra brote.
Perfilan sombras indias los cerros y todo crece en silencio, la savia y la sangre.
Perfilan sombras indias los cerros y todo crece en silencio, la savia y la sangre.
sucede un día
como un absurdo bramido
que hace la tierra
y nada se oye.
sucede un día
que pueden perderse
los ojos de antes,
el valor inútil
de necesitar.
suceden las últimas palabras
imperceptibles como llovizna
en un vidrio lejos de historia
sucede un día
que pone en la boca
dibujos muertos
y la voz murmura
la ceguera interminable.
Allá en el sur, cuándo todo existe y no se conoce la última palabra.


Mercedes Sáenz

http://mercedessaenz.blogspot.com/

romi


PD/ Agradezco a Mercedes Sáenz que me permitió públicar este bello poema.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mis libros favoritos

Cuantas veces cuando leemos un libro nos quedamos con ganas de hablar de él quizás para compartir el impacto, la huella que nos dejó, lo que no gustó, lo que no se entendió, a qué otro libro o personaje nos hizo recordar.
Un libro puede constituirse en instrumento liberador porque nos proporciona los medios para acrecentar nuestra libertad de pensar, de sentir, de obrar.
Aumenta la capacidad de disfrutar de la belleza, de los pensamientos elevados y enriquecedores de otros hombres, de sentirnos partícipe de todo lo bueno y valioso que existe
Pienso que el escribe un libro realiza un gesto de ofrenda, de generosidad, de magnificencia, de amor en definitiva. Leer con atención, con simpatía, reflexivamente, es corresponder como lectores a ese gesto.


                               Bestiario
Julio Cortazar
El denominador común que le encuentro a los cuentos de Bestiario, es el de mundos en muy precario equilibrio, con una tensión palpable, permanente, donde lo anormal no se cuestiona sino que se asimila, se adoptan reglas.

El final destruye siempre esa precariedad, con la fuerza de lo que, sin ser necesariamente predecible, resulta inevitable....me encantó, era muy chica cuando lo lei y confiezo que tuve que pedir ayuda a mi padre...porque habia cosas que no lograba entenderlas..

Casa tomada, es el cuento que me marcó.

 Publicado en 1951, Bestiario, fué el primer libro de cuentos de Julio Cortázar.
El libro se compone de ocho cuentos, ahi les va la lista:
Casa tomada”,
Este cuento trata de dos hermanos que viven en la casa de sus bisuabuelos, su vida es rutinaria y consiste en mantener limpia la casa. Suena aburrido ¿no?,la vida de los hermanos lo es, pero se trata de un cuento fantástico, lo que quiere decir que tiene un final enigmatico y plantea cosas “irreales”, incluso pueden provocarnos terror(como ejemplo tenemos los cuentos de Edgar Alan Poe), tal es el caso de este cuento. Lo que sucede aquí es que “alguien” toma la casa, pero no sabemos si son fantasmas, ladrones, o los hermanos son los fantasmas y la casa empieza a ser habitada por una familia, en fin, así son los cuentos fantásticos, el autor nunca resuelve los misterios, esa tarea se la deja al lector-
“Carta a una señorita en París”,
En palabras de Paco Ignacio Taibo II (cito mucho a ese señor ¿verdad?)”está para volarse las neuronas”. Se trata de un hombre al que una chica le pide que cuide su casa en Buenos Aires mientras ella está en París, el hombre le escribe una carta hablandole de los problemas que tuvo al cuidar la casa, pero la escribe de una manera tan poetica que algunos les resulta complicado pero igual bello. Lo fantástico aquí es que los problemas que este hombre tiene son porque vomita conejitos, si, leyeron bien, vomita conejitos:”Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejito de chocolate pero blanco y enteramente un conejito(…)”
“Lejana”,
Se convirtió en mi cuento favorito, me inició en la literatura fantástica y empecé a admirar a Cortázar. Quien mejor para contarles la trama que él mismo:(Atención)”se trata de una “pituca” de Buenos Aires que por momentos tiene como una especie de visión de que ella no solamente está en Buenos Aires sino también en otro país muy lejano donde es todo lo contrario: una mujer pobre, una mendiga(…)” A mi me fascinó la forma en la que Alina Reyes escribe en su diario: “A veces sé que tiene frío, que sufre, que le pegan. Puedo solamente odiarla tanto, aborrecer las manos que la tiran al suelo y también a ella, a ella todavía más porque le pegan, porque soy yo y le pegan(…)” Después de leer este cuento, se lo prestaba a todo mundo, me dieron tantas ganas de que todos lo leyeran. Nos deja una lección, considerar al “otro” (al pobre, al mendigo) como semejante.

“Ómnibus”,
es un poco gracioso, se trata de una chica que aborda el ómnibus en un día en el que todos deben llevar flores al panteón, todos tienen flores menos ella y se la quedan mirando extrañamente, cosa que a ella le molesta, poco después sube un chico también sin flores y también se lo quedan mirando, el final es más gracioso aún.
Después siguen “Cefalea”: trata de unos criadores de mancuspias y describen como las cuidan. “Circe”: trata de un chico que tiene una novia de la cual sospechan que mató a sus otros novios. “Las puertas del cielo” que trata de un chico que tiene un amigo al que se le muere la novia. y finalmente “Bestiario” que cuenta la aventura de una niña en casa de un amigo donde tienen que cuidarse de un tigre.


                                            Caterva
Juan filloy
Recién las últimas reediciones de novelas como Caterva (1937) permiten una genuina discusión sobre la literatura de Filloy, que por carecer de aparato crítico y sin embargo haber ejercido una influencia tan notable sobre autores canónicos, se hace interesantemente dificultosa.


Un motivo de lo marginal en la literatura argentina que en Caterva se repite es el de hacer dinero: los personajes de la novela son vagabundos, criminales dudosamente enmascarados bajo ideales anarquistas que viajan a salto de mata por pueblos cordobeses buscando changas, encargos terroristas, trashumando sin destino y sin trabajo y obsesionados por ganar plata desde la ilegalidad y, por eso, escapando de la policía. Como no tienen proyectos ni grandes aspiraciones, por momentos no les sucede absolutamente nada, y el argumento del libro se expande en sus profusas discusiones que, por versar sobre criptografía y otros temas esotéricos, el contexto marginal los vuelve inverosímiles, al borde de lo grotesco.
Al final del libro sus minúsculas vidas se tornan cada vez más ridículas, al punto de que descubren, o creen descubrir, un documento nazi escrito en clave que divulga un inminente ataque alemán a Latinoamérica, y para el lector ya no se distinguen la fantasía de los personajes de la realidad efectiva.
No hay mucho más para comentar. Caterva es una rara pieza para la época en que fue compuesta, y que sirve para entender un momento fundacional de la novela argentina

romi

jueves, 25 de noviembre de 2010

Dalmiro Antonio Sáenz

"Las crisis de los hombres se manifiestan cuando sus mundos se saturan de respuestas y escasean las preguntas"


(Buenos Aires, 13 de junio de 1926) es un escritor y dramaturgo argentino. Prolífico escritor y autor de numerosos superventas, las obras teatrales de Dalmiro Sáenz figuran entre las más representadas en Argentina. Su estilo se caracteriza por una implacable mordacidad acompañada de una hilaridad que se declina hasta el absurdo.

Dalmiro Sáenz vivió durante casi 15 años en la Patagonia, que es donde transcurre la acción de sus primeros cuentos. Luego comenzó a escribir novelas y después, teatro. Perseguido durante la dictadura militar argentina de los años setenta, se vio obligado a abandonar el país y se instaló en Punta del Este, Uruguay. En general es altamente crítico en el terreno de la política (especialmente argentina), como así también respecto de las creencias religiosas. Vive en Buenos Aires, donde tiene un taller literario; hace comentarios culturales en programas de radio y escribe para diversos diarios y revistas.

Ha escrito los guiones de películas basadas en obras suyas, como el de Setenta veces siete (1962), dirigida por Leopoldo Torre Nilsson o el de Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes, basada en su novela El pecado necesario, dirigida por Fernando Siro y ganadora de la Concha de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España (1965). Daniel Tinayre llevó en 1969 a la pantalla grande Kuma Ching y Rodolfo Kuhn en 1972 su obra teatral ¡Hip... Hip... Ufa! con el título Ufa con el sexo.


Premios
Premio de la Editorial Emecé 1956 por el libro de cuentos Setenta veces siete
Premio de la revista Life en español 1963, por el libro de cuentos No
Premio Argentores por el cuento Treinta, treinta
Premio Casa de las Américas 1967 por su obra teatral ¡Hip... Hip... Ufa!
Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores 1983

 Obras
1956: Setenta veces siete (cuentos)
1960: No (cuentos)
1963: Treinta, treinta (cuentos). El cuento homónimo fue adaptado al teatro
1964: El pecado necesario (novela)
1965: Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes (adaptación cinematográfica de El pecado necesario)
1966: Hip, hip, ¡ufa! (teatro)
1968: Yo también fui un espermatozoide (humor)
1968: Carta abierta a mi futura ex mujer (ensayo). Adapado al teatro por Pablo Silva
1969: ¿Quién, yo? (teatro)
1969: Kuma Ching (con Daniel Tinayre; guión)
1972: Acordate de olvidar (novela)
1979: Esto es cultura, animal
1983: El Argentinazo (novela histórica). Fue adaptaba para el teatro por su autor
1983: Cuentos para niños pornográficos (humor)
1985: El día en que mataron a Alfonsín (con Sergio Joselovsky; novela de ficción política)
1986: Sobre sus párpados abiertos caminaba una mosca (novela policial)
1986: Un vagabundo llamado Dalmiro (textos periodísticos)
1987: El día en que mataron a Cafiero (novela)
1987: Ese (cuentos)
1987: Las boludas (teatro)
1988: Cristo de pie (con Alberto Cormillot; novela)
1991: La patria equivocada (novela histórica)
1992: Tómame (treato; llevado al cine por Emilio Vieyra
1993: Las boludas (con Víctor Dínenzon, guión)
1994: El sátiro de la carcajada (novela policial)
1994: Los bebedores de agua (novela)
1994: San La Muerte (con Sergio Joselovsky)
1995: Malón blanco (novela histórica)
1996: La mujer del vientre de oro (novela)
1996: Mujer ganadora (con Doris Suchecki; ensayo)
1998: Mis olvidos (o lo que no dijo el General Paz en sus memorias) (novela histórica)
1998: Isabel: la razón de su vida (con Pilar Manzanares; novela histórica)
1999: Carta corregida a mi futura ex mujer (ensayoI
2001: Yo te odio, político (ensayo)
2001: 30/30 (con Alexis Puig; guión para la versión televisiva)
2002: Sexo, mentiras y dinero (con Pablo Silva)
2004: Cómo ser escritor (ensayo)
2004: El equilibrista (guión para la película de Emma Padilla)
2005: Pastor de murciélagos (novela
 
  romi

martes, 23 de noviembre de 2010

Gracias a todos por acompañarme en este sueño..

Hoy recibí un mail de Mercedes Saenz que me felicitaba por llegar a 4000 lectores y de pronto desperté y me dije uhh...que hermoso esto que me  está pasando, la verdad cuando decidí crear mi blog....lo pensé muchisimo..porque no sabía por donde empezar...( en el armado y diseño).pero como soy muy terca y lo que me propongo casi siempre lo cumplo..me dije un blog no me puede ganar y así un dia a fines de mayo nació, le puse todas mi ganas lo vestí para que luciera agradable a la vista de los lectores que pudieran llegar, pero lo que más anhelaba era transmitirles lo que a mi me hace sentir, emocionar...lagrimear...cuando leo algún poema o un cuento .

Quiero agradecer a todos los que  me visitan  diariamente y hacen que yo busque siempre algo interesante , les aseguro que es un mimo leer sus comentarios...y me siento felíz porque estoy conociendo gente muy importante de  este medio..que me brindan su amistad día a día ..poniendo a mi dispocisión sus obras literarias que son realmente importantes.

Gracias a todos.


Romi

PD/ Les pido disculpa por esta intromisión, ya que publiqué el poema de Olga Orozco que merece ser leido...mucho más que lo mio.

Mis poemas favoritos, Jugabas a esconderte ...

Les cuento que esta autora tiene un libro hermoso que se llama "Cantos a Berenice".Olga escribió este libro cuando Berenice, su gata, murió.


Jugabas a esconderte  entre los

utensilios de cocina
como un extraño objeto tormentoso entre indecibles faunas,
o a desaparecer en las complicidades del follaje
con un manto de dríada dormida bajo los velos de la tarde,
o eras sustancia yerta debajo de un papel que se levanta y anda.
Henchías los armarios con organismos palpitantes
o poblabas los vestidos vacíos con criaturas decapitadas y fantasmas.
Fuiste pájaro y grillo, musgo ciego y topacios errantes.
Ahora sé que tratabas de despistar a tu perseguidora con efímeras máscaras.
No era mentira el túnel con orejas de liebre
ni aquella cacería de invisibles mariposas nocturnas.
Te alcanzó tu enemiga poco a poco
y te envolvió en sus telas como con un disfraz de lluviosos andrajos.
Saliste victoriosa en el irreversible juego de no estar.
Sin embargo, aún ahora, cierta respiración desliza un vidrio frío por mi espalda.
Y entonces ese insecto radiante que tiembla entre las flores,
la fuga inexplicable de las pequeñas cosas,
un hocico de sombra pegado noche a noche a la ventana, no sé, podría ser,
¿quién me asegura acaso que no juegas a estar, a que te atrapen?

De “Cantos a Berenice” 1920

romi

jueves, 18 de noviembre de 2010

BUENOS AIRES 2050 (cuento)




Agostino aparcó su automóvil en el décimo nivel del estacionamiento comunitario, del sector de la ciudad en que funcionaba la tradicional milonga, y mientras viajaba hacia la superficie, en el coqueto ascensor de cristal, sonó la alarma de su reloj-celular, avisándole que había recibido un mega mensaje de texto. Casi automáticamente pulsó un comando, y el pequeño adminículo proyectó un fino rayo láser.

Satisfecho vio como frente a él se materializaba un holograma en el que apareció, nítida, la portada de la edición 539 de la revista Argentango. Extendió su índice derecho hasta “tocar” la segunda opción del sumario, y se desplegó una ventana, en la que pudo visualizar el contenido completo de un artículo sobre el auge del Tango en Nueva Zelanda, ilustrado con bellísimas imágenes animadas de sus bailongos y zonas turísticas, mientras una suave música tanguera, que parecía surgir de la nada, ponía marco a su lectura.

A punto de cumplir cuarenta y seis años, Agostino era un consumado bailarín, y conocía al dedillo todas las posibilidades del circuito milonguero de la Metrópolis, que recorría desde hacía casi tres décadas, cuando el abuelo Mario, con sus relatos y nostalgiosos recuerdos, terminó por contagiarle su pasión por el Tango. “Pobre viejo querido –pensó- si llega a conocer alguna de estas milongas modernas, se vuelve a morir”.

Es que, naturalmente, desde principios de siglo, hasta el año dos mil cincuenta, el mundo había sufrido transformaciones y, por supuesto, el cambio había llegado a los bailongos, que habían sacrificado pintoresquismo, códigos y algo de su propia naturaleza, en pro de la eficiencia.
¿La razón? Un cambio en las mentalidades, que fue recogido por los organizadores. El tiempo pasó a tener otro grado en la escala de valores de las gentes, a partir de la famosa frase de Bill Gates, creador de la vieja y aún eficaz Internet: “El tiempo es un recurso humano no renovable”. No cabía duda de que en los bailes de la mítica “década de oro del tango” y aún del dos mil veinte, la administración del tiempo en la milonga no había sido, desde el punto de vista práctico, muy eficiente.

Y teniendo en cuenta las críticas a algunos aspectos del ritual milonguero, los regenteadores de reuniones bailables pusieron manos a la obra, con el propósito de aumentar el tiempo neto dedicado al baile propiamente dicho.

Total, ya casi no había quienes alzaran la voz en contrario, atento a que todos aquellos que conocieron las antiguas milongas de mil novecientos cincuenta, ya no estaban, y algunos de los escasos sobrevivientes de las de fines del siglo pasado, junto a un mínimo número de discípulos, se habían atrincherado en unos pocos reductos de mala fama, casi clandestinos, en barrios periféricos, donde languidecían practicando los antiguos ritos milongueros, de carácter casi arqueológico.

Y las soluciones se fueron imaginando. Y los cambios se fueron instrumentando.

Por ejemplo, ese asunto del cabeceo, que daba lugar a dudas por una parte, e incertidumbres por la otra. Ahora cada mesa contaba con una pantalla de plasma por persona, en la que cada parroquiano podía visualizar una especie de croquis, en que figuraban el resto de las mesas y quiénes estaban sentados a cada una de ellas. De esta manera, con un sencillo toque de lápiz óptico sobre el visor, uno podía seleccionar la fémina a la cual invitaba a bailar, en cuya pantalla se abría una ventana con un detalle de los caballeros interesados. Con el mismo mecanismo la dama podía comunicar su elección, y trato hecho.

Otro inconveniente a considerar, era el de tener que esperar a la tanda de la orquesta preferida para bailar a gusto. Esta dificultad se salvó con el alquiler, opcional, de un dispositivo compuesto de receptor, selector y auriculares, mediante el cual cada pareja podía escoger, de un menú predeterminado, la orquesta a cuyo compás danzar esa tanda en particular, de tal suerte que se daba el caso de que en la misma pista podían coincidir parejas que estuvieran bailando con diferentes orquestas, sin molestarse mutuamente.

Para los que no querían incurrir en mayores gastos, el musicalizador de turno tenía frente a sí una computadora, que le proporcionaba un mapa de las preferencias de la concurrencia, conforme a una serie de parámetros, como cantidad de público que salía a bailar en cada tanda, encuestas diarias entre los asistentes, y experiencias pasadas, para poder armar un programa que se adecuara, satisfactoriamente, al “pulso” o clima de cada reunión.
Incluso había un recurso para las damas o caballeros a quienes ese día les había tocado “planchar”... Para ellos había un sector donde, al estilo de los juegos de realidad virtual, los interesados podían obtener un kit que incluía casco, botas y guantes, para vivir la ilusión de bailar, en una recreación casi perfecta, con los bailarines más famosos de la actualidad, y aún del pasado, como Copes, Gavito o los hermanos Zotto, si se trataba de una dama; o Milena Plebs, María Nieves o Mora Godoy, si se trataba de un caballero.

Llegado frente al mostrador, la recepcionista pasó su tarjeta de identificación por el correspondiente dispositivo, dándole vía libre para ingresar a la milonga, al tiempo que debitaba el importe de la entrada de su cuenta bancaria. Cumplido el trámite, Agostino se detuvo un instante frente al acceso principal y, contemplando el panorama, aún dedico un pensamiento para el abuelo ausente, recordando su frase preferida y su gesto pícaro al decirla:

“Cosas vederes, Sancho, que non crederes”.
Hecho lo cual entró al salón.


 Ángel Mario Herreros
“Los cuentos de Ángel Mario Herreros están ubicados en una realidad porteña que gira alrededor de las milongas y su gente, pero a su vez son una pintura del argentino, tanto actual como de aquel que vive de la nostalgia, refugiado e aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Incluso avanza un poco más, y encara una milonga del futuro con un realismo de visionario

http://www.angelmarioherreros.blogspot.com/

romi








viernes, 12 de noviembre de 2010

Payaso

Sé que tiene nariz bajo esa pelota roja. Sé que hay cabello bajo esos rulos anaranjados. Sé que hay un cuerpo normal bajo esa ropa ridícula. Sé todas esas cosas, y a pesar de ello no logro controlar mi miedo. Se me acerca y yo corro y abrazo a mi mamá. Esa mueca que hace con la boca no es una sonrisa verdadera. A mí no me va a engañar.

Y en esa valija seguro que tiene un hacha, un cuchillo, pieles de niños pequeños, úteros de jabalí y ojos de búho.
Estoy casi seguro de haber visto unos colmillos asomándose cuando sonrió.
Tiene poderes. Su mirada hipnotiza. No entiendo por qué los chicos lo están rodeando. Esos regalitos que les da, las matracas, los pitos, los globos, están todos envenenados. Si no mueren ahora, seguro que sus hijos serán mutantes, con tres o cuatro ojos de diferentes colores y un brazo peludo en el estómago.
¿Por qué me está mirando ahora? ¿Y si me hipnotiza y me roba el alma? Mamá me dijo que si me porto mal me iban a robar el alma. ¿Me había portado mal? No lo recuerdo... Yo le dije a mamá que prefería una fiestita tranquila en casa. Nada de payasos, nada de magos.
Mamá me llama “paranoico”, palabra que usa para decir que tengo miedo todo el tiempo. Pero ella no sabe nada. Lo mismo había pasado con los aparatos dentales. Yo le había dicho que estaban echando raíces en mi boca y que iban a crecer por toda mi cara. Ella se rió, pero una noche me desperté con una sensación extraña. Toqué mi rostro y ahogando un grito, corrí hacia el espejo. Parecía estar cubierto por una enredadera metálica. Sentí un terrible pánico y grité con toda mi fuerza. Cuando mamá entró a la habitación, la enredadera había desaparecido y los aparatos volvieron a su tamaño normal. El psicólogo dijo que simplemente tenía mucha imaginación y que todo mejoraría cuando yo creciera. Me acarició la cabeza y luego se quedó a solas con mamá. Mamá salió llorando, y me dijo que era porque le dolía la muela.
Esto no hubiese pasado si papá estuviera aquí. Él me habría creído. Mamá sólo se reía. Creo que por eso papá la dejó. Por eso y por aquella amiga que tenía y que siempre venía a casa. Creo que jugaban desnudas y eso a papá no le gustó. Aún recuerdo su mirada cuando las vio por primera vez.
Mamá nunca me presta atención. Ni siquiera tiene sentido que le cuente que el payaso entró con Vero al baño y que ella salió llorando.
Ahora mamá me dice que ya soy grande y que debería casarme. Me dice que no puede ser que a los treinta años todavía siga en casa. Pero yo no le creo. Cuando sea realmente grande me voy a ir. No le van a funcionar sus trucos, lo de mi barba, mis pelos en las piernas y todo lo demás.
Pero ya sé cómo liberarme. De mamá y de mis miedos.
Bajo la pelota roja está mi nariz, bajo los rulos anaranjados está mi cabello y debajo del traje colorido, mi cuerpo. En mi valija tengo un hacha y también un cuchillo. Hay pieles de niños pequeños, úteros, estómagos, hígados y ojos. Los chicos me rodean con alegría y yo siempre elijo uno o dos. Me los llevo al baño y les doy algo para que tengan hijos mutantes. Y cuando ellos lloran, sus madres ríen. ●


© Xafier Leib´s


Andrés Aldao, poeta del mundo
soy la sombra envejecida
de aquel pibe retraido
http://www.artesanosliterarios.blogspot.com/
http://www.escritosdeandresaldao.blogspot.com/
http://literaturarioplatense.blogspot.com/
http://www.artesaniaenliteraria.blogspot.com/

Gracias Andrés Aldao por permitirme publicar este bello texto.


romi

domingo, 7 de noviembre de 2010

Poetas Malditos

... los poetas malditos de francia fueron quienes sentaron las bases para esta corriente, tildada de decadentismo principalmente por la vida bohemia e insana de sus cardinales representantes. la bohemia, la mala vida, las companias insanas, las relaciones amorosas poco tradicionales, y el quiebre a la moral, fueron las principales razones para tildar a boudelaire y su grupo de poetas malditos 

Hay cuatro poetas que ejercieron una revolución en la poesía francesa, ellos son: Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé.
Poetas que se segregaron de la sociedad, huyeron de los honores, de los puestos oficiales y adquirieron aspectos de marginados sociales, conocieron la miseria, las enfermedades y el abandono.
Reaccionaron contra los poetas románticos, estos eran la voz de la sociedad, sentían y pensaban en nombre de la comunidad.
A partir de Baudelaire no se tratará del poeta sufriendo por todos, sino que será el propio sufrimiento encarnado en la poesía. Con ellos comienzan a surgir un puñado de poetas que comenzaban a reunirse en los cafés junto a artistas de la bohemia.
Estos genios generaron elaboradas reflexiones sobre el fenómeno poético, influenciados enormemente por Edgar Allan Poe.
El dogmatismo del siglo XVIII y que se prolonga hasta el siglo XIX, se ve sustituido por una juventud escéptica, agnóstica , que ha perdido la fe en los programas y serán reveladores de los males del siglo.


Baudelaire (1821-1867)
Se encargó de tomar los principios estéticos de Gautier, para lograr una mayor profundidad. Sus temas fueron el arte, la mujer, la ciudad, la bohemia, la muerte y el hastío, entre otros; temas que molestaban y le valió la censura y el procesamiento por parte de la legislación burguesa.
Sus escritos técnicos se interesaban por la belleza más que por el arte. Belleza como efecto del arte, herencia que toma de Poe, en donde la poesía debería ser el acceso a la belleza.
Si para los románticos la belleza era tomada de la naturaleza y de los mitos como símbolos de una armonía perdida, para Baudelaire el paisaje mítico de donde provenía la fuente de inspiración era la ciudad, sus habitantes anónimos, sus miserias humanas, sus placeres, sus sueños etc.
Al respecto Baudelaire dice: “Yo encontré la definición de lo bello, de mi belleza; es algo ardiente y triste , algo un poco vago, que aleja margen a la conjetura. Voy a aplicar mis ideas a un objeto sensible, por ejemplo el objeto más interesante de la sociedad, a un rostro de mujer…”.
Ha sabido intuir las relaciones entre el amor y el mal, quedando plasmado en “Las flores del mal”, obra que le costó ser condenado por ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres, pero lo cierto es que este libro marcó un hito en la poesía moderna.
Sería el comienzo del fin, “Las flores del mal” comenzará a ser escrita en pleno estado depresivo, producto de la sífilis, luego vendría el opio, la miseria, la hemiplejía y la muerte en agosto de 1861. Si hay algo curioso es que el 31 de mayo de 1949 la Sala Criminal del Tribunal de Casación rehabilitó la persona de Charles Baudelaire, anulando el fallo de 1857.
“Afana nuestras almas, nuestros cuerpos socavan
La mezquindad, la culpa, la estulticia, el error
y, como los mendigos alimentan sus piojos,
nuestros remordimientos, compacientes nutrimos”
(Extracto de “Al Lector”. Las Flores del Mal).


Verlaine (1844-1896)
Su lengua es sencilla, ingenua y conmovedora, su poesía fue comparada con la música porque ha sabido jugar con los recursos de la misma. En donde todo está ahí intocable, perfecto, indecible.
Si bien fue influenciado por Baudelaire, progresivamente tomará características propias.
Sostenía que sus poesías vacilaban entre el sonido y el sentido, pudiendo captar que de la lengua Francesa se podía extraer musicalidad.
A diferencia de Baudelaire, se separá aún más de la tradición romántica, descubriendo que las sensaciones y los sentimientos se transmiten mejor suscitándolos que expresándolos.
Su deseo de ser libre es una ilusión tenaz y junto a tanta rebeldía, la poesía de Verlaine expresará espontaneidad.
En 1871 se produce el encuentro con Rimbaud, hecho que cambia el destino del poeta y de su poesía. Encuentro que provoca un enamoramiento ciego hacia Rimbaud, abandonando su vida matrimonial, para comenzar una tumultuosa aventura junto a Rimbaud. Las peleas y reconciliaciones serían innumerables hasta que un disparo del arma de Verlaine hiere a Rimbaud, para finalizar en la cárcel.
Esos años de prisión le sirven como desintoxicación física y moral. Siendo en este periodo místico- cristiano, en donde nacen “Romanzas sin palabra” (1874) y “Sensatez” (1881), reflejando su búsqueda de Paz.
Luego en la libertad volvería la vida bohemia, el alcoholismo, la miseria, que lo obligarían a internarse reiteradamente. Pero es en ese momento cuando logra la más genial de su obra: “Amar” (1888), “Paralelamente” (1889), “Liturgias íntimas” (1892) y “Elegías” (1893).
Finalmente en 1896 muere.

Rimbaud (1854- 1891)
Fue un genio; a los 20 años ya había escrito toda su obra y a los 37 años había terminado su vida. Siendo uno de los poetas más grandes de su tiempo.
Sin embargo durante mucho tiempo su poesía permanecía ignorada, él mismo se despreocupaba de que sus poemas fueran difundidos. Serán los surrealistas los encargados de resucitar sus poesías y junto con ellas el mito Rimbaud, el del adolescente furioso y enloquecido, que quiere cambiar la vida.
Rimbaud pensaba que el hombre se había vuelto manso y mediocre, incapaz de entusiasmo de goce auténtico.
En 1871 Rimbaud descubre lo que considera la verdadera naturaleza poética: el poeta no debe ser un artista, sino un vidente y a partir de entonces pone todo el empeño en evadirse de lo real y en la penetración del universo inexplorado de las sensaciones. Dirá: “El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en sí todos los venenos….”. (Carta a P. Demeny).
En 1873 escribe “Iluminaciones”, pero es publicada por Verlaine en 1886 y también escribe “Temporada en el infierno” (1873). Dos años después deja de escribir y comienza una serie de viajes para Europa y África, dedicándose a la aventura y al tráfico. En 1891 será repatriado en forma urgente a raíz de una grave enfermedad; muere en Marsella en noviembre de ese año.
“Una noche, senté a la belleza en mis rodillas, y la encontré amarga. Y la injurié.
Tomé las armas contra la justicia.
Hui ! Oh brujas! Oh miseria, Oh rencor, a vosotros
fue confiado mi tesoro!…”.
Extracto una temporada en el infierno


Mallarmé (1842- 1898)
En contraste con Rimbaud, Mallarmé era obstinada y rigurosa con una veta estudiosa, monótona y sedentaria.
La lectura de “Las Flores del Mal”, define su gusto por la poesía y lo aleja de las románticos.
Sus obras y proyectos más ambiciosos son de su primera época, escritos como: “Herodías”, “La Siesta de un fauno”, “Igitur”.
Intenta alcanzar una inaccesible perfección mediante el rechazo de lo real. Necesita desterrar la idea de que la auténtica poesía puede ser leída por todos. En su opinion hay que devolverle su dignidad y preservarla de la admiración fácil y trivial.
La intención de explicar el mundo y la pureza ideal, la realiza a través de dificultosos medios.
El poeta recibe, según Mallarmé infinidad de palabras y de imágenes que le dictan, espontáneamente, ya sea la inspiración o el mundo exterior. Hay que combinarlas entre sí y hacer surgir sus analogías que permitirán el descubrimiento de los recíprocos significados. De esta superposición de imágenes surgirán sus poesías.
El simbolismo de Mallarmé permitirá el intercambio de lenguajes entre los entes, es así que “La egloga” de Mallarmé inspira a Debussy su preludio de igual nombre, y en esta música se inspirará Nijinsky para revolucionar al ballet, en 1912.
El altísimo ejemplo poético y la tensa exigencia teórica de los poetas mencionados, tardaron algunos años en ser plenamente comprendidas y asimiladas y en fructificar en una nueva oleada de grandes poetas, varias de ellas recibieron el Premio Nobel, fueron figuras conocidas y respetadas. Finalmente la herencia fue recibida por la poesía moderna.


romi

jueves, 4 de noviembre de 2010

Mis poemas favoritos...Victor Hugo

Escrito en el siglo XIX  para mí este es el poema  más hermoso de Victor Hugo, llega realmente a lo más profundo del alma, toca y mueve toda nuestra fibra humana en todos los sentidos de nuestra vida, es, simplemente..hermoso....Es una linda manera de sentir la vida y de ver las cosas que realmente tienen importancia.


TE DESEO

Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser asi, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar
Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven
no madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor
y es necesario dejar
que fluyan entre nosostros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año sino apenas un dia.
Pero que en ese dia descubras
que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y
la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras,
con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo,
que existen, y que te rodean,
seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro
alimentes a un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esa manera,
sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla,
por mas minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.
Te deseo además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
y que por lo menos una vez por año
pongas algo de ese dinero frente a ti y digas
"Esto es mío"
sólo para que quede claro
quien es el dueño de quien.
Te deseo también
que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno,
puedas llorar sin lamentarte y sufrir
sin sentirte culpable
Te deseo por fín que
sien do hombre, tengas una buena mujer
y que siendo mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al dia siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegran a pasar
no tengo más nada que desearte.

Victo Hugo


romi

lunes, 1 de noviembre de 2010

Mis poemas favoritos....Pablo Neruda

Su poesía ejerció una enorme influencia que ha sido particularmente perceptible en la poesía chilena moderna, ya en su aspecto social (Efraín Barquero, Gonzalo Rojas) ya por profundizar en los parajes poéticos descubiertos por Neruda (Juvencio Valle o Miguel Arteche). Pero la importancia de Neruda dentro de la poesía americana es semejante a la que en su tiempo tuvo Rubén Darío; como el nicaragüense, también Neruda ha influido hondamente en todo el ámbito hispano, incluyendo la poesía española contemporánea

Pienso que en el poema 5 predomina el sentimiento positivo del amor, el deseo de acercamiento, el valor de la comunicación y la alegría de ser feliz en este encuentro. Pero hay términos semánticos que gritan su presencia en el desarrollo de todo el poema y que nos conducen a la vivencia de un alma desolada la cual quiere romper hoy los lazos que la unen a un pasado en donde la relación amorosa no tuvo feliz conclusión. Las expresiones “viejo dolor”, “paredes húmedas”, “guarida obscura”, “la soledad”, “mi tristeza”, entre otras, dan razón de un mundo interior, el del poeta, que ha sufrido y no quiere repetir la dura experiencia.
Me encanta este poema y quería compartirlo con uds.

Poema 5
 Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


Pablo Neruda

romi