
En los años '20 llevó el tango por Europa, haciéndolo conocer en España y Francia. En 1925 se separó amistosamente de "El Oriental", José Razzano. Desde su regreso a Argentina en 1926 se dedicó casi exclusivamente a la fonografía.
En los años '30 ya era una figura célebre en Argentina, Uruguay y en varios países europeos, motivo por el cual la empresa cinematográfica Paramount Pictures Corporation lo convocó para protagonizar cuatro películas, rodadas en Joinville, Francia. Entre 1934 y 1935 conquistó el mercado de Estados Unidos, donde grabó discos, cantó en radio y filmó películas muy exitosas que extendieron su fama a toda América, todas ellas dentro del género musical y destinadas a su lucimiento como cantante. Luego llegó la gira por Centroamérica en 1935: Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curaçao y Colombia.
El lunes 24 de junio de 1935 el avión en el que viajaba cayó cerca de Medellín (Colombia) y terminó con su vida en el esplendor de su fama
'Día Nacional del Tango', que se festeja en todo el mundo cada 11 de diciembre, en conmemoración a las fechas de nacimiento de los creadores de dos vertientes del tango: "La Voz" (Carlos Gardel, el zorzal criollo, ídolo y figura representativa del tango, nacido el 11 de diciembre de 1890) y "La Música" (Julio De Caro, gran director de orquesta y renovador del género, nacido el 11 de diciembre de 1899).
El primer tango cantado
No era aún el tiempo del tango cantado. Transcurría 1910 y Gardel era una de las voces de lo criollo. "El Morocho", como se lo conocía, recorría comités políticos y un trasnochado almacén vecino al Mercado del Abasto entonando estrofas camperas.
Así, entre la Candelaria, Balvanera, y el Socorro (comités de viejas parroquias) ganó murmullos de admiración entre payadores de larga fama como Ezeiza, Bettinotti, Vieytes y Cazón; eso sin contar el aprecio de los caudillos Aparicio, Rabboni, Ganghi y Traverso que, palmeándole el hombro cariñosamente y con un guiño, le decían: "Lo que precisés, muchacho... No tenés más que pedirlo".
También a las mujeres del barrio había conquistado a fuerza de pinta y quiebro de llanto en la voz, y ellas, gustosas, abrían las ventanas para dejar pasar su serenata.
El Abasto había cumplido su primera década, la inauguración oficial se celebró en 1893, y ya reunía a varias figuras talentosas de la música de sus alrededores.
Aunque sin duda Gardel se contaba entre los preferidos de la zona, no era el único.
También estaban los adeptos a “El Oriental”, otro cantor mentado. Y por esas rivalidades que a veces hace crecer la fama, los admiradores de uno y otro se pusieron un buen día de acuerdo para organizar una topada. Contra todas las temerarias predicciones, el encuentro terminó en paz.
Y más que eso, dejó su legado glorificador: a la primera cuadra de la calle Guardia Vieja – escenario del “enfrentamiento” - se le dio el nombre de Carlos Gardel. Lejos de la enemistad, los contrincantes salieron compañeros e inmortalizados en los seudónimos de "el zorzal del Abasto" y "el jilguero de Balvanera Sur".
Juntos concretaron definitivamente, en 1913, el dúo Gardel - Razzano y se consagraron nuevamente entre el público, pero esta vez en los teatros de la céntrica calle Corrientes.
Cuatro años después Contursi escribió sus versos sobre la música del tango "Lita", que como todos los tangos hasta el momento, era instrumental. Aunque el autor no mantenía una amistad con el dúo, los sabía colegas.
Y al amparo de ese trato cordial, dejó en sus manos la composición.
Gardel y Razzano no se animaron a presentar el tango con letra de buenas a primeras, en parte por el riesgo de la innovación, y también porque esas estrofas tenían poco que ver con las de su acostumbrado repertorio.
Pero a Gardel el tango le gustaba, y el tema también.
Lo cantaba repetidamente en reuniones de allegados y conocidos. Fueron periodistas y hombres de teatro quienes más se entusiasmaron oyéndolo.
Esta primera aceptación lo decidió, y la pieza se estrenó para 1917, rebautizada como "Mi noche triste", en una actuación feliz que los cantores realizaron en el teatro Esmeralda (el Maipo de la actualidad).
A partir de entonces el tango fue cantado. Y los que saben, dicen que el mérito es de Gardel.
romi