sábado, 30 de abril de 2011

Murió Ernesto Sábato



La noticia era esperada. Su salud se había mermado en las últimas semanas. Se sabía incluso que tenía prohibido escribir, lo enfermaba. La muerte de Ernesto Sábato horada profundamente el espíritu de las letras españolas y mundiales del siglo XX.

La muerte de Ernesto Sábato, ocurrida la madrugada de hoy, es una pérdida para el mundo, no sólo para el pequeño mundo de las letras. Hemos perdido a uno de los escritores más queridos y necesarios que han pisado tierra en el último siglo, un hombre que no era un simple engranaje, sino un hombre bello capaz de tocarnos el espíritu con su palabra.
Sábato falleció a los 99 años de edad, en la tranquilidad de su hogar, según fuentes cercanas al autor: Elvira González Fraga, la última esposa del escritor, informó en la radio argentina que desde hace 15 días una bronquitis complicó el estado de salud de Sábato y que hoy, cerca de la una de la madrugada, falleció.
El autor de novelas como El túnel, Abadón el exterminador o Sobre héroes y tumbas iba a recibir un homenaje este domingo en la Feria del Libro de Buenos Aires, en el marco del festejo de su cumpleaños número 100, el cual tendría lugar el 4 de junio próximo.
Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Entre sus títulos académicos se encuentran un doctorado en Física y varios cursos de Filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura.
Conoció a los existencialistas franceses y abrazó esa ideología. De esa experiencia de desgarro que fue el paso de la física al arte, surgió uno de sus ensayos más lúcidos e importantes: El escritor y sus fantasmas.
Observador profundo del hombre y de la realidad, Sábato criticó desde su juventud y hasta su vejez la banalidad del mundo y del hombre contemporáneo, a los cuales consideraba en crisis. Uno de sus últimos libros insistía en proponer una ética para salvaguardar lo esencial humano contra la maquinación generalizada del hombre. El nombre mismo del libro es su consigna: La resistencia.
. Ahora el escritor camina hacia su tumba. El mundo se vuelve loco por llegar a su fin. Pero nos queda el recuerdo de un escritor que sabía hacer literatura, es decir, un hombre que supo vivir.

romi

viernes, 29 de abril de 2011

La literatura fantástica

Creo que el género fantástico nos atrapa con un hechizo casi imposible de definir. Mirada con el paso del tiempo, la sensación que produce un buen cuento fantástico bordea el enigma. Desde Borges a Ray Bradbury, los autores que se han acercado a esta variedad de relato han sido numerosos, pero no son tantos los que consiguen una elevada calidad literaria.
Cortázar trató de captar esa imagen sublimada del relatoto fantástico, aunque reconociendo que ésta ha variado considerablemente a lo largo de la historia y de una cultura a otra.

Por eso me pregunto ¿Existe la literatura fantástica?
¿Acaso toda la literatura, en su conjunto, no lo es? ¿Quién ha dicho que la novela realista no tenga la fantasía entre sus componentes necesarios?¿Y de dónde proviene la idea que fundamenta eso que llamamos género fantástico?

Sostendré en estas páginas la opinión de que la literatura fantástica no existe fuera del sistema de la literatura realista, como literatura no mimética. Ello implica que rechazo la existencia de la literatura fantástica como un objeto válido, con realidad ontológica suficiente, siendo más bien la contrafigura que permite afirmar la figura, dentro de una estética determinada y en relación a ella, fuere para sostenerla o cuestionarla.
La literatura fantástica existe para el realismo o el contrarrealismo. Conviene, antes, que acordemos rápidamente lo que se dirá acerca del realismo.

Entiendo por tal la literatura que funciona en relación a un referente exterior al discurso, llamado realidad. Esta se halla constituida de antemano, es anterior y, de nuevo, externa al discurso. Tiene una consistencia, una naturaleza y unos límites precisos, que abordan algunas disciplinas científicas, y estas categorías se suponen admitidas por el autor y el lector.
Fantástico, Fantasía, Fantasmas
El discurso de la literatura realista recibe, por reflejo, su realidad de aquella realidad primaria y "real". El discurso sólo tiene una realidad segunda e ideal. Funciona como el registro documentado de un estudio sobre la primera, patente en la segunda. El realismo se identifica con la literatura en general.
Las categorías que necesitan especificarse son accesorias o laterales. Literatura para mujeres, para niños, de viajes, de divulgación, amena, instructiva, fantástica. Historias de fantasmas, de monstruos, de hadas y de gnomos. La verosimilitud es la piedra de toque que habilita para comprobar la ley del metal literario, si es oro de buen quilataje o mera aunque vistosa chafalonía.
De lo dicho puede seguirse que la cuestión de lo fantástico en literatura sólo data de fechas recientes. Digamos, de la época ilustrada, cuando se acuñan las categorías de lo verosímil culto y lego, los textos en que creen los letrados y los textos en que creen los palurdos.
Lo fantástico y la trascendencia

Jean-Paul Sartre (Aminadab, capitulo de El hombre v las cosas) considera lo fantástico como el lenguaje que trasciende lo humano. Se trata de una categoría filosóficamente neta, pero literariamente inaprensible.
Trascender lo humano ¿cuándo y hacia dónde? ¿Hacia lo divino, hacia lo infinito y eterno, como es aspiración del idealismo, desde Platón en adelante? ¿Hacia futuros estadios históricos?
En la primera hipótesis, es difícil que nada de lo que haga el hombre sea "intrascendente". El hombre es un animal que se trasciende constantemente. La mera inmanencia es animal, no humana.
En cuanto a la trascendencia histórica, es de contenido variable, como todo en la historia.
En tiempos de Aristóteles era trascendente, a nivel histórico, la supresión de la esclavitud, que integraba la vida cotidiana de los griegos. Aristóteles incluido (y tan incluido).
Hoy la supresión de la esclavitud no trasciende nada, puesto que no existen ya esclavos. Volvemos, pues, a lo inoperante de categorías que postulan una infinita latitud y que nos llevan a planos de intelección que no pasan por el lenguaje, pues funcionan "toda ciencia trascendiendo".
Fantasía en el Río de la Plata
Es corriente afirmar que el (inexistente) género fantástico ha tenido especial fortuna en el Río de la Plata, sobre todo a partir de la década del treinta. Conviene afinar los alcances de este tópico.
Ante todo, a la luz de ciertas ficciones de fines del XIX y comienzos del XX, de talante hipernaturalista o modernista, por obedecer a las etiquetas, en que la aplicación del modelo científico natural llevada al extremo prueba que la ciencia se ocupa no sólo de lo "normal " y cotidiano, sino de lo excepcional y patológico.
Siguiendo al omnipresente Max Nordau, que tanto crédito tuvo a partir, por ejemplo, de Rubén Darío, se veía como misión del genio estético la exploración de zonas de la vida que, por parentesco con la degeneración y la genialidad, daban en la locura. Ficciones policíacas de Eduardo Holmberg, cuentos de Horacio Quiroga, ciertas páginas de Carlos Octavio Bunge (Viaje a través de la especie), el Lugones de Las fuerzas extrañas y Cuentos fatales, Atilio Chiappori (Borderland), integran el contingente del naturalismo inhabitual, genialoide, visionario, delirante.
También la robusta y segura ciencia natural de la época se planteaba interrogantes y miraba hacia la tiniebla de su propia ignorancia, desdibujando los contornos de la otrora diáfana "realidad".
Borges y sus seguidores han tomado apoyo en algunos de estos textos (sobre todo, en Lugones) para arremeter contra el realismo, sobremanera contra la difusa novela psicológica y contra la supuesta incapacidad de la narrativa contemporánea para contar historias "interesantes".
Sus bestias negras son, entre los más ilustres, Proust y los novelistas rusos del XIX. Hay aquí algunos equivocos que despejar. Ante todo, señalando que la narrativa de Borges y secuaces apunta al cuento y no a la novela, es decir, a un género eventual y no caracterial. La novela sigue a su personaje, o a más de uno, construye, deconstruye o destruye un carácter, según el tipo de narrativa de que se trate.
El cuento narra una historia con un punto de tensión y la subsecuente distensión. Wells o Chesterton son siempre cuentistas, aunque pasen de las cien páginas. Tolstoi y Dostoievski son siempre novelistas, aunque se ciñan a la brevedad del relato (menos de tantas matrices o cuántos folios).
Cuando Borges teoriza sobre lo fantástico (por ejemplo, en el prólogo a La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, l940), en rigor lo que hace es teorizar contra el realismo psicológico y la literatura mimética, ésa que se refiere a "lo que todos sabemos". A su tiempo, Bioy (prólogo a la Antología de la literatura fantástica hecha en colaboración con Borges y Silvina Ocampo, l940), identifica lo fantástico, escuetamente, con los fantasmas y el sueño
Ocurre con Bioy que se somete a la identificación corriente entre vigilia y realidad, como si los sueños no fueran reales, es decir, como si no ocurrieran fuera del sujeto, cuando, estrictamente, los sueños ocurren fuera del sujeto, en el lenguaje, pues sólo sabemos de ellos lo que se recoge en el relato que hacen los soñadores al despertar o al evocar lo soñado, es decir, en la vigilia y el lenguaje.
Viaje al mundo de los sueños

El sueño tiene el mismo mecanismo de la invención estética, según ha explicado con suficiente agudeza el propio Borges.
La literatura es un sueño dirigido, un acto en que el sujeto desaparece y toma la primacía el discurso. En el sueño, el sujeto está inerme, detenido por la inmovilidad del cuerpo, no puede reconocerse por su rostro y dispersa su identidad en apariciones extrañas que lo velan y lo señalan, como en el mundo de lo siniestro freudiano. Bioy declara que lo fantástico carece de leyes y de código, que no es un concepto, que apenas puede clarificarse y describirse.
Quitado el sueño, quedan los fantasmas. La narrativa de fantasmas tiene un rol preponderante en cierta zona de la literatura argentina de los cuarenta. Manuel Mujica Láinez (en Misteriosa Buenos Aires y en La casa, por ejemplo), algunos cuentos de Silvina acampo y el Bioy de La invención de Morel, El perjurio de la nieve y En memoria de Paulina, José Bianco (Sombras suele vestir), acuden a presencias fantasmáticas, reales o posibles, presentes o mentadas por los demás personajes de la ficción.
El fantasma aparece con fecha y lugares, en cierta época y espacio del a literatura argentina.
Se lo puede identificar como un síntoma d e crisis histórica, de conflicto en la relación pasado / presente. A veces es una identidad sin cuerpo (el espectro), otras, cuerpo sin identidad, o sea, con una identidad ajena (el reencarnado).
Es un elemento del pasado que no acaba de pasar y quita al presente su prestigio de realidad instantánea, pues lo define, a la vez, como una prolongación Irresuelta del pasado. Explicar o intentar explicar el fenómeno nos llevaría lejos del tema, al mundo de la historia social.
Lo fantástico argentino del cuarenta es, pues, narrativa con fantasmas y no constituye un género, sino una precisa temática. Si se admite una conclusión, volverla al principio.
Conviene eliminar la categoría de literatura fantástica ya que carece de realidad objetal y lleva a plantearse falsos problemas e inútiles búsquedas.
No debe confundirse la fantasía con el sueño ni con la perplejidad, y hay que quitar del centro de la producción artística la trasnochada categoría de mimetismo y fidelidad a un supuesto referente, anterior y exterior a la literatura, un referente compacto, constante y siempre igual a sí mismo
No es misión de la literatura reflejar la realidad, aun suponiendo que supiéramos a ciencia cierta qué es la realidad y contáramos con un fiable y preciso instrumental de reflejos.
Por el contrario, la misión de la literatura es construir complejos significantes, que puedan emitir significados variables a lo largo de la historia, como si acabaran de ser producidos.
La fantasía no es una categoría especial de objetos literarios, sino un componente necesario de toda literatura, de modo que literatura fantástica es un pleonasmo equiparable a literatura literaria.



romi

martes, 26 de abril de 2011

Mi poema favorito: Para tí de la colina he cortado esta flor

Para ti de la colina he cortado esta flor
       En la costa escarpada que hacia el mar desciende
Y que sólo las águilas conocen y frecuentan.
En la roca agrietada, solitaria ella crecía.
Los costados de la triste cima de sombra
La bañaban y yo veía donde el sol ya no estaba,
Como un arco brillante y rojo de victoria,
La noche oscura hacía un pórtico de nubes.
A lo lejos flotaban pequeños navíos.
En el fondo del valle unos techos temían
Llamar la atención brillando demasiado.
Para ti, mi amada, he cortado esta flor.
Es pálida y no tiene su corola perfume,
Su raíz no atrapó en la cima del monte
Sino el olor amargo de las algas marinas;
Mas dije: "pobre flor, desde lo alto de esta cima
Debieras descender hacia el abismo inmenso
Adonde van las algas, las nubes y los barcos,
Pero muere en su pecho, abismo aún más profundo,
Marchítate en su seno, donde palpita un mundo.
El cielo que te creó para perder tus pétalos
Te destinó a la mar y yo te entrego al amor".
El viento levantaba las olas, y el día ya no era
Sino un destello pálido, lentamente borrado.
¡Ay, cuánta tristeza había en mis pensamientos
Mientras el negro precipicio penetraba mi alma
Con el frío estremecimiento del ocaso!

Victor Hugo
Reseña biográfica
Poeta, novelista y dramaturgo francés nacido en Besançon en 1802.
Su niñez transcurrió en Francia, Italia y España donde su padre prestó servicios al ejército francés. A partir de 1815 regresó a Paris para completar su educación, orientada fundamentalmente hacia la literatura. El primer libro de poemas, "Odas y poesías diversas", publicado en 1822, le abrió las puertas de la fama, convirtiéndolo más tarde en una de las figuras más importantes del romanticismo francés. Inicialmente monárquico, fue nombrado Par de Francia por el Rey Felipe de Orleans. Sin embargo, a raíz de la revolución de 1848 se convirtió en un férreo defensor de la república, situación que lo obligó a exiliarse durante quince años en Bélgica y Gran Bretaña.
De su producción poética de destacan "Las Orientales", "Hojas de Otoño", "Los castigos", "Las contemplaciones" y "El arte de ser abuelo". Obras como "Cromwell" en 1827, "Hernani" en 1830, "El jorobado de Notre Dame" en 1831, y "Los miserables" en 1862, entre otras, constituyen su gran aporte a la literatura universal.
Falleció en Paris en mayo de 1885, a la edad de 83 años. ©

romi

lunes, 25 de abril de 2011

Feria Internacional del Libro 2011 en Buenos Aires

Buenos Aires una ciudad abierta al mundo de los libros La designación de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011 es el reconocimiento a la importancia que, desde los tiempos de la Colonia, tuvo el libro para sus habitantes. Es un homenaje a una vocación por el libro y la lectura, que hace de Buenos Aires un pujante faro literario con una vital industria editorial, siendo una de las ciudades que más librerías posee. No es casual que albergue a la mayor Feria del Libro en nuestro idioma, Buenos Aires es una ciudad abierta al mundo de los libros, pero también una ciudad abierta a los libros del mundo.

La Feria: una puerta gratuita a la literatura y las artes

La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es una invitación a ser partícipe de las distintas ramas del arte. En sus pasillos se cruzan el teatro con la ópera, la literatura o la historia, ya que en cada nueva edición ofrece ciclos y cursos gratuitos, abiertos para toda la comunidad, que buscan acercar la cultura al mayor público posible.
Todos los años, la Comisión de Cultura de la Fundación El Libro propone una agenda que incluye diversas temáticas de interés general. Así, se realizará el Ciclo en Defensa y Promoción del Idioma, que recorrerá la labor de la Academia Argentina de Letras y la lengua de los argentinos, ortografía y los desafíos de la variedad lingüística, entre otros tópicos, a cargo de Pedro Luis Barcia, José Luis Moure y María Leonor Acuña.El arte escénico estará presente a través de Roberto Perinelli, Manuel Iedvabni, Rubens Correa y Alberto Catena, quienes transitarán la Historia del Teatro Independiente Argentino, mientras que Talía Bermejo expondrá sobre Arte Argentino durante el Siglo XX y Ruth Corcuera, acerca de Arte Textil Andino.
La herencia de Giuseppe Verdi será desmenuzada por Luis Gregorich y Jaime Botana Escudero, quienes realizarán una introducción a sus óperas, desde su trilogía romántica hasta las obras maestras de su madur
.La propuesta literaria abarcará la ciudad y el interior. Roberto Arlt tendrá su lugar en el curso de Mario Goloboff, quien analizará El juguete rabioso, la primera novela urbana del Río de la Plata y Leonor Fleming, por su parte, abordará la obra del salteño Juan Carlos Dávalos. Finalmente, Noé Jitrik recordará el trabajo de Domingo Faustino Sarmiento, en el Bicentenario de su nacimiento.
Los interesados deben inscribirse de manera previa, debido a que hay vacantes limitadas. Además participar tiene un beneficio extra, aquellos que asistan a alguno de los cursos, podrán durante los días de la actividad disfrutar la Feria sin costo.
Maratón por una Buenos Aires literaria
7 de mayo de 2011, a las 17:00

Hay historias de la ciudad que viven en papel y construyen otra Buenos Aires, tan mítica como la real y repleta de imágenes de épocas pasadas. Estas volverán a cobrar vida en la voz de artistas y comunicadores durante la Maratón de la lectura, de la Feria del Libro.
El 7 de mayo, en la sala José Hernández se realizará el clásico encuentro en el que el público regresa, al cerrar los ojos, a las páginas del algún clásico de la literatura nacional en la voz de reconocidos narradores.
La velada será especial y estará dentro del marco de los festejos de la elección de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro por la UNESCO.
El recorrido imaginario por los 48 barrios porteños puede comenzar desde la mirada romántico-criolla de los autores de la Generación del 37; hacer una parada en alguna calle de Flores bajo el humor cínico de Arlt; descansar en el Rosedal de Palermo para sentir el fervor de Borges, tomarse un ómnibus hasta Agronomía junto a Cortázar o escaparse hasta Villa Crespo con el Adán de Marechal.
Las historias de la ciudad están ahí, en sus calles y bares, monumentos y edificios. Sólo falta que Andrea Bonelli, Georgina Barbarossa, Jean Pierre Noher , Mirta Busnelli, Mónica Antonópulos, Nacho Gadano, Nicolás Scarppino, Patricio Contreras y Roly Serrano, entre otros, las liberen en el auditorio.
El viaje será extenso y enriquecedor, las grandes plumas argentinas esperan su momento para copar el escenario con aguafuertes, affairs e historias sobre héroes y tumbas, pero para aquellos que se haga demasiado agotador pueden bajarse en Parque Lezama y esperar por Girondo, quien ni bien llegue el tranvía tendrá listos 20 poemas para disfrutar
Fechas y horarios

Funcionamiento para público general
La Feria está abierta para todo público hasta el lunes 9 de mayo, feriados inclusive.
Los horarios de funcionamiento son: Domingos a jueves, de 14:00 a 22:00
Viernes y sábados, de 14:00 a 23:00
Valor de la entrada general: Lunes a jueves: $15,00 (quince pesos).
Viernes, sábados y domingos: $20,00 (veinte pesos).
Hoy, lunes 25 de abril

La Feria del Libro
Después de un concurrido fin de semana, la Feria los espera con una atractivo programa para todas las edades. Además hoy hay una promoción especial para la compra de libros. Una oportunidad imperdible
Destacados del día

Hora Detalle
14:15 Antología del gran cantor, poeta y guitarrista Atahualpa Yupanqui presentada por el ministro Alberto Sileoni y Norberto Galasso, entre otros.
16:00 La narración oral tiene su lugar en la Feria, espacio abierto a todos los que quieran escuchar y contar historias.
18:00 Un país de grandes traductores: ¿qué, cómo y cuándo se traduce en la Argentina? Participan: Jorge Aulicino, Marcelo Cohen y Andrés Ehrenhaus.
19:30 Para celebrar el Día de España, el escritor argentino Guillermo Saccomano y el periodista español Adolfo García Ortega dialogan sobre las influencias recíprocas entre ambos países.
20:00 El origen del universo, explicaciones científicas y ficciones literarias. Temas abordados por un panel de periodistas, especialistas y escritores
http://www.el-libro.org.ar/
 
romi

miércoles, 20 de abril de 2011

Mi libro favorito: Setenta veces siete

Este es un libro que produjo un fenómeno muy particular en la literatura argentina. Fue lo que hoy se llama un best seller.
Dalmiro Sáenz ha hallado, en el difícil genero del cuento, el terreno mas adecuado para ejercitar su profundo don de observación y el sentido trascendente que su mirada descubre hasta en lo mas sórdido y abyecto, la condición humana..".
Cristiano atípico, francotirador del disconformismo, Sáenz dice que su arte se nutre de la injusticia y de la queja, y que en un mundo feliz no existirían los escritores. En Setenta veces siete, el autor despliega su carácter de observador profundo retratando criaturas solitarias, violentas, necesitadas de amor, desconcertadas frente a la injusticia y cautivas de la fatalidad. El amor y el odio, en sus manifestaciones más extremas, habitan estos cuentos escritos en una prosa seca, filosa, de palabras justas que les confieren una inconfundible identidad. El protagonista de este libro herético y violento, nos dice el autor, es Dios. Y está dedicado a "los que necesitan de su ausencia para confirmar su existencia". Para esos seres tristes y despojados son las palabras evangélicas. Pedro ha preguntado: "¿Cuantas veces pecará mi hermano contra mí y le perdonaré?", y Jesús responde: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".
Dalmiro Sáenz


Breve biografía
 El 13 de junio de 1926 nació en Buenos Aires  escritor y dramaturgo argentino , quien comenzó a convertirse en un reconocido autor a partir de la publicación del libro “Setenta veces siete”, un premiado best seller que, al igual que muchas otras obras de su autoría, tuvo su versión cinematográfica.

romi

domingo, 17 de abril de 2011

Juan L. Ortiz

Biografía:
Cuando ese exquisito poeta griego llamado Odisea Elytis, premio Nobel de Literatura 1979, escribe en el poema "Cuerpo de Verano" incluido en su libro Cuando Juan Laurentino Ortiz, nacido el 11 de junio de 1896 en Puerto Ruiz, Departamento de Gualeguay, Provincia de Entre Ríos, escribe en el poema "Deja las letras", de su libro "De las raíces y del cielo":

"Sol el primero":
"Ahora el cielo quema incienso
Las frutas tiñen sus bocas
Los poros de la tierra se abren poco a poco
Y junto al agua que gotea silabeando
Una planta enorme mira al sol fijamente!"
Está bien lejos de describir un paisaje determinado, aún cuando en sus poemas se presente una y otra vez el profundo azul del mar helénico y la luminosa transparencia de su cielo.


"El sol ha bebido sus propias perlas
y hay apenas de ellas una memoria por secarse...
No temas, no temas, y mira, mira hasta las islas...
¿Viste alguna vez la melodía de los brillos?
¿La viste ondular, todavía de gasa,
desde tus pies al cielo, sobre el río?"

También está bien lejos de describir un paisaje. Apenas si se apoya suavemente en él, lo hace penetrar en su corazón y lo transforma en poesía. Una poesía de esplendorosa espiritualidad donde convive su decir siempre delicado y leve con una infinita piedad hacia la condición humana.
Para que su poética sea a la vez completamente localista y absolutamente universal, Juan L. Ortiz no necesitó viajar demasiado a lo largo de su vida. El complejo recorrido por sus senderos interiores, poblados de "cielos que se cerraban sobre un monte lleno de largos brazos negros y miradas lívidas" que había comenzado en Gualeguay, continuó en Mojones Norte, enclavado en plena selva de Montiel donde su padre fue capataz de estancia, continuó luego en Villaguay para regresar, a los diez años, a su amada Gualeguay.
Era dueño de una formación literaria envidiable. Rilke, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Mallarmé, Pound, Eliot, Maeterlinck, Tolstoi, entre una lista interminable de autores, fueron sus inseparables compañeros junto al sereno transcurrir del río Gualeguay. No obstante, o precisamente por ello , su primer libro "El agua y la noche", selección de poemas manuscritos, apareció recién en 1933, gracias a la insistencia de Córdoba Iturburu, César Tiempo y, especialmente, de su gran amigo Carlos Mastronardi.

En su segundo libro "El alba sube", publicado en 1937, no sólo el paisaje cobra mayor protagonismo sino que va afirmándose con más fuerza su despojamiento de las cosas materiales. Este desapego será uno de los pilares que le permitirá alcanzar el sello distintivo de una exquisita espiritualidad. En el poema "Hay entre los árboles" se pregunta:

"¿Hay entre los árboles una dicha pálida.
final, apenas verde, que es un pensamiento
ya, pensamiento fluido de los árboles,
luz pensada por éstos en el anochecer?"
Pero ha de ser en "Fui al río" de su tercer libro "El ángel inclinado" (1938), donde Juanele celebra con incontenible alegría su fusión con la naturaleza, la que ya nunca volvería a ser la otra parte de la ceremonia dialógica. Por fin, él era el río y el río era él.

"Regresaba
--¿Era yo el que regresaba?--
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!"

Esta consustanciación no excluía, ciertamente, un agudo dolor por la guerra civil que en ese momento padecía España. Cuando Rilke decía que el día de nuestro nacimiento encamina tanto a morir como a vivir, estaba hablando con dulce piedad acerca de la inevitable angustia que le producía la finitud del ser, angustia que mitigó a través de la lectura de la Biblia y su profunda fe en Dios. La sensibilidad de Juanele tenía el mismo tono mayor que la de su admirado Rilke, sólo que fue depositando la esencia de su fe en un sincretismo, abarcador por definición, que fusionó lo inefable de sus percepciones con los elementos concretos del paisaje. Esta maravillosa fuente fenoménica le permitió elaborar una poética de gran belleza lírica, de hondo sentimiento de misericordia tanto hacia lo humano como hacia los elementos y criaturas de la naturaleza. Modeló cada palabra creando delicados matices de una sutileza incomparables, emergiendo, así, una suerte de continuidad entre inmanencia y trascendencia.
En "La rama hacia el este" (1940) pero más aún en "El álamo y el viento" (1947), muestra el conflicto anidado en su alma: Vivía en la natural serenidad de su entorno y, a la vez, sentía una desgarrada impotencia por el espanto que significó la segunda guerra mundial. Los temas insisten sobre el dolor, la angustia y el mal, como odiosos contaminantes.
Por otra parte, en "El álamo y el viento" se pueden leer sus primeros poemas extensos donde, a pesar de que el seguimiento de su decir se asemeja a un andar por meandros, no desdeña por cierto el ordenamiento de la narrativa. En estos poema es posible internarse en su particular cosmovisión del universo, a través de sus constantes percepciones y su permanente lirismo. Los poemas "Las colinas" de "El alma y las colinas" y "Gualeguay" de "La brisa profunda", son dos claros ejemplos de ello. Y es en este libro donde intenta, además, el develamiento de la esencia de todo cuanto le rodea bajo la forma de interrogaciones. Preguntar y preguntarse. Traspasar lo oscuro y ver en qué consiste el misterio, llegar hasta la despersonalización si fuese necesario para poder así informar acerca de sus hallazgos. Sólo que la luz que esplende detrás de la oscuridad nos observa y nos retacea su grandiosidad, quizá porque nuestra capacidad de comprensión es insuficiente para aprehenderla.
En sus libros posteriores "El aire conmovido" (1949), "La mano infinita" (1951), "La brisa profunda" (1954), "El alma y las colinas" (1956) y "De las raíces y del cielo" (1958), la red que va tejiendo con su natural compasión por todas las criaturas vivientes, la memoria recreadora de lo que amó, y la captación de los sutiles colores y las voces que emanan de la naturaleza, se va haciendo cada vez más compleja y, paradójicamente, también sus visiones se despojan más.
En 1942 se radicó en Paraná hasta donde llegaban, a manera de una peregrinación laica, amigos entrañables, estudiosos de su poética y poetas de todas las edades pero, y sobre todo, lo visitaban los jóvenes atraídos no sólo por la calidad de su poesía sino por la transparencia de su conducta. En Juan L. Ortiz, poesía y vida son por completo inseparables. Tanto que de su ética surge su estética y su estética profundizará su ética.
En 1971, con prólogo de Hugo Gola, apareció en Rosario "En el aura del sauce" que incluye diez libros editados más dos inéditos: "El junco y la corriente", producto de lo vivenciado en su viaje a China y otros países de Oriente y "La orilla que se abisma". En 1996, El Centro de Publicaciones, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, edita "Obra Completa" , antologías ambas de lectura imprescindible, gracias a las cuales es posible sentir placer por la multiplicidad de imágenes y riqueza de símbolos en una poética casi despojada de metáforas, profundizar en la riqueza de su poesía gracias a los valiosos estudios publicados, y advertir la estatura de Juan L. Ortiz, ese gran renovador de la poesía argentina.
El 2 de setiembre de 1978 Juanele abandonó definitivamente su cuerpo, el que fue llevado de regreso a su amado Gualeguay, quedando su espíritu con nosotros, caminando para siempre entre las páginas de sus libros.


romi







martes, 12 de abril de 2011

Carta de Roberto Arlt a Ricardo Güiraldes

Roberto Arlt fué un novelista y dramaturgo argentino, que abrió camino a una nueva narrativa de tema urbano. Entró como secretario de Ricardo Güiraldes en 1924 y empezó a publicar en la revista Proa que Güiraldes derigía. A Güiraldes le sorprende el arrojo de aquel joven prendado al alma de la escritura, ferviente defensor de la hermosura poética que no podía ejercer; le sorprende un ser capaz de proyectarse en las hojas de papel y de programar sus encuentros en situasiones espeluznates, en descifrar las tripas de una ciudadoculta y de unos seres singulares
 En el momento de escribir la carta que aquí se reproduce, hace ochenta años, Roberto Godofredo Arlt estaba por cumplir dos décadas y media de vida, hacía tres años que se había casado con Carmen Antinucci, dos que había nacido su hija Carmen Electra y menos que se había mudado al barrio de Villa del Parque. Su única publicación de cierta importancia, al menos desde la mirada “documental” del presente, había sido Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires, originalmente aparecida en Tribuna Libre en enero de 1920 y que hoy puede leerse en la edición de sus Obras completas lanzada en 1991 por la editorial Planeta.Estimado amigo mío:


Ricardo Güiralde
Un año más tarde, en 1926, no sólo aparecerá su novela El juguete rabioso sino que el joven Arlt ingresará de pleno en el vértigo del periodismo y, de a poco, en su madurez como escritor que se desparramará sobre la década siguiente. Ese año comienza a colaborar con Don Goyo, la revista que dirigía Conrado Nalé Roxlo, además de Mundo Argentino, El Hogar y Claridad; un año más tarde, en 1927, se enrolará en las filas del diario Crítica como cronista policial. Agreguemos algunos datos más al contexto general en que la carta debe ser leída. Cuando Arlt la escribe, la revista clásica de la vanguardia argentina, el quincenario Martín Fierro, alcanzaba el primer año de su segunda época; mientras que Proa, con la dirección de Brandán Caraffa, Jorge Luis Borges, Pablo Rojas Paz y Ricardo Güiraldes todavía no cumplía los doce meses, también de su segunda época. En su manuscrito, Arlt hace referencia a Evar Méndez, el periodista y escritor nacido en 1888 y muerto en 1955, el poeta de Las horas alucinadas, pero, fundamentalmente, tal vez para su desgracia, quien siempre será recordado por ser el fundador y promotor de la mencionada Martín Fierro.
Por supuesto, el destinatario de la carta, Ricardo Güiraldes, quien abriera a su manera las puertas de las experiencias de la vanguardia criolla con su poemario El cencerro de cristal (1915) cuando contaba con 29 años, estaba ya cercano a su muerte, ocurrida en 1927, e incluso atravesaba, a juzgar por los testimonios recogidos por diversos historiadores, por un período de cierta decepción que lo llevaría a alejarse de Proa, la “revista de renovación literaria”, según su slogan. No obstante, en una coincidencia ya histórica y suficientemente explotada por los críticos, en 1926, junto con la primera novela de Arlt, Güiraldes publica con el sello de Proa su Don Segundo Sombra, y seguiría hasta el final mostrándose abierto y generoso con los creadores más jóvenes, quizá repitiendo el gesto que él mismo buscó y encontró en Leopoldo Lugones para su Cencerro...
Otra de las figuras mencionadas es Atilio Chiappori (1880-1947), destacada figura intelectual de la época, quien había sido miembro del staff de las revistas Ideas y Nosotros, además de publicar varios libros de novelas y cuentos (se podrían destacar los relatos de Borderland, de 1907), y también ensayos, como La belleza invisible, de 1919, y Recuerdos de la vida literaria y artística, de 1944.

Como se puede especular a partir de notar simplemente las diferencias de edad y generacionales, la de Arlt es casi una “carta de iniciación”; muestra al joven artista que busca el reconocimiento y la empatía con figuras consagradas de la vida intelectual criolla (en primer lugar el destinatario, claro). El único “par” que aparece mencionado es Raúl González Tuñón (era más joven que Arlt, nació en 1905), quien también en 1926 daría a conocer su obra inicial, El violín del diablo.



Roberto Arlt
En 1925, Roberto Arlt publica, como adelanto de la que había imaginado como su primera gran obra, la novela La vida puerca, dos capítulos. Uno de manera fragmentaria, “El rengo”; el otro se titulaba “El poeta parroquial” y sería suprimido cuando el texto llegue a la imprenta. Las historias cuentan que el relato había sido rechazado anteriormente por Elías Castelnuovo, y que sería rebautizado a partir de la aceptación de una sugerencia del propio Güiraldes como El juguete rabioso. Este es, evidentemente, el libro al que la carta se refiere y de cuya buena recepción por parte de los “lectores amigos” Arlt se congratula.
Una observación final sobre el estilo (tal vez el término suene exagerado) de la carta. Pareciera que Arlt busca empatizar con su destinatario a partir de lo que imagina, a tientas, como un “lenguaje literario”, que abreva en fórmulas y metáforas que quizás él imaginó en la estela modernista o simbolista, pero que más bien rozan el cliché; lo mismo puede decirse de algunos de los “temas” tratados que respiran un aire metafísico o existencial, y que, de alguna manera, dibujan el contorno de la excepcionalidad de las figuras intelectuales que pueden darles digno tratamiento.


Carta
Buenos Aires, 30 de Marzo de 1925
Me ha dado Ud. tal espectáculo de bondad que todavía no se ha acabado en mí la necesidad de pensar en Ud., de reproducirme el hecho de su generosidad.
Amigo Güiraldes, esto es doloroso y esto es bello como una pena. Ojalá que nunca terminara. Tímida tribulación, que con su carita salitrosa de lágrimas va hablando despacio y uno se estaría mil años escuchándola. ¡Si Ud. supiera! ¿Por qué nos hacen padecer gozosamente los espectáculos de bondad? Qué sé yo en qué piensa Ud. mientras escribo esto. Pero hay otro en Ud. que está detenido mientras yo escribo, y me escucha con el rostro serio, y yo sé que en él han sucedido cosas de las cuales no sabré jamás, pero su silencio se hace atencioso.
Y de pronto, Ud. y yo hablamos, pero nuestros espíritus están atentos a algo que viene por los agrios caminos de la noche... y es la Angustia para uno de los dos... Ay, cómo madura la violenta pena, y hace más temblorosa la voz del árbol que canta, y más pálido el rostro del árbol que piensa.
Y la he sentido terriblemente la otra noche en la avenida Quintana.
Fue cuando su esposa con gesto de tormento se apoyó en su brazo. En la oscuridad, bajo el sombrero, se veía el rostro ennitidecido de sufrimiento. Sus zapatos blancos se movían en las baldosas mojadas. Y de pronto me pareció que Uds. estaban solos en el mundo, que no conocían a nadie y que, a pesar del viento de la noche, tenían que caminar hacia adelante, por la avenida, toda una eternidad.
Todavía me digo:
Aunque duerman, está allí su pena.
Silenciosa.
Está allí su pena, qué importa que duerman, ni los papeles pintados les espantará la pena.
El sol se hará alegre en las cortinas de las ventanas y en la cornisa de las fachadas, pero en los muros de sus habitaciones lujosas babosean los caracoles... y es inútil que duerman... bien sabía esperar la pena.
Y todo esto lo veía en la superficie de los platos durante el banquete ofrecido a Evar Méndez. Y me decía, cuando pedían dijera un discurso: Si tiene pena no hablará. Y tenía miedo de que lo hiciera porque otra cosa debía de estar inmóvil en Ud. Y no lo ha hecho porque gracias a Dios tres palabras no son nada. Y también me decía:
¿Se irá temprano? Y ni que lo hizo.
Cantan las ranas en los yuyales, mi señora arregla ciertas cosas, pero esta mañana digo: ¿Pero entonces es Verdaderamente bueno ese hombre? Y nos mirábamos como si aún no pudiéramos desentrañar el sentido exacto de esas siete palabras. Yo me había pasado toda la noche con el señor Chiappori.
Cuando llegué a casa llovía, le conté a mi señora lo que habláramos con Ud. pero no sabíamos qué decirnos. Y sin embargo era preciso decir algo.
¿Pero entonces es Verdaderamente bueno ese hombre? Querido amigo, sonríase Ud. lo que quiera... pero es cordial esta pena gratuita.
Fíjese... a instantes tengo la sensación de que estoy frente a una muralla de aire... Ud. está al otro lado, pero yo puedo cruzarla cuando quiera. Además, éste es un sueño para mí.
¿Quién soy –me repito– para merecer las bondades de esta gente? Y pienso en Tuñón el muy flaco, recuerdo todo el amor con que me incliné sobre las páginas de mi libro y forzosamente necesito decir algo, algo aunque no tenga el menor sentido.
Y si reitero la pregunta, y me digo: Es a mi libro el que han aplaudido, y es por mi libro todo esto, se me renueva la pena de ser. E insisto.
¿Quién soy yo? Porque se hace esto para mí y, créame, quisiera ser más insignificante y más grande, y tener todos los poderes mágicos de la tierra para despertar en Ud. todas mis penurias pasadas y mi gozo presente. Y sólo así Ud. podría comprenderlo.
Amigo Güiraldes. ¡Qué cosa terrible es la bondad! Es como si a uno lo señalaran en la frente con un sello ignominioso. Irá entre las gentes, pero sabe que está bien amarrado, bien ligado por un hilo invisible al que lo marcó.
Y lo peor es creer que el otro no es consciente de su bondad, y lo peor es saber que el otro cree que es lo más natural esa bondad, cuando debiera arrodillarse frente a su espíritu que con esa belleza no le pertenece.
Amigo Güiraldes, qué omnipotente es esto. Sentir.

Roberto Arlt

romi

domingo, 10 de abril de 2011

!!!!!!10.000 visitas...... gracias a todos..

Cuando pensé en crear este blog en Junio del 2010 nunca imaginé todo lo que me está sucediendo a través de él en este corto tiempo.
Me parece mentira pero a la vez que me pone muy felíz que lo que empezó como un proyecto personal haya alcanzado este número.
Disfruto mucho armando este espacio, buscando material con el cual enriquecerlo e ir conociendo cada día gente hermosa que se acercan y comienzan a formar parte de este sueño, que por esas idas y vueltas que valoro en cada uno de uds.

Por lo mismo !!Muchas Gracias a todos ya que festajámos las primeras 10.000 visitas, en este blog que ya no me pertenece, ya que es de todos los amigos que diariamente comparten esto tan bello que es la literatura.
Es bonito tener motivos para celebrar, pero mucho mejor es tener con quien celebrarlos y si puedo dar las gracias a uds directos responsables de brindarme esas alegrías se vuelve estupendo.

!!!Gracias por leerme, opinar, debatir por eso siento que cada vez que enciendo mi pc me conecto con una gran familia.

!!! Uds. son parte importante de este logro, los extraño si no están, me emociono, lagrimeo o río con sus vivencias.


!!!!!MIL GRACIAS A TODOS!!
Los quiero muchísimo


romi











viernes, 8 de abril de 2011

Mi libro favorito: El cementerio de Praga

Resumen: Treinta años después de El nombre de la rosa, Umberto Eco vuelve para mostrarnos que, en la literatura y en la vida, nada es lo que parece y nadie es quien dice ser.
Todo tiene que ver con la conveniencia, y así hasta puede acabar triunfando el rufián que desconfía de todos y que siempre se mantiene alerta, aunque no se mueva casi de ese sitio en el que lo vemos al comenzar esta historia verdaderamente extraordinaria.

París, marzo de 1897. Las primeras páginas de El cementerio de Praga nos muestran a un hombre de sesenta y siete años que escribe sentado a una mesa, en una habitación abarrotada de muebles: es el capitán Simonini, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos.
De pocas palabras, misógino y glotón, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistentes, fomentar intrigas o difamar a las grandes figuras de la política europea.
Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabará aprovechándose de sus malvados oficios, esos que hacen brillar cada página de esta magnífica novela.

Autor Umberto Eco
Género: Novelas / Ficción y Literatura
Breve biografía:
(Alessandria, Piamonte, 1932) Semiólogo y escritor italiano. Se doctoró en Filosofía en la Universidad de Turín, con L. Pareyson. Su tesis versó sobre El problema estético en Santo Tomás (1956), y su interés por la filosofía tomista y la cultura medieval se hace más o menos presente en toda su obra, hasta emerger de manera explícita en su novela El nombre de la rosa (1980). Desde 1971 ejerce su labor docente en la Universidad de Bolonia, donde ostenta la cátedra de Semiótica

romi

lunes, 4 de abril de 2011

Mi poema favorito: Cuando me ves así

Cuando me ves así, con estos ojos
que no quieren mirarte,
es que al oírte hablar pienso en la lluvia
sin dejar de escucharte.
Porque tu voz, amiga, como el agua
rumorea el amor,
pensando en la lluvia me parece mejor
que te escucho mejor.
Cuando me ves así, con estos ojos
que te miran sin verte,
es que a través de ti miro a mi sueño,
sin dejar de quererte.
Porque en tu suave transparencia tengo
un milagroso tul,
con el cual, para dicha de mis ojos,
todo lo veo azul.


José Pedroni

(Nació en Gálvez, 1899-Esperanza, 1967) Poeta argentino.
 Su obra exalta en un tono lírico las manifestaciones más esenciales de la vida, con un toque de rebeldía que lo situó en la línea de la poesía social.  Como poeta se lo considera un solitario, si bien le canta a la tierra y al hombre con un estilo muy peculiar, ya que su mayor deseo fue rescatar lo positivo dentro de un mundo lleno de tensiones. Entre sus obras merecen especial atención: La gota de agua (1923), Diez mujeres (1937), El pan nuestro (1944), Monsieur Jaquim (1956), Canto a Cuba (1960) y El nivel de las lágrimas (1963).

Pvp


romi










viernes, 1 de abril de 2011

Literatura argentina : Guerra de Malvinas

Pienso que la guerra de Malvinas tiene su lugar en la literatura. Un lugar móvil, que varía de registro, de tono, de género, según el lugar _de época, de generación, de adscripción política_ desde el cual se ejerza la voluntad del relato. Las dimensiones de Malvinas son tan acotadas como la cantidad de relatos y de polémicas que se ocupan de ellas. Tan acotado es ese lugar como la guerra misma, breve y distante, pero a la vez próxima y candente, por su misma brevedad, y por su cercanía en el tiempo. Una guerra sin epopeya: porque se perdió
La guerra de Malvinas - 1982
El territorio de las islas Malvinas, situado en el extremo sur-este de la República Argentina, fue descubierto en el año 1520 por una de las naves de la expedición de Magallanes, que tenía como misión encontrar un pasaje interoceánico que comunicara el Océano Atlántico con el Pacífico, siendo de propiedad española, según la delimitación realizada por las bulas papales.

En 1690, un capitán inglés, John Strong, desembarcó en las islas, rebautizó al estrecho de San Carlos, que separa las Malvinas, con el nombre de estrecho de Falkland en recuerdo de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland. En 1740 ingleses y españoles se enfrentaron sin resultados claros por la soberanía de ese lugar.
En 1764 los franceses, procedentesdel puerto francés de Saint Maló, llamaron a las islas en homenaje a su lugar de procedencia, islas Malouines, pasando a ocuparlas, en nombre del rey de Francia, a pesar de ser un emprendimiento privado organizado por Louis Antoine de Bougainville, fundando el puerto de San Luis
Ante los reclamos españoles, estos recuperaron las islas, tras indemnizar al colonizador francés, a las que denominaron Malvinas, pero en 1765, arribaron allí los ingleses y se adueñaron de esas posesiones, a las que nombraron islas Falkland.
Esta ocupación inglesa en las islas cesó en 1770, recuperándolas España, siendo reconocidas por Gran Bretaña en 1825, como parte integrante del nuevo estado argentino.
El Puerto Soledad, fue entregado en concesión, en 1828, a Luis Vernet, por el gobierno porteño con el fin de colonizarlo. Hacia allí partieron cien gauchos e indios para criar ganado.
Cuando en 1829, Vernet ocupó el cargo de gobernador de Malvinas, los ingleses se arrogaron su derecho de soberanía sobre las islas, con el argumento de ser sus descubridores, tomándolas por la fuerza en 1833, previamente a destruir en 1831, el asentamiento argentino de Puerto Soledad.
La República Argentina ha reivindicado constantemente su derecho sobre las islas. El 11 de abril de 1968, declaró su soberanía sobre el territorio austral, negociando con Gran Bretaña su descolonización.
El 16 de diciembre de 1969, la ONU, felicitó a ambos estados por la marcha de las conversaciones, que sin embargo no prosperaron.
Durante la dictadura militar argentina que había comenzado en el año 1976, se decidió iniciar la guerra de las Malvinas, donde se entremezclaron legítimos derechos de reivindicación, con aspiraciones políticas de un gobierno, cuyo prestigio estaba notoriamente deteriorado, y necesitaba de alguna manera, contar con el apoyo popular.
Las tensiones en las relaciones argentino-británicas habían crecido debido a ciertos incidentes, como el de una operación naval secreta llevada a cabo por la Argentina, en una isla de las Sanwich del Sur, llamada Thule, con fines científicos, en 1976, que según los ingleses encubría otro propósito.
El Presidente Leopoldo Fortunato Galtieri y los marinos Jorge Isaac Anaya y Emilio Massera, comenzaron a plantear una estrategia bélica, considerando que Estados Unidos permanecería neutral.
Previamente, Galtieri intentó negociar con los ingleses pero estos desestimaron el pedido.
El 28 de marzo de 1982, partió la flota hacia Malvinas, integrada por el buque Cabo San Antonio, el portaaviones 25 de Mayo, los destructores Santísima Trinidad y Hércules, las corbetas Grandville y Drumond, el submarino Santa fe y el rompehielos Irízar,recuperando las islas el 2 de abril de 1982, tras la rendición sin ninguna resistencia, de su gobernador Rex Hunt, creándose una gobernación militar argentina.
Puerto Stanley, su capital, fue denominada Puerto Argentino. El canciller argentino Nicanor Costa Méndez inició las negociaciones por vía diplomática.
El Consejo de Seguridad de las naciones Unidas, dictó la resolución 502, el 3 de abril, donde de 15 votos se contaron 10 a favor de su aprobación (Estados Unidos, Francia, Guayana, Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire y Gran Bretaña), 4 abstenciones (Unión Soviética, China, Polonia y España) votando sólo Panamá en contra de su aplicación, que favorecía al gobierno inglés. Por dicha resolución se ordenaba el retiro de las fuerzas argentinas, y buscar para el conflicto, una solución diplomática.
El enviado norteamericano Haig, intentó una mediación, proponiendo una administración tripartita integrada por los dos países en conflicto y Estados Unidos que actuaría como garante, iniciándose una negociación directa, con consulta a los isleños. Esta propuesta fracasó, lo mismo que la del presidente del Perú, Belaúnde Ferry, que mostró una posición de apoyo a la causa argentina.
El día 10 de abril, la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, reunía a una multitud enfervorizada que clamaba por la recuperación de las islas.
El día 15 de abril, se creó el Fondo Patriótico Malvinas Argentinas, donde se alentó mediante campañas publicitarias el aporte en dinero y especies para la causa patriótica, que reunió muchísimos fondos, de los que no se supo su destino final.
El día 19 de abril, el Canciller Costa Méndez, solicitó la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca por el cual habían comprometido su solidaridad los países americanos ante la amenaza a un estado miembro, por parte de otro perteneciente a otro continente.
Desde Gran Bretaña, bajo la férrea y conservadora administración de la Ministro Margaret Thatcher, zarpó una flota que logró la rendición inmediata de las tropas a cargo del teniente Alfredo Astiz, recuperando las Georgias, luego de atacar Puerto Leith y Grytviken.
El 1 de mayo los británicos atacaron por primera vez desde el aire, cuatro veces en Puerto Argentino, y con helicópteros en Puerto Darwin. Las tropas argentinas impidieron el desembarco.
El hundimiento del buque General Belgrano, el 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión declarada por el Reino Unido, fue el comienzo del desastre argentino. Trescientos veinte tres personas se contaron entre muertos y desaparecidos.Los argentinos no contaban con fuerzas organizadas. Los soldados, mal alimentados y peor armados, con ropas inadecuadas para el crudo frío del sur y con sólo 18 años de edad en su mayoría, ya que se había reducido a esa edad el cumplimiento del servicio militar. Se acumularon tropas en el archipiélago sin ninguna estrategia. Los británicos eran superiores en armamentos, entrenamiento y recursos militares de todo tipo.
El 4 de mayo de 1982, nuevamente se sufrieron ataques aéreos ingleses en los puertos Argentino y Darwin. El destructor inglés Sheffield, fue hundido por la Aviación Naval argentina, equipada con misiles Exocet.
El 9 de mayo fue hundido el pesquero argentino Narwal y el 12 del mismo mes, desde Southampton partio el trasatlántico Queen Elizabeth con 3.800 soldados.
Mientras las propuestas de paz fracasaban, Argentina lograba algunos triunfos, como el hundimiento de la fragata Ardent y la destrucción de tres aviones Harrier y dos helicópteros.
El 8 de junio un intento de desembarco en Fitz Roy y Bahía Agradable fue impedido por la Fuerza Aérea argentina. La fragata Plymouth y los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristan fueron hundidos.
El 12 de junio, un día después de que el Papa arribara a la Argentina bregando por la paz, luego de haber estado en Londres, hubo en las islas intensos combates que permitieron a los ingleses, al mando de Jeremy Moore, avanzar sobre Puerto Argentino.

A las nueve de la mañana, del 14 de junio de 1982, los ingleses solicitaron la rendición argentina. El Presidente Galtieri se negaba a aceptar la derrota pero el general Menéndez aceptó la rendición.
La guerra dejó como saldo 649 soldados argentinos muertos, 255 ingleses y 3 isleños. La argentina perdió la posesión de las islas, y la Junta Militar, vio aniquilado el poco poder que le quedaba, sellando el camino de la restauración democrática que se concretó en 1983.

romi