lunes, 11 de julio de 2011

La literatura y los cafés de la Avenida que nunca duerme.

 Por Corrientes, desde la avenida Callao y hasta la calle San Martín abundaron los cafés con sabor a tango, a política y disquisiciones psicologistas, a conquistas y engaños, y a todo tipo de movidas artísticas. La bohemia porteña se dio cita a lo largo y a lo ancho de esta avenida, pletórica de ilusiones y anhelos. No podemos dejar de mencionar los numerosos cafés de la avenida Corrientes, ya que ellos también son y han sido parte de la historia de Buenos Aires. Los primeros abrieron hacia 1760, pero su mayor gloria la alcanzaron durante este siglo. Pese a que importantes políticos, escritores, periodistas, músicos y actores vistieron sus mesas; muchos de estos locales ya no están, y los que aún perduran, ya no son lo que eran antes...
Por Corrientes, desde la avenida Callao y hasta la calle San Martín abundaron los cafés con sabor a tango, a política y disquisiciones psicologistas, a conquistas y engaños, y a todo tipo de movidas artísticas. La bohemia porteña se dio cita a lo largo y a lo ancho de esta avenida, pletórica de ilusiones y anhelos. En los distintos cafetines se pronunciaron panegíricos manifiestos acerca de la libertad y los intelectuales de la época evocaron con gran lirismo la autenticidad del alma artística, alejada de los hábitos burgueses y de la mediocridad.
A continuación recordaremos algunos de ellos con la intención, en fin, de suspenderlos con la memoria en un presente vivo.
Los Pinos: Este café estuvo ubicado en Corrientes y Rodríguez Peña. Era el lugar de encuentro de políticos y actores. Fue también el preferido de estudiantes y compañías de teatro. Entre sus habitués se puede recordar al actor Luis Sandrini, Pepe Cibrián y Ana María Campoy.
Pernambuco: Ubicado en la misma intersección de calles, pero de la vereda de enfrente, todavía funciona como café teatral y literario. Relevó a Los Pinos, cuando este último cerró en 1987. Sus habitués suelen ser, en su mayoría poetas, músicos y periodistas que además de compartir una charla y un café, ahora también navegan por Internet.
La Paz: Fue netamente de corte político; aunque su estilo fue denominado "psico-bolche". Ubicado en Corrientes y Montevideo fue un lugar emblemático durante los ´60, cuando el hipismo vistió sus mesas con flores y ondas de amor y paz. Y también fue la época en que el ahora mítico Tanguito visitó el billar del primer piso. Se reunían en este café David Viñas; Ricardo Piglia; Enrique "Mono" Villegas y Rodolfo Walsh, entre otros.
 Dominguez: Estuvo en Corrientes y Paraná y fue el primer café 24 horas de Buenos Aires. Lo mejor de la poesía rea y "mistonga" de la ciudad se reunió allí; y el gran escritor Celedonio Flores lo inmortalizó en su poema "Tristezas" ("Cuando pasa el organito",
Corrientes,
la amable, la calle Corrientes
de los sueños locos, los sueños ardientes
pintoresca calle, noctámbula ideal
del viejo Montmartre, del Café Domínguez
y el rante Pigall...
Continuamente dio cita a los amantes del tango. Enrique Cadícamo en un poema homónimo le cantó en su época de mayor éxito -1918-, cuando Buenos Aires se refugiaba en los teatros de la avenida:
Bar Domínguez
de la vieja calle Corrientes que ya no queda...
De cuando era angosta y la gente
se mandaba el saludo
de vereda a vereda...
Hombres como Francisco Canaro, Noli, Roberto Firpo y Juan Maglio (Pacho) silenciaron también las voces de los parroquianos que se extasiaban con la música de sus conjuntos tangueros.En el mostrador del Café Domínguez se instaló una de las primeras máquinas Express que importó la firma La Cosechera S.A., inaugurando con ella el sinónimo de café. Los mozos, de ahí en más no pidieron tal o cual cantidad de café, sino que sus voces entonaron el "¡marche un express!".En su salón se estrenaron dos tangos de grandes valores musicales, como lo fueron "Tierra Negra" de Graciano De Leone y "Un lamento" de Numa Córdoba.
Iglesias: Era vecino del café Domínguez y también supo ser tanguero. En él se estrenó "La Cumparsita". Lo visitaron entre otros, Pedro Maffia y Roberto Firpo.
El Foro: Ubicado en Corrientes y Uruguay, aún continúa en pie y sigue siendo un café de corte político. En los ´70 reunía a la plana mayor del Partido Comunista. Lo transitan un sinnúmero de abogados y hasta el polémico árbitro de fútbol, Javier Castrilli.
Tango Bar: Estuvo en Corrientes y Talcahuano y podría decirse que fue "hermano" del Marzzotto y del Nacional, por su palquito pasaron una cantidad innumerable de orquestas típicas que alcanzaron el pináculo de la gloria.
El local era alargado y angosto y una mampara de madera y vidrio dividía el salón de familias del salón general. La entrada del establecimiento tenía dos puertas; de una de ellas pendía un cartelito en el que se leía: "Exclusivamente para Familias".Las orquestas que actuaron con sus vocalistas en el Tango Bar fueron las siguientes: Edgardo Donato, con la destacada actuación del pianista y compositor Carlos Figari, quién luego integrara el conjunto de Aníbal Troilo; Elvino Bardaro; Anselmo Aieta; Cristobal Herrero; Eduardo Del Piano; Pedro Laurenz, con Alberto Podestá; Raúl Kaplún; Miguel Caló; Horacio Salgán, con Edmundo Rivero; Osmar Maderna con Raul Iriarte; Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel y Alberto Morán; Francisco Rotundo; Francini Pontier con Roberto Rufino y Julio Sosa; Astor Piazzolla, quien debutó en el Tango Bar con la colaboración del vocalista Aldo Campoamor y por último, José Sala.El Foro, en la esquina de Corrientes y Uruguay, con una nueva imagen y diseño donde poco queda del antiguo café.
Café Japonés: Fue un café literario, sin embargo pasó un tanto desapercibido hasta que el gran escritor, Roberto Arlt lo extrajo del anonimato (Los siete locos, página 20, Editorial Futuro, Buenos Aires, 1950). Se dice que este lugar era el "refugio de la mala vida", pues se reunían en él cocheros y rufianes de la zona, esperando alguna muchacha perdida en la noche sin destino. .
Cabildo: Estaba ubicado en Corrientes y Esmeralda. Fue un café tanguero, a tal punto que a esta esquina se la denominó "la esquina del Tango". Paradójicamente fue el lugar que unió en la puja a dos sectores sociales: "cajetillas" y guapos. A esta esquina, el escritor Celedonio Flores le escribió una sonatina; y una de sus estrofas apunta:
Esquina porteña, tu rante canguela
se hace una "melange" de caña, gin fitz
pase inglés y monte, "bacará" y quiniela,
curdelas de grapé y locas de pris.
Café Guaraní: Estuvo en la misma esquina y también fue netamente tanguero. Este café, todas las noches tenía reservada una mesa para Carlos Gardel y José Razzano, que actuaban en el Teatro Esmeralda -hoy conocido como el Maipo-.
Bar de Rosendo: Estuvo en la esquina de Corrientes y Esmeralda. Reagrupó a toda una troupe de políticos, periodistas y escritores; hasta que se produjo el ensanche de la avenida y con dicho acontecimiento desapareció. Fue contemporáneo del cine Empire y del Cabaret L'Abaye, de Esmeralda al 500; y contó con la presencia de Bartolito Mitre y Vedia, Eustaquio Pellicer, José S. Álvarez (Fray Mocho), mientras meditaban la aparición de la revista de mayor trascendencia en Buenos Aires, "Caras y Caretas". (El 8 de octubre de 1898 aparece el primer numero). En este mismo bar nacieron también las revistas "El Hogar" y "Mundo Argentino".
La Richmond: Continúa ubicada en Florida y Corrientes. Desde siempre, supo ser un café literario; albergó a figuras de la talla de Horacio Quiroga, Hector Blomberg y A. Gerchunoff. En el año 1943, la banda de jazz de Eduardo Armani y su cantante Helen Jakson desplegaron sus melodías y a partir de ese momento, el público cultivó este género con gusto predilecto.
El Ramos: Está ubicado en Corrientes y Montevideo. Hace poco sufrió una feroz remodelación, perdiendo por completo su identidad y pasando a ser un café mas de la "aldea global". Fue el bar artístico por excelencia. En los ´60 fue el refugio de actores, periodistas y cineastas. La Richmond, donde aún se puede disfrutar un cálido y elegante lugar para tomar algo mirando hacia la peatonal Florida.
Rafeto: Ubicado en Corrientes y Paraná, fue también un café tanguero; el último de la ronda de los años ´40, cuando la "vieja guardia" del 2 x 4 hacía furor. Esta fue otra de las esquinas reas de Buenos Aires, la de los "cafiolos", de los "pungas" y de las patotas policiales, donde la bohemia encumbrada repartía sus noches en el Rafeto. Pascual Contursi fue uno de sus habitués, junto a Ivo Pelay, Bayón Herrera y Alberto Novión.
La Giralda: Todavía está en Corrientes y Uruguay. Este café permanece intacto y afortunadamente, aún conserva sus lucecitas de neón. Es famoso por chocolate con churros, y sus mesitas de mármol, sobre todo por su aroma a nostalgia.
Café Apolo: Estuvo en Corrientes y Uruguay, contiguo del Teatro Apolo. El café data de la época en que fue inaugurado el escenario del Apolo, es decir, el 9 de julio de 1892. La gente de la farándula teatral se reunía frecuentemente en este lugar. Fue muy destacada la presencia de los hermanos Podestá -Pepe, Pablo y Antonio- acompañados también por Atilio Supparo, director teatral uruguayo. La participación de las tertulias celebradas en el Apolo eran sinónimo de consagración, fundamentalmente, para los autores y actores. El cenáculo teatral, siempre estaba presidido por Pablo Podestá.
La Giralda, quizás uno de los pocos bares de la avenida Corrientes que intenta conservar su antigua imagen.
El Telégrafo: Ubicado en la misma esquina, fue junto al Apolo un verdadero "hogar alternativo", para la farándula durante los anos ´50. La desaparición del café Apolo motivó el traslado de los artistas a las salas del Telégrafo. Angelina Pagano, Roberto Casaux, Arsenio Mary y Lola Membrives lo frecuentaron. Antes de iniciar los ensayos, o a la hora del aperitivo, pasaban por el café Joaquín de Vedia, Alberto Novión, Alejandro Berruti, Alberto Ballesteros, Carlos Osorio o Rodríguez Acasusso, prestigioso periodista del diario La Nación y hombre de teatro.
El Estaño: Ubicado en la esquina de Corrientes y Talcahuano, aún hoy continúa siendo un café tanguero y teatral, pese a que nada queda ya de estaño y mucho sobra de fórmica y acrílico. Pocos saben que precisamente en El Estaño trabajó el conocido magnate del petróleo, Aristóteles Sócrates Onassis, cuando solo era un adolescente y residía en nuestro país como un simple refugiado. Llegó al almacén, paradójicamente acompañado por un amigo turco que lo contactó con Juan Katapodis, un griego mayorista de quesos, quien le suministró empleo en una frutería y verdulería de Leandro N. Alem y la Avenida Córdoba. En El Estaño, Onassis no solo trabajó, sino que también tuvo la oportunidad de servirle un café a Carlos Gardel (Revista "Panorama", febrero de 1966)
La Real: Fue el lugar predilecto, entre tantos otros de la bohemia tanguera. El estilo de la decoración era art nouveau. Su salón poseía grandes columnas marmoladas, espejos biselados y las mesas y las sillas eran de madera maciza. Por lo general, la afluencia del público se concentraba a la hora del vermouth. Por sus mesas pasaron hombres como Cátulo Castillo, Aníbal Troilo, Ernesto Ochoa, Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Ángel D'Agostino, José Razzano, Tito Lusiardo, Matos Rodríguez y Carlos Raúl Muñoz y Pérez -poeta máximo del lunfardo, que fuera más conocido como el "Malevo" Muñoz-. Aunque, sin lugar a dudas, el personaje que se llevaba todos los laureles, por aquellas épocas era, Carlos de la Púa. El mismo Enrique Cadícamo lo recordó en uno de sus poemas:
Confitería de ambidiestros,
de Corrientes y Talcahuano.
Nosotros somos los maestros
y de la Púa el gran decano.
Se dice que Carlos de la Púa era famoso por su algarabía y también por ser uno de los hombres de mayor cultura alcohólica de las barras trasnochadas de la Avenida Corrientes.
El Nacional: Estuvo ubicado en Corrientes y Carlos Pellegrini. Fue conocido como "La Catedral del Tango". Concurrieron a el, entre otros grandes personajes: Juan D'Arienzo y Anselmo Aieta.
Los Inmortales: Estaba en Corrientes y Suipacha. Fue un café literario. El Café de los Inmortales no siempre se llamó así: anteriormente se había llamado "Café Brasil", en honor a Santos Dumont, quién cumplía sus hazañas en el continente europeo. Don Calixto Milano adquirió este local por mil doscientos pesos. Pero con el tiempo las cuentas demostraron que el negocio no había dado buenos resultados, Milano decide entonces ofrecer el café Brasil a don León Desbernats -hasta ese momento, vendedor de corbatas de la casa Gath y Chaves-. La correcta administración, el empeño y la buena calidad de servicio a la clientela hicieron que el café Brasil ocupara uno de los primeros puestos dentro de la larga lista de locales de la avenida. Allí se reunía la bohemia literaria, que noche tras noche postergaba la cena por las tertulias y una taza de café. Desbernats rebautizó este local gracias a la ocurrencia de Florencio Sánchez y Evaristo Carriego, quienes le otorgaron la nueva denominación, porque quienes lo frecuentaban nunca comían, y por tal motivo, debían ser "inmortales"... Lo visitaban José Ingenieros, Alfredo Palacios, Horacio Quiroga, Enrique García Velloso, entre tantos otros.
Royal Keller: Fue un café político y "bacán", el lugar elegante de algunas familias distinguidas. Mientras que en él se organizaban reuniones literarias a las que concurrían, generalmente, la gente del teatro, en otras oportunidades este café funcionaba como pequeño estadio, donde se hacían las primeras exhibiciones de boxeo. Hacia la década del ´30 solían reunirse los nacionalistas de derecha, quienes propiciaban el derrocamiento del Presidente Yrigoyen, y aprovechaban para organizar una cena a beneficio del general Uriburu, después jefe del golpe triunfante el 6 de septiembre de 1930.
Café de Suárez: Aún está en Corrientes y Maipú. Desde siempre, ha sido un café político y literario. Asiduamente es frecuentado por escritores y políticos de distintas facciones, que de reojo se miran por entre el humo del café y el cigarrillo.
Café Gerard: Estuvo en la esquina de Corrientes y Florida y fue un verdadero reducto político y musical.
Durante varios años fue también el refugio de muchos periodistas, que iniciaban su recorrido noctámbulo en La Helvética. A propósito de esto recordamos que su dueño, un ingles, llamado Eugenio Gerard sentía gran aprecio por Charles de Soussens, a quien cambiaba los tickets o vales que le daban en el diario La Nación como contraprestación por sus servicios periodísticos. ("Critica", 10 de julio de 1925). Este lugar fue el primero de la zona céntrica, donde tocó una orquesta de jazz.
La Helvética: Fue el café periodístico por excelencia. Antiguamente este terreno había sido un solar de la calle Corrientes y Catedral. En el año 1844 el lote fue vendido en 92.000 pesos. Aquel solar, del que solo se conservaba un horno pare masa y facturas junto a otros enseres del local, pasaría con el tiempo a convertirse en uno de los cafés más famosos y viejos de Buenos Aires. Se lo denominó la "trinchera intelectual" y el "refugio hogareño de los periodistas del diario La Nación". Fue el santuario, donde muchos reporteros, por la noche, preparaban las notas que leerían los porteños a la mañana siguiente en uno de los principales matutinos. De las muchas anécdotas que se guardan de La Helvética, rescatamos la siguiente: "Otro acontecimiento vivido de los hombres de letras y de prensa es el que aconteció en una entrevista entre Bartolomé Mitre y Roberto J. Payró. Lo habían llevado a la entrevista Emilio Becher, que era el alma viva del tránsito de La Helvética a La Nación. Sentados en una de las mesas del angosto local, Mitre le preguntó al autor de "La Australia Argentina."
- ¿Dígame, Payró, usted para qué cree que nos puede ser más útil en "La Nación"?"
- Para nada - fue la respuesta.
- Entonces, para que cree que nos puede ser menos útil?
- Para todo -respondió de inmediato Payró.
(... ) Con este diálogo llegaron a conocerse íntimamente Bartolomé Mitre Roberto J. Payró, motivo por el cual, este último ingresó inmediatamente a la redacción del diario". (Los Cafés de Buenos Aires. Página 154 y 155. Editorial Schapire)
Concurrían a este recinto Julio Piquet, Carlos García Lauda, Enrique Loncán, Enrique Méndez Calzada, Ángel Falco, José Ingenieros, Pedro Angelici, Joaquín de Vedia, Enrique Hurtado y Arias, Enrique González Tuñon, Héctor Blomberg, Alberto Caprile, Eduardo Mallea, Álvaro Melián Lafinur, Pedro Raggio, etc.
En 1955, el local fue baleado con 24 proyectiles; eran tiempos turbulentos donde no solo temblaban los ladrillos de La Helvética, sino también los cimientos de toda la nación. Pese a que el local reabrió sus puertas años más tarde, el renacimiento fue prematuro, y no tardó en llegar el final..El remate de sus pertenencias se realizó en julio de 1958, aunque se conservaron muy celosamente objetos cuyo valor es incalculable, tales como las antiguas cocteleras de plata o los vasos de licor, cuyo tamaño los asemejaba más al de un florero, que al de un recipiente para bebidas. Entre las tantas finísimas bebidas, se guardaron el coñac Martell, en botella de un litro, imposible de encontrar en la Argentina; el Curvoisier legítimo; el Eduardo VII; el Biscuit; el Napoleón ¡1870!; el champagne Perré Jouet y un oporto rarísimo en nuestro tiempo, el Zabaleta del año 1844. Entre los wiskys se conservó el Dry Sack; Morgan; Old Band; Grand Munich; John Heise y el Procurable.
La Fragata: También estuvo en la intersección de las calles Corrientes y San Martín. Fue el café de la "city"; el aroma del ambiente de la Bolsa y las cotizaciones impregnó el local y el recuerdo de quienes lo visitaron. Cuenta uno de los mitos populares que en Ia Avenida Corrientes hubo una época en que existió un discutidor profesional: discutía sobre cualquier tema; se sentaba a las mesas y por un precio fijo discutía de lo que uno quisiera...
La lista de cafés es por demás extensa e imposible de citar en una sola nota. La memoria nos lleva a recordar lugares como La Opera; Premier; Politeama; El Ateneo; Café Callao; Café Biarritz; el San Bernardo; El Dorado; El Petit y El Julián; etc., etc., etc.
Lo cierto es que esta avenida ha sido considerada por Enrique Cadícamo como la "calle que nunca duerme", sin embargo desde hace poco más de una década bosteza largamente, mientras padece pesadillas edilicias, que poco a poco van diluyendo nuestra identidad. porteña y por que no también, nacional. Los cafés en la historia de Buenos Aires han significado una verdadera institución; la salida de la muchachada; la sede de la expectativa, ya que hasta las cosas mas insólitas podian pasar. También han sido y continúan siendo el escenario de las citas amorosas (ya sea de las primeras o de las últimas), donde la atmósfera se impregna de seducción y confidencia.
Los cafés, son lugares donde se pautan y se cierran acuerdos comerciales; donde se entretejen discusiones; donde se invite a la nostalgia; donde se producen los reencuentros, tantas veces postergados con amigos; donde se llama al recuerdo y donde planea el futuro. En fin, son el lugar por donde pasa la vida, y todo esto, mientras bebemos un café.
Evocar el espíritu de los viejos cafés de Buenos Aires y salvaguardar los que quedan debería ser para nosotros, los porteños, casi una obligación. Porque mantener la identidad cultural de un pueblo es lo que verdaderamente reafirma el hecho de que "Globalización", no es sinónimo de "Neo-colonización". Y "Modernidad", tampoco implica desmedro de nuestro pasado.
 Karina Donángelo.

romi

sábado, 9 de julio de 2011

Facundo Cabral

La Academia Latina de los premios Grammy declaró hoy "un día de luto para la música  y la literatura latinoamericana" por el asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, en la capital guatemalteca.
El cantautor argentino fue asesinado por un grupo de sicarios en la capital guatemalteca, cuando se dirigía con su representante al aeropuerto internacional La Aurora desde el hotel donde se hospedaba. Era la gira despedida del artista por Latinoamérica
Su historia
El cantautor argentino Facundo Cabral nació el 22 de mayo 1937 en La Plata. Su infancia fue dura y desprotegida. Él y sus seis hermanos fueron criados por su madre, ya que su padre abandonó el hogar a los pocos años de su nacimiento.


Al poco tiempo, la familia se mudó a Tierra del Fuego, en el extremo sur de la Argentina, cuando el cantante ya tenía 8 años, se fueron a vivir a Tandil. "La gente nos miraba con lástima. Un día le pregunté a mi mamá si estábamos abandonados y me dijo que no, que estábamos de vacaciones. Y que nos acostumbremos porque íbamos a ser turistas para siempre", contó Cabral en una entrevista.
La vida de Cabral fue luchada y marginal. Estuvo encerrado en un reformatorio del que logró escapar y su vida cambió para siempre. Dijo que fue ahí cuando encontró a Dios en las palabras de Simeón, un viejo vagabundo. "Más que criado por mi madre, yo visitaba a mi madre. Ella llegó a decir que yo no era artista, que era un prófugo. Decía que me había inventado un oficio para escapar del pueblo, y algo de razón tenía", decía Cabral, que comenzó tocando la guitarra y cantando folklore.
Admirador de Atahualpa Yupanqui y José Larralde, en 1959 viajó a la ciudad balnearia de Mar del Plata. Allí consiguió trabajo en un hotel, gracias a que el dueño del lugar lo vio con su guitarra y le dio la oportunidad de cantar.
Su primer nombre artístico fue "El Indio Gasparino", con el que grabó discos "comerciales" que no lograron mayor repercusión. Ya con su verdadero apellido, grabó "No soy de aquí, ni soy de allá" y comenzó a trascender las fronteras, cantando en nueve idiomas con artistas como Alberto Cortez, Julio Iglesias, Pedro Vargas o Neil Diamond, entre otros. Años después, esa canción la cantaría incluso Homero Simpson
Fue considerado un hombre de gran profundidad. Influenciado en lo espiritual por Jesús, Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta. "Su secreto era poner la fuerza donde tenía que ponerla. Por él entendés que se puede ser feliz viendo el sol y caminando", dijo hoy el periodista Oscar Gómez Castañón, que lo entrevistó en algunas oportunidades y lo definió como un "caminante y un juglar".
En literatura admiraba a Jorge Luis Borges y Walt Whitman, quienes imprimieron a su vida un rumbo espiritual de observación constante a todo lo que sucedía.
No estás deprimido, estás distraído
No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla.

Distraído de la vida que te rodea: Delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones.
Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubistein interpretaba como nadie a Chopin a los 90. Sólo citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Además la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho sino un deber porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un sólo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mando matar seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mäiller, Mozart, Chopin, Beethoven, Caraballo, Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas ... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido, por lo tanto, fácilmente feliz. Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas.
Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruyan hay millones de caricias, que alimentan la vida.
Pocas cosas tan bellas he recibido como estas palabras, que me parecen salidas no sólo de una alma buena, pero sobre todo muy humana. Ojalá y lo disfrutes tanto como yo y ojalá y todos los practiquemos. ¡A vivir se ha dicho! Y ¡Menos quejas! ¿No crees?.
Facundo Cabral


romi

jueves, 7 de julio de 2011

Baldomero Fernández Moreno

Se fue de este mundo el 7 de Julio de 1950.Abandono esta tierra para quedarse 'definitivamente' en el Universo de los Poetas. Así se refirió al poeta argentino, el escritor Jorge Luis Borges, cuando escribió :

" La percepción genial del mundo exterior,
la economía verbal, pero también
la carnalidad...la esencial amargura,
la intolerable y trémula soledad. ".
"Setenta Balcones y ninguna flor..."
Este es el edificio ubicado en Corrientes y Av. Pueyrredon del barrio porteño de Balvanera, en el cual, el poeta y medico argentino, Baldomero Fernandez Moreno se inspirara en componer su celebre poema: "70 balcones y ninguna flor..."


Setenta Balcones y Ninguna Flor
de Baldomero Fernándo Moreno

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!

Baldomero Fernández Moreno

(Buenos Aires, 1886 - 1950) Poeta argentino, considerado uno de los más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada sencillismo. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España, donde estudió Humanidades. En 1899 regresó a Argentina e inició un lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios de Medicina, profesión que ejerció en paralelo a su vocación poética. Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Entre sus obras figuran Intermedio provinciano (1916), Ciudad (1917), Por el amor y por ella (1918), Campo argentino (1919), Versos de Negrita (1920), Nuevos poemas (1921), Canto de amor, de luz y de agua (1922), Mil novecientos veintidós (1922), El hogar en el campo (1923), Aldea española (1925), El hijo (1926), Décimas (1928), Último cofre de Negrita (1929), Sonetos (1929), Cuadernillos de verano (1931), Dos poemas (1935), Seguidillas (1936), Romances (1936), Continuación (1938), Yo médico, yo catedrático (1941), Buenos Aires (1941), San José de Flores (1943), La mariposa y la viga (1947).

romi

sábado, 2 de julio de 2011

La literatura y el origen del Tango

El tango ingresó en la literatura, a través del teatro. Se inició con “Justicia Criolla” de Ezquiel Soria. El texto fue interpretado por el actor español Enrique Gil que personificó al negro Benito.
 Este suceso permitió que montones de escritores pudieran volcarse al tango, ya sea desde una pieza teatral o desde la misma poesía.

Su origen se gesta en ambas márgenes del Río de la Plata entre 1850 y 1890. A principios del siglo XIX con su aceptación popular a nivel mundial la danza evoluciona hasta su forma actual. Este baile que se originó en el puerto de Buenos Aires y rapidamente se extendió a los barrios del sur, como San Telmo, Monserrat y Pompeya, tuvo su crecimiento paralelo con el de la sociedad argentina, formada por inmigrantes europeos, que aportaron muchos de sus elementos.

Alrededor de 1860, entre los criollos y gauchos rioplatenses, marineros, indios, negros, y mulatos, se bailaba suelto músicas como valses, de origen austríaco y alpino; pasodoble y tango andalúz; zarzuela; bailes de origen escocés; habaneras, de origen cubano; polka; mazurcas, cuadrilla y milonga; teniendo como base el fandango y el candombe de los negros.En esa época aún no existía el Tango como danza propiamente dicha.
El sonido del bandoneón (de origen alemán) se incorporó como algo imprescindible a pianos, guitarras criollas, contrabajos y violines.
En los barrios surgió el "tango arrabalero," aquel que bailaban en el arrabal, hombres y mujeres con los cuerpos fuertemente abrazados, y que escandalizó a la sociedad de la época.
Condenado por la iglesia y prohibido por la policía por incitar al escándalo, fue asociado con la lujuria y la diversión "non sancta" junto a la bebida y el baile.
Su prohibición obligó a bailarlo en sitios ocultos hasta haber entrado en el siglo XIX, por eso su ambiente de nostálgica pasión.
Amparados en la oscuridad de la noche, guapos y arrabaleros deslizaban sus sentimientos en lo profundo de un verso, una melodía o bailaban abrazados a su ardiente compañera.
En ese entonces, solamente los estratos sociales humildes, los del suburbio, cultivaban esa danza. El Tango surgió en burdeles, rancherías y boliches. Los prostíbulos lo fomentaban con la finalidad de aproximar los cuerpos masculinos y femeninos.
Era concebido como "vulgar" por los estratos mas conservadores, marginado socialmente por buscar la sensualidad y el placer.
La insólita fusión de lenguas, conocimientos y costumbres genera el fenómeno del tango y paralelamente un lenguaje, el lunfardo.
Esta manera de hablar tomaba palabras de algunos dialectos italianos, y de otras lenguas traidas por los inmigrantes, absorbidas y adaptadas al porteño.
Al principio era el lenguaje de los presos y los delicuentes, comunmente hablado por la gente del puerto. El lunfardo es al castellano lo que el cockney o el slang son para el inglés británico y al inglés americano.
EVOLUCION - Afianzamiento junto al nuevo siglo
En 1910 el tango fue bailado en París, ampliando rápidamente su popularidad en todo el Mundo.
Su glamour conquistó a los sectores mas altos de la sociedad y fue bailado en casi todas las capitales europeas.

Los encargados de presentarlo en los salones del viejo mundo fueron los jóvenes hijos varones de las familias tradicionales porteñas, que hacía tiempo frecuentaban los lugares de Buenos Aires donde se bailaba el tango, para disgusto de la sociedad porteña, que aún lo veía con malos ojos por sus escandalosos antecedentes.
Su aceptación final llevó un tiempo más hasta que fue considerado como una necesidad de expresión popular.
La evolución de sus las coreografías lo mantuvo vivo y vigente; en caso de que hubiera permanecido bajo una única forma, habría desaparecido o "sería motivo de un simple recuerdo escénico, como otras formas de danza popular", (Dinzel, 1994).
Jorge Luis Borges, el célebre escritor argentino, dedicó muchas páginas a las historias de "malevos" o "guapos", alimentadas por sus propias experiencias y por los mitos que estos personajes representaban.
Hollywood hizo popular al tango en Norteamérica, a través de la figura de Rodolfo Valentino, quien lo bailó vestido de gaucho.


romi

domingo, 26 de junio de 2011

La literatura: Musa de la Música Clásica

A lo largo de la Historia de la Música podemos observar que han sido múltiples los estímulos creativos que han guiado a los compositores en su labor artística, en la composición.
Podríamos, sin miedo a equivocarnos que han sido múltiples las musas que han insuflado su aliento creador a los músicos. Por otro lado nada que no sea común al resto de las expresiones artísticas, y al propio devenir vital de todos y cada uno de nosotros.
.A pesar de que muchos han sido los inspiradores musicales desde el campo de la literatura, y la lista sería interminable, si cabe destacar a los siguientes genios literarios y citar algunas de las obras en que influyeron:

WILLIAM SHAKESPEARE (1564-1616)
. Para muchos estudiosos el mayor dramaturgo de todos los tiempos, encabeza esta lista. Influyó en la música occidental fundamentalmente a partir de la llegada del movimiento romántico, gran difusor de su obra.
De entre las obras musicales inspiradas por la obra literaria de William Shakespeare podemos citar las siguientes:
The Fairy Queen, de Henry Purcell.
La Obertura de El sueño de una noche de verano de Felix Mendelssohn, una de las primeras piezas de música descriptiva compuesta para la sala de conciertos.
La Obertura de El Rey Lehar y la Sinfonía Romeo y Julieta, ambas de Héctor Berlioz.
Tchaikovsky volvió sobre el tema de los infelices amantes en su Obertura Fantasía Romeo y Julieta, y también se inspiró en Shakespeare para la Oberturas La Tempestad y la Obertura Hamlet.
La ópera representó el tema de Otello de la mano de Gioacchino Rossini y Giuseppe Verdi. Falfstaf es llevado al escenario operístico por Verdi.
En el siglo XX, Benjamin Britten escribe El rapto de Lucrecia (basada en Troilo y Cresida), y retoma El Sueño de una Noche de Verano.
El Ballet representa a Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev.
El Lid, la canción alemana, y Franz Schubert son fuente inagotable de ejemplos basados en textos shakesperianos.
Wassily Kandinsky (Rusia, 1866-1944), pintor


JOHANN WOLFGANG VON GOETHE (1749-1832)
 Muchas de las obras poéticas de Goethe fueron concebidas para ser musicalizadas. La canción alemana desde Franz Schubert hasta Hugo Wolf beben en textos del genial poeta, dramaturgo y novelista de Frankfurt am Main
Gustav Mahler se inspira en Goethe para el texto de la segunda parte de su Sinfonía nº 8 en Mi bemol mayor " De los Mil". También vuelven sus ojos al filósofo alemán Franz Liszt en su Sinfonía Fausto, y Charles François Gounod y Arrigo Boito para sus óperas "Fausto".
La Obertura Egmont Op. 84 de Beethoven, La condenación de Fausto de Héctor Berlioz; la ópera Werther de Jules Massenet, o la ópera Mignon de A. Thomas, son otros ejemplos de esta influencia creativa de Goethe en los compositores y en su música.

ALEXANDER PUSHKIN (1799-1837)
Alexander Pushkin fue el gran inspirador de los músicos rusos. Cabe destacar las siguientes óperas basadas en sus textos:
Rusland y Ludmila de Mikhail Glinka; Boris Godunov de Modest Mussorgsky; Eugen Onegin de Pjtor Ilych Tchaikovsky; y Eco del Poeta del británico Benjamin Britten.
LORD BYRON (1788-1824)
George Gordon Byron, sexto Baron de Byron, es la musa de la Sinfonía Manfred de Tchaikovsky, de Harold en Italia de Hector Berlioz, y del Poema Sinfónico Don Juan de Richard Strauss, entre otras.
FRIEDRICH VON SCHILLER (1759-1805)
Friedrich von Schiller es el autor del texto de la Oda a la Alegría incorporado en la Sinfonía nº 9 en re menor Op. 125 "Coral", de Beethoven. Además la ópera Don Carlos de Giuseppe Verdi y gran número de canciones de Schubert están directamente basadas en textos del poeta alemán.
WALTER SCOTT (1771-1832)
Las óperas Lucia de Lammermoor de Gaetano Donizetti; I puritani de Vincenzo Bellini; La Donna del Lago de Gioacchino Rossini, y el Ave María de Schubert beben de las fuentes que los textos de Walter Scott representan.
DANTE (1265-1321)
Influye en muchas obras de Rossini, Verdi, Liszt, y Tchaikovsky.

romi

PD/
El oleo que acompaña este texto pertenece a Wassily Kandinsky (Rusia, 1866-1944)
Nacido en Moscú el 4 de diciembre de 1866, estudio pintura y dibujo en Odessa, y derecho y economía en la universidad de Moscú. Desempeño un papel fundamental, como artista y como teórico, en el desarrollo del arte abstracto.
Hacia 1913 comenzó a trabajar en las que serían consideradas como las primeras obras totalmente abstractas dentro del arte moderno, no hacían ninguna referencia a objetos del mundo físico y se inspiraban en el mundo de la música, del que tomaban los títulos.








martes, 21 de junio de 2011

Julio Cortázar

"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el noaceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo.
Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerariomisterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."
Recordar a Julio Cortázar, ese inolvidable “cronopio”, es evocar rincones mágicos de París al ritmo sincopado de alguna pieza de jazz, entre gatos y plenilunio. Es así, su escritura nos trae al presente la atmósfera lúdica y fascinante de “Rayuela”, su gran novela escrita en clave poética como un sendero que va de la “tierra” al “cielo”. No obstante, hay también un Cortázar sutil, fino y meticuloso capaz de construir relatos de una perfección rara vez alcanzada en lengua castellana.


La riqueza de la escritura cortazariana se despliega en varias novelas, en decenas de cuentos y en una serie de ensayos “sui generis”. En cada uno de los “géneros” que abordó se advierte una mirada otra, una poética singular que se emparenta con el surrealismo, la “patafísica” y, en el caso concreto de los cuentos, con la mejor tradición que inaugura Edgar A. Poe.
Como en todo gran escritor hay, de manera inevitable, un residuo de misterio No nos engañemos, detrás de su prosa ligera y juguetona late agazapado lo inefable; la sospecha de un orden que desconocemos y que está mucho más allá de la lógica aristotélica u otras elucubraciones al uso. Julio Cortázar aclimata en el mundo hispano muchos de los hallazgos de las vanguardias europeas, subvirtiendo los cánones espaciotemporales y narrativos. Es interesante advertir, por ejemplo, cómo la disposición fragmentaria de algunas de sus novelas prefigura el “hipertexto” y los actuales “blogs”.
Julio Cortázar se inscribe, como se ha señalado, en la genealogía de Baudelaire, Poe, Breton, Woolf, pero también en la línea de Walter Benjamin, todos creadores de la modernidad estética que ha engendrado la cultura contemporánea. Asimismo, no hay que hurgar mucho en sus escritos para descubrir a un artista comprometido con su tiempo. Cortázar fue uno de los grandes de América Latina, tanto por su porte poético como por su estatura moral.
Después de veintisiete años de un mundo neoliberal e hipermoderno, es difícil encontrar personajes en que el reclamo político y moral sea constitutivo de su visión artística de modo tan nítido como en Cortázar. Todo su quehacer literario encuentra su sentido pleno como emancipación social y política en diversas partes del mundo y América Latina. Un luchador incansable por la dignidad humana, contra las dictaduras del Cono Sur en los ochenta, un escritor solidario con las causas en América Central, especialmente, Nicaragua. En la actualidad, su figura se agiganta como la de un hombre íntegro, capaz de decir las cosas por su nombre cada vez que fue necesario.
Tan argentino como francés, Julio Cortázar es hoy tan actual como hace veintisiete años. Esto es así porque en los mundos “fantásticos”, a falta de mejor nombre, a los que Cortázar estaba tan habituado, el tiempo es siempre un presente. La mayor parte de su obra sigue a la espera de aquellos lectores-cómplice, nuevas generaciones, capaces de sumergirse en la magia subitánea del instante, en aquel destello poético que nos hace presentir “figuras” allí donde nada parece, abrir la ventana y ver aquel lugar donde pasta el unicornio.

romi

viernes, 17 de junio de 2011

Dos palabras

Esta noche al oído me
Has dicho dos palabras
Comunes.
Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces,
Que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca.
Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea
Por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
Que digo sin quererlo
¡Oh! que bella, la vida
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos
Sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas

Que nerviosos mis dedos,
Se mueven hacia el cielo
Imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

Alfonsina Storni
El tema que trató Alfonsina en este poema fué el amor, dos palabras cansadas, dos palabras comunes, dos palabras dulces, la luna, la hormiga, mis dedos, estrellas.
Esta poesía me transmite que Alfonsina estaba muy enamorada, y cuando esa persona tan especial le decía esas dos palabras, que yo las interpreto como “te quiero” o “te amo” la hacían sentir que su vida valía la pena y sobre todo se sentía feliz.

El léxico que predomina es el de una persona que está enamorada, y aparecen metáforas.
 A través de esta poesía podemos percibir el anhelo de una mujer que se enamora pero tal vez la situación no la ayude a vivenciar plenamente lo que ella sentía.
.Biografía de la autora

Alfonsina Storni (1892-1938), escritora argentina, una de las poetas más conocidas del mundo iberoamericano.
Nacida en Sala Capriasca (Suiza), a muy temprana edad se trasladó con su familia a la Argentina. Fue maestra de la Escuela Normal, profesora de arte dramático y colaboró con varios grupos de teatro juvenil. Sin embargo, lo más conocido de su obra son sus libros de poesía.
Alfonsina Storni escribió estos poemas a principios de siglo, en esta época el papel de la mujer en la sociedad estaba muy recluido, su participación en cualquier ruedo social requería de la presencia de sus padres o del acompañamiento de un hombre. 

romi

martes, 14 de junio de 2011

25 aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges

Se cumplen 25 años de la muerte del escritor, una palabra que le sienta peor que un traje barato, porque escritor es quien escribe, un oficio como el de los carniceros o las floristas.

Su viuda acaba de revelar que dedicó los últimos días sobre el mundo a aprender árabe, a trazar la caligrafía de un idioma que también parece proceder de los signos arcanos de la piel de los tigres y la arena torturada por el viento del desierto.
Sin otra pretensión que recordarle -como haré cada día hasta el último de mis días-, enumero algunas peculiaridades del Borges extra literario, algunas de las manchas amarillas de su paso por el mundo..

Entre compadritos.
Aunque Borges nació en una casa de la calle Tucumán, cerca del centro de Buenos Aires, cuando el niño tenía dos años la familia se trasladó a un caserón del barrio de Palermo, donde, por entonces, la ciudad terminaba y daba paso a baldíos y terrenos con pequeñas villas. Allí cultivó la curiosidad por el malandreo de los compadritos, escuchó las primeras milongas,vio bailar el tango (siempre entre hombres, era demasiado osbceno para las muchachas) y desarrolló algunas de sus neuras menos loables: el descrédito hacia los españoles y los italianos, que relacionaba con la canalla perdularia. Políglota como fue, sólo Dante le hizo aprender italiano para poder disfrutar de la Divina Comedia. De España dijo, no sin razón, que es un “fragmento arrrancado de la caliente África, y tan burdamente soldado a la inventiva Europa”.
 El bicho raro de la escuela.
A los seis años confesó que quería ser escritor. A los siete escribió, en inglés, un resumen de mitología griega. A los ocho, un cuento, La visera fatal. A los nueve, tradujoEl príncipe feliz, de Óscar Wilde. Cuando finalmente fue enviado al colegio, a los nueve, sus padres le vistieron con traje y cuello alto de Eton. La indumentaria, los anteojos, el tartamudeo y la escasa destreza física le convirtieron en el patito feo. Siempre recordó la experiencia como siniestra.
Dos códigos.
 Lingüísticamente creció en la bipolaridad: hablaba inglés con su abuela paterna, Fanny Haslam, y español con su madre. Hasta los nueve años tuvo una institutriz inglesa, miss Tink. Algunos discípulos del sicoanálisis (Borges detestaba a Freud, al que consideraba “una suerte de loco”, un hombre “trabajado por una obsesión sexual”), creyeron ver en la ausencia de fronteras entre ambos códigos idiomáticos la causa del tartamudeo de Borges, que sólo corrigió (por sí mismo) a los 45 años. Aunque adoraba la literatura en inglés, nunca tragó con la altivez del Reino Unido: “No hace falta señalar que algunos hábitos ingleses me resultan del todo ajenos: el té, la familia real, los deportes ‘varoniles’ o la devoción fanática por cada línea de Shakespeare”.
La cómplice.
 La mujer de su vida fue su hermana Norah, dos años menor. Atrevida, de ojos enormes y siempre abiertos (no heredó la ceguera de los Borges), fue su compañera y confidente durante quince años. Desplegaban “juegos extraordinarios” con personajes imaginarios, veían asesinos acechantes en la negrura de los espejos, se extasiaban ante la jaula del “ferocious tiger” en el zoo de Buenos Aires -el lugar favorito de Georgie-, huían de los enmascarados durante los carnavales… Norah Borges (1901-1998) fue pintora e ilustradora de estilo deliberadamente ingenuo. Estuvo casada con Guillermo de Torre, crítico y poeta ultraista español.

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908
Tuvieron dos hijos. Su hermano jamás se planteó ser padre: “Nunca quise tener hijos. Son tan incómodos, de chicos. Me habría gustado tener hijos de veinte años por lo menos, que fueran amigos”.
 Mujeriego
Borges era un conquistador nato: simpático, humilde, alto, cultísimo… Sus amores, sin embargo, nunca tuvieron permanencia.
 Mantuvo una larguísima amistad, no desprovista de cierto grado de flirteo, con Silvina Ocampo, que se casaría con el mejor discípulo de BorgesAdolfo Bioy Casares. Le fascinó Norah Lange, vanguardista, libre, pelirroja. Se enamoró, sin ser correspondido, de la periodista y traductora Estela Canto, que dijo de él: “Sexualmente me era indiferente, ni siquiera me desagradaba. Sus besos torpes, bruscos, siempre a destiempo, eran aceptados condescendientemente. Nunca pretendí sentir lo que no sentía”. En 1967 se casó con Elsa Astete Millán, una novia de juventud a la que no había tratado en treinta años. El matrimonió duró hasta 1970. Borges nunca ahondó en las causas de la ruptura, pero destacó, con extrañeza, que “Elsa nunca soñaba”.
Autorretrato de Borges, en tinta y papel
Cuando dibujó su autorretrato mediante un solo trazo que, como el vértigo de los espejos, parece infinito, Jorge Luis Borges ya padecía una ceguera solo iluminada pormanchas amarillas. Le gustaba, decía, porque el amarillo predice el infinito, la piel de los tigres y la sed del desierto.

La infinitud de Borges; su búsqueda en los libros de la verdad definitiva, sabiendo de antemano que la exploración será infuctuosa porque “el texto definitivo corresponde a la religión  o el cansancio”; su condición de centro magnético de la literatura contemporánea, del que emanan y hacia el que se dirigen, circulando en doble dirección, los brazos de un delta confuso pero indiscutible (Sebald, Magris, Amis, García Márquez, Lem, Perec, Saramago, Rushdie, Gombrovicz, Gibson, Fuentes, Eco, Barth…)…
En suma, la obra decisiva, que traza la frontera, tan precisamente definida hace unos días en Madrid por Alberto Manguel: “Existe la Literatura Antes de Borges y la Literatura Después de Borges. Borges creó su obra a medida que la iba leyendo e iba leyendo a medida que creaba su obra. Dio el poder al lector, el poder de decir qué es lo que estamos leyendo”.
Provocador y disidente. Gracias a la independiente verdad de sus afirmaciones, Borges era un maestro de la provocación y la disidencia. En este momento de gustos masivos y top ten aborregantes, leer sus juicios (los “juegos de un tímido”, como gustaba de llamarlos) es una pura necesidad y una infalible medicina contra los pensamientos dirigidos.
El Nobel de nunca jamás. La Academia Sueca nunca quedó mejor retratada en su medianía como hurtando el Nobel de Literatura a Borges, nominado casi todos los años desde la década de los sesenta.  Se especula que en 1977 habían decidido dárselo (a medias con el español Vicente Aleixandre), pero reconsideraron la propuesta porque Borges fue a Chile a recibir una medalla que entregaba el dictador Augusto Pinochet. Cuando le preguntaron si sabía que se jugaba el Nobel, Borges dijo: “Pero fíjese que yo sabía que me jugaba el Premio Nobel cuando fui a Chile y el presidente ¿cómo se llama?… Sí, Pinochet me entregó la condecoración. Yo quiero mucho a Chile y entendí que me condecoraba la nación chilena, mis lectores chilenos”. Tampoco salió muy bien parado el Ministerio de Cultura de España en 1980 cuando le dieron el Premio Cervantes pero compartido por Gerardo Diego. Hubo avalancha de llamadas de periodistas extranjeros a los servicios de consulta preguntando quién demonios era Gerardo Diego.
Borges falleció el 14 de junio de 1986 a los 86 años


romi



domingo, 12 de junio de 2011

Recorrido literario por Buenos Aires

Arranquemos en la Plaza de Mayo, cerca de la Pirámide –figura icónica de Julio Cortázar en El examen–. Cruzando Rivadavia, frente al Banco Nación, un edificio de oficinas oculta que un siglo atrás supo ser el Hotel Argentino, y que albergó, entre otros, a José Hernández. El Centro está lleno de marcas literarias, cualquier camino que sigamos desde la Plaza nos conecta con alguna.

Podemos, por ejemplo, bajar hasta Paseo Colón, caminar por la recova donde Fabricio, aprovechando la confusión general tras el bombardeo del ’55, mató a Elisa en el cuento “Desagravio” de Ricardo Piglia. Si continuáramos hasta Parque Lezama seguramente nos encontraríamos con Martín, protagonista de Sobre Héroes y Tumbas, de Ernesto Sábato, que suele pasar allí las tardes.
No hace falta alejarnos tanto. Podríamos tomar un café en la esquina de Yrigoyen y Bolivar, en el Gran Victoria, donde también el detective Etchenike se permite un breve descanso antes de seguir con las aventuras de Manual de Perdedores, de Juan Sasturain. A menos de 50 metros, siguiendo por Bolívar, se levanta el City Hotel, habitual destino de Leandro Graeff cada vez que llega desde Ciervo Dorado en El Mandato, de José Pablo Feinmann. Dos cuadras más allá, las paredes del Colegio Nacional Buenos Aires actúan como telón de Juvenilia de Miguel Cané y de Ciencias Morales, novela por la que Martín Kohan obtuvo el Premio Herralde.
Un tranquilo paseo por Avenida de Mayo nos permite reparar en el Café London, primer escenario de Los Premios de Cortázar, el Café Tortoni inmortalizado en un hermoso soneto de Baldomero Fernández Moreno, el Hotel Majestic de La ciudad ausente de Piglia.
Nos quedó un poco atrás, pero cómo no regresar para visitar la Galería Güemes por la que, según Cortázar en “El otro cielo”, es posible llegar a la París del siglo XIX. Si no alcanzáramos Francia deberíamos conformarnos con Florida, pero escuchemos el consejo de los protagonistas de El pornógrafo de Juan Terranova: que se la queden “las viejas que compran ropa”, y tal como ellos, remontemos Lavalle, que es la calle del entretenimiento.

II
Tanto caminar, tanto caminar, ¿tomamos un colectivo? Busquemos la parada del 10. (No la de Maipú y Diagonal, ese va para Avellaneda. Además es una esquina peligrosa: allí murió el Rufián Melancólico en Los Lanzallamas de Roberto Arlt).
En menos de quince minutos llegamos a Vicente López y Callao, donde vivió Beatriz Guido. Si bajáramos, podríamos correr hasta Callao y Corrientes para presenciar el rencuentro entre Rodolfo y Samantha, en Flores Robadas en los Jardines de Quilmes, de Jorge Asís. O podríamos buscar el Hotel Keops: con un guiño de la suerte veríamos salir a Sabrina Love –Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal–.
Pero mejor, sigamos a bordo del 10. Cuando tome Las Heras –una avenida tan literaria que hasta es custodiada por la Biblioteca Nacional– habrá que estar atentos: en uno de esos cientos de edificios Rodolfo Fogwill escuchó la historia de Los Pichiciegos.
Adolfo Bioy Casares y Alan Pauls comparten la Plaza Alférez Sobral, hermana menor del Parque Las Heras. Separa los bares de Diario de la Guerra del Cerdo (Las Heras y Salguero, hoy una pinturería) y de El pasado (en Scalabrini Ortiz y Cabello, hoy demolido, a la espera de una torre).
A tres cuadras, en Lafinur y Las Heras, otra vez Feinmann pero ahora en Los Últimos Días de la Víctima, nos invita al cabaret de mala muerte donde trabaja Cecilia. Pero para continuar con esa novela tendríamos que llegar hasta Belgrano –bajarnos del 10 y combinar con el 59–, hasta Zapiola y Echeverría, donde vive Külpe, “la víctima” de Mendizábal. Mejor sigamos en el colectivo un poco más.
Bajemos en Plaza Italia. Allí comienza El Eternauta de Héctor Oesterheld. Caminemos hasta Palermo, pero no tanto como para encontranos con Juan Diego Incardona vendiendo Objetos Maravillosos, sino hasta la mágica manzana de la “Fundación Mítica de Buenos Aires” de Jorge Luis Borges: “Una manzana entera pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga”.

III
Finalicemos el recorrido aquí, la vuelta ha sido un poco larga, ya todos debemos estar un poco cansados. Espero que se hayan divertido como yo. Saludémonos aquí, y cada uno a su casa. Yo me vuelvo acompañado de los Veinte poemas para leer en el tranvía, de Oliverio Girondo.
Reconozco que el camino caprichoso dejó huecos imperdonables: el Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal, el Conventillo de la Paloma, Alejandro Dolina y sus Crónicas del Ángel Gris, el Bar Ramos, Las Violetas, el Barolo. Pero ¿cómo reflejar toda la riqueza literaria de la ciudad en un solo viaje?


Por Patricio Zunini
 
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miércoles, 8 de junio de 2011

Mi libro favorito: Crimen y Castigo



Resumen:
El escritor ruso Fiodor (o Fédor) Dostoievski (1821-1881), es uno de los mayores novelistas de la historia y aportó gran cantidad de bases para las novelas modernas.
Crimen y castigo es una de las novelas psicológicas clásicas de Dostoievski y una de las grandes novelas de la literatura universal.
Su argumento gira en torno a un joven estudiante que no encuentra otra solución para aliviar su pobreza que matar y robar a una vieja usurera. La novela está estructurada sobre un tema ético: el fin no justifica los medios.
Se asiste así a un complicado proceso mental durante el cual el estudiante elabora meticulosamente su crimen, sin pensar en las ventajas directas y materiales que le pueda reportar, es casi un crimen altruista.
La obra abarca multiplicidad de sentimientos, emociones, ideologías y otros elementos que integran la psicológica de una persona.

Autor: Fiodor Dostoievski
Género: Novelas / Ficción y Literatura / Clásicos Universales

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domingo, 5 de junio de 2011

Federico García Lorca en Buenos Aires

"Las cinco ciudades más lorquianas del mundo, Fuente Vaqueros, Madrid, Nueva York, La Habana y Buenos Aires, se unieron hoy,"5 a las 5 en 5",  en el 113 aniversario del poeta granadino, un acto con el que el pueblo de García Lorca conmemora su nacimiento desde hace 35 años" 
De los muchos misterios de la guerra civil española, quizá ninguno ha despertado tanto interés ni suscitado tantas interpretaciones, como la muerte de Federico García Lorca, el célebre poeta originario de Fuente Vaqueros, en pleno corazón de la vega granadina.

Poeta universal, llegaba hace 78 años a Buenos Aires, donde viviera entre octubre de 1933 y fines de marzo de 1934 recordándolo en el 113 aniversario de su nacimiento (5 de junio de 1898)

Tras la edición en Madrid de su "Romancero Gitano", en junio de 1928, viajó a los Estados Unidos de América, vía Londres, invitado por la Universidad de Columbia. Le acompañaba Fernando de los Ríos. Ya era considerado por la crítica como uno de los valores poéticos más originales de su tiempo y había estrenado varias obras teatrales, entre ellas "Mariana Pineda". En los EE.UU. asistió a teatros, cines, museos y conciertos de jazz, género al que se aficionara. Fue huésped de Philip Cummings, en Vermont y en Nueva York residió en el John Jay Hall de la Universidad de Columbia, donde se matriculara, permaneciendo hasta enero de 1930. Allí comenzó la obra "Poeta en Nueva York" y desarrolló el guión de "Viaje a la Luna", comenzando a escribir "El Público".
Marchó a La Habana, invitado por la Institución Hispano-Cubana de Cultura, pronunciando varias conferencias en la capital cubana.
De vuelta en España, siguió en su actividad literaria. En 1931 publicó algunos poemas de "Poeta en Nueva York" y "El Poema del Cante Jondo". También concluyó "Así que pases cinco años".
Por especial encargo del Ministerio de Instrucción Pública de la República Española, fundó y dirigió con Eduardo Ugarte el teatro universitario ambulante "La Barraca". Con un elenco de artistas ambulantes, representan con altura obras clásicas del teatro español, llevándolas a pueblos pequeños y casi desconocidos, en los que la mayor parte de sus habitantes nunca habían tenido la posibilidad de asistir a una representación teatral. Llevando el arte con "La Barraca", Lorca recorre varias regiones de España, entre otras, Galicia, donde su sensibilidad de artista recibió el influjo lírico de esa tierra. El resultado poético fueron seis poemas lengua gallega.
Contemporáneamente, desarrollando su prolífica su obra creadora, escribe "Bodas de Sangre" (1933).
Es en estos años cuando desarrolla gran amistad con José Antonio Primo de Rivera, hijo de D. Miguel Primo de Rivera y fundador de la Falange Española, también poeta.
En agosto de 1933 culmina una gira teatral con "La Barraca". Descansa unas semanas en Granada y retorna a Madrid, abocándose a la preparación de su viaje a la República Argentina.
Federico García Lorca en Argentina
Acompañado por el escenógrafo catalán Manuel Fontanals y la hija de éste, se embarca en Barcelona en el vapor de bandera italiana "Conte Grande", de la Societá di Navigazione en la línea Mediterráneo-Río de la Plata, que zarpa del puerto de la Ciudad Condal el 29 septiembre de 1933. En viaje, García Lorca trabaja en "Yerma" y en la redacción de la conferencia "Juego y teoría del duende". Tras quince días de plácida navegación, en un barco entonces moderno (había sido botado en 1928) con escalas en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria, Río de Janeiro y Montevideo, la nave arriba al puerto de Buenos Aires el 13 de octubre de 1933.


Federico G.Lorca en Buenos Aires
 García Lorca, que entonces contaba 35 años y estaba en el apogeo de su creatividad literaria y de su encanto poético, era consciente de la admiración que despertaba. Llegaba a Buenos Aires invitado para dar conferencias sobre literatura por la sociedad Amigos del Arte, tras el éxito de "Bodas de Sangre", interpretada por Lola Membrives en el Teatro Maipo. La prensa porteña le dedica importantes espacios. El triunfo del poeta en la capital argentina era previsible.
Aún así, la bienvenida porteña le conmovió hondamente y, al escribir a sus padres, lo hizo contándoles que "...me esperaba una nube de gente, entre ellos, el embajador, el ministro de Colombia, poetas y fotógrafos...Un escandalazo...".
Desde el principio se establece un fuerte vínculo con un público que lo entiende y lo aclama.
Lorca se hospedó en la habitación 704 del Hotel Castelar, situado en Avenida de Mayo 1152 (la Gran Vía porteña), que era entonces uno de los hoteles más suntuosos de la ciudad y hasta hoy conserva las características de distinción de los establecimientos de categoría de aquella época.
El ingeniero José Pinzone comenzó su construcción en 1928, siguiendo los planos del arquitecto italiano Mario Palanti (identificado con el eclecticismo). En su construcción se utilizaron materiales de la mejor calidad, como el mármol de Carrara. Cuando el hotel abrió sus puertas, a principios de los años 30, era el edificio de mayor altura en la Avenida de Mayo, con 33 metros sobre el nivel del suelo y el primero en Sudamérica que contaba con un salón refrigerado de 12 por 46 metros (con temperatura seis grados menor que la ambiente). Su primer propietario fue D. Francisco Piccaluga, que lo denominó "Castelar" en homenaje al político, escritor y estadista gaditano de tendencia republicana, que fuera presidente de la Republica Española (7 de septiembre de 1873 - 3 de enero de 1874), D. Emilio Castelar y Ripoll, personalidad de la que Piccaluga era admirador. La crónica periodística de la inauguración refería que "…El nombre del Castelar, eufórico y al mismo tiempo homenaje al ilustre tribuno, dice claramente que se trata de una iniciativa hispánica de españoles netos…".
El hotel está situado a una cuadra (calle) del Teatro Avenida, sala de grandes éxitos lorquianos, y en aquellos años, en su subsuelo, donde actualmente se encuentra el Spa, funcionó a partir de 1932 "Signo", un sitio de encuentro de las artes y las letras, con escenario de reducidas dimensiones, donde se interpretaban poesías y se presentaban artistas.
La misma noche del 13 de octubre de 1933, día de su llegada, García Lorca asistió al estreno de la obra "El mal de la juventud", de Ferdinand Bruckner, versión española de Pablo Suero, en el Teatro Smart (ahora Blanca Podestá), en la avenida Corrientes entre las calles de Talcahuano y Libertad. Tras la representación dijo: "...estoy maravillado, sería imposible poner hoy en Madrid una obra tan atrevida...".
El 14 de octubre visita la casa del escritor Pablo Rojas Paz y su esposa Sara Tornú, en la calle Charcas entre las de Suipacha y Carlos Pellegrini y allí le presentan al poeta chileno Pablo Neruda, que entonces prestaba funciones en calidad de cónsul de Chile en Buenos Aires. Allí también conoce a los poetas Oliverio Girondo, Norah Lange, Raúl González Tuñón, Conrado Nalé Roxlo y José González Carbalho y al pintor Jorge Larco, autor de los decorados de "Bodas de Sangre", volviendo a encontrar a Amado Villar, a quien conociera en Madrid.
El 20 de octubre dio su conferencia "Juego y Teoría del Duende", en la sede de la institución Amigos del Arte, que dirigía la señora Bebé Sansinena de Elizalde, una mujer progresista de la época
El 25 de octubre, la compañía de Lola Membrives repone en el Teatro Avenida la obra "Bodas de Sangre", que con éxito extraordinario había representado el año anterior en el teatro Maipo.
"Bodas de Sangre" había sido estrenada el 29 de julio de 1933 en el teatro Maipo, de la calle Esmeralda al 400, entre Lavalle y Avda. Corrientes. Antes representada por la compañía de Josefina Díaz en Madrid y en Barcelona, salvo las ovaciones de las noches de estreno, el público español le brindó tibia acogida, contrastando con el éxito alcanzado en Argentina y Uruguay, donde además de las primeras veinte representaciones en el Maipo, la compañía realizó una gira, presentando la obra en Montevideo, Rosario y Córdoba.
Edmundo Guibourg, destacado escritor, periodista y crítico de teatro, escribía en el diario Crítica, de Natalio Botana que "Pocas veces los cronistas teatrales porteños han estado tan unánimes en exaltar los méritos de una novedad extranjera".
Con todo el apoyo del público y de la crítica, Lola Membrives decidió reponer la obra en el teatro Avenida, con decorados de Jorge Larco con el especial agregado de la presencia del autor quien, dirigiéndose al público agradeció el fervoroso recibimiento diciendo: "En los comienzos de mi vida de autor, yo considero como fuerte espaldarazo esta ayuda atenta de Buenos Aires, que correspondo buscando su perfil más agudo entre sus barcos, sus bandoneones, sus finos caballos tendidos al viento, la música dormida de su castellano suave y los hogares limpios del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas". Mas tarde, diría que casi con certeza esa había sido la noche más feliz de su vida. Contaba que. "...al aparecer yo en el escenario una voz dijo: ¡de pie!, y todo el mundo se puso de pie y me dio una ovación de cinco minutos... Yo me acordé de Ugarte y de Ignacio, que decían que esto pasaría en Madrid, pero ha pasado en Buenos Aires".
Esa noche Federico, con la sensibilidad del artista y el apasionado corazón del poeta descubrió en los porteños a un público que siente y se inflama ante la fuerza del teatro, sintiéndose comprendido en su expresión creadora y en su obra no ya por académicos de formación, sino por quienes se conmueven con lo profundo de la palabra, de la música y el gesto dramático.
García Lorca participó en la vida social de Buenos Aires, cultivando su amistad con Neruda, frecuentando a Victoria Ocampo, al poeta Ricardo L. Molinari y a Salvador Novo, entre otros.
Todavía en el mes de octubre, siguió brindando sus conferencias: "Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre", "Un poeta en Nueva York", "El cante jondo. Primitivo cante andaluz".
Una noche de noviembre, posiblemente la del día 6, el poeta, escritor, autor teatral, guionista cinematográfico y periodista César Tiempo (Israel Zeitlin quien, aunque nacido en Ucrania había cumplido su primer año de vida en buenos Aires), le presentó a Carlos Gardel, habiendo ocurrido el encuentro en la puerta del Teatro Smart. Quedaron en volverse a encontrar, pero no hubo otro encuentro entre ambos.
El 20 de noviembre García Lorca y Neruda, durante una comida ofrecida por el Pen Club, brindaron homenaje al poeta nicaragüense Rubén Darío con un magnífico discurso al alimón (a dos voces).
El 1 de diciembre, Lola Membrives estrena "La Zapatera Prodigiosa", en el Teatro Avenida, con vestuario y decorados del escenógrafo catalán Manuel Fontanals.
Mientras tanto, García Lorca, figura de gran popularidad en la ciudad, recorre distintos lugares: camina por la Avenida de Mayo, por Corrientes, por la calle Florida, va al café Tortoni, asiste a la peña "El Signo", en el subsuelo del Hotel Castelar, frecuentada por la flor y nata de las letras, intelectuales y artistas argentinos y extranjeros, como Alfonsina Storni, Oliverio Girondo, Conrado Nalé Roxlo y Jorge Luis Borges, entre otros. El tango no falta y es música del gusto de Federico, especialmente "El Ciruja", con letra de Francisco Alfredo Marino y música de Ernesto de la Cruz. Otro de los atractivos de Buenos Aires para él son los dulces, de los que no se priva en su recorrida por las confiterías porteñas.
No deja de pensar en los suyos, especialmente en su madre, para quien compra numerosos regalos.
Navega entre las islas del Delta y, en el mes de diciembre, viaja a Rosario de Santa Fe, donde brinda su conferencia "Juego y teoría del duende".
Ya en enero de 1934, el día 12 Lola Membrives estrena "Mariana Pineda" en el Teatro Avenida, suspendiéndose las representaciones el día 20, por enfermedad de la señora Membrives, quien decide viajar durante el período de reposo a Montevideo y lleva a Federico a la capital uruguaya. Federico se aloja en el Hotel Carrasco, en una elegante zona del sudeste de la ciudad, desarrollando intensa actividad social y brindando conferencias. Entre sus relaciones en la capital uruguaya pueden mencionarse, entre otros, al entonces embajador de España D. Enrique Díez-Canedo, José Mora Guarnido, un viejo amigo de Granada, la escritora Juana de Ibarbourou y Enrique Amorim.
El 16 de febrero retorna a Buenos Aires.
El 1 de marzo Lola Membrives reinicia las representaciones de "Mariana Pineda" en el Teatro Avenida.
El 4 de marzo, la compañía de Eva Franco estrena con éxito en el Teatro Comedia (que estaba en la calle Carlos Pellegrini al 200), la versión de Federico García Lorca de "La dama boba", obra de Lope de Vega, que en la adaptación se convierte en "La niña boba".
La madrugada del 26, después de la función, en el vestíbulo del teatro Avenida, García Lorca junto con Fontanals ofrece una función de títeres que dedica a los cronistas de teatro y a los escritores de la ciudad de Buenos Aires, estrenando "El Retablillo de don Cristóbal y doña Rosita".
El mismo 26 de marzo de 1934, acompañado entre otros por Manuel Fontanals e Isidro J. Odena, se despide de Buenos Aires, a través de Radio Stentor, que a tal fin instaló equipos en el subsuelo del Hotel Castelar.
Lo hizo expresando, entre otros conceptos: "Cuando llegue a Buenos Aires, me pidieron que saludara al público desde el balcón invisible de la radio, y rehusé porque, dentro de mi carácter sencillo, encontré desorbitada la proposición. Tengo miedo siempre de ser molesto y me da rubor la popularidad adquirida siempre a costa del paisaje tranquilo de nuestra vida íntima.
Hoy yo mismo acudo a despedirme de vosotros, porque ya entre los que me escuchan hay muchos cientos de amigos míos.
Yo vengo solamente a dar gracias por el interés y la cordialidad con que me habéis tratado en estos seis meses. Me voy con gran tristeza, tanta, que ya tengo ganas de volver.
Ahora pienso en los días de nostalgia que voy a pasar en Madrid recordando el ahora barro fresco, olor a búcaro andaluz, que tienen las orillas del río, y el deslumbramiento de la tremenda llanura donde se anega la ciudad, en una melancólica música de hierbas y balidos. Yo sé que existe una nostalgia de la Argentina, de la cual no me veré libre y de la cual no quiero librarme porque será buena y fecunda para mi espíritu.
Adiós a todos y salud. Dios quiera que nos volvamos a ver y desde luego yo, siempre que escriba mis nuevas obras de teatro, pensaré siempre en este país que tanto aliento me ha dado como escritor. Hasta la vuelta".
El día siguiente, 27 de marzo de 1934, García Lorca partía de Buenos Aires hacia Barcelona a bordo del "Conte Biancamano", buque gemelo del "Conte Grande".
Quedó en Buenos Aires la imborrable huella de su presencia y, aunque no pudo volver físicamente, nunca dejó de estar presente en ésta capital del Plata.
En agosto de 1936, a poco de iniciarse la guerra civil "Muerto cayó Federico /- sangre en la frente y plomo en las entrañas -/... Que fue en Granada el crimen/ sabed -¡pobre Granada! -, en su Granada" y así lo recuerda Antonio Machado, abriendo con su pluma la trilogía "El crimen fue en Granada".


romi