domingo, 26 de junio de 2011

La literatura: Musa de la Música Clásica

A lo largo de la Historia de la Música podemos observar que han sido múltiples los estímulos creativos que han guiado a los compositores en su labor artística, en la composición.
Podríamos, sin miedo a equivocarnos que han sido múltiples las musas que han insuflado su aliento creador a los músicos. Por otro lado nada que no sea común al resto de las expresiones artísticas, y al propio devenir vital de todos y cada uno de nosotros.
.A pesar de que muchos han sido los inspiradores musicales desde el campo de la literatura, y la lista sería interminable, si cabe destacar a los siguientes genios literarios y citar algunas de las obras en que influyeron:

WILLIAM SHAKESPEARE (1564-1616)
. Para muchos estudiosos el mayor dramaturgo de todos los tiempos, encabeza esta lista. Influyó en la música occidental fundamentalmente a partir de la llegada del movimiento romántico, gran difusor de su obra.
De entre las obras musicales inspiradas por la obra literaria de William Shakespeare podemos citar las siguientes:
The Fairy Queen, de Henry Purcell.
La Obertura de El sueño de una noche de verano de Felix Mendelssohn, una de las primeras piezas de música descriptiva compuesta para la sala de conciertos.
La Obertura de El Rey Lehar y la Sinfonía Romeo y Julieta, ambas de Héctor Berlioz.
Tchaikovsky volvió sobre el tema de los infelices amantes en su Obertura Fantasía Romeo y Julieta, y también se inspiró en Shakespeare para la Oberturas La Tempestad y la Obertura Hamlet.
La ópera representó el tema de Otello de la mano de Gioacchino Rossini y Giuseppe Verdi. Falfstaf es llevado al escenario operístico por Verdi.
En el siglo XX, Benjamin Britten escribe El rapto de Lucrecia (basada en Troilo y Cresida), y retoma El Sueño de una Noche de Verano.
El Ballet representa a Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev.
El Lid, la canción alemana, y Franz Schubert son fuente inagotable de ejemplos basados en textos shakesperianos.
Wassily Kandinsky (Rusia, 1866-1944), pintor


JOHANN WOLFGANG VON GOETHE (1749-1832)
 Muchas de las obras poéticas de Goethe fueron concebidas para ser musicalizadas. La canción alemana desde Franz Schubert hasta Hugo Wolf beben en textos del genial poeta, dramaturgo y novelista de Frankfurt am Main
Gustav Mahler se inspira en Goethe para el texto de la segunda parte de su Sinfonía nº 8 en Mi bemol mayor " De los Mil". También vuelven sus ojos al filósofo alemán Franz Liszt en su Sinfonía Fausto, y Charles François Gounod y Arrigo Boito para sus óperas "Fausto".
La Obertura Egmont Op. 84 de Beethoven, La condenación de Fausto de Héctor Berlioz; la ópera Werther de Jules Massenet, o la ópera Mignon de A. Thomas, son otros ejemplos de esta influencia creativa de Goethe en los compositores y en su música.

ALEXANDER PUSHKIN (1799-1837)
Alexander Pushkin fue el gran inspirador de los músicos rusos. Cabe destacar las siguientes óperas basadas en sus textos:
Rusland y Ludmila de Mikhail Glinka; Boris Godunov de Modest Mussorgsky; Eugen Onegin de Pjtor Ilych Tchaikovsky; y Eco del Poeta del británico Benjamin Britten.
LORD BYRON (1788-1824)
George Gordon Byron, sexto Baron de Byron, es la musa de la Sinfonía Manfred de Tchaikovsky, de Harold en Italia de Hector Berlioz, y del Poema Sinfónico Don Juan de Richard Strauss, entre otras.
FRIEDRICH VON SCHILLER (1759-1805)
Friedrich von Schiller es el autor del texto de la Oda a la Alegría incorporado en la Sinfonía nº 9 en re menor Op. 125 "Coral", de Beethoven. Además la ópera Don Carlos de Giuseppe Verdi y gran número de canciones de Schubert están directamente basadas en textos del poeta alemán.
WALTER SCOTT (1771-1832)
Las óperas Lucia de Lammermoor de Gaetano Donizetti; I puritani de Vincenzo Bellini; La Donna del Lago de Gioacchino Rossini, y el Ave María de Schubert beben de las fuentes que los textos de Walter Scott representan.
DANTE (1265-1321)
Influye en muchas obras de Rossini, Verdi, Liszt, y Tchaikovsky.

romi

PD/
El oleo que acompaña este texto pertenece a Wassily Kandinsky (Rusia, 1866-1944)
Nacido en Moscú el 4 de diciembre de 1866, estudio pintura y dibujo en Odessa, y derecho y economía en la universidad de Moscú. Desempeño un papel fundamental, como artista y como teórico, en el desarrollo del arte abstracto.
Hacia 1913 comenzó a trabajar en las que serían consideradas como las primeras obras totalmente abstractas dentro del arte moderno, no hacían ninguna referencia a objetos del mundo físico y se inspiraban en el mundo de la música, del que tomaban los títulos.








martes, 21 de junio de 2011

Julio Cortázar

"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el noaceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo.
Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerariomisterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."
Recordar a Julio Cortázar, ese inolvidable “cronopio”, es evocar rincones mágicos de París al ritmo sincopado de alguna pieza de jazz, entre gatos y plenilunio. Es así, su escritura nos trae al presente la atmósfera lúdica y fascinante de “Rayuela”, su gran novela escrita en clave poética como un sendero que va de la “tierra” al “cielo”. No obstante, hay también un Cortázar sutil, fino y meticuloso capaz de construir relatos de una perfección rara vez alcanzada en lengua castellana.


La riqueza de la escritura cortazariana se despliega en varias novelas, en decenas de cuentos y en una serie de ensayos “sui generis”. En cada uno de los “géneros” que abordó se advierte una mirada otra, una poética singular que se emparenta con el surrealismo, la “patafísica” y, en el caso concreto de los cuentos, con la mejor tradición que inaugura Edgar A. Poe.
Como en todo gran escritor hay, de manera inevitable, un residuo de misterio No nos engañemos, detrás de su prosa ligera y juguetona late agazapado lo inefable; la sospecha de un orden que desconocemos y que está mucho más allá de la lógica aristotélica u otras elucubraciones al uso. Julio Cortázar aclimata en el mundo hispano muchos de los hallazgos de las vanguardias europeas, subvirtiendo los cánones espaciotemporales y narrativos. Es interesante advertir, por ejemplo, cómo la disposición fragmentaria de algunas de sus novelas prefigura el “hipertexto” y los actuales “blogs”.
Julio Cortázar se inscribe, como se ha señalado, en la genealogía de Baudelaire, Poe, Breton, Woolf, pero también en la línea de Walter Benjamin, todos creadores de la modernidad estética que ha engendrado la cultura contemporánea. Asimismo, no hay que hurgar mucho en sus escritos para descubrir a un artista comprometido con su tiempo. Cortázar fue uno de los grandes de América Latina, tanto por su porte poético como por su estatura moral.
Después de veintisiete años de un mundo neoliberal e hipermoderno, es difícil encontrar personajes en que el reclamo político y moral sea constitutivo de su visión artística de modo tan nítido como en Cortázar. Todo su quehacer literario encuentra su sentido pleno como emancipación social y política en diversas partes del mundo y América Latina. Un luchador incansable por la dignidad humana, contra las dictaduras del Cono Sur en los ochenta, un escritor solidario con las causas en América Central, especialmente, Nicaragua. En la actualidad, su figura se agiganta como la de un hombre íntegro, capaz de decir las cosas por su nombre cada vez que fue necesario.
Tan argentino como francés, Julio Cortázar es hoy tan actual como hace veintisiete años. Esto es así porque en los mundos “fantásticos”, a falta de mejor nombre, a los que Cortázar estaba tan habituado, el tiempo es siempre un presente. La mayor parte de su obra sigue a la espera de aquellos lectores-cómplice, nuevas generaciones, capaces de sumergirse en la magia subitánea del instante, en aquel destello poético que nos hace presentir “figuras” allí donde nada parece, abrir la ventana y ver aquel lugar donde pasta el unicornio.

romi

viernes, 17 de junio de 2011

Dos palabras

Esta noche al oído me
Has dicho dos palabras
Comunes.
Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces,
Que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca.
Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea
Por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
Que digo sin quererlo
¡Oh! que bella, la vida
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos
Sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas

Que nerviosos mis dedos,
Se mueven hacia el cielo
Imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

Alfonsina Storni
El tema que trató Alfonsina en este poema fué el amor, dos palabras cansadas, dos palabras comunes, dos palabras dulces, la luna, la hormiga, mis dedos, estrellas.
Esta poesía me transmite que Alfonsina estaba muy enamorada, y cuando esa persona tan especial le decía esas dos palabras, que yo las interpreto como “te quiero” o “te amo” la hacían sentir que su vida valía la pena y sobre todo se sentía feliz.

El léxico que predomina es el de una persona que está enamorada, y aparecen metáforas.
 A través de esta poesía podemos percibir el anhelo de una mujer que se enamora pero tal vez la situación no la ayude a vivenciar plenamente lo que ella sentía.
.Biografía de la autora

Alfonsina Storni (1892-1938), escritora argentina, una de las poetas más conocidas del mundo iberoamericano.
Nacida en Sala Capriasca (Suiza), a muy temprana edad se trasladó con su familia a la Argentina. Fue maestra de la Escuela Normal, profesora de arte dramático y colaboró con varios grupos de teatro juvenil. Sin embargo, lo más conocido de su obra son sus libros de poesía.
Alfonsina Storni escribió estos poemas a principios de siglo, en esta época el papel de la mujer en la sociedad estaba muy recluido, su participación en cualquier ruedo social requería de la presencia de sus padres o del acompañamiento de un hombre. 

romi

martes, 14 de junio de 2011

25 aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges

Se cumplen 25 años de la muerte del escritor, una palabra que le sienta peor que un traje barato, porque escritor es quien escribe, un oficio como el de los carniceros o las floristas.

Su viuda acaba de revelar que dedicó los últimos días sobre el mundo a aprender árabe, a trazar la caligrafía de un idioma que también parece proceder de los signos arcanos de la piel de los tigres y la arena torturada por el viento del desierto.
Sin otra pretensión que recordarle -como haré cada día hasta el último de mis días-, enumero algunas peculiaridades del Borges extra literario, algunas de las manchas amarillas de su paso por el mundo..

Entre compadritos.
Aunque Borges nació en una casa de la calle Tucumán, cerca del centro de Buenos Aires, cuando el niño tenía dos años la familia se trasladó a un caserón del barrio de Palermo, donde, por entonces, la ciudad terminaba y daba paso a baldíos y terrenos con pequeñas villas. Allí cultivó la curiosidad por el malandreo de los compadritos, escuchó las primeras milongas,vio bailar el tango (siempre entre hombres, era demasiado osbceno para las muchachas) y desarrolló algunas de sus neuras menos loables: el descrédito hacia los españoles y los italianos, que relacionaba con la canalla perdularia. Políglota como fue, sólo Dante le hizo aprender italiano para poder disfrutar de la Divina Comedia. De España dijo, no sin razón, que es un “fragmento arrrancado de la caliente África, y tan burdamente soldado a la inventiva Europa”.
 El bicho raro de la escuela.
A los seis años confesó que quería ser escritor. A los siete escribió, en inglés, un resumen de mitología griega. A los ocho, un cuento, La visera fatal. A los nueve, tradujoEl príncipe feliz, de Óscar Wilde. Cuando finalmente fue enviado al colegio, a los nueve, sus padres le vistieron con traje y cuello alto de Eton. La indumentaria, los anteojos, el tartamudeo y la escasa destreza física le convirtieron en el patito feo. Siempre recordó la experiencia como siniestra.
Dos códigos.
 Lingüísticamente creció en la bipolaridad: hablaba inglés con su abuela paterna, Fanny Haslam, y español con su madre. Hasta los nueve años tuvo una institutriz inglesa, miss Tink. Algunos discípulos del sicoanálisis (Borges detestaba a Freud, al que consideraba “una suerte de loco”, un hombre “trabajado por una obsesión sexual”), creyeron ver en la ausencia de fronteras entre ambos códigos idiomáticos la causa del tartamudeo de Borges, que sólo corrigió (por sí mismo) a los 45 años. Aunque adoraba la literatura en inglés, nunca tragó con la altivez del Reino Unido: “No hace falta señalar que algunos hábitos ingleses me resultan del todo ajenos: el té, la familia real, los deportes ‘varoniles’ o la devoción fanática por cada línea de Shakespeare”.
La cómplice.
 La mujer de su vida fue su hermana Norah, dos años menor. Atrevida, de ojos enormes y siempre abiertos (no heredó la ceguera de los Borges), fue su compañera y confidente durante quince años. Desplegaban “juegos extraordinarios” con personajes imaginarios, veían asesinos acechantes en la negrura de los espejos, se extasiaban ante la jaula del “ferocious tiger” en el zoo de Buenos Aires -el lugar favorito de Georgie-, huían de los enmascarados durante los carnavales… Norah Borges (1901-1998) fue pintora e ilustradora de estilo deliberadamente ingenuo. Estuvo casada con Guillermo de Torre, crítico y poeta ultraista español.

Con Norah, en el zoológico de Buenos Aires, 1908
Tuvieron dos hijos. Su hermano jamás se planteó ser padre: “Nunca quise tener hijos. Son tan incómodos, de chicos. Me habría gustado tener hijos de veinte años por lo menos, que fueran amigos”.
 Mujeriego
Borges era un conquistador nato: simpático, humilde, alto, cultísimo… Sus amores, sin embargo, nunca tuvieron permanencia.
 Mantuvo una larguísima amistad, no desprovista de cierto grado de flirteo, con Silvina Ocampo, que se casaría con el mejor discípulo de BorgesAdolfo Bioy Casares. Le fascinó Norah Lange, vanguardista, libre, pelirroja. Se enamoró, sin ser correspondido, de la periodista y traductora Estela Canto, que dijo de él: “Sexualmente me era indiferente, ni siquiera me desagradaba. Sus besos torpes, bruscos, siempre a destiempo, eran aceptados condescendientemente. Nunca pretendí sentir lo que no sentía”. En 1967 se casó con Elsa Astete Millán, una novia de juventud a la que no había tratado en treinta años. El matrimonió duró hasta 1970. Borges nunca ahondó en las causas de la ruptura, pero destacó, con extrañeza, que “Elsa nunca soñaba”.
Autorretrato de Borges, en tinta y papel
Cuando dibujó su autorretrato mediante un solo trazo que, como el vértigo de los espejos, parece infinito, Jorge Luis Borges ya padecía una ceguera solo iluminada pormanchas amarillas. Le gustaba, decía, porque el amarillo predice el infinito, la piel de los tigres y la sed del desierto.

La infinitud de Borges; su búsqueda en los libros de la verdad definitiva, sabiendo de antemano que la exploración será infuctuosa porque “el texto definitivo corresponde a la religión  o el cansancio”; su condición de centro magnético de la literatura contemporánea, del que emanan y hacia el que se dirigen, circulando en doble dirección, los brazos de un delta confuso pero indiscutible (Sebald, Magris, Amis, García Márquez, Lem, Perec, Saramago, Rushdie, Gombrovicz, Gibson, Fuentes, Eco, Barth…)…
En suma, la obra decisiva, que traza la frontera, tan precisamente definida hace unos días en Madrid por Alberto Manguel: “Existe la Literatura Antes de Borges y la Literatura Después de Borges. Borges creó su obra a medida que la iba leyendo e iba leyendo a medida que creaba su obra. Dio el poder al lector, el poder de decir qué es lo que estamos leyendo”.
Provocador y disidente. Gracias a la independiente verdad de sus afirmaciones, Borges era un maestro de la provocación y la disidencia. En este momento de gustos masivos y top ten aborregantes, leer sus juicios (los “juegos de un tímido”, como gustaba de llamarlos) es una pura necesidad y una infalible medicina contra los pensamientos dirigidos.
El Nobel de nunca jamás. La Academia Sueca nunca quedó mejor retratada en su medianía como hurtando el Nobel de Literatura a Borges, nominado casi todos los años desde la década de los sesenta.  Se especula que en 1977 habían decidido dárselo (a medias con el español Vicente Aleixandre), pero reconsideraron la propuesta porque Borges fue a Chile a recibir una medalla que entregaba el dictador Augusto Pinochet. Cuando le preguntaron si sabía que se jugaba el Nobel, Borges dijo: “Pero fíjese que yo sabía que me jugaba el Premio Nobel cuando fui a Chile y el presidente ¿cómo se llama?… Sí, Pinochet me entregó la condecoración. Yo quiero mucho a Chile y entendí que me condecoraba la nación chilena, mis lectores chilenos”. Tampoco salió muy bien parado el Ministerio de Cultura de España en 1980 cuando le dieron el Premio Cervantes pero compartido por Gerardo Diego. Hubo avalancha de llamadas de periodistas extranjeros a los servicios de consulta preguntando quién demonios era Gerardo Diego.
Borges falleció el 14 de junio de 1986 a los 86 años


romi



domingo, 12 de junio de 2011

Recorrido literario por Buenos Aires

Arranquemos en la Plaza de Mayo, cerca de la Pirámide –figura icónica de Julio Cortázar en El examen–. Cruzando Rivadavia, frente al Banco Nación, un edificio de oficinas oculta que un siglo atrás supo ser el Hotel Argentino, y que albergó, entre otros, a José Hernández. El Centro está lleno de marcas literarias, cualquier camino que sigamos desde la Plaza nos conecta con alguna.

Podemos, por ejemplo, bajar hasta Paseo Colón, caminar por la recova donde Fabricio, aprovechando la confusión general tras el bombardeo del ’55, mató a Elisa en el cuento “Desagravio” de Ricardo Piglia. Si continuáramos hasta Parque Lezama seguramente nos encontraríamos con Martín, protagonista de Sobre Héroes y Tumbas, de Ernesto Sábato, que suele pasar allí las tardes.
No hace falta alejarnos tanto. Podríamos tomar un café en la esquina de Yrigoyen y Bolivar, en el Gran Victoria, donde también el detective Etchenike se permite un breve descanso antes de seguir con las aventuras de Manual de Perdedores, de Juan Sasturain. A menos de 50 metros, siguiendo por Bolívar, se levanta el City Hotel, habitual destino de Leandro Graeff cada vez que llega desde Ciervo Dorado en El Mandato, de José Pablo Feinmann. Dos cuadras más allá, las paredes del Colegio Nacional Buenos Aires actúan como telón de Juvenilia de Miguel Cané y de Ciencias Morales, novela por la que Martín Kohan obtuvo el Premio Herralde.
Un tranquilo paseo por Avenida de Mayo nos permite reparar en el Café London, primer escenario de Los Premios de Cortázar, el Café Tortoni inmortalizado en un hermoso soneto de Baldomero Fernández Moreno, el Hotel Majestic de La ciudad ausente de Piglia.
Nos quedó un poco atrás, pero cómo no regresar para visitar la Galería Güemes por la que, según Cortázar en “El otro cielo”, es posible llegar a la París del siglo XIX. Si no alcanzáramos Francia deberíamos conformarnos con Florida, pero escuchemos el consejo de los protagonistas de El pornógrafo de Juan Terranova: que se la queden “las viejas que compran ropa”, y tal como ellos, remontemos Lavalle, que es la calle del entretenimiento.

II
Tanto caminar, tanto caminar, ¿tomamos un colectivo? Busquemos la parada del 10. (No la de Maipú y Diagonal, ese va para Avellaneda. Además es una esquina peligrosa: allí murió el Rufián Melancólico en Los Lanzallamas de Roberto Arlt).
En menos de quince minutos llegamos a Vicente López y Callao, donde vivió Beatriz Guido. Si bajáramos, podríamos correr hasta Callao y Corrientes para presenciar el rencuentro entre Rodolfo y Samantha, en Flores Robadas en los Jardines de Quilmes, de Jorge Asís. O podríamos buscar el Hotel Keops: con un guiño de la suerte veríamos salir a Sabrina Love –Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal–.
Pero mejor, sigamos a bordo del 10. Cuando tome Las Heras –una avenida tan literaria que hasta es custodiada por la Biblioteca Nacional– habrá que estar atentos: en uno de esos cientos de edificios Rodolfo Fogwill escuchó la historia de Los Pichiciegos.
Adolfo Bioy Casares y Alan Pauls comparten la Plaza Alférez Sobral, hermana menor del Parque Las Heras. Separa los bares de Diario de la Guerra del Cerdo (Las Heras y Salguero, hoy una pinturería) y de El pasado (en Scalabrini Ortiz y Cabello, hoy demolido, a la espera de una torre).
A tres cuadras, en Lafinur y Las Heras, otra vez Feinmann pero ahora en Los Últimos Días de la Víctima, nos invita al cabaret de mala muerte donde trabaja Cecilia. Pero para continuar con esa novela tendríamos que llegar hasta Belgrano –bajarnos del 10 y combinar con el 59–, hasta Zapiola y Echeverría, donde vive Külpe, “la víctima” de Mendizábal. Mejor sigamos en el colectivo un poco más.
Bajemos en Plaza Italia. Allí comienza El Eternauta de Héctor Oesterheld. Caminemos hasta Palermo, pero no tanto como para encontranos con Juan Diego Incardona vendiendo Objetos Maravillosos, sino hasta la mágica manzana de la “Fundación Mítica de Buenos Aires” de Jorge Luis Borges: “Una manzana entera pero en mitá del campo / expuesta a las auroras y lluvias y suestadas. / La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga”.

III
Finalicemos el recorrido aquí, la vuelta ha sido un poco larga, ya todos debemos estar un poco cansados. Espero que se hayan divertido como yo. Saludémonos aquí, y cada uno a su casa. Yo me vuelvo acompañado de los Veinte poemas para leer en el tranvía, de Oliverio Girondo.
Reconozco que el camino caprichoso dejó huecos imperdonables: el Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal, el Conventillo de la Paloma, Alejandro Dolina y sus Crónicas del Ángel Gris, el Bar Ramos, Las Violetas, el Barolo. Pero ¿cómo reflejar toda la riqueza literaria de la ciudad en un solo viaje?


Por Patricio Zunini
 
romi

miércoles, 8 de junio de 2011

Mi libro favorito: Crimen y Castigo



Resumen:
El escritor ruso Fiodor (o Fédor) Dostoievski (1821-1881), es uno de los mayores novelistas de la historia y aportó gran cantidad de bases para las novelas modernas.
Crimen y castigo es una de las novelas psicológicas clásicas de Dostoievski y una de las grandes novelas de la literatura universal.
Su argumento gira en torno a un joven estudiante que no encuentra otra solución para aliviar su pobreza que matar y robar a una vieja usurera. La novela está estructurada sobre un tema ético: el fin no justifica los medios.
Se asiste así a un complicado proceso mental durante el cual el estudiante elabora meticulosamente su crimen, sin pensar en las ventajas directas y materiales que le pueda reportar, es casi un crimen altruista.
La obra abarca multiplicidad de sentimientos, emociones, ideologías y otros elementos que integran la psicológica de una persona.

Autor: Fiodor Dostoievski
Género: Novelas / Ficción y Literatura / Clásicos Universales

romi



domingo, 5 de junio de 2011

Federico García Lorca en Buenos Aires

"Las cinco ciudades más lorquianas del mundo, Fuente Vaqueros, Madrid, Nueva York, La Habana y Buenos Aires, se unieron hoy,"5 a las 5 en 5",  en el 113 aniversario del poeta granadino, un acto con el que el pueblo de García Lorca conmemora su nacimiento desde hace 35 años" 
De los muchos misterios de la guerra civil española, quizá ninguno ha despertado tanto interés ni suscitado tantas interpretaciones, como la muerte de Federico García Lorca, el célebre poeta originario de Fuente Vaqueros, en pleno corazón de la vega granadina.

Poeta universal, llegaba hace 78 años a Buenos Aires, donde viviera entre octubre de 1933 y fines de marzo de 1934 recordándolo en el 113 aniversario de su nacimiento (5 de junio de 1898)

Tras la edición en Madrid de su "Romancero Gitano", en junio de 1928, viajó a los Estados Unidos de América, vía Londres, invitado por la Universidad de Columbia. Le acompañaba Fernando de los Ríos. Ya era considerado por la crítica como uno de los valores poéticos más originales de su tiempo y había estrenado varias obras teatrales, entre ellas "Mariana Pineda". En los EE.UU. asistió a teatros, cines, museos y conciertos de jazz, género al que se aficionara. Fue huésped de Philip Cummings, en Vermont y en Nueva York residió en el John Jay Hall de la Universidad de Columbia, donde se matriculara, permaneciendo hasta enero de 1930. Allí comenzó la obra "Poeta en Nueva York" y desarrolló el guión de "Viaje a la Luna", comenzando a escribir "El Público".
Marchó a La Habana, invitado por la Institución Hispano-Cubana de Cultura, pronunciando varias conferencias en la capital cubana.
De vuelta en España, siguió en su actividad literaria. En 1931 publicó algunos poemas de "Poeta en Nueva York" y "El Poema del Cante Jondo". También concluyó "Así que pases cinco años".
Por especial encargo del Ministerio de Instrucción Pública de la República Española, fundó y dirigió con Eduardo Ugarte el teatro universitario ambulante "La Barraca". Con un elenco de artistas ambulantes, representan con altura obras clásicas del teatro español, llevándolas a pueblos pequeños y casi desconocidos, en los que la mayor parte de sus habitantes nunca habían tenido la posibilidad de asistir a una representación teatral. Llevando el arte con "La Barraca", Lorca recorre varias regiones de España, entre otras, Galicia, donde su sensibilidad de artista recibió el influjo lírico de esa tierra. El resultado poético fueron seis poemas lengua gallega.
Contemporáneamente, desarrollando su prolífica su obra creadora, escribe "Bodas de Sangre" (1933).
Es en estos años cuando desarrolla gran amistad con José Antonio Primo de Rivera, hijo de D. Miguel Primo de Rivera y fundador de la Falange Española, también poeta.
En agosto de 1933 culmina una gira teatral con "La Barraca". Descansa unas semanas en Granada y retorna a Madrid, abocándose a la preparación de su viaje a la República Argentina.
Federico García Lorca en Argentina
Acompañado por el escenógrafo catalán Manuel Fontanals y la hija de éste, se embarca en Barcelona en el vapor de bandera italiana "Conte Grande", de la Societá di Navigazione en la línea Mediterráneo-Río de la Plata, que zarpa del puerto de la Ciudad Condal el 29 septiembre de 1933. En viaje, García Lorca trabaja en "Yerma" y en la redacción de la conferencia "Juego y teoría del duende". Tras quince días de plácida navegación, en un barco entonces moderno (había sido botado en 1928) con escalas en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria, Río de Janeiro y Montevideo, la nave arriba al puerto de Buenos Aires el 13 de octubre de 1933.


Federico G.Lorca en Buenos Aires
 García Lorca, que entonces contaba 35 años y estaba en el apogeo de su creatividad literaria y de su encanto poético, era consciente de la admiración que despertaba. Llegaba a Buenos Aires invitado para dar conferencias sobre literatura por la sociedad Amigos del Arte, tras el éxito de "Bodas de Sangre", interpretada por Lola Membrives en el Teatro Maipo. La prensa porteña le dedica importantes espacios. El triunfo del poeta en la capital argentina era previsible.
Aún así, la bienvenida porteña le conmovió hondamente y, al escribir a sus padres, lo hizo contándoles que "...me esperaba una nube de gente, entre ellos, el embajador, el ministro de Colombia, poetas y fotógrafos...Un escandalazo...".
Desde el principio se establece un fuerte vínculo con un público que lo entiende y lo aclama.
Lorca se hospedó en la habitación 704 del Hotel Castelar, situado en Avenida de Mayo 1152 (la Gran Vía porteña), que era entonces uno de los hoteles más suntuosos de la ciudad y hasta hoy conserva las características de distinción de los establecimientos de categoría de aquella época.
El ingeniero José Pinzone comenzó su construcción en 1928, siguiendo los planos del arquitecto italiano Mario Palanti (identificado con el eclecticismo). En su construcción se utilizaron materiales de la mejor calidad, como el mármol de Carrara. Cuando el hotel abrió sus puertas, a principios de los años 30, era el edificio de mayor altura en la Avenida de Mayo, con 33 metros sobre el nivel del suelo y el primero en Sudamérica que contaba con un salón refrigerado de 12 por 46 metros (con temperatura seis grados menor que la ambiente). Su primer propietario fue D. Francisco Piccaluga, que lo denominó "Castelar" en homenaje al político, escritor y estadista gaditano de tendencia republicana, que fuera presidente de la Republica Española (7 de septiembre de 1873 - 3 de enero de 1874), D. Emilio Castelar y Ripoll, personalidad de la que Piccaluga era admirador. La crónica periodística de la inauguración refería que "…El nombre del Castelar, eufórico y al mismo tiempo homenaje al ilustre tribuno, dice claramente que se trata de una iniciativa hispánica de españoles netos…".
El hotel está situado a una cuadra (calle) del Teatro Avenida, sala de grandes éxitos lorquianos, y en aquellos años, en su subsuelo, donde actualmente se encuentra el Spa, funcionó a partir de 1932 "Signo", un sitio de encuentro de las artes y las letras, con escenario de reducidas dimensiones, donde se interpretaban poesías y se presentaban artistas.
La misma noche del 13 de octubre de 1933, día de su llegada, García Lorca asistió al estreno de la obra "El mal de la juventud", de Ferdinand Bruckner, versión española de Pablo Suero, en el Teatro Smart (ahora Blanca Podestá), en la avenida Corrientes entre las calles de Talcahuano y Libertad. Tras la representación dijo: "...estoy maravillado, sería imposible poner hoy en Madrid una obra tan atrevida...".
El 14 de octubre visita la casa del escritor Pablo Rojas Paz y su esposa Sara Tornú, en la calle Charcas entre las de Suipacha y Carlos Pellegrini y allí le presentan al poeta chileno Pablo Neruda, que entonces prestaba funciones en calidad de cónsul de Chile en Buenos Aires. Allí también conoce a los poetas Oliverio Girondo, Norah Lange, Raúl González Tuñón, Conrado Nalé Roxlo y José González Carbalho y al pintor Jorge Larco, autor de los decorados de "Bodas de Sangre", volviendo a encontrar a Amado Villar, a quien conociera en Madrid.
El 20 de octubre dio su conferencia "Juego y Teoría del Duende", en la sede de la institución Amigos del Arte, que dirigía la señora Bebé Sansinena de Elizalde, una mujer progresista de la época
El 25 de octubre, la compañía de Lola Membrives repone en el Teatro Avenida la obra "Bodas de Sangre", que con éxito extraordinario había representado el año anterior en el teatro Maipo.
"Bodas de Sangre" había sido estrenada el 29 de julio de 1933 en el teatro Maipo, de la calle Esmeralda al 400, entre Lavalle y Avda. Corrientes. Antes representada por la compañía de Josefina Díaz en Madrid y en Barcelona, salvo las ovaciones de las noches de estreno, el público español le brindó tibia acogida, contrastando con el éxito alcanzado en Argentina y Uruguay, donde además de las primeras veinte representaciones en el Maipo, la compañía realizó una gira, presentando la obra en Montevideo, Rosario y Córdoba.
Edmundo Guibourg, destacado escritor, periodista y crítico de teatro, escribía en el diario Crítica, de Natalio Botana que "Pocas veces los cronistas teatrales porteños han estado tan unánimes en exaltar los méritos de una novedad extranjera".
Con todo el apoyo del público y de la crítica, Lola Membrives decidió reponer la obra en el teatro Avenida, con decorados de Jorge Larco con el especial agregado de la presencia del autor quien, dirigiéndose al público agradeció el fervoroso recibimiento diciendo: "En los comienzos de mi vida de autor, yo considero como fuerte espaldarazo esta ayuda atenta de Buenos Aires, que correspondo buscando su perfil más agudo entre sus barcos, sus bandoneones, sus finos caballos tendidos al viento, la música dormida de su castellano suave y los hogares limpios del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas". Mas tarde, diría que casi con certeza esa había sido la noche más feliz de su vida. Contaba que. "...al aparecer yo en el escenario una voz dijo: ¡de pie!, y todo el mundo se puso de pie y me dio una ovación de cinco minutos... Yo me acordé de Ugarte y de Ignacio, que decían que esto pasaría en Madrid, pero ha pasado en Buenos Aires".
Esa noche Federico, con la sensibilidad del artista y el apasionado corazón del poeta descubrió en los porteños a un público que siente y se inflama ante la fuerza del teatro, sintiéndose comprendido en su expresión creadora y en su obra no ya por académicos de formación, sino por quienes se conmueven con lo profundo de la palabra, de la música y el gesto dramático.
García Lorca participó en la vida social de Buenos Aires, cultivando su amistad con Neruda, frecuentando a Victoria Ocampo, al poeta Ricardo L. Molinari y a Salvador Novo, entre otros.
Todavía en el mes de octubre, siguió brindando sus conferencias: "Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre", "Un poeta en Nueva York", "El cante jondo. Primitivo cante andaluz".
Una noche de noviembre, posiblemente la del día 6, el poeta, escritor, autor teatral, guionista cinematográfico y periodista César Tiempo (Israel Zeitlin quien, aunque nacido en Ucrania había cumplido su primer año de vida en buenos Aires), le presentó a Carlos Gardel, habiendo ocurrido el encuentro en la puerta del Teatro Smart. Quedaron en volverse a encontrar, pero no hubo otro encuentro entre ambos.
El 20 de noviembre García Lorca y Neruda, durante una comida ofrecida por el Pen Club, brindaron homenaje al poeta nicaragüense Rubén Darío con un magnífico discurso al alimón (a dos voces).
El 1 de diciembre, Lola Membrives estrena "La Zapatera Prodigiosa", en el Teatro Avenida, con vestuario y decorados del escenógrafo catalán Manuel Fontanals.
Mientras tanto, García Lorca, figura de gran popularidad en la ciudad, recorre distintos lugares: camina por la Avenida de Mayo, por Corrientes, por la calle Florida, va al café Tortoni, asiste a la peña "El Signo", en el subsuelo del Hotel Castelar, frecuentada por la flor y nata de las letras, intelectuales y artistas argentinos y extranjeros, como Alfonsina Storni, Oliverio Girondo, Conrado Nalé Roxlo y Jorge Luis Borges, entre otros. El tango no falta y es música del gusto de Federico, especialmente "El Ciruja", con letra de Francisco Alfredo Marino y música de Ernesto de la Cruz. Otro de los atractivos de Buenos Aires para él son los dulces, de los que no se priva en su recorrida por las confiterías porteñas.
No deja de pensar en los suyos, especialmente en su madre, para quien compra numerosos regalos.
Navega entre las islas del Delta y, en el mes de diciembre, viaja a Rosario de Santa Fe, donde brinda su conferencia "Juego y teoría del duende".
Ya en enero de 1934, el día 12 Lola Membrives estrena "Mariana Pineda" en el Teatro Avenida, suspendiéndose las representaciones el día 20, por enfermedad de la señora Membrives, quien decide viajar durante el período de reposo a Montevideo y lleva a Federico a la capital uruguaya. Federico se aloja en el Hotel Carrasco, en una elegante zona del sudeste de la ciudad, desarrollando intensa actividad social y brindando conferencias. Entre sus relaciones en la capital uruguaya pueden mencionarse, entre otros, al entonces embajador de España D. Enrique Díez-Canedo, José Mora Guarnido, un viejo amigo de Granada, la escritora Juana de Ibarbourou y Enrique Amorim.
El 16 de febrero retorna a Buenos Aires.
El 1 de marzo Lola Membrives reinicia las representaciones de "Mariana Pineda" en el Teatro Avenida.
El 4 de marzo, la compañía de Eva Franco estrena con éxito en el Teatro Comedia (que estaba en la calle Carlos Pellegrini al 200), la versión de Federico García Lorca de "La dama boba", obra de Lope de Vega, que en la adaptación se convierte en "La niña boba".
La madrugada del 26, después de la función, en el vestíbulo del teatro Avenida, García Lorca junto con Fontanals ofrece una función de títeres que dedica a los cronistas de teatro y a los escritores de la ciudad de Buenos Aires, estrenando "El Retablillo de don Cristóbal y doña Rosita".
El mismo 26 de marzo de 1934, acompañado entre otros por Manuel Fontanals e Isidro J. Odena, se despide de Buenos Aires, a través de Radio Stentor, que a tal fin instaló equipos en el subsuelo del Hotel Castelar.
Lo hizo expresando, entre otros conceptos: "Cuando llegue a Buenos Aires, me pidieron que saludara al público desde el balcón invisible de la radio, y rehusé porque, dentro de mi carácter sencillo, encontré desorbitada la proposición. Tengo miedo siempre de ser molesto y me da rubor la popularidad adquirida siempre a costa del paisaje tranquilo de nuestra vida íntima.
Hoy yo mismo acudo a despedirme de vosotros, porque ya entre los que me escuchan hay muchos cientos de amigos míos.
Yo vengo solamente a dar gracias por el interés y la cordialidad con que me habéis tratado en estos seis meses. Me voy con gran tristeza, tanta, que ya tengo ganas de volver.
Ahora pienso en los días de nostalgia que voy a pasar en Madrid recordando el ahora barro fresco, olor a búcaro andaluz, que tienen las orillas del río, y el deslumbramiento de la tremenda llanura donde se anega la ciudad, en una melancólica música de hierbas y balidos. Yo sé que existe una nostalgia de la Argentina, de la cual no me veré libre y de la cual no quiero librarme porque será buena y fecunda para mi espíritu.
Adiós a todos y salud. Dios quiera que nos volvamos a ver y desde luego yo, siempre que escriba mis nuevas obras de teatro, pensaré siempre en este país que tanto aliento me ha dado como escritor. Hasta la vuelta".
El día siguiente, 27 de marzo de 1934, García Lorca partía de Buenos Aires hacia Barcelona a bordo del "Conte Biancamano", buque gemelo del "Conte Grande".
Quedó en Buenos Aires la imborrable huella de su presencia y, aunque no pudo volver físicamente, nunca dejó de estar presente en ésta capital del Plata.
En agosto de 1936, a poco de iniciarse la guerra civil "Muerto cayó Federico /- sangre en la frente y plomo en las entrañas -/... Que fue en Granada el crimen/ sabed -¡pobre Granada! -, en su Granada" y así lo recuerda Antonio Machado, abriendo con su pluma la trilogía "El crimen fue en Granada".


romi





sábado, 28 de mayo de 2011

Caracteres de la literatura entre 1800 y 1830, La época de Mayo

El 25 de Mayo de 1810, fecha que marca el surgimiento de nuestra nacionalidad, no produjo cambios literarios de importancia y a pesar del derrumbe politico del vetusto edificio colonial, los elementos culturales trasplantados por los españoles continuarían por largos años ejerciendo poderosa influencia en nuestro medio.
Escribió Guillermo Ara: “La literatura argentina —lo que así se llamaría después— nació colonial y constituyó, hasta el primer cuarto del siglo XIX, una parcela del orbe español, afirmado en América desde la conquista. El problema de una independencia cultural no se planteó entre nosotros en los términos de urgencia y afirmación que caracterizaron la ruptura de vinculos políticos con España.”
La penetración espiritual española se prolongará hasta 1830 y las dos primeras décadas del período patrio, a pesar de los cambios políticos y jurídicos propios del surgimiento de una nueva nación, ofrecen en materia literaria una visible continuidad de rasgos. Existió un intento por una libertad mental —que no llegó a concretarse— mediante una temática que puede considerarse argentina. Fue un nuevo sentimiento que inspiró a nuestros escritores y que fray Cayetano Rodríguez ha sintetizado en una frase feliz: La patria es una nueva musa que nos influye divinamente.
En la época de Mayo alcanza mayor importancia el género gauchesco escrito —iniciado anteriormente en las últimas décadas del siglo XVIII— con los cielitos y diálogos del poeta Bartolomé Hidalgo,cuyos versos exaltaron el sentimiento patriótico y el triunfo de las armas independientes .
Los géneros cultivados en este período, lírico, épico y dramático, no alcanzaron auténtica personalidad, y las obras prosiguen al igual que en los ultirnos años del dominio español, dentro de un esquemaneoclásico y barroco, con afectada retórica y citas mitológicas.
La poesía patriótica circuló manuscrita, o bien en periódicos o fue recitada en las tertulias familiares. Sus autores, en gran mayoría improvisados, imitaron no sólo a los clásicos latinos Virgilio y Horacio, sino a los antiguos españoles Góngora, Calderón y otros contemporáneos de la época revolucionaria, como Álvarez de Cíenfuegos y Manuel Quintana.
En materia de nuevas corrientes ideológicas, desde los últimos años del período hispánico, se notó en el ámbito virreinal la aparición del pensamiento ilustrado difundido por los enciclopedistas franceses del siglo XVIII. Las ideas liberales antimonárquicas, que propiciaban una profunda trasformación, prepararon el ambiente revolucionario.
Entre los filósofos políticos franceses, el que más influencia ejerció en nuestro medio fue Juan Jacobo Rousseau por medio del Contrato Social. En el aspecto económico, las escuelas fisiócrata y liberal, que trataron de demostrar la preeminencia de la agricultura en la distribución de la riqueza, contaron con el apoyo del abogado y militar Manuel Belgrano, cuando éste ocupó el cargo de secretario del Consulado de Buenos Aires. Las nuevas ideas sobre la importancia de la naturaleza se advierten en la inspiración virgiliana, característica de la poesía en la época de Mayo.
Las generaciones literarias
En el período que nos ocupa, se distinguen dos generaciones literarias, educadas ambas bajo la influencia teológica y humanística colonial, con algunas infiltraciones liberales procedentes de los enciclopedistas franceses.
En la primera generación, que actuó en pleno período revolucionario, figuran fray Cayetano Rodríguez (1761-1823); Vicente López y Planes (1785-1856); José Agustín Molina (1773-1838); Esteban de Luca (1786-1824) y Bartolomé Hidalgo (1788-1823). Estos hombres expresaron por medio de una literatura ocasional sus ideales favorables a la causa independiente. No llegaron a publicar libros y su inspiración patriótica se conoce por humildes periódicos u hojas sueltas, salvados del olvido por Ramón Díaz, que recopiló ese material disperso en La Lira Argentina. Esta primera antología con obras del período revolucionario fue editada en París, el año 1824.
Según consta en el subtítulo, fue una colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de la Independencia. Se inicia con la Marcha Patriótica o Himno Nacional y la última poesía es “El triunfo argentino”, también de Vicente López y Planes.
Ramón Díaz fue un desinteresado compilador, que por modestia mantuvo el anónimo, al igual que la mayor parte de las obras en verso, cuyos autores fueron individualizados por estudios posteriores. Esta colección tiene mayor valor histórico y cívico que literario.
Del período rivadaviano y semejante en su contenido a La Lira fue la Colección de poesías patrióticas, obra que ocupó un volumen de trescientas cincuenta y tres páginas, sin portada ni índice, impresa en 1826.
En la prosa se incluyen los denominados publicistas de la Revolución de Mayo, entre los cuales cabe citar a Mariano Moreno por sus escritos políticos y jurídicos, Bernardo Monteagudo por sus páginas de carácter politico, Manuel Belgrano en mérito a sus ideas económicas, Ignacio Gorriti por su prédica republicana, y el deán Gregorio Funes debido a sus ensayos históricos.
Los trabajos literarios del jurisconsulto y estadista Mariano Moreno (1778-1811) pueden dividirse en Escritos forenses, redactados entre 1802 —cuando se graduó en Chuquisaca— y 1810, año en que se incorporó a la Junta Revolucionaria, y los Escritos políticos, desde el comienzo de su actuación pública hasta su muerte.
Bernardo Monteagudo (1787-1825), patriota de la Independencia, sus escritos fueron agrupados en seis libros, a saber: 1°) Memoria política; 2°) Ensayos sobre una federación americana; 3°) Propaganda revolucionaria; 4°) Exposición de tareas; 5°) Discursos patrióticos, y ó°) Epistolario.
El sacerdote Juan Ignacio Gorriti (1767-1842) escribió un libro titulado Reflexiones, en el cual estudia principios filosóficos (la metafísica cristiana); sistemas políticos (la organización republicana), y la educación popular.
La actividad de los escritores pertenecientes a la primera promoción se vio perjudicada por una serie de problemas derivados de la caída del régimen hispánico y de las luchas contra los españoles.
Aunque superada en parte esta etapa, los integrantes de la segunda generación literaria tampoco pudieron cumplir su cometido en un ambiente favorable, debido a la enconada lucha interna entre el grupo dirigente de Buenos Aires y los caudillos del interior.
Estos escritores, de tendencia liberal y partidarios del centralismo porteño, fueron denominados por Sarmiento los unitarios del año 1825.
Entre ellos podemos citar a Juan Cruz Varela, Manuel Belgrano — homónimo del prócer y su sobrino—, Juan Crisóstomo Lafinur y Florencio Varela, hermano de Juan Cruz.
Las sociedades culturales y literarias
Entre 1810 y 1830 surgieron en Buenos Aires algunas sociedades literarias y culturales, a imitación de las que abrieron sus puertas en Europa, por consecuencia de los movimientos liberales. En nuestro medio, su acción en fomento de las actividades del pensamiento fue muy relativa y su antecedente en tiempos de la dominación española lo constituyó la Sociedad Patriótica Literaria y Económica, debido a la iniciativa del abogado, militar y escritor Antonio Cabello y Mesa.
A comienzos de marzo de 1811, los morenistas —que formaban una minoría intelectual— decidieron “reanimar el espiritu amortiguado de la Revolución” e ilustrar al pueblo sobre la necesidad de un cambio en la dirección gubernativa. Con este propósito, formaron un centro que llamaron Sociedad Patriótica y cuyo lugar de reunión fue el café de Marcos, frente a la iglesia de San Ignacio (hoy Bolívar y Alsina), donde —en medio de la discusión politica— se leían trabajos literarios. Entre sus miembros figuraban Bernardo Monteagudo —que empuñó la pluma para polemizar con Pazos Silva—, el doctor Pedro Agrelo, que utilizaba las páginas de la “Gazeta” para su prédica renovadora, Julián Álvarez, dirigente de una logia masónica, Agustín Donado, Francisco Seguí y los militares Domingo French yFlorencio Terrada.
En julio de 1817 y por iniciativa del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, se fundó la Sociedad del Buen Gusto del Teatro, entidad que se propuso hacer de las representaciones escénicas un medio de cultura social y literaria. La integraron importantes hombres de letras de aquella época, entre ellos Vicente López y Planes, Esteban de Luca, Ignacio Núñez, Juan Ramón Rojas, Juan Crisóstomo Lafinur y otros.
Cuando en 1821 Bernardino Rivadavia ocupó el gobierno de la provincia de Buenos Aires, con el cargo de ministro, inició desde ese momento una tarea de adelanto material y cultural, que se prolongaría por varios años. Surgieron nuevos organismos e instituciones destinadas a fomentar la labor del intelecto, entre ellas la Sociedad Amigos del País, que abrió sus puertas en 1822 y, a pesar de su efímera existencia, publicó el periódico “El Ambigú de Buenos Aires”.
Al año siguiente fue creada la Sociedad Literaria, en casa de Julián Segundo de Agüero —designado presidente— y que contó en sus filas con destacadas figuras de la época, como Ignacio Núñez, Esteban de Luca, Antonio Sáenz, Manuel Moreno, Francisco Cosme Argerich y otros. El organismo, que cesó en junio de 1824, brindó su apoyo a todos las manifestaciones intelectuales y dio a publicidad al periódico titulado “El Argos de Buenos Aires” y la revista mensual “La Abeja Argentina”. Ambos trataban de temas literarios, políticos y científicos, y suministraban información general.
Otra corporación de la época que, a pesar de sus objetivos de fomento cultural y literario, se reunió clandestinamente, fue la Sociedad Valeper de Buenos Aires, que sólo funcionó un año (18211822). De ella formaron parte Juan Crisóstomo Lafinur, Diego Alcorta, Manuel Belgrano (sobrino del prócer), Angel Saravia y otros.

romi

martes, 24 de mayo de 2011

Torre de Babel con libros

Una gigantesca espiral de 25 metros de altura formada por 30.000 libros de todas las lenguas componen la fantástica Torre de Babel que creó la artista Marta Minujin y que puede verse desde el sábado enclavada en una plaza del centro de Buenos Aires.
Una gigantesca espiral de 25 metros de altura formada por 30.000 libros de todas las lenguas componen la fantástica Torre de Babel que creó la artista argentina Marta Minujin y que puede verse desde el sábado enclavada en una plaza del centro de Buenos Aires.


"La idea es unificar todas las razas a través del libro", explicó la artista sobre su monumental obra que fué inaugurada el miércoles pasado y 'existirá' hasta fines de mayo cuando los ejemplares sean entregados al público o donados a bibliotecas populares de la capital argentina.
Enclavada en la Plaza San Martín, en el centro de Buenos Aires, la mole literaria está dispuesta en forma de un enorme espiral y fue creada en ocasión de la designación de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Desde el jueves, la víspera de su inauguración oficial, podrá recorrerse en forma gratuita en grupos de a cien visitantes que al adentrarse en la torre de siete pisos escucharán una banda sonora creada por Minujin en base a la palabra 'libro' pronunciada en todos los idiomas.
Casi la mitad de los ejemplares que sirven de ladrillos a la torre fueron donados por medio centenar de embajadas, pero otro tanto surgió del aporte solidario de miles de personas que donaron libros mediante una campaña pública.

El último día de la muestra, el 28 de mayo, los visitantes podrán elegir un libro en el idioma que prefieran y llevárselo. El resto será catalogado y conformará la primera biblioteca multilingüe de la ciudad.
"Se armará una Biblioteca de Babel con ejemplares en muchos idiomas y dialectos que quedará por siempre como una forma de esparcir la creatividad y cultura de todos los pueblos del mundo", dijo Minujin.

En la base de la Torre pueden verse, entre otros, ejemplares de literatura, historia, geografía de todo el mundo, mientras el primero y segundo nivel está reservado a obras de América, el tercero y el cuarto a Europa y el quinto y sexto a Asia, dijeron los organizadores.
Definida por la artista como "una obra de participación masiva", esta Torre de Babel remite a otra célebre creación de Minujin, el Partenón de Libros, una monumental obra que construyó en 1983 en Buenos Aires con títulos prohibidos durante la última dictadura militar (1976-83).
Pero a diferencia de aquélla, en esta ocasión la artista se propone ya no una reflexión sobre la censura sino una metáfora para "unificar todas las razas a través del libro", según explicó.

Foto de la torre con  vista a Plaza San Martin ,
"El arte no tiene idioma" es la filosofía de esta artista célebre por sus puestas 'habitables' construidas con materiales descartables, colchones, alimentos o botellas que invitan al público a meterse dentro de la obra.
Graduada en Bellas Artes en Buenos Aires, Minujín fue pionera del mayor movimiento artístico de los años 60, el Instituto Di Tella, desde donde presentó desopilantes y transgresoras obras que invitaban al público a "revolcarse y vivir" el arte para cumplir con el propósito de Minujin de unir arte y vida.


romi

PD/ Estuve visitando la torre, es muy impresionante, para visitarla tuve que anotarme pues se sube de a pocas personas, , y el último día iré abuscar un libro que me gustó de literatura, si pueden visiten este evento esta buenisimo.Acá les dejo las fotos que saqué el día que fuí a visitar la torre de Babel. Pueden clickear las fotos y se ven en tamaño más grande.







jueves, 19 de mayo de 2011

Un poeta (Des) Conocido: Ángel González

Hoy lei unos  poemas que me han estremecido, como hace tiempo no me sucedía. buscando temas en la red, me encontré  un poeta español llamado Angel González , Seguí leyendo, hasta que me encontré con unos de sus poemas y me parecieron maravillosos en su inmensa humanidad. .....

Reseña biográfica

Poeta, catedrático y ensayista español nacido en Oviedo en 1922.
Su poesía, llena de contrastes, discurre entre lo efímero y lo eterno, características que llevan al lector
a divagar y soñar en los temas del amor y de la vida.
Fue maestro nacional, licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y periodista por la Escuela Oficial
de Periodismo de Madrid. Enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque, USA,
habiendo sido profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.
Miembro de la Real Academia Española, fue galardonado, entre otros, con el Premio Antonio Machado en 1962,
el Premio Príncipe de Asturias en 1985, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996 y el Primer Premio
Internacional de Poesía Ciudad de Granada en el año 2004.
De su obra se destacan los títulos: "Áspero mundo" 1955 , "Sin esperanza, con convencimiento"1961, "Grado elemental"
en 1961, "Tratado de urbanismo" 1967, "Breves acotaciones para unabiografía" 1971, "Prosemas o menos" 1983,
"Deixis de un fantasma" 1992 y su último libro,"Otoño y otras luces" 2001.
Falleció en Madrid el 12 de enero de 2008. ©
Aquí, les dejo uno de sus bellos poemas.....

Me basta así
Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.

Angel González 

Muchas veces leemos versos en los que el poeta canta las virtudes de su amada y describe su amor pasional hacia ella, pero muy pocas hemos podido reflexionar sobre un amor que crece cada día, un amor dedicado no sólo a las cualidades de la destinataria sino también a los pequeños detalles insignificantes e incluso también a ciertos defectitos; un amor cotidiano, sin sobresaltos; un amor que se sustenta en la compañía del otro, de forma monótona a veces, pero nunca aburrida y siempre diferente; un amor que, simplemente, da vida a la vida.
romi




domingo, 15 de mayo de 2011

La Patagonia: El dilatado territorio de los mitos, la literatura y la imaginación

"De Dante a los pueblos originarios fueguinos, de Herman Melville y su ballena blanca a Bruce Chatwin, el Sur ha sido siempre el escenario predilecto de creadores con espíritu aventurero, amantes del viento y la inmensidad".

En la Constelación del Cisne una estrella gira tan rápido que no deja escapar la luz: brilla por dentro y es invisible desde afuera. Y en Titán, una luna de Saturno, los volcanes lanzan amoníaco sobre mares de color bermellón.
Pero al sur de la Patagonia hay sitios donde la belleza no es menos prodigiosa y sobre eso dieron testimonio tanto la literatura mundial como los mitos de los pueblos originarios.
Los pitagóricos (matemáticos, artistas, poetas) creían que la Tierra del Fuego era el extremo norte de la Antártida y la llamaban Antichton: antitierra. Esa zona, en el medioevo, era calificada como Terra Australis Incognita (o “Nieblas”), y los mapas la ilustraban con sirenas y gorgonas.
Esas regiones eran las antípodas del mundo, donde la nieve caía de abajo hacia arriba y los árboles elevaban al cielo sus raíces y hundían sus copas en la tierra.


Tierra del Fuego-Argentina
  Exactamente en esa zona, Dante Alighieri (Canto XXVI del Infierno hace morir carbonizado a Ulises en el Antártico (anti-Ártico), y en una cumbre glacial a la que sólo puede imaginarse como de hielo en llamaradas. Pero en el mismo sitio, entre la Tierra del Fuego y la Antártida, en el Canal de Beagle (antes Onachaga: Canal de los Onas), los antiguos fueguinos creían que empezaba el mundo y no que terminaba. Porque desde ahí, en las horas soleadas, podían ver “la raíz del Universo”, o sea, la Isla de los Estados.
Para llegar al origen del mundo (según los pueblos haush y selk’nam), era necesario cruzar el tempestuoso estrecho de Le Maire, donde chocan el Pacífico y el Atlántico. Estos fueguinos (no menos creativos que Dante) aseguraban que allí había ocurrido una siniestra pelea entre dos grandes chamanes, Kox (el mar) y Shénu (el viento).
A la antropóloga Anne Chap-man, recientemente fallecida, los últimos nativos le contaron que el viento ganó la lucha, pero que el enfrentamiento continua y que, por eso, en el estrecho de Le Maire, imperan los naufragios (efectivamente, en esas aguas el viento y las olas van en dirección opuesta).
La tradición de los antiguos asegura además que, en el pasado más lejano, había nacido entre ellos la nativa más hermosa, llamada Jáius. Pero, como nada es perfecto, la muchacha era tercamente soltera. Y pasó lo previsible: tan bella y tan distante, terminó por convertirse en la misteriosa Isla de los Estados.
Al visitarla en 2000, luego de trepar durante horas en el apostadero naval de Puerto Parry, pude ver a Jáius, en toda su belleza y en todo su aislamiento, entre canelos florecidos, helechos, guindos (árbol medicinal para la cura del escorbuto), calafates de color violeta y frutillas salvajes (rubus geoides). Caía un interminable chorro de agua sobre un inmenso lago azul, que aún no tenía nombre y que brillaba, en la cumbre, a 800 metros de altura. Y allá abajo, entre las montañas de piedra, se abría una piscina natural, con agua transparente, en cuyo fondo podía verse cómo caminaban las centollas.
La Isla de los Estados es la única que no reclama ningún otro país y pertenece indiscutidamente a la Argentina. Pero, sin embargo, la hermosa Jáius sigue sola, casi olvidada, sin convocar el amor y la presencia de los argentinos.
LITERATURAS. Surcando estos mares, Herman Melville persiguió a la ballena blanca y se llenó los ojos con el albatros (ave del fin del mundo).
Fue aquí donde Charles Darwin, a los 22 años, nació a la ciencia y luego, al recordarlo ya anciano, escribió: “Al evocar mi pasado veo la Patagonia... Y al igual que otros pienso en por qué, esos áridos desiertos, echaron tan profundas raíces en la memoria.”
Hasta la misma palabra Patagonia se hunde en el origen de la literatura. Porque hemos aceptado que el término lo usó, por primera vez, la tripulación de Hernando de Magallanes (1520) al descubrir las huellas de grandes pies en la arena (seguramente no eran pies grandes, sino que estaban envueltos en pieles por el frío).
Pero, sin embargo, para Bruce Chatwin, autor de Patagonia (Londres, 1977), un libro de crónicas tan bellas como inescrupulosas, la palabra es usada en la novela de caballería Primaleón de Grecia. La misma palabra –Patagón– señala a un monstruo con cabeza de perro, en el Amadís de Gaula, romance español del siglo XVI.
Guillermo Hudson nació en Quilmes y a los 33 años se radicó en Inglaterra, donde no hizo más que escribir sobre la Argentina y la Patagonia. Su aporte principal, tal vez, es haber llevado la ternura a nuestra literatura: su obra está llena de niños, de hombres duros que aflojan ante la muerte de un caballo y de gauchos que se emocionan al ver volar un panadero de cardo: “De poder vivir sin agua, como los pocos animales que allí había, me hubiera convertido en un ermitaño feliz en la Patagonia”, escribió el autor de Allá lejos y hace tiempo.
La Patagonia es el lugar admirado por los viajeros ingleses Francis Bon Head, Georges Musters y Olaf Stapledon quien, en Last and First Men (Primera y última humanidad), imaginó un mundo agonizante que sobrevivía fundando un imperio al sur de Bahía Blanca.
Es también una región de genocidios y de injusticias, que pueden ser sintetizadas por un párrafo de Osvaldo Bayer (La Patagonia rebelde): “En la estancia La Anita, frente al paisaje más maravilloso del mundo, se les iba a hacer clavar las guampas a los ácratas extranjeros y a los culos rotos chilenos. El ‘ahora van a ver’ del comandante Varela se iba a cumplir con dureza. Porque un tiro en la cabeza no es labor de señoritas, hay que ensuciarse, hay que chapalear sangre caliente.”
Y es una región de entrega y generosidad: el perito Francisco Moreno, que descubrió gran parte de ese territorio, escribió poco antes de morir: “Yo, que he dado 1800 leguas a mi patria, no dejo a mis hijos un metro de tierra en donde sepultar mis cenizas.”
Charles Baudelaire, que lo tradujo al francés, veneraba a Edgar Allan Poe, al punto de rezar todas las noches por el alma del poeta y de escribir su biografia. En esa obra hizo referencia a los cuatro años (1825-1829) sobre los cuales no se tienen datos de Poe. Y creyó descubrir que el autor de “El Cuervo” se embarcó rumbo a los mares del sur americano. En Las aventuras de Arthur Gordon Pym, única novela de Poe, el protagonista viaja en un ballenero, sufre motines y termina naufragando en los hielos antárticos.
PATAGONIA. En el extremo sur de la patria, la literatura se despoja de su carácter de libro y es tan bellamente enceguecedora que hasta podría leerse con las manos. En sus islas, donde las mujeres kawesqar, para pescar, usaban sedales trenzados con sus propios cabellos, confluyeron pueblos originarios, presos, héroes, corsarios, escritores, náufragos y dementes.
Escribió James Weddell (descubridor de las Islas Orcadas y del mar que lleva su apellido) que, al ver por primera a los nativos, un pastor descendió del barco, Biblia en mano. Y ante el asombro de los indios empezó a leerles un versículo en voz alta y ellos, lejos de huir, lo rodearon solemnes.
Hasta que en un momento un nativo se le acercó, le sacó el libro de las manos, se lo llevó a la oreja para escucharlo y, diciendo que no con la cabeza, se lo devolvió.
Pero si para unos pueblos la Isla de los Estados era Jáius, la empecinada soltera, para otros fueguinos era Chuani-sin (lugar donde abunda la comida) y pude verificar, de manera personal, la justicia de ese nombre.
Con el fallecido Aníbal Ford y el antropólogo Carlos Masotta, en el año 2000, descendimos en la isla para visitar el Faro del Fin del Mundo. El barco de la armada que nos había llevado debía volver en cuatro horas. Pasaron seis y, cuando tuvimos hambre, el marino que nos guiaba, se hundió en el océano helado (con su traje especial) y trajo unos mejillones gigantes y sanos (los asó allí mismo), pan de indio (hongo muy sabroso), apio austral (que rebosa de vitamina C) y frutitas del bosque (saben como cerezas).
Eso fue en San Juan de Salvamento, al noroeste de la isla, donde se encuentra una réplica del faro que inspiró la obra de Julio Verne (editada en 1905), aunque él nunca estuvo en la isla. La reconocida imaginación de Verne quiso puntualizar que el faro había sido creado por el capitán Lafayette, al mando de un buque de guerra argentino, y que (siempre en la novela) se mantuvo a cargo de tres fareros llamados Vázquez, Felipe y Moriz.
Pero debe aclararse que el verdadero faro no es “una torre de 32 metros”, sino una réplica de construcción octogonal, de madera, en cuyo interior encontramos un cuaderno en que cada uno de nosotros escribió un mensaje.
Después de rodear la isla y encontrar a cada paso huellas de naufragios, un melancólico atardecer descendimos en Puerto Cook, donde entre 1899 y 1902 estuvo el presidio, que luego se trasladó a Ushuaia.
Sobre una pared en ruinas, carcomido por el tiempo y la naturaleza, pudimos leer apenas un letrero, en varios idiomas: “Aviso: Se ruega a los señores náufragos u otros que usen esta casa, la cuiden y gasten sólo los víveres necesarios para su sustento... 1º de enero de 1896.”
Fue en ese lugar donde recibí, otra vez durante el viaje y en medio del rugido ensordecedor del viento, el recuerdo de uno de los poemas más hermosos de la lengua francesa: El Cementerio Marino, de Paul Valéry (“Entre pinos y tumbas, el mar, que siempre recomienza”). Porque frente a la costa, bajo el viento antártico, vimos los restos de un cementerio, en cuyo frente había una escultura de bronce de la Virgen Stella Maris, patrona de los marinos.
Están allí los restos de presos y de guardias. La primera tumba es de un soldado llamado Carrasco, que en estado de ebriedad mató a un oficial, huyó en un motín, naufragó y murió.
Pero la más patética, rodeada por un breve cerco, es la del capitán Paine y su joven esposa. Naufragaron con el buque de pasajeros Swanilda, el 28 de marzo de 1910, cuando iban en viaje de bodas, y es por eso que la joven fue enterrada con su vestido de casamiento y todas sus joyas.
Por Luis Frontera

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PD/Comparto con uds este interesante relato de la Patagonia.